jueves, 8 de marzo de 2018

INQUEBRANTABLE 8. Capítulo 4


Eran las cinco de la mañana y Ricardo estaba en la cocina tománose un café mientras revisaba las redes sociales y respondía algunos tweets. Llegaba Teodoro en bóxer y descalzo.

–¿Hijo te puedes poner una franela? No me gusta que bajes así.

–Buenos días Ricardo, ¿puedo desayunar primero? Verga me estoy despertando.

–Acomódate el bóxer



Teodoro se sentó con una taza de café con leche frente a él.

–¿Tú mandaste a matar a Francisco?

Ricardo sin levantar la mirada de la tablet tragó saliva y luego vio a su hijo.

–¿Tú eres marico? Victor me contó que fuiste tú quién…volteó a ver si estaban las mujeres de servicio. –…me , verga… ¿me mamaste el guevo aquella noche?.



Teodoro se levantó del  mesoón y fue a la nevera.

–Supongo que evadiendo mi pregunta me respondiste que fuiste tú.



Teodoro volteó y se encontró de frente con su papá que lo tomó de los hombres empujándolo contra la nevera.

–¡Eres un enfermo! ¿Cómo se te ocurre hacerme eso a mi? soy tu padre.

–No eres mi papá y además no te hagas el macho ofendido que te has tirado a Victor.

Ricardo cerró el puño para darle un golpe a Teodoro pero este lo miró a los ojos desaprobando el acto, Ricardo bajó la mano. –Además, en el fondo sabes que te gustó eso, aunque estabas borracho, te excitó, te excita que un hombre te mame el guevo, te da morbo un culo pelúo de macho para penetrarlo, no lo niegues. Me atrevo a decir que me desnudo ahora y eres capaz de cogerme.



A Ricardo le temblaban los labios, estaba tenso y miraba fijamente a los ojos al muchacho.

–Vas a recoger todas tus cosas y te vas de esta casa, me sabe a mierda si eres mi hijo, si eres menor, te vas de aquí, yo seguiré manteniéndote, pero no te quiero cerca.

–Tienes miedo que pueda más la tentación y te acuestes conmigo ¿verdad? ¿Te quieres quedar solo en esta casa? ¿Quién te va a cuidar cuándo te enfermes?.

Ricardo lo vio sin entender.

–Si, no me mires así porque eso va a pasar.

–Vete de esta casa. Vete a vivir con tu padrino si quieres.

–Ese si me coge.

Ricardo no aguantó y le dio una fuerte cachetada.

–Te vas a  arrepentir de este golpe…papá



Se soltó de la mano de su padre y se disponía a salir de la cocina.

–¿Era mentira que te acostaste con una carajita?

–No, no es mentira, me la cogí y al parecer está preñada.

Ricardo cerró los ojos.

–Me estás jodiendo mi carrera política.

–Tranquilo tú sabrás como salir airoso de esto, tienes a Victor que te saca las patas del barro.

–Si maté a tu padre.

–Lo sé, lo supe desde que lo ví en el piso con dos tiros en la cara.

–Te quería apartar de mi.

–Sabes que eso no iba a pasar nunca, yo no me iba a ir con él, pero bueno, tampoco es que me duela que lo hayas matado, un vago que vive del dinero del padre y era drogadicto, nada bueno sale de ahí.

–Tú vas por el mismo camino que tu padre.

–Es la vida que me tocó. Mañana me voy de aquí tranquilo.

–No tiene que ser ya.

–Tiene que ser ya, me voy a duchar para ir a trabajar.



–––––



Llegó el viernes, el día para que Lorenzo y Teodoro pasaran del saludo en la oficina a compartir más que un apretón de manos.



–Padrino, ya envié mis maletas y algunos muebles para tu apartamento el fin de semana te prometo que acomodo todo.

–No estoy de acuerdo con que vengas a vivir conmigo, pero no te voy a dejar que vivas en un hotel.

–¿Tienes miedo que me meta en tu cama y tiremos?

–Tengo miedo que cometas una locura. ¿tú tan tranquilo y mataron a tu padre casi que en tus narices?.

–¿Me voy a poner a llorar, ese pana no convivió conmigo, salvo unos meses buscándome en el colegio, más nada.

Se le acercó a su padrino  a escasos centímetros de tu boca. –Debería estar molesto contigo porque conociendo las cosas que haces con mi papá, sé que fuiste tú quién planificó la muerte de Francisco. -Se alejó. –Es probable que hoy no vaya a dormir a tu casa, me quedo en el aparatmento de mi papá.



Victor se acomodó el pene que se le había levantado un poco, cerró los ojos. –¿Qué vas a hacer allá? ¿No pretenderás quedarte ahí?

–Debería, es mio, pero no, voy a tirar con alguien ahí.

–¿Con quién?

Teodoro se vuelve acercar a su padrino, le pasa la lengua por los labios y su mano aprieta su entrepierna. –¿Estás celoso padrino? Me voy a tirar al de la silla de ruedas que trabaja aquí.



Victor cerró los ojos, sentía como su pene lubricaba en exceso. –No hay necesidad de eso, ¿qué pretendes?

–Saber como tira un discapacitado, me da morbo verlo inmóvil de la cintura para abajo.

–Sal de la oficina por favor.

–¿Vas a llevar esta noche a Lucas a tu aparatmento? ¿te lo sigues tirando?.

–Sal de aquí.



Teodoro salió de la oficina. Victor tenía el pene totalmente erecto y el pantalón humedecido.

–Mírame esta vaina coño, ahora me tengo que cambiar esto. -Cerró la puerta de su oficina y se quitó el pantalón. Estando en interiores, se vio el pene y se sentó en la silla, se reclinó y se lo sacó, comenzó a masturbarse.



Se jalaba el pene pensando en su ahijado, cerró los ojos, sudaba, su frente brillaba, sin abrir los ojos veía a su sobrino en su cama arrodillado con las nalgas abiertas invitándolo a que lo penetrara, sin darse cuenta estaba eyaculando. Salpicó el piso y sus piernas. Su cuerpo se tensó, sus ojos no los podía abrir y su cuerpo temblaba. Tuvo un calambre en la pierna derecha.





Teodoro esperaba a Lorenzo en planta baja, ya eran pasadas las seis de la tarde.

–Vengo en camioneta, te subirán los escoltas y cuando lleguemos te bajan.

–¿Qué? Pero van a saber que me quedo contigo.

–Ajá, ¿y? ellos saben que soy marico, no hay peo.

–Si pero yo no quiero que sepan que yo soy gay.

–¿Entonces te llevo rodando por la calle hasta el primer hotel que veamos?

–No…bueno, tampoco eso chamo pero…

–Deja la mariquera, ellos no sabrán si vamos a tirar o no, vas al apartamento y punto, ellos no comentan ni dicen nada, son unas tumbas.

–Eso es lo que crees tú.

-Yo les doy una platica y mueren callados. ¿No tienes ganas de cogerme?

–Si claro.

–Dale, vamos a la camioneta que te están esperando para montarte.

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