domingo, 17 de diciembre de 2017

INQUEBRANTABLE Final de Temporada


–“Tranquila que yo te voy a pagar muy bien por ese trabajo, pero tienes que envenenar a esa niña y no vas a ir presa, yo te voy a ayudar” –Se repetía una y otra vez en la cabeza de Juanita que estaba en el supermercado haciendo las compras mientras decidía si llevaba el veneno o no.



Teodoro llegaba al colegio a buscar sus cosas en su locker, al abrirlo encontró todo desordenado y mojado. Tragó saliva y volvió a cerrar. Se fue caminando hasta su salón, al llegar a la puerta lo esperaba su acosador.

–Esto fue lo único que pude salvar de tu locker, lo demás se llenó de pipí, no sé como pasó, hay gente mala. –Le dio un empujón y se fue. Teodoro entró. Ya estaba Lucas sentado en su puesto.



–Castro llenó mi locker de pipí y me mojó todo los libros y carpetas.

–Acúsalo con la profe, dile que fue él.

–Claro que le voy a decir.



En el primer recreo los alumnos salieron de los salones como si fuera el último recreo de sus vidas. Teodoro se fue directo al baño, pero no al que siempre va sino al de los alumnos del otro sector.

Entra y se pone a orinar, en eso escucha que se cierra la puerta y lo agarran por detrás tapándole la boca.

–Ahora vamos a ver que tan marico eres, mira lo que te voy a meter. – Le decía Raúl agiatando su pene con los pantalones abajo mientras sus dos amigos sostenían a Teodoro para que no se moviera y gritara.



Raúl Castro le acercó el pene y sin preámbulo intentó penetrarlo, algo que tensó a Teodoro que intentaba gritar pero no podía.

De repente se escucha la puerta que la intentan abrir. Raúl concentrado restregaba el pene entre las nalgas del niño mientras intentaba penetrarlo. Tocaron la puerta.

–¿HAY ALGUIEN AHÍ? –En un descuido le quitaron la mano de la boca a Teodoro. –SÍÍÍ -Gritó. Los chicos soltaron al niño que se subió el pantalón y corrió a la puerta abriéndola y salió corriendo.





Juanita terminó de hacer la compra y ya estaba en la caja, seguía pensando en el veneno para ratas pero no lo había cogido. –Señora me espera un momento, voy a buscar algo que se me olvidó, ya vengo.

Corrió hacia el pasillo de la limpieza, buscó en la parte de arriba los envases hasta que lo vió, cogió el primero que vio, nerviosa regesaba a la caja donde esperaba para ser atendida.

–Gracias, el veneno, es que tengo que matar a una indeseable.

–Uy si, esas bichas se meten en la casa y luego no hay quien las saque, hay que matarlas.

–Si, eso me dijeron que me dehiciera de ella, a eso voy. Juanita se sonreía nerviosa y sudaba frío.

–¿Se siente bien? Está pálida.

–Si, si, es que las ratas me ponene nerviosa.

–Pero debe tener una invasión, está hasta temblando, mire y le recomiendo uno que se llama tres pasitos es efectivísimo, esas ratas se comen eso y mueren en el acto.

–Bueno…yo, yo me llevo este que ya agarré ya me van a cobrar.

Juanita pagó y le dijo al muchacho que le llevara las bolsas al carro, el chofer la esperaba frente al supermercado.





Teodoro pidió ir al baño antes de la hora del recreo para evitar toparse con los tres amigos, al entrar al baño entró a un cubículo y leyó algo escrito con marcador.



<<Hola me llamo Teodoro Sucre mamo guevo y me dejo coger, tengo 10 añitos llámame  0695 654 367>>

Tomó papel higiénico lo mojó y lo restregó sobre la frase que estaba repetida en todos los cubículos  en otras paredes. Sonó el timbre. El chico estaba rojo de la ira, salió del baño para ir a su salón.



–Chamo, ¿qué es eso que me mandaste por el celular? Mira. –El mismo mensaje del baño se envio a todos sus contactos ya otros más, todo el mundo veía el mensaje.

Teodoro no dijo nada, Lucas al lado de él le daba apoyo pero el chico no movía ni un músculo, regresó a su pupitre y ahí estaba el celular.

–<<Cuida mejor tus pertenencias, logré rescatarlo, tu amigo Raúl>>



El resto de la jornada escolar no hacía más que recibir mensajes hasta que decidió apagar el aparato.





Llegó el día en que Catire invitaba a comer de nuevo a la chica a su apartamento, había cuadrado con Juanita para que comprara los ingredientes, un vino y limpira bien la sala.

–Cambia las sábanas y de esto no se tiene que enterar la señora Yolanda, mira que yo te pago bien para que guardes silencio.

–Juanita solo movía la cabeza



En la cocina, Juanita prepataba el menú mientras pensaba a que plato le ponía el veneno, el pensamiento la llevaba al momento de la chica probar la comida y caer al piso muerta y ella esposada rumbo a la carcel a acompañar a su jefa. Se pasaba las manos por la cara mientras le temblaba el cuerpo, pensaba en los millones que le dio Yolanda. Ese dinero se lo depositó en una cuenta a su hija.



Terminaba de cocinar, aunque torpemente, que no era su estilo, pero los nervios la estaban matando. Estaba decidida a no colocar el veneno en ningún plato. Ya todo estaba casi listo. Los chicos llegarían en cualquier momento.

Buscó un boligrafo y una hoja para anotar unas cosas. Volvió a su mente las palabras de Yolanda, cogió el veneno y leyó las instrucciones, lo volvió a dejar. Llegaron los muchachos.





Teodoro estaba en la entrada del colegio esperando a Francisco, Lucas se despedía de él. El chico le entraron unos nervios al verse solo, y no eran de gratis esos nervios, se acercaba Raúl.

 Se agachó hasta estar q milímetros de la oreja de Teodoro. –No te creas que te libraste de la cogida, eso va y los tres te vamos a coger. Teodoro veía de reojo a Raúl y le vio una cadena gruesa que le colgaba del cuello. Rápidamente la agarró y la haló quedando detrás de Raúl ahorcándolo. Teodoro apretaba con fuerza mientras su cara se enrrojecía y Raúl tumbado en el suelo intentaba zafarse.



Juanita nerviosa les colocó la sopa a cada uno. La mesa estaba impecablemente servida, sencilla pero todo en orden.

–Ya les traigo el vino y el otro plato.

Juanita entró a la cocina y se puso a llorar. Terminó de armar los platos y los llevó.

–Si me necesitan estoy en la cocina recogiendo



–Esto está muy rico mi amor.

–Juanita es una estrella cocinando, yo le pago lo que sea pero ella no se va de aquí.

–Me encanta, además tiene un toque como dulzón rico.

–¿Dulzón? ¿Te parece?

–Si. La chica comenzó a toser y de repente sentía que se ahogaba, Catire se levantó y le gritó a Juanita, la chica botaba espuma por la boca mientras tenía convulsiones y cae al piso, su cara se ponía de un verde pálido.

–JUANITAAAAAA, JUANITAAAAAAA



La chica dejó de moverse. Catire fue a la cocina a buscar a Juanita. Estaba tendida en el piso. Un frasco de veneno abierto reposaba en el mesón.





Teodoro seguía apretando con todas sus fuerzas mientras un grupo de studiantes aupaba a Teodoro que no lo soltara. Las manos del chico estaban blancas de la presión que ejercía, Raúl tenía la cara muy roja , movía las piernas y sus manos intentaban halar el gruso collar.

La piernas ya no se agitaban las manos seguían en en el cuello. Teodoro no soltaba, más bien apretaba más, sus ojos parecía que se saldrían.

Raúl ya no se movía, sus manos cayeron a los lados de su cuerpo. Teodoro soltó. Sus manos tenían los surcos del collar, no podía enderezar los dedos, a pesar del esfuerzo que hizo estaba sereno y apenas respiraba agitado.

Se levantó del piso.

–Yo creo que está muerto. Por lo menos ya no va a molestar a más nadie.

–Los alumnos que estaban haciendo círculo ya no gritaban ,veían el cuerpo inerte de Raúl, las niñas con la mano en la boca, los niños murmuraban entre ellos. Teodoro miraba a Raúl y sonreía.



Llegaban los profesores y el director.

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