martes, 5 de diciembre de 2017

INQUEBRANTABLE 4. Capítulo 2


Debajo de las sábanas se reían y daban vueltas, ambos desnudos se empujaban y se tocaba hasta que uno de ellos rozó el pene del otro. Las risas cesaron, solo se escuchaba la fuerte respiración de ambos.

–Mámalo.

–Y si sale esa cosa blanca.

–No, eso sale luego no tan rápido.

Lucas se bajó hasta la entrepierna de Teodoro y comenzó a meterse el pene de su amigo en la boca.

Torpemente le pasaba la lengua y de vez en cuando le rozaba los dientes.

–¡Au marico, no me muerdas!

Lucas retiró la sábana que los cubría y siguió mamando. –Ahora te toca a ti, siempre soy yo.

Teodoro se rió y empujó a Lucas. –Mira, así se mama. Teodoro se introdujo el pene de Lucas y comenzó a mover la lengua, se detenía y succionaba mientras llenaba de saliva todo el miembro.

Lucas temblaba. –Ay chamo para para que me meo, para. –Un líquido transparente salió del glande cuando retiró el pene de la boca de Teodoro, luego orinó.

–¡Corre al baño, que me estás meando la cama!



Lucas regresó a la cama y se acostó al lado de Teodoro.

–Chamo esa vaina que hiciste fue brutal marico, ¿qué hiciste? Eso no lo había sentido antes. ¿dónde aprendiste a hacer eso?

–Viendo en youtube, hay tutoriales.

–Veeerga ¿y eso que me salió que era?

–Eso es líquido preseminal, es como un lubricante natural para facilitar la penetración y aparece cuando estás muy excitado.

–¿Y cómo consigues todo eso? ¿cuándo te metes?

–Cuando me quedo solo, o en las noches que me quedo solo en el cuarto.

–¿Y se lo has hecho a alguien? ¿Mayor que tú? Mi papá tiene una verga grande y gruesa.

–No, solo lo he hecho contigo. Tu mamá debio gozar con tu papá, en la películas las mujeres pegan unos gritos cuando le meten un guevo grande, tengo que bajar el volumen jejeje.

–No me acuerdo mucho de mi mamá, yo estaba pequeño cuando murió.

–Ella no murió, la mataron.

–¿Tú como sabes eso? Mi papá me dijo que estaba enferma.

–Chamo te mintieron, a tu mamá la mataron y fue mi mamá que la mandó a matar.

Lucas abrió los ojos mirando a su amigo, se sentó en la cama.

–Mojonero, te lo estás inventando.

Teodoro comenzó a reirse, gafo, te estoy jodiendo. Lucas se volteó y apoyó su cabeza en sus manos, sus brazos reposaban en sus piernas, se puso a llorar. Teodoro le puso la mano en la espalda y puso cara de preocupado, sabía que había hecho mal, aunque no le mintió al niño. –Discúlpame chamo, era broma, perdón. Ven mámamelo de nuevo, anda.

Lucas se volteó y abrazó a su amigo. –Te quiero mucho. –Teodoro se sorprendió con esa revelación que no entendía nada.

–Ya vas a cumplir 11 años, ¿te van a hacer fiesta?

–No sé…mi mamá no creo que me la esté organizando, ella no me quiere. Anda chúpame el pipí pues.



Lucas comenzó a hacerlo, seguía rozando sus dientes pero Teodoro lo dejó.



Alguien se acercaba a la puerta de la habitación, apoyó la oreja a la puerta y no escuchaba nada, despacio le dio la vuelta al pomo y abrió.



–¡TEODORO, LUCAS! ¿Qué hacen?

Lucas se metió debajo de las sábanas y Teodoro se tapó con la almohada y corrio donde estaba Ana que se iba.

–No, no, no, no te vayas, no le digas a mi papá.

–Tú papá no está, la que está es tu mamá.

–Ella no me importa. No le digas nada a  mi papá por fa, por fa por fa.

Ana lo vio a los ojos y le sujetó la barbilla.

–No le voy a decir nada a tu papá y menos a tu mamá. –Se le volvió a quedar viendo a los ojos y ambos sonrieron. –¿Tú crees que yo no hice estas cosas cuando niña? –Le dijo bajando la voz para que Lucas no escuchara que seguía bajo las sábanas.

–¿Lo hiciste con una mujer? Guácala.

Ana le dio un manotón en la cabeza. –Vístanse, quédense aquí pero vístanse que les traigo algo para merendar.

Ana los dejó solos de nuevo y Teodoro regresó a la cama quitándole la sábana a Lucas.

–Cagón, sal de ahí.

–Dejaaaa. Que pena me vio mamándote el guevo.

–Naaah que importa, ella es pana.

–Ella te quiere mucho.

–Si, más que mi mamá si, de hecho ella es la que me ayuda en todo y me salva de mi papá jejeje

Volvieron a hacerse cosquillas y dieron varias vueltas en la cama hasta que se detuvieron.

–¿ y este tipo que te ves con él en las tardes?

–¿Francisco?  Bien, muy de pinga, es fino salir con él, me lleva para todos lados, hablo de todo con él, bueno las poco ‘e cosas que no hago con mi papá que se la pasa trabajando lo hago con él, me compra vainas, yo creo que es gay, no se me trata con mucho cariño y me besa, antes antes me vestía y me limpiaba el culo y todo hasta que le dije que yo lo hacía.

–¿Y si te dice que quiere cogerte? ¿te dejas?

–No sé, esa vaina debe doler, pero no creo que pase, es que yo creo que él es mi papá, de verdad, él me lo dijo una vez pero yo estaba carajito, pero el me lo ha insinuado.

–Yo quisiera tener sexo con alguien.

–¿Que alguien te coja?

–Si pues, pero no sé.

Teodoro se sonrió y se tocó la barbilla. –¿Te lo meto?

–No, no, no, eso duele.

–¿Cómo sabes? No te has metido un guevo.

–Tu lo dijiste que las mujeres gritan.

–Bueno porque los tipos lo tienen grande, son unas vainas así, -Hizo un gesto con su brazo mostrándole la dimensión de los penes.

–Arrodíllate en la cama y sube el culo.

–Échate crema.

Teodoro fue a su baño y buscó una crema pero no había, cogió un gel de baño. –Yo creo que esto sirve.

–¿Ya lo tienes duro?

–Si, no se me baja, ponte.



–Despacito , despacito que duele

Teodoro iba metiéndolo despacio, pero Lucas no paraba de quejarse.

–Chaaamo no hagas ruido que nos van a oir.

Tocaron la puerta pero no escucharon porque Lucas no paraba de quejarse.



Lo que se escuchó fue el estruendo de la bandeja de acero caer al piso con unos sandwices y unos vasos con merengada. La muchacha de servicio quedó impactada al verlos en la cama teniendo sexo.

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