miércoles, 12 de abril de 2017

DE REPENTE TU 3. Cápitulo 8


¿Te gusta o no te gusta?.



Ocho de la noche. Un candelabro de cuatro velas, el yesquero en la mano, intentaba encenderlas pero estaba casi sin gas el dimunto artefacto. Lo logró. Un par de copas para degustar el vino blanco que se estaba enfriando. Ya estaba todo listo,  rissoto de champiñones y medallones de lomito en salsa de ciruelas. Solo esperaba que llegara el invitado.



Seis horas antes…



–<Mami, mami, maaaami, déjame hablar, veeerga yo pensé que con la cárcel le habías bajado cuatro a tu histeria pero ya veo que no>.

–<No estaba presa, estaba detenida en el módulo mamaguevo. Te quiero hoy temprano en casa, estoy remamada de atender a estos dos carajitos, también son tus hijos, no te hagas el guevón hoy también>.

–<No mami, a las 5 arranco pa’l rancho, no te me engoriles>



–Como que tu mujercita no está de humor hoy.

–No belleza, está en modo cuaima y no sabes como me baja el palo eso.

–Si quieres yo te lo levanto.

–Uf, me lo dices con esa vocecita y te lo empotro en el baño.

–¿Cuando repetimos?.

–La semana que viene le damos.



Sonó el celular. Era Fernando.

–<¿Qué pasó bicho? ¿qué me tienes?>

–<Hola Yon, ¿cómo estás?>

Se alejó de la recepción  y salió de la oficina.

–<Ay vale, cuando me llamas Yon es que me vas a pedir un favor o quieres que te empuje los pelos urgentemente>

–<No es eso, quiero pedirte disculpas por lo de la otra vez, y que mejor manera que invitarte a cenar, hoy>

–<¿Hoy? Ta dificil papá, tengo toque de queda en casa>.

–<Anda chico, te tengo mercancía y te voy a dar culito y aparte te vas cenado. Ya te mando una foto de la mercancía>.

–<Mándame foto del culo>

–<Ahora te mando. ¿Vas a venir?>

–<Claro que sí, a que hora voy?>

–<A las ocho>

–<Si va>



Habló con su jefa para irse a las cuatro d ela tarde para luego escaparse de su casa.

A las 4:30 pm ya estaba en  casa.

–Mamiiiii, llegué, me le escapé a la jefa.

–Menos mal, toma cámbiale el pañal  mientras vigilo al otro cuando se bañe.



Cambió a su hijo menor y le puso el piyama, le preparó el tetero y se lo dio. Cuando Jessica terminó con el otro hijo, Yonaikel se le acercó.

–Mami, dame cuquita que me tienes pasando hambre, anda.

–Tengo que lavar los platos.

–¿Prefieres lavar los platos que emburrarte esto? –Se agarró el pene sobre el bluyín y luego se lo sacó.

–Dale cariñito, ponlo babita, anda.

Jessica se agachó para hacerle sexo oral hasta que el pene se puso rígido, la alzó y se la llevó al cuarto.

–Ábreme esas piernas que voy a dejarte boquiando.

Se montó sobre ella y comenzó a penetrarla, con fuerza, tanto que ella gritaba. Los vecinos cuando escuchaban esos gritos sabían que eran Yonaikel y su mujer.

Yonaikel tenía sexo la mayoría de las veces con Jessica con rudeza, lo suficiente para que ella quedara agotada luego de la sesión y los orgasmos. Yonaikel sabía que se quedaría dormida. Era el momento de escaparse.



Cuando sonó el timbre en casa de Fernando ya la comida estaba recién servida.

–Adelante, bienvenido.

–Verga chamo enciende una luz esta vaina no se ve.

–Camina y calla, ve al comedor.

–¿Y esta mariquera? Con velitas y todo, bien bello, ¿quién viene, tu principe azul?

–Tú Yonaikel, siéntate, que poco tacto tienes.

–Disculpa puessss, perdone el señorito.

–Vamos a comer un rissoto y medallones de lomito.

–¿Qué esa vaina? Aaaah arroz con hongos, ¿qué fue lo que dijiste?

–Pruébalo a ver si te gusta Yon.



–Chaaamo esta vaina te quedó legal, que bien sabe esto el rissoto, el arroz este.

Probó los medallones y le sabían a mermelada de fresa. Fernando le explicó. Toamaron una copa de vino pero Yonaikel prefirió seguir con  –Unas birras papá para pasar el arró.



Mientras Yonaikel estaba concentrado terminando la carne preguntó que había de postre. Fernando comennzó a desabrocharse el pantalón cuando estaba sentado. Se lo quitó.

–Cuando termines, te sirvo el postre.

–¡Listo! ¿Qué es? ¿Torta, bienmesabe, majarete, jalea de mango?

Fernando se levantó y se acercó a Yonaikel. –Esto, se dio la vuelta y le mostró las nalgas.

–Te voy a coger aquí mismo.

–¿Dónde?

–Yonaikel echó todo lo que había en la mesa al piso y lo montó en la mesa.

–Quédate boca abajo, que quiero emburarrte así, pa que lo sientas completico.

Se montó sobre la mesa. Comenzó a derramar saliva entre las nalgas de Fernando para luego penetrarlo.

–Mira como entra papá, suavecito, ese culito está entrenadito, uy, uy, uy como lo aprietas, perrita, dale.

–¿Te gusta? Ese culo es tuyo papi.

–Mío, te lo voy a abrir. -Se acostó sobre él para que entrara completo y luego sacarlo y volverlo a meter, esta vez un poco más dificil pues Fernando contraía el esfinter.

–Me va a hacer acabar, espera, ay, ay uf, coooooñoooooo, AAAAH, AAAAHHH, AAAH. MARICO, MARICO, COÑO QUE RICOOOOOOOO.



Se bajaron de la mesa y se fueron al cuarto.

–Naguevoná primera vez que tiro depués de comer, creo que voy a vomitar.

–No chico, échate aquí.

–Marico que rico cogerte. En cambio a tu primo no joda no tiene culo, tiene un muro de contensión, costó que me lo cogiera.

–¿Perdón? ¿Te cogiste a Emilio?.

–Sí pues. Eso quería.

–Yo le di tu número para que le resolvieras unas cosas por su atraco, no que te lo tiraras.

–Ya va mi pana, tu primo me llamó pa que me lo cogiera y yo no le dije que no puej Yo le di lo que quería.

–¡Que bolas tienes tú! Y encima vengo yo de imbécil a hacerte una cena.

–Ay papá pero que tanto, fue una cogida como las que te doy a ti.

–Vístete y te vas, que bolas vale. Me tengo que calar a la cuiama de tu mujer porque no me queda más remedio para que tú ahora te quieras coger a todos.

–Bien bello pues, me salió otra cuaima, si te vas a poner como la Jessica me lo avisas y no te cojo más.

–Vete.

–Pero dame la merca.

–¡Coño descarado, arranca, chao! –Le cerró al puerta.

–Fernando, Fernando abre papá, quiero decirte algo, coño papá no me dejes hablando con la reja, abre.

–¿Qué? – Abrió la puerta.

–Gracias por la cena, estuvo calidad. –Volvió a cerrar la puerta.

–Papá coño no te pongas así deja la mariquera, no me hagas gritar que los vecinos van a escuchar.

–Tranquilo ya escuchamos. -Gritó una de las vecinas chismosas.

Fernando abrió la puerta y le dio el bulto de harina de maíz. –Vete.



–Este pana es calidad, por eso es que lo quiero burda. –Ah vaina mariquito, ahora poniendote mansito con Fernando, sé un varón diablo, nada de mariqueras.

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