lunes, 11 de diciembre de 2017

INQUEBRANTABLE 4. Capítulo 8


Victor se levantaba de madrugada para llevar a Teodoro a su casa para que lo llevaran al colegio. La noche anterior fue extraña. Teodoro durmió abrazado a Victor, de vez en cuando acariciaba su cara pero no se despegó de él en toda la noche.

–Dormí muy bien contigo, sentir tu calor. –Fueron palabras que no se le iban de la cabeza al abogado.



Entró al estacionamiento de la casa de su compadre Ricardo y antes de bajarse tomó del brazo a Teodoro.

–No le cuentes a tu papá que dormimos juntos ni que te abrazaste a mi.

–¿Por qué? ¿Tiene algo de malo eso? Eres mi padrino. –Se le acercó y le dio un beso en la mejilla por unos segundos. –No diré nada, eso quedará entre los dos.

–A ver espera, no es que es un secreto. “¿Qué hago yo razonando estas cosas con un niño de 10 años?” Me refiero que no cuentes ciertas cosas que se puedan malinterpretar.

–Padrino, te quiero mucho. –Se bajó del carro e inmediatamente después lo hizo Victor para entrar a la casa.



Llegaron a la puerta, les abrió Ana.

–Buenos días Ana ¿cómo estás? ¿Ricardo sigue en la casa?.

–Buenos días, si, está tomando un café en la cocina. Mi amoor ¿cómo estás, cómo la pasaste con tu padrino?

–Que te cuente él, yo la pasé super, quiero repetir.

–Que bien, sube a  cambiarte que te puse el uniforme limpio en la cama.



–¿Te quedaste a dormir anoche aquí?

–Si, me quedé con Ricardo si esa es tu verdadera pregunta.

–¿Y Rebeca?

–Durmiendo.

–No, si dijo algo.

–La verdad es que me importa bien poco lo que piense ella. Te cuento un secreto, Teodoro va a tener un hermanito.

Victor se sorprendió abriendo los ojos –¿Rebeca está embarazada?.

–No chico, yo, tengo dos meses.

Victor comenzó a recorrerle un calor por la espalda y aspiró aire para no hablar y decir algo indebido. –Voy a la cocina.

–¿No me felicitas?

–Bueno, es que no sé si felicitarte, te embarazaste de un hombre casado y viviendo en la casa de ese matrimonio.

–Eso suele pasar, es común, no estoy innovando.

Victor dio media vuelta y siguió hacia la cocina.



–Hola Ricardo.

–¡Epa Compadreee! ¿cómo la pasaste con el ahijado?

–Bien, bien, se está cambiando para ir al cole.

–Ya lo voy a saludar. Coño que bueno que estás aquí, dame la cola para Islote, tengo que ver un apartamento y chequear lo del yate.

–¿Un aparatamento?

–Luego te cuento, aquí no puedo hablar.

–¿Y me tengo que quedar contigo?

–Si quieres, sino te vas y yo resuelvo luego, no hay peo, ¿tienes que estar en la oficina?

–Bueno si, pero ahí está mi asistente, yo puedo resolver por el celular varias cosas con ella y luego ella acomoda todo.

–No se diga más, ven desayuna. Carmen, sírvale desayuno al señor Victor.

–Tengo que montar, el desayuno de la señora está apartado.

–Bueno, le da a Victor el de la señora, cuando despierte verá que come, sirva.





Terminaron de desayunar y salieron de la cocina, Ya Ana estaba vestida y Rebeca regresaba de dejar al niño en el colegio.

–Hola Victor.

–Hola Rebe.

–¿ustedes van a salir juntos?

–Si, vamos a revisar unas vainas de los locales y ver unos locales nuevos que quiero comprar.

–¿Puedo ir con ustedes?

–No, no puedes, la verdad es que no quiero que vayas. Ana, ¿te quieres venir? Necesito apoyo para unas llamadas y transferencias.

Rebeca dio la vuelta y subió las escaleras para irse a su cuarto, pero se detuvo. –CARMEN SUBEME EL DESAYUNO A MI CUARTO POR FAVOR.



–Era jodiendo mi amor, me voy solo con Victor. –Le dio un beso en la boca a Ana. –Pero si necesito que estés disponible para hacer unos pagos, yo te digo de que cuenta.

–Seguro jefe. –Le guiñó el ojo.



–¿No te da verguenza tener a la amante metida en tu casa? -Le decía Victor mientras iban hacia el carro.

–Manejo yo porque tu eres demasiado jeva manejando. ¿Verguenza?  No. ¿Pero tú que vas a hablar si te acuestas con el carajo que mató a tu esposa? Y además tiran en la cárcel, o sea más bizarra la vaina, dos carajos en visita conyugal, sólo en este país.

–El paga para que eso ocurra.

–Ay que lindo, como lo justificas.

–¿De verdad dejaste preñada a Ana? Qué bolas tienes tú, metes a la amante a trabajar contigo, la metes en tu casa y la embarazas.

–Bueno si la maldita de Rebeca no queda embarazada ¿qué hago? Quiero otro bebé.

–Llévala a una vaina de fertilización

–¿Para qué, ella no quiere a Teodoro y menos a su otra hija?

–Pero no me parece, es vaina que hiciste NO ME PARECE, ESTAS CASADO GUEVON, ERES DIPUTADO, Y EMBARAZASTE ANA NO JODA.

–¿Marico que te pasa? Pareces el cacho que amaneció menstruando bájale dos.

Victor lo vio la cara y volteó a la ventana del carro. ­–Eres un pobre guevón machista y patán.

–Yo sé lo que te pasa a ti, te da arrechera que no seas tu el que quedó embarazado jajaja. Verga marico, pasan los años ¿y sigues enamorado de mi?.

Victor no volteaba, tenia su mano apretando su labio inferior aguantando las ganas de llorar pero una lágrima se escurría por su mejilla.



Ricardo entró a una estación de servicio y detuvo el carro a un lado.

–Victor, Victor, marico voltea.

Victor volteó y tenía los ojos hinchados. Se miraron a los ojos y así estuvieron unos segundos.

–¿Qué voy a hacer contigo? Eres mi pana, el carajo que sabe todo de mi, quien me saca de los peos, me lleva el dinero, los negocios, mi compadre. Marico te adoro, pero no estoy enamorado de ti ni lo voy a estar, no estoy en tu acera y estoy casado.

Victor se le abalanzó encima dándole un beso en la boca a Ricardo, que no rechazó pero no lo tocó y dejó que terminara.



Se separaron, Victor se limpió las lágrimas con sus manos y volvió a ver a Ricardo a los ojos.

-¿Ya? ¿Más tranquilo? Necesitabas besarme, eso era.

–Verga guevón, tú no entiendes nada.

–¿Qué? ¡marico, el que no entiendes eres tú! Ya te he explicado NO SOY MARICO, NO SOY MARICO  y tu empeñado en tener algo conmigo.

–En el corazón no se manda, yo no decido de quién me enamoro.

–Aaaay verga no, marico, que jeva eres, de verdad, déjame salir de aquí y agarrar autopista. Marico, voy a hablar con Cienfuegos para que te de un personaje de sufrida en una novela, que dramática eres.

–Sí, tómatelo a chiste, no sé para que vine.

–Porque me tienes que ayudar, por cierto el que me va a dar el apartamento creo que juega pa tu bando. Es un carajo que le hice unas vainas desde el parlamento, moví unas teclas y me regaló uno de los apartamentos que está construyendo en Islote.

Victor suspiró hondo, sabía que el tema se había cerrado.

–Ajá y ¿que carajo le hiciste para que te regalara un apartamento?

–Unos permisos de obra para unos terrenos protegidos, va a construir un complejo en la ciudad. El apartaco me lo da con cocina, nevera, lavadora y secadora.

–Vaya, sabes moverte.



Siguieron el camino escuchando música hasta que Victor bajó el volumen.

–Me dejas que te mame el guevo aunque sea.

Ricardo volteó a verlo. –Marico ¿en serio? De pana que te gusta el drama, a ver me quieres mamar el guevo, ajá, ¿y después? Volvemos con el temita “es que yo te amo bla bla bla.

–¿Me dejas que te mame el guevo? Tengo ganas.

Ricardo lo volvió a  ver se sonrió y comenzó a bajarse el cierre, pero Victor le quitó la mano y comenzó a desabrocharle el pantalón.



Aún flácido, Victor lo intordujo en su boca, mojándolo completamente y succionando para que se pusiera rígido. Movía su lengua con velocidad.

–Marico dale despacio me vas a hacer acabar.

Ya una vez erecto, Victor se lo introducía completo en la boca traspasando su garganta, volvía a sacarlo y su lengua jugaba con el glande y luego de nuevo en la boca.

–Verga mamas mejor que Rebeca y Ana y mira que las dos son bien putas, pero tú lo mamas no joda, sigue marico.



–Viene una alcabala, pero no te pares, voy lento y ya voy a acabar.

Victor comenzó a mover su cabeza con rapidez mientras la saliva deslizaba por los bordes de su boca y corría hacia los testículos de Ricardo.

–Ay,a ya, ahí voy. –Le puso la mano en la cabeza y se corrió en la boca de Victor que iba tragando mientras seguía disfrutando del pene de su compadre.



–Maaaarico que acabada, ¡párate ya, que están los guardias! Coño pásame un trapo pa taparme el guevo.

El guardia extendió la mano para que se detuvieran. Ricardo bajó el vidrio al igual que el de Victor.

–Ciudadano, ¿que trae ahí abajo? Deme sus documentos.

–Oficial, soy diputado, voy a una reunión. -Mostró el carnet que lo acreditaba como funcionario del congreso y el guardia lo dejó pasar.

–Menos mal que traía el carnet marico, me tocaba bajarme con la verga parada.

–¿Te gustó la mamada?

–Sabes que sí. Mamas mejor que una jeva marico, que divina esa boca.

–Para que veas lo que te estás perdiendo a diario.

–Si, si, deja la mariquera que eso solo lo hago porque eres tú. Mira, este es el edificio.



Una enorme torre de 20 pisos, el apartamento que le iban a regalar a Ricardo quedaba en el piso 16 justo el que tiene el balcón que sobresale del edificio. Tres habitaciones, dos baños, sala, comedor y cocina, dos puestos de estacionamiento y un maletero. Piscina, gimnasio y sauna.



–Y lo tenías bien guardadito esto, no me habías contado.

–Por eso estás aqui mariquito, lo voy a poner a tu nombre, te traje para eso y cuadres con este carajo para la firma.

–Vaya, que manera de reinvindicarte conmigo. No puedo ser tu novio pero te doy apartamento en la playa.

–Tú si eres mamagüevo.

–Lo sabes muy bien.



Subieron en el ascensor.

–Cuando veas a este carajo seguro te gusta, es guapo el coñoemadre. O quizás le gustes, ahí ven.

–¿Me estás buscando novio?
–No, estoy cerrando un negocio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario