jueves, 21 de diciembre de 2017

Historias verdaderas. Gente como tú.

No sé si me contacto él a mi o yo a él.  Cuando vi su foto en la app quedé cautivado y deseoso.  De 30 cortos, esbelto, barba cuidada, calva prematura. todo un majete como se describe en su perfil. Es demasiado para mi, pensé, pero algo le ha debido resultarle atractivo de mi porque por allí  tengo un chat donde me pide, me manda fotos. Cada una mejor que la anterior (las de él, no las mías🙄). Mucho pa’ mi, me repetía a mi mismo para aminorar el golpe del rechazo cuando se diera.  Al contrario, esa noche, 2 am, me dijo: vente, te abro la puerta desnudo. Aaaaaay! Me lo decía aquella belleza, la que había soñado encontrar en Madrid y en la vida (mejorando lo presente). Era la consumación de un deseo altamente improbable!  Por la hora, los 3 grados de temperatura, la distancia, pero, sobre todo, por los hermanos durmiendo cerquita y yo escapando, furtivamente, en la madrugada, dije que NO y casi me pongo a llorar.  Insólito: insistió. Y como insistí en que no, propuso chateo morboso y paja. Entonces, fue el cansancio lo que me hizo decirle después de varios chats: no puedo y para ser más enfático y cortante (a pesar de mi), agregué: a mi lado duerme mi mujer.  Craso error si lo que quería era dormir; eso lo enloqueció de morbo y empezó con una preguntadera al respecto.  Lo que quería era excitarse más.  Jugué un rato con él calentándolo, le pedí taima, mantener contacto y me dispuse a dormir. Imposible, el sobreexcitado era yo con tanta belleza tentándome. Al otro día amanecí igual  y, por la tarde, me fui a un cuarto oscuro - el Hot- donde labios ardorosos y frenéticos me relajan cada vez que voy desde que lo descubrí el año pasado en Madrid. Mientras, me relajaba, pensaba en él.  Para no frustrarme no quise contactarlo por mas ganas que tenía. En compensación, contemplaba su imagen, leía el caliente chat.                                     Dos o tres días después reapareció a plena luz del día y me dijo: vente.  De inmediato, de nuevo, dije: no puedo.  Ah, insensato yo!  Junto a la insensatez active el atrevimiento y pedí esperar hasta caer la tarde.  No me respondió y asumí mi merecido.  Triste tarde la mía.  Pero como lo que es del cura va pa’ la iglesia,  a la hora del angelus, llegó un mensaje: te vienes?  Y si, me fui.  La dirección me era conocida, demasiado.                 Temía que me pasara lo de días anteriores: un tipo me envió la dirección después de un largo chateo, me fui, toqué el intercomunicador, repiqué el teléfono.  Nada. Volví al app y me había bloqueado.  Casi que lloro.  Esta vez, por el contrario, me dijo por WA: sube, toqué la puerta y me abrió el mismo que había visto en la app, desnudo, bello, con una erección fortísima, unos ojos deseosos y cerrando la puerta, se me abalanzó.  Omito los detalles porque son previsibles, solo mi sensación de incredulidad, de goce por lo que estaba pasando y pasó como durante una hora de infinitas caricias en la que me deleité con el cuerpo, la cara, el pene más bello que he tenido cerca (solo mejorado por lo presente).  Él, comiéndome sin parar sobre el sofá. Mis fantasías cumplidas.  Me invitó a su cama para estar mejor. Allí se dio una dinámica en fantasías que te contaré verbalmente y acabamos. Después de intensos besos post orgásmicos, me ofreció su espalda desnuda que acaricié, besé, por un largo rato, se durmió y cuando me iba, levantó la cabeza, me besó y dijo, para mi mayor felicidad: nos vemos.  A lo mejor una cortesía. Cerré la puerta y al estar en la calle, confirmé: muy cerca está el Hot, el sitio donde más placer y morbo he conseguido en Madrid.  No en vano, él vive allí. 
 Caminé hacia la casa, levité, mejor dicho, con un sentimiento de felicidad que no se me ha apagado.
Anónimo

domingo, 17 de diciembre de 2017

INQUEBRANTABLE Final de Temporada


–“Tranquila que yo te voy a pagar muy bien por ese trabajo, pero tienes que envenenar a esa niña y no vas a ir presa, yo te voy a ayudar” –Se repetía una y otra vez en la cabeza de Juanita que estaba en el supermercado haciendo las compras mientras decidía si llevaba el veneno o no.



Teodoro llegaba al colegio a buscar sus cosas en su locker, al abrirlo encontró todo desordenado y mojado. Tragó saliva y volvió a cerrar. Se fue caminando hasta su salón, al llegar a la puerta lo esperaba su acosador.

–Esto fue lo único que pude salvar de tu locker, lo demás se llenó de pipí, no sé como pasó, hay gente mala. –Le dio un empujón y se fue. Teodoro entró. Ya estaba Lucas sentado en su puesto.



–Castro llenó mi locker de pipí y me mojó todo los libros y carpetas.

–Acúsalo con la profe, dile que fue él.

–Claro que le voy a decir.



En el primer recreo los alumnos salieron de los salones como si fuera el último recreo de sus vidas. Teodoro se fue directo al baño, pero no al que siempre va sino al de los alumnos del otro sector.

Entra y se pone a orinar, en eso escucha que se cierra la puerta y lo agarran por detrás tapándole la boca.

–Ahora vamos a ver que tan marico eres, mira lo que te voy a meter. – Le decía Raúl agiatando su pene con los pantalones abajo mientras sus dos amigos sostenían a Teodoro para que no se moviera y gritara.



Raúl Castro le acercó el pene y sin preámbulo intentó penetrarlo, algo que tensó a Teodoro que intentaba gritar pero no podía.

De repente se escucha la puerta que la intentan abrir. Raúl concentrado restregaba el pene entre las nalgas del niño mientras intentaba penetrarlo. Tocaron la puerta.

–¿HAY ALGUIEN AHÍ? –En un descuido le quitaron la mano de la boca a Teodoro. –SÍÍÍ -Gritó. Los chicos soltaron al niño que se subió el pantalón y corrió a la puerta abriéndola y salió corriendo.





Juanita terminó de hacer la compra y ya estaba en la caja, seguía pensando en el veneno para ratas pero no lo había cogido. –Señora me espera un momento, voy a buscar algo que se me olvidó, ya vengo.

Corrió hacia el pasillo de la limpieza, buscó en la parte de arriba los envases hasta que lo vió, cogió el primero que vio, nerviosa regesaba a la caja donde esperaba para ser atendida.

–Gracias, el veneno, es que tengo que matar a una indeseable.

–Uy si, esas bichas se meten en la casa y luego no hay quien las saque, hay que matarlas.

–Si, eso me dijeron que me dehiciera de ella, a eso voy. Juanita se sonreía nerviosa y sudaba frío.

–¿Se siente bien? Está pálida.

–Si, si, es que las ratas me ponene nerviosa.

–Pero debe tener una invasión, está hasta temblando, mire y le recomiendo uno que se llama tres pasitos es efectivísimo, esas ratas se comen eso y mueren en el acto.

–Bueno…yo, yo me llevo este que ya agarré ya me van a cobrar.

Juanita pagó y le dijo al muchacho que le llevara las bolsas al carro, el chofer la esperaba frente al supermercado.





Teodoro pidió ir al baño antes de la hora del recreo para evitar toparse con los tres amigos, al entrar al baño entró a un cubículo y leyó algo escrito con marcador.



<<Hola me llamo Teodoro Sucre mamo guevo y me dejo coger, tengo 10 añitos llámame  0695 654 367>>

Tomó papel higiénico lo mojó y lo restregó sobre la frase que estaba repetida en todos los cubículos  en otras paredes. Sonó el timbre. El chico estaba rojo de la ira, salió del baño para ir a su salón.



–Chamo, ¿qué es eso que me mandaste por el celular? Mira. –El mismo mensaje del baño se envio a todos sus contactos ya otros más, todo el mundo veía el mensaje.

Teodoro no dijo nada, Lucas al lado de él le daba apoyo pero el chico no movía ni un músculo, regresó a su pupitre y ahí estaba el celular.

–<<Cuida mejor tus pertenencias, logré rescatarlo, tu amigo Raúl>>



El resto de la jornada escolar no hacía más que recibir mensajes hasta que decidió apagar el aparato.





Llegó el día en que Catire invitaba a comer de nuevo a la chica a su apartamento, había cuadrado con Juanita para que comprara los ingredientes, un vino y limpira bien la sala.

–Cambia las sábanas y de esto no se tiene que enterar la señora Yolanda, mira que yo te pago bien para que guardes silencio.

–Juanita solo movía la cabeza



En la cocina, Juanita prepataba el menú mientras pensaba a que plato le ponía el veneno, el pensamiento la llevaba al momento de la chica probar la comida y caer al piso muerta y ella esposada rumbo a la carcel a acompañar a su jefa. Se pasaba las manos por la cara mientras le temblaba el cuerpo, pensaba en los millones que le dio Yolanda. Ese dinero se lo depositó en una cuenta a su hija.



Terminaba de cocinar, aunque torpemente, que no era su estilo, pero los nervios la estaban matando. Estaba decidida a no colocar el veneno en ningún plato. Ya todo estaba casi listo. Los chicos llegarían en cualquier momento.

Buscó un boligrafo y una hoja para anotar unas cosas. Volvió a su mente las palabras de Yolanda, cogió el veneno y leyó las instrucciones, lo volvió a dejar. Llegaron los muchachos.





Teodoro estaba en la entrada del colegio esperando a Francisco, Lucas se despedía de él. El chico le entraron unos nervios al verse solo, y no eran de gratis esos nervios, se acercaba Raúl.

 Se agachó hasta estar q milímetros de la oreja de Teodoro. –No te creas que te libraste de la cogida, eso va y los tres te vamos a coger. Teodoro veía de reojo a Raúl y le vio una cadena gruesa que le colgaba del cuello. Rápidamente la agarró y la haló quedando detrás de Raúl ahorcándolo. Teodoro apretaba con fuerza mientras su cara se enrrojecía y Raúl tumbado en el suelo intentaba zafarse.



Juanita nerviosa les colocó la sopa a cada uno. La mesa estaba impecablemente servida, sencilla pero todo en orden.

–Ya les traigo el vino y el otro plato.

Juanita entró a la cocina y se puso a llorar. Terminó de armar los platos y los llevó.

–Si me necesitan estoy en la cocina recogiendo



–Esto está muy rico mi amor.

–Juanita es una estrella cocinando, yo le pago lo que sea pero ella no se va de aquí.

–Me encanta, además tiene un toque como dulzón rico.

–¿Dulzón? ¿Te parece?

–Si. La chica comenzó a toser y de repente sentía que se ahogaba, Catire se levantó y le gritó a Juanita, la chica botaba espuma por la boca mientras tenía convulsiones y cae al piso, su cara se ponía de un verde pálido.

–JUANITAAAAAA, JUANITAAAAAAA



La chica dejó de moverse. Catire fue a la cocina a buscar a Juanita. Estaba tendida en el piso. Un frasco de veneno abierto reposaba en el mesón.





Teodoro seguía apretando con todas sus fuerzas mientras un grupo de studiantes aupaba a Teodoro que no lo soltara. Las manos del chico estaban blancas de la presión que ejercía, Raúl tenía la cara muy roja , movía las piernas y sus manos intentaban halar el gruso collar.

La piernas ya no se agitaban las manos seguían en en el cuello. Teodoro no soltaba, más bien apretaba más, sus ojos parecía que se saldrían.

Raúl ya no se movía, sus manos cayeron a los lados de su cuerpo. Teodoro soltó. Sus manos tenían los surcos del collar, no podía enderezar los dedos, a pesar del esfuerzo que hizo estaba sereno y apenas respiraba agitado.

Se levantó del piso.

–Yo creo que está muerto. Por lo menos ya no va a molestar a más nadie.

–Los alumnos que estaban haciendo círculo ya no gritaban ,veían el cuerpo inerte de Raúl, las niñas con la mano en la boca, los niños murmuraban entre ellos. Teodoro miraba a Raúl y sonreía.



Llegaban los profesores y el director.

sábado, 16 de diciembre de 2017

INQUEBRANTABLE 4. Capítulo 13


La pesada reja que dividiá el área administrativa de las celdas se abría con un ruido estruendoso.

–Pase, ya sabe el camino.



Ese día Victor iba vestido de traje, algo que nunca había hecho. Mientras pasaba por las celdas de los presos comunes, no paraban los gritos, silbidos y piropos.

–Esooo papi, ven pa devestirte.

–Ven pa darte guevo, aqui es la fiesta.

–Hueles rico mi amor ven pa ensuciarte.

Victor cerraba los ojos y seguía caminando sin mirar a los lados.

Llegó al final del pasillo y cruzó a la derecha. El pequeño cuarto que usaban para sus encuentros íntimos ahora tenía una puerta.

Victor le dio vuelta al pomo y abrió. Entró y cerró la puerta.

–Dale al botón. -Le dijo Carlos

Victor se aflojó la corbata y comenzó a desabotonarse la camisa mientras que veía a Carlos que ya estaba desnudo tocándose el pene. Se desabrochó el pantalón, lo dejó caer y ayudándose con los pies se quitó el pantalón y los zapatos.



Se acercó y comenzó a mamarle el pene a Carlos que lo tenía en extremo erecto y se le marcaban las venas. Victor dejaba caer saliva mientras pasaba su mano y la boca por todo el pene, veía a Carlos que echaba la cabeza hacia atrás cerrando los ojos. Se detuvo, buscó un preservativo y lubricante y se lo colocó a Carlos.



Victor se montó sobre Carlos y fue bajando mientras sostenía el pene. Se lo fue metiendo poco a poco hasta sentarse por completo y ahí comezar a moverse. Victor bajaba subía gimiendo, sus pantorrillas estaban duras, los músculos tensos mientras seguía moviéndose, comenzó masturbarse. Carlos veía como entraba su pene dentro de Victor y se excitaba.



Victor seguía moviéndose mientras se masturbaba y no aguantó más. Acabó soltando el semen frente a Carlos, en su cara, algo que lo excitó más y comenzó a moverse él para correrse.



Victor se bajó de la cama un poco mareado y se fue a limpiar.

–Maaarico, que divina esa acabada y en mi cara uf, verga te moviste como una perra.

Victor estaba callado.

–En tres años sales de aquí si sigues portándote bien como hasta ahora.

–Coño que bien vale, aunque desde aquí tengo varios negocios, sería una lástima dejar esto. ¿Estás arrecho?

–No, estoy cansado y con un trabajón.

–Mmmmm pero eso no te ha impedido salir con tipos.

–¿Perdón? –Victor se colocaba el pantalón

–No te hagas el guevón que estás saliendo con un ingeniero amigo de Ricardo. Papi yo lo sé todo aunque esté encerrado.

Victor volvió a quedarse callado y terminó por vestirse.

–¿Debo despedirme de él hoy porque en cualquier momento lo mandas a matar?

Carlos se rió unos segundos. –Tranquilo, sal con él, tíratelo pero si cuando yo salga de aquí si sigues con él, lo mato yo.

Victor se restregó la cara y se veía visiblemente agotado, se despidió de Carlos sin volver a tocar el tema.



Salió de la cárcel y lo esperaban los dos escoltas que le puso Ricardo.

–Ahora vamos a la cárcel de mujeres.



Llegó a la cárcel para ver a Yolanda, iría al salón de visitas para hablar con ella, mientras cruzaba la el pasillo las mujeres le gritaban.

–Papi, hazme la visita conyugal.

–Ando quesúa, quítame este calor

–¿Que te pasa? Si a ti lo que te gusta es chupar almejas tortillera?

–¡Perra!

–Puta

Comenzaron los gritos y una pelea, Victor apuró el paso y llegó al salón donde estaba Yolanda que ya le habían avisado.



–Esto es una locura, yo me quiero ir de aquí, ¿Cuánto hay que pagar para que agilicen las cosas? Yo no puedo seguir aquí, me quieren matar me tiene fichada.

–Cálmate Yolanda, se están haciendo todas las gestiones para que salga lo más rápido posible pero menos de tres años no será.

–¿Qué? Aquí me van a matar, me la tienen jurada por sifrinita ¿Tu has visto? Tráme un chuzo o un arma, yo la escondo.

–¿Estás loca? No te metas en problemas, pórtate bien.

–En problemas ya estoy. Victor, vamos  a tener sexo, anda, habla para que te dejen entrar a la vista conyugal, por favor, me estoy volviendo loca. La otra vez me agarraron dos tipas y bueno, sabes lo que pasó, no es que me desagradó pero yo quiero a un hombre.

Yolanda agarró por el cuello de la camisa a Victor. –Por favor hazme el amor, lo necesito.

–¡Ya Yolanda Cálmate! –Le quitó las manos de su camisa y se la acomodó.

–¿No te gustó estar conmigo? ¿Estoy vieja, arrugada no te gusto?

–No es eso, Yolanda, no quiero, no me gustan las mujeres.



Hubo un silencio mientras Yolanda ocultaba su cabeza entre sus brazos apoyados de la mesa.

–Me van a matar Victor, me van a matar, pide un traslado a otra celda, hay celdas vacías quiero estar sola, por favor Victor hazme ese favor.

–Voy a hablar con el director de la planta, no te prometo nada

–Yo creo que es gay. Tíratelo si es necesario, yo te pago. –Yolanda le tomó las manos a Victor casi suplicándole que la ayudara.

–Voy a hablar con él y te estoy avisando, por favor no cometas ninguna tontería aquí adentro.



Victor se fue de la cárcel, al entrar al carro, antes de encenderlo llamó a Cristóbal para cuadrar y verse en la noche.





–Préstame el celular para hacer una llamada.

–Bájate de la mula reina, sabes como es.

Yolanda le dio un billete de 5 mil y le dieron el celular

–Minutos ilimitados mami, toma



–<Hola Juanita ¿cómo estás? Es Yolanda, ¿cuéntame que hay de nuevo? Háblame de Catire y la mocosa, Renata>

–<Hola señora, la niña bien, estudiosa, se porta bien, saca buenas notas. El señor Fabio pues trabajando en la televisión, creo que está en teatro.

–No, no, no me interesan esas cosas, a ese niño yo lo mantengo no me interesa sus hobbies. Dime si está saliendo con alguien.

–<Ay señora…bueno…si, casi siempre viene con una chica, no se quién es>.

–<Pues averigua todo. Haz una cosa, compra veneno para ratas y el  día que vaya a comer le pones en su comida y que se envenene tú me dices el día que lo vas  a hacer y cuadramos para que te vayas a tu tierra y te pierdas pero me la matas yo te pago bien.

–Ay señora, ¿cómo voy  matar a alguien?

–<Matándola, ya te dije como, es fácil, no te va a pasar nada, ni se te ocurra matar a Catire porque voy y te mato yo. Te llamo la semana que viene.>


–¿Este carajito que se cree, me va a montar cachos mientras yo aquí encerrada sin poder hacer nada.. no señor. Ay carajita, vas a morir.

viernes, 15 de diciembre de 2017

INQUEBRANTABLE 4. Capítulo 12


Teodoro caminó varias cuadras hasta llegar al lugar. Se puso frente al edificio y marcó el apartamento,
–<¿Quién?>

–<Soy yo papá.> -Miró al vigilante <Teodoro, ábreme pero no le digas a mi mamá que estoy aquí>

Le abrió la puerta y el chico entró al ascensor a esperar que Francisco le marcara el botón.



–¿Qué haces tu aquí, estás loco? Tu mamá me llamó diciéndome que tu vendrías para acá, que le avisara.

–No le digas nada, dile que no vine ella me pegó.

–Porqué me dijo mocoso insolente y yo le dije maldita y me lanzó una cachetada, mira, la llamaron del colegio pero no porque hice nada malo.

Teodoro le explicó lo que había sucedido sin darle mayores detalles.



–Pero tengo que avisarle a tu mamá.

–No, que sufra, ojalá mi papá le pegue.

–Hace un momento me dijiste papá. –Francisco se sonrió.

–Era para que el vigilante no me viera raro.



Francisco no tenía ganas de salir asi que le djo a Teodoro que se quedara viendo televisión o jugando con la tablet. Él se acostó en la cama y se quedó dormido



Teodoro dejó la televisión encendida y buscó su celular para llamar a Lucas.

–<Hola, estoy en casa de Francisco, ¿te puedes escapar y nos vemos en el centro comercial?>

–<Estoy con la señora que me cuida>

–<Cuando se distraiga te vas>

–<Me van a regañar y no tengo plata>

–<Yo si tengo, yo te invito. Son las tres de la tarde, a las cuatro nos vemos.>

Teodoro entró a la habitación de Francisco y revisó su pantalón para buscar la billetera, la cogió y sacó los billetes que habían ahí y revisó las gavetas de la mesita de noche. Se sorprendió al ver varias pacas de billetes de 1.000, cogió uno y se lo metió en el bolsillo.

Buscó las llaves de la casa, abrió la puerta y las dejó de nuevo colgadas. Tuvo que bajar por las escaleras 10 pisos.



Llegó al centro comercial y esperó a Lucas que ya tenía 15 minutos de retraso. Sonó su celular –Debe ser Lucas. -Era Ricardo, no atendió.



¿Dónde coño está este carajito? Ricardo me va a matar ¿que le digo?  Si le digo que no estaba en el colegio me va a decir porqué no puse la denuncia o lo llamé, ay Rebeca piensa, piensa. -Rebeca estaba desesperada aunque Ricardo no llegaría sino hasta la noche, ya se imaginaba todo lo que iba a suceder.





Lucas llegó. –Verga chamo ¿por qué tardaste?

–No podía salir, le dije a la señora que estabas abajo que te iba a abrir.

–¿Estás loco?, va  a pensar que pasó algo.

–Ya , ya deja el fastidio, vamos a comer postres trajiste plata.

–Siii, una paca de billetes de mil, mira. -Le mostró el bolsillo. –Creo que podremos comprarnos algo, unos juegos y tal. Apaga tu celular, yo lo apagué.

–Mi papá me va a matar.

–Tranquilo yo me echo la culpa. -Le dijo Teodoro

Entraron a una heladería y pidieron las copas más grandes, luego se fueron a comer hamburguesas.

Cuando salieron de comer pasaron por una licorería. –Espérame aquí.

Teodoro entró, dio varias vueltas y se fue a una nevera del fondo y sacó cuatro latas de cerveza, se las metió en los bolsillos y dentro del pantalón y salió corriendo sin que lo vieran.

–Corre corre corre.

Se fueron a la feria a la terraza donde habían unas mesas, se sentaron en las últimas de una esquina y Teodoro sacó las latas.

–Dos para ti y dos para mi

–Yo nunca he tomado cerveza

–Pruébala gafo

Cuando se bebían la segunada lata cada uno se acercaron dos vigilantes.

–Ustedes dos, ¿de dónde sacaron esas cervezas?

–¡Corre! –Teodoro jaló a Lucas y salieron corriendo hacia las escaleras mecánicas y no pararon hasta llegar a la entrada y salir corriendo. Cuatro cuadras más allá del centro comercial se detuvieron cansados y con la respiración acelerada.



–No me vuelvas a hacer eso, no me gustan ess cosas. -Le dijo Lucas.

Teodoro se le acercó y le dio un beso en la boca metiéndole la lengua.

–Tu boca sabe a cerveza jajajaja

Teodoro eructó y ambos rieron escandalosamente. Caminaron y llegaron a otro centro comercial más pequeño.

–Vamos a comprarnos algo aquí.



Ya eran pasadas las siete de la noche, se compraron unos juegos, volvieron a comer y se robaron otras cervezas. Teodoro encendió su celular y entraron llamadas perdidas y mensajes

Ambos estaban atontados por el alcohol.

Sonó el celular de Teodoro. Ya pasaban de las ocho de la noche.

–<Aló>

–<¿Dónde coño estás?

–<Holaaa…papá…estoy, estamos…estoy con Lucas, Lucas está conmigo…>

–<Dónde y los busco ¿les pasó algo? Están con alguien?

–<No…no…no, estamos Lucas y yo, aquí...en… ¿dónde estamos? Marico que mareo tengo>

–<¿Teo Teo que te pasa? ¿Te drogaron? ¿Dónde están?>

–Estamos en el centro San Isidro.

–<Ah si, si…papá estamos en el centro… San…¿San? Isidro, Isidro. –La llamada se cortó y Ricardo salió enseguida a buscarlos no sin antes llamar al director de operaciones del centro comercial y advertirle.



Teodoro se sostenía de Lucas que estaba en las mismas condicoones que él. Se acercaron dos vigilantes.

–Disculpen niños, ¿ustedes están perdidos?

–Coño marico corre que nos pillaron. –Salieron corriendo y se cayeron  pero se levantaron y siguieron, se fueron por detrás del centro comercial.



–Chamo, ya por fa, no te vayas a robar más nada.

–Estoy mareado, esto debe ser cuando uno está rascado ¿no? que los adultos beben y hacen estupideces.

Se sentaron en unas escaleras y apoyaron sus cabezas en las piernas. De repente comenzaron a escuchar sus nombres.

–LUCAAAAAS, TEODOROOOOO. LUCAAAAAS, TEODOROOO



Volteraon y vieron a sus papás pero no podían caminar, ellos se acercaron y los abrazaron.

–Hueles a cerveza ¿Qué estaban haciendo?.

–Me robé unas cervezas para beberlas. Yo tuve las culpa señor, yo obligué a Lucas a irse de la casa.

–Ya tú y yo hablaremos. -Le decía Ricardo a Teodoro.



–Gracias por todo Ricardo.

–De nada vale, por los chamos uno hace lo que sea y estos bandidos juntos pues teníamos que venir los dos. ¿Que tienes en el bolsillo? –Ricardo le metió la mano en los bolsillos y sacó varios billetes arrugados. –¿De donde sacaron esta vaina?

Lucas se aferró a la pierna de su papá.

–Se lo quité a mi papá Francisco lo tenía en una gaveta y me lo llevé.

–¿Papá Francisco? Coño carajito te voy a llevar a la clínica estás intoxicado.

–NOOOOO PAPÁ, llévame a casa, no quiero ir a la clinica, yo me acuesto y se me pasa.



Entraron al carro y Ricardo comenzó a interrogar a su hijo.

Le contó exactamente lo que había ocurrido, desde el problema en el colegio hasta el robo  de las últimas cervezas.

Ricardo estaba enfurecido y le daba golpes al volante.

–Tú estás castigado no vas a ir a clases de fútbol, ni tenis, ni natación, te jodiste pero a tu mamá, coño, a tu mamá la voy a poner en cintura por dejarte ir. ¿Y desde cuándo te ves con ese tipo?

–Uuuuf hace aaaños todos los mediodías me buscaba al colegio y me quedaba con él hasta las cuatro de la tarde que me dejaba en casa.

–¿Y por qué. Para qué?.

–No sé que te explique mi mamá. Odio a mi mamá, ¿por qué no te divorcias de ella y nos quedamos nosotros solos?

–Déjala quieta, no le diré nada ahora, la agarró cuando esté mansita y descuidada, la perra esa se va a enterar de quien es el que manda.

–¿Le vas a pegar?

–Eso es lo más sano que le haré.

–Me gustará ver eso.

Ricardo frenó el carro y vio a su hijo, se había quedado dormido en el asiento.

–¿”En que estoy convirtiendo a este carajito? Será un monstruo cuando sea grande”



Llegaron a la casa y Ricardo entró con su hijo en brazos.



–¿Está bien? ¿dónde estaba?

–Está bien, ebrio pero bien, pero conmigo no te hagas la preocupada hija de puta. Hoy no será pero vamos a hablar y a ponerte en los palitos, así que será mejor que pienses muy bien lo que vas a decir y sin mentiras. Voy a acostar a mi hijo.