lunes, 11 de febrero de 2019

VENGANZA INFINITA. Capítulo 11


CONTAR LA VERDAD.

-<Te he estado llamando, ¿Qué pasó? ¿No nos íbamos a ver?>
-<Hola lindo discúlpame me surgió un inconveniente personal que aún estoy resolviendo, ahorita no te puedo explicar, más tarde hablamos>
-<¿Pero qué pasó?>
-<Ahora no te puedo explicar> Colgó la llamada.
-¿Vas a dejar al pobre sin explicarle? ¿A mí me vas a explicar?
Bernardo frenó el auto volteó hacia donde estaba Kimberly y, apretando con los dedos en el cuello la puso a dormir.

Llegaron a la casa, Bernardo tocó el timbre, cargaba a Kimberly.
La enfermera abrió la puerta, se sorprendió al ver a Bernardo cargando a una mujer aunque observándola bien tenía dudas si era hombre o mujer.
-Está dormida, la voy a acostar en el cuarto de huéspedes.

Bernardo la tumbó en la cama, se sacó el celular del bolsillo y tenía varios mensajes de Oliver.
--¿Pero no me puedes contar?--
--¿Me dices esa vaina y me dejas preocupado, ¿Qué pasó?--
--Avísame y te llamo--
Bernardo se restregó los ojos con los dedos y soltó un suspiro.
--Estoy en mi casa mi amor, pero hablamos más tarde por favor, déjame resolver, no es nada malo, un beso--

Cerró la puerta y comenzó a desvestir a Kimberly. Cuando ya estaba completamente desnuda, Bernardo se sentó en la cama al lado de ella.
Pasaba suavemente sus dedos por los pechos, rozaba los pezones y bajaba hacia el ombligo, seguía bajando hasta llegar al pene que estaba flácido. Lo tocó, suavemente deslizaba sus dedos sobre el miembro, retrajo el prepucio dejando al descubierto el glande. Se agachó y besó el pene, lo puso a un lado y tocó los testículos suavemente.
-Eres hermosa, no deberías trabajar en la calle.
Se acercó a sus labios y la besó. Se levantó y salió de la habitación para buscar algo de ropa o una bata.

Bernardo fue a la habitación de su madre a buscar en el clóset. La enfermera que estaba en la cocina, deja lo que está haciendo y se acerca al cuarto de huéspedes. Abre la puerta y ve a la mujer acostada en la cama, ve sus pechos, entra, al acercarse ve el pene y se pone la mano en la boca pero no se aleja más bien se acerca a observar. Mira el pene y ve las tetas de la mujer. -¿Qué es esto?
-Algo que no le incumbe señora.
La enfermera da un brinco del susto y voltea a ver a Bernardo que la ve a los ojos.
-Ve al cuarto de mis padres y lo que acabas de ver se te va a olvidar.
La enfermera con el susto en sus ojos sale de la habitación. Kimberly despierta, no sabe dónde está y se tapa.
-¿Dónde estoy, que hago desnuda?
-Estas en mi casa tranquila.
Kimberly poco a poco iba recordando lo que pasó se pone de pie.
-Eres hermosa Kimberly.
-Gracias papito, pero quiero saber que pasó luego de los disparos.
-¿Quieres ducharte, comer, qué quieres hacer?
-Quiero que me expliques.
Bernardo la besó en la boca y le hizo olvidar lo que ocurrió después de los disparos.
-Te dispararon, pero fue un roce y yo te rescaté, fuimos al médico. Fue más el golpe al caerte.
-Gracias a Dios, yo recuerdo que ese policía me disparó, luego no recuerdo nada. -Se quedó pensativa. -Hoy tengo que trabajar, tengo un cliente importante 
-No señorita usted va a descansar, voy a decir que te hagan un buen desayuno. Ve a ducharte.
-Me siento mareada como para ducharme.
-Vamos a bañarnos juntos.
-Eso me gusta más.

Entraron a la amplia ducha de la habitación de Bernardo. Él comenzó a enjabonarla. Pasaba el jabón por entre los pechos, los pezones los tenía endurecidos, Bernardo los tocaba con el pulgar y el índice. 
-¿Puedo chuparlos?
-¿Tú no tienes novio?
-La pregunta fue clara con una respuesta cerrada, dime
-Sabes que si puedes.
Bernardo acercó su boca y sacó la lengua para jugar con el pezón y luego chuparlo succionándolo. Kimberly echaba la cabeza hacia atrás disfrutando, su pene estaba erecto, Bernardo lo tenía entre sus manos, se agachó y se metió el pene en la boca mientras sus dedos iban al culo de la chica metiéndolos.
Kimberly gemía mientras contraía el esfínter.
-Voy a acabar, me vengo, sal, sal.
-Quiero que me acabes en la boca. -Dijo Bernardo volviendo a introducir todo el pene. La chica se corrió en la boca, halándole el cabello a Bernardo mientras seguía mamando y tragando el semen.
Terminaron de ducharse y salieron para secarse. Mientras se vestían Kimberly le habló a Bernardo.
-Papi ¿no crees que esto que pasó no debería repetirse? Tienes novio mi amor, es muy feo que le estés montando cacho y con una puta. Ponle seriedad, tienes unas semanas saliendo con ese chico, me lo tienes que presentar por cierto. No le hagas daño. Ten algo bonito, no lo ensucies y menos con una puta.
-No hables así, disfruto cuando estoy contigo. Oliver es otra cosa, es el hombre con quien quiero estar, hacer mi vida con él, aunque no se pueda...
-¿No se pueda?  ¿Por?
-Olvídalo. Tienes razón, no debo estar portándome mal.

Se fueron a desayunar.
-Esta noche tengo que trabajar.
-Te dije que hoy descansas.
-Tengo un cliente importante, es un pesado, es Diputado de la Asamblea Constituyente.
-¿Ah si? ¿Quién?
-No debería decirte...Nestor Marrero.
-¿Cómo puedes acostarte con ese marrano?
-Me paga en dólares.
-Habla con él quedas para otro día.
-No, ese tipo es obsesivo y me paga en dólares, lo que le pida 
-Yo resuelvo eso pero tú te quedas a descansar.
-Que noooo.
Bernardo se levantó y se fue a su mesita de noche. -¿Cuanto le cobras?
-Mínimo 500 dólares
Bernado abrió la gaveta y sacó un fajo de billetes.
-Toma, aqui hay 1.000 creo que es suficiente para que no te acuestes con ese tipo.
-Tú estás loco.
-Te quedas descansando y no se te ocurra agarrar más plata, está contada y solo tú sabes que eso esta ahí.
-No soy una ladrona, pero si, iba a revisar ja, ja, ja.
Bernardo le guiñó el ojo y luego le dijo que él resolvería lo del diputado.

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