Ricardo estaba en el despacho de la
Gobernación revisando unos contratos, no podía concentrarse pensando en los
resultados de los exámenes, firmaba documentos, contestaba llamadas pero su
mente estaba en otro lado.
Sonó el teléfono, era una llamada interna.
–<Disculpe Gobernador que lo moleste,
pero en la recepción hay un señor que insiste en verlo pero no tiene cita
hoy>
–<Seguro que es uno del barrio pidiendo
ayuda>
–<No…no lo veo yo de ese tipo de
persona, de echo es un actor>
–<¿Catire?>
–<Si, bueno, se llama Fabio, pero es
ese, Catire>
–<Que suba a mi despacho>
Catire tocó la puerta y entró. Ricardo
tenía la cabeza agachada leyendo unos documentos.
–Pasa Catire siéntate, ¿qué te trae por
aquí después de tanto tiempo? Algo debe haber pasado.
–Si y grave. Tu hijo.
–¿Qué hizo ahora ese carajito?
–Una tontería, preñó a mi hija, su hermana.
Ricardo soltó el bolígrafo y levantó la
cabeza mirando a Catire.
–¿Y cómo se yo que mi hijo preñó a tu hija?
–Me lo dijo él vino hasta mi casa a decirlo
Ricardo se puso de pie y se puso frente a
Catire, a centímetros de su cara.
–A mi me traes una prueba de ADN de que ese
bebé es de mi hijo y luego hablamos.
–Hay que esperar un mes más para poder
hacerle esa prueba estando embarazada.
–Esperamos. Y no se te ocurra difundir esta
noticia quédate calladito.
–¿Por qué? ¿Te arruino tu carrera política?
–No, te mueres y tu hija queda huérfana y
preñada.
–¿Me estás amenazando?
–No, yo no amenazo, yo lo hago, abres la
boca y se te llena de moscas. Sal de mi oficina que tengo trabajo.
–Tienes que autorizar para que tu hijo le
hagan la prueba.
–Yo lo autorizo, no hay problema. Vete.
Ricardo se sentó en la silla con un fuerte
dolor de cabeza, se tomó dos pastillas de ibuprofeno y llamó a Victor.
–<Catire acaba de estar en mi depacho
diciéndome que Renata está embarazada de Teodoro>
–<Si, Teo y Catire me lo dijeron>
–<¿Y por qué coño no me lo dijiste?>
–< Iba a decírtelo, pero estaba cuadrando
unas cosas, quería ver si Catire decidía que su hija abortara>
–<Le pedí una prueba de ADN, quiero
saber si es verdad que Teo es el padre>
–<¿Y tú todavía dudas de que eso sea
cierto? No conoces a tu hijo>
–<Debe ser porque no es mi hijo. Sí,
dudo, No quiero que me joda Catire>
––––––––
Teodoro estaba en la oficina pero se
preparaba para salir, era su encuentro con Alaska en su casa, antes de irse se
acerca Lorenzo.
–Chamo, vamos a darle hoy, quiero cogerte.
–Marico, no, ya deja el fastidio, hoy tengo
un tire.
–Coño, ¿no pudiste cuadrar conmigo?
–Te pones fastidioso. Voy saliendo.
Lorenzo atravesó la silla para que no
saliera del cubículo.
–Déjame pasar no seas carajito.
–El carajito aquí eres tú, por eso te
quiero coger.
–La gente te va a escuchar.
Lorenzo movió la silla cuando el chico
intentó salir, Teodoro se molestó y se colocó detrás de la silla, tomó los dos
mangos y haciendo un esfuerzo la alzó de un lado y le dio una patada tumbando a
Lorenzo al piso con todo y silla, se cayó la bolsa de la sonda y se derramó la
orina.
–Ahí te quedas, a ver quién te ayuda.
Teodoro salió de la oficina y tomó el
ascensor. Llamó a Alaska.
–<Epa>
–<Hola mi vida ¿cómo estás? ¿ya
saliste?>
–<Sí, ¿dónde te busco?>
–<Bebé estoy en el teatro Vanesa
Cermeño, estoy en ensayos, ¿me puedes buscar y nos vamos a mi casa?>
–<Ok, ¿pero ya estás lista?>
–<Casi bebé, pero cuando llegues estaré
lista para irme contigo mi amor>
–<Ok, te aviso cuando llegue>
–<Ok bebé, te espero, te quiero
mucho>
–Esta caraja me coge hoy y no la vuelvo a
ver, que pesadilla, ¿será que todas las trans son asi?
Antes de tomar la autopista, Teodoro se
paró en un farmacia a comprar lubricante y preservativos, aprovechó para
decirle a los escoltas que iba a La Brecha.
Estando en la farmacia, se consigue de
frente con Julio, el chofer de su casa.
–Epa Julio ¿qué más? ¿sigues de
vacaciones?.
–Epa chamo, si, me reincorporo el lunes que
viene, ¿cómo estas?
–Bien, ahora voy a tirar.
Julio se sonrió abriendo los ojos. No
estaba de muy buen humor.
–¿Y a ti que te pasa que tienes cara de
pocos amigos?
–Mi esposa me botó de la casa y nos estamos
divorciando, quería hablar con tu papá a ver si podía quedarme a vivir en tu
casa.
–Yo le digo no creo que se oponga, pero ya
no vivo allá.
–¿Y eso?
–Se enteró que soy marico y me botó.
–Coño… ¿y ahora?
–Vivo con mi padrino, relajao.
–¿Te mantiene tu padrino?
–Yo trabajo, pero si, me paga las vainas mi
padrino.
–¿Me puedes dar la cola a mi casa? Bueno
donde estoy viviendo de momento, en casa de un pana en La Brecha.
–Coño justo voy para allá, vente, si
quieres te pago lo que llevas, te lo brindo.
–No chamo, yo lo pago.
–Deja la mariquera. Mira que cuando vivas
allá me vas a coger.
–Por cogerte es que estoy ahora en este
peo.
–A que estás más liberado.
–Bueno…si, algo, no sé, todo es un peo
ahora. ¿Y tú vas a tirar a La Brecha?
–Si, me va a coger una trans, marico tiene
un guevo así de grueso y largo.
–¿Una trans? ¿Una tipa y tiene guevo?
–Coño es un carajo que se siente mujer y
tal, se puso tetas y culo pero sigue con el machete entre las piernas.
–¿Y vas a tirar con ese carajo, con ella?
–Si, es como retorcido ¿verdad? Me da
morbo, es una intensa de mierda, solo le he mamado el guevo y ya me ama, una
loca. Vamos a pagar.
Julio estaba impactado con la historia, se
sentía un principiante en el mundo gay. Teodoro pagó lo que él llevaba y le
pagó a Julio lo que había tomado. Se fueron del local.
Impresionado con la camioneta que tenía el
muchacho, que para su edad era demasiado pero entendía, teniendo un padre
millonario y despreocupado no le extrañaba esos regalos. Vio a los escoltas y
los saludó. Teodoro le dijo que pasarían por Alaska y luego se iban al barrio
–Chamo ten cuidado La Brecha es zona roja,
el malandraje está en cada esquina y si ven estas camionetas peor. ¿te vas
aquedar a dormir?
–De bolas, de aquí no salgo de noche por
mucho escolta, es más creo que se van, les digo que vengan tempranito.
–Uno de ellos vive aquí Teo.
–Mejor.
Llegaron al teatro.
–Mira, ahí está Alaska
–Coño, ella vive en el piso de abajo de mi
amigo en el mismo bloque.
–¿La conoces?
–No, la he visto y nos saludamos pero no la
conozco.
Alaska saludó de lejos y se vino corriendo
hacia la camioneta.
-Marico mira esas lolas como se le mueven y
abajo tiene un palomón. Hola Alaska. Mira te presento a Julio, un amigo.
–Hoooola, yo te conozco, tu vives en el
bloque.
–Hola si, bueno vivo desde hace unas
semanas pero me la paso aquí.
–Que bien, ¿él se une a nosotros?.
–No, no, le estoy dando la cola, es marico
pero no vamos a tirar con él.
Julio miró por el retrovisor a Teodoro
abriéndole los ojos.
–Bebé te vas a quedar a dormir ¿verdad?
–Si, ni de vaina salgo de aquí en la noche.
-Te voy a consentir, te voy a cocinar, la
vas a pasar bien. Mira como me pones. –Le tomo la mano y se la puso en la
entrepierna, tenía puesto un bluyín.
–Lo tienes duro.
Julio estaba mirando para otro lado, sentía
vergüenza escuchando, se puso rojo.
–No te pongas rojo papi, cuando quieras
pruebas. Pero que sea rápido, porque
cuando mi bebé sea mi novio, solo me lo cojo a él.
–¿Novio? ¿Y qué pasó con el tuyo?
–Te dije que se fue bebé, no sé cuando
regrese, yo no puedo estar sola mucho tiempo.
Llegaron al bloque, Teodoro lo vio y puso
cara de asco.
–¿Aquí viven ustedes? Mierda, esta vaina
deprime a cualquiera.
–No veas lo externo, en casa te sentirás
mejor mi amor. –Teodoro la vio con cara de incredulidad.
–Bueno Julio, me encantó verte, te aviso
cuando hable con Ricardo ¿ok?
–Dale, gracias chamín, pásenla bien pues.
–Eso espero.
Entraron al apartamento. La cara de Teodoro
era de asco, estaba todo oscuro y había un olor entre humedad y baño sucio.
–Disculpa el desorden es que el dueño no
está, me alquila una habitación pero podemos usar la cocina.
–¿Y aquí es donde me vas a consentir?
–Si bebé, ponte cómodo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario