jueves, 21 de febrero de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 19


PESADILLA.

Bernardo abrazó a Oliver y descendieron lentamente flotando en el aire. Mientras lo hacían se besaban en la boca como si más nada ni nadie existieran, pero los vehículos en la autopista frenaban viendo dos cuerpos flotando en el aire en la oscuridad, en el contraluz que generaban las luces de la obra. Llegaron al foso y se perdieron de las miradas de la gente que retomó la habitual velocidad en la autopista.
-Te quiero coger.
-Cógeme aquí, ahora.
Bernardo comenzó a desabrocharle el pantalón y lo dejó caer, hizo lo mismo con el suyo. Oliver se bajó el interior. Bernardo lo volteó con fuerza y lo pegó de la pared del foso.
-Ponte condón.
-Confía en mí.
-Dame la leche.
Bernardo no respondió, escupió su mano y la pasó entre las nalgas de su novio, volvió a escupir y su mano humedeció su pene. Lo penetró. Su mano izquierda empujaba la cabeza de Oliver contra la pared, su otra mano abría una nalga mientras su pene entraba dentro de su novio.
Oliver sentía dolor pero lo disfrutaba, apretaba los dientes mientras su cara estaba aprisionada a la pared.
Bernardo empujaba con fuerza, el pene erecto de Oliver se doblaba con cada embestida, tuvo que acomodarse para no maltratarse.
Gruñía con cada empujón, Oliver gemía y pedía más, llevó sus manos a sus nalgas y las abrió,  Bernardo empujó más e introdujo todo su pene.
Arriba, el policía los miraba, se tocaba sobre el pantalón pero no pudo resistir ver ese espectáculo de sexo y sacó su pene por el cierre del pantalón; comenzó a masturbarse.

-¡Voy a acabar, me vengo!
-Ya vaaa, todavía no, ya va sigue, me la quiero tragar.
Bernardo daba los últimos empujones, cerró sus ojos para concentrarse y no eyacular, pero Oliver lo echó hacia atrás, el pene salió de su cuerpo y se estremeció pero se agachó y lo introdujo en su boca. El policía no podía creer lo que veía y se masturbaba con rapidez pero no llegaba, estaba sudando y su pene con una rigidez extrema.
Oliver lo mamaba bruscamente, se lo metía todo mientras Bernardo lo halaba del cabello.
-Ahora si me voy a venir, sal, sácate.
Oliver no le hizo caso y lo abrazó rodeando sus caderas y entrelazando sus manos en las nalgas de Bernardo, apretó y este no pudo aguantar el semen y soltó el chorro dentro de Oliver. Un grito de liberación se escuchó en el silencio de la noche.
-Noooo, noooo. - decía en susurros el policía que aún no había acabado.

Oliver tragaba las últimas gotas de semen mientras veía en penumbras a Bernardo. Cayó al suelo, Oliver se sentaba. Escucharon un gemido ahogado y vieron caer gotas de semen del policía que iba descargándose luego de presenciar el sexo en vivo.
-Vaya, otro que también disfrutó.

El hombre salió corriendo a la garita.

-Eres un bárbaro tirando.
-Tú me provocas.
Oliver bajó la cabeza, Bernardo se sentó. -¿Qué te pasa, no lo pasaste bien?
-Bernardo ¿quién eres tú, de dónde saliste?
-Soy una persona normal que cuando niño le sucedió algo extraordinario y a la vez fue una maldición.
Le contó lo que le había sucedido, volvió a demostrarle las cosas que podía hacer y las cosas que había hecho que salieron en los medios de comunicación y las redes sociales. Oliver se levantó y se acomodó el pantalón, caminó, se pasaba las manos por la cabeza. No entendía bien, estaba nervioso y asustado.
-¿Y cómo pretendes que yo asimile todo esto?
-No sé mi amor, no puedo obligarte a nada, esto es lo que hay, tengo esta condición, un don, una maldición, como lo quieras ver, pero está y he lidiado con eso y le he sacado provecho en beneficio de la gente, no sé si mío.
-¿Has robado un banco, carros?
Bernardo se rió y negó con la cabeza.
-Con razón eres así en el sexo, un animal, puedes hacer lo que quieras.
-Esta noche hiciste el amor con Bernardo, la persona normal sin poderes, no alteré nada.
-¿Y por qué tu semen no me mató entonces?
-No lo sé, protejo a los que amo.
-¿Amas al tipo este, a Kimberly? Tampoco lo mataste con tu semen.
Bernardo se levantó del piso. -Debe ser eso.
-¿Vas a seguir viéndote con él, ella? ¿Vas a mantener la relación con ambos? ¿Cómo queda lo nuestro? Bernardo yo...mierda...tienes unos poderes raros, eres inmortal y encima tengo que compartir tu amor con un trans.
Bernardo lo abrazó y comenzó a llorar.
-Los amo a los dos, de distintas maneras pero los amo y no quiero perderlos. Coño y yo no pedí tener estas facultades pero las tengo y quiero usarlas para hacer cosas buenas.

Se besaron, Oliver le pasó la mano por la mejilla y le dio un beso en la boca.
-Yo tampoco quiero perderte, pero necesito procesar todo esto, yo ahora me quiero ir a mi casa, estar solo, pensar. Hoy disfruté estar contigo pero todo esto ahora me sobrepasa. Sácame de aquí.
-Bernardo con una media sonrisa y encogiendo los hombros le dio la mano a Oliver y, de nuevo levitando, salieron del foso.
Caminaron hacia el carro, abrió la maleta y sacó una botella de ron.
-Se la voy a dar al policía, espérame aquí.

-Lo prometido, no te puedes quejar, te di plata, una peliculita de sexo en vivo y un ron.
-Fino jefe, coño es que oí gritos y me acerqué y vi esa vaina y bueno, uno no es de hierro. Eso me puso quesúo y con la verga tiesa.
-Otro día venimos y nos lo cogemos los dos a mi novio.
-Si va jefe, plomo.
Bernardo le guiñó el ojo. -Le digo eso a Oliver y me mata jajaja. -Pensó Bernardo mientras regresaba al carro.

Oliver estaba apoyado en el carro cuando se acercó Bernardo y lo abrazó.
-¿Cómo te sientes?
-Extraño, no sé, la cabeza me da vueltas.
-¿Quieres que pase la noche contigo?
-No, te dije que quiero estar solo, pensar.
Bernardo se le acercó y le habló a centímetros de su cara.
-Está bien, pero mañana nos vemos. -Le dio un beso en la boca.

-Bueno par de maricos, bájense de la mula o me los quiebro.
Ambos se quedaron pegados al vehículo con las manos en alto.
-Chamo baja el arma. -Bernardo volteó hacia la garita.
-Al paco lo puse a dormir.
-Baja el arma y te vas por donde viniste. -Le decía Bernardo mentalmente al ladrón.
-Soy de los tuyos mamaguevo, a mi no me vas a joder. -Le disparó en el pecho a Oliver que cayó al suelo inconsciente.
Bernardo lo vio caer y se le lanzó encima al malandro que comenzó a correr pero ya lo había agarrado. 
Le daba golpes en la cara, uno tras otro mientras gritaba y el ladrón reía, su nariz sangraba.
Lo dejó tirado ahí, con la cara ensangrentada.
-Ja ja ja  sigo vivo papá, ya te dije soy como tú.
-¿Cómo sabes que soy como tú? -Recogió el arma y antes que el malandro respondiera le descargó el arma en el rostro destrozándosela.
Se le quedó mirando, mientras su repiración estaba entrecortada, volteó hacia Oliver.
-OLIVER, OLIVER, NO TE MUERAS, HABLAME, HABLAME POR FAVOR, NO TE MUERAS, NO TE MUERAS MALDITA SEA NO TE MUERAAAAS.

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