Conflictos
e indecisiones.
Yovana invitó a Esperanza a almorzar.
–Entonces estuviste con el tipo. ¿y que
tal?
–¿Te soy sincera? ¡Estuvo genial! Fue
alucinante, no pensé que mi primera vez fuera así, una locura.
–Falto yo, no has estado conmigo, solo te
di un abreboca. Quiero tenerte en mi cama para que sepas de lo que soy capaz de
hacerte sentir.
Esperanza tragó saliva y un escalofrío le
recorrió el cuerpo.
–Me dices eso y me emociono, siento allá
abajo cosquillas.
Yovana se quitó el tacón y por debajo de la
mesa le puso el pie en la entrepierna.
–Yo lo que quiero es darte orgasmos aquí
abajo. –Apretó con sus dedos el pantalón.
–No sigas haciendo eso.
–¿Por qué?
–No me voy a contener y voy a querer
hacerlo ya.
–Tranquila, no será ya, pero esta noche te
hago el amor.
Luego de almorzar y pedir el postre se
quedaron un rato conversando aunque Yovana ya tenía que regresar a la tienda.
–¿Entonces esta noche te vienes a mi casa?
–Si, no me perderé esta nueva experiencia
por nada del mundo.
–No te vas a arrepentir.
Pidieron la cuenta.
–Que pena contigo Yovana pero no traje mis
tarjetas para compartir el pago.
–Te dije que yo invitaba esta vez, así que
nada de pena. –Yovana dio su tarjeta de crédito y su cédula.
–Disculpe señorita pero estos no son sus
documentos.
–Si son, esa es mi cédula y mi tarjeta de
crédito.
–Dicen ambos documentos Juan Carlos.
–Pero usted es una mujer…
–Soy transexual, ¿puedo hablar con el
gerente del restaurante?
–Acompáñeme.
–Espérame aquí, siempre es lo mismo,
disculpa.
–Voy contigo.
–No, no, tranquila.
–El mesonero no me acepta mi tarjeta porque
dice que no soy yo, le acabo de decir que yo soy Juan Carlos Hernández.
–Pero en la cédula no es usted. ¿Cómo sé yo
que es la dueña de esta tarjeta?
–Soy transexual. -El mesonero y el gerente
se vieron a la cara.
–¿Será que puede pagar en efectivo? Yo la
espero mientras retira dinero de un cajero.
–No, no puedo pagar en efectivo, quiero
pagar con mi tarjeta de crédito. Mire mi cartera, todo dice Juan Carlos Hernández,
¿acaso cree que se la robé a Juan Carlos y vengo a usar sus documentos así como
si nada? Ya vengo.
Fue hasta la mesa, buscó su bolso y se fue
al baño. Sacó las toallitas desmaquillantes, se lavó la cara y se recogió el
pelo. Volvió a salir.
–¿Ahora? ¿si me parezco a Juan Carlos?
El hombre vio la cédula y la vio. –Pasa la
tarjeta y que se vayan. Disculpe este momento incómodo, no volverá a ocurrir.
–Gracias. -Yovana se fue visiblemente
molesta.
Fue a la caja para pagar. Pasaron la tarjeta
pero ni el chip ni la banda la leía la máquina, intentaron 3 veces y no hubo
manera.
-Ay Dios mio tanto rollo y ahora no pasa la
tarjeta.
–¿No tiene otra?
–No.
–Mientras decide como pagar permítame
cobrarle al señor.
–Gracias, disculpe pase mi tarjeta primero
por el monto de la señorita y luego me cobra a mi.
–No señor, tranquilo, no hay problema, yo
resuelvo.
–No se preocupe, resolvemos en este momento
su pago y luego arreglamos usted y yo, vamos a salir de este desafortunado
percance.
Esperanza desde la mesa estaba impaciente
mirando hacia la caja que no sabía que pasaba, veía a Yovana hablando con un
hombre que estaba de espalda, toma su cartera y el bolso de Yovana y se acerca.
–Yovana, ¿qué pasó, resolviste?
–Si, bueno casi, este señor puso su tarjeta
para pagar.
El hombre voltea a ver a Esperanza, y ella
queda petrificada.
–Preciosa, ¿qué haces aquí? ¿se conocen?
–Vamos a la mesa para anotar su cuenta.
–Si vinimos juntas, ella es Yovana, Yovana,
la mujer que te hablé.
–Ah caramba… has logrado confundirme. Eres
muy guapo, guapa, disculpa. Mucho gusto Clemente.
Llegaron a la mesa y se sentaron unos
instantes para anotar el número de cuenta.
–Pero que casualidad, estamos aqui los
tres, mi preciosa y sus dos conquistas ¿y ahora que vas a hacer? Este es mi
número de cuenta. –Le pasó el celular, cuando terminó de anotar tocó una tecla
y se fue al incio y vio la foto de Clemente y Esperanza de fondo de pantalla,
se le revolvió el estómago.
–Eso es hasta hoy que va a tener dos
conquistas Clemente, porque Esperanza va a ser mi novia. Esta noche te hago la
transferencia.
–Ok, no hay problema, no me tienes que
pagar nada, yo las invito al almuerzo.
–Noooooo mi amor, yo pago mis deudas.
–Esperanza está feliz conmigo.
–Esta noche va a ser mía.
–YA VA, YA VA, hello, estoy aquí no me he
ido, no soy un trofeo para ver quien se lo gana, por favor. Me siento como una
mercancía.
–Disculpa preciosa, tienes razón, aquí la
que decide eres tú y hoy no es el día ni el momento. ¿Quieres que te lleve a
algun lado?
–Ella viene conmigo a la tienda.
–Ok, bueno preciosa, llámame cuando quieras.
–¿Saben que? Me voy por mi cuenta, esta
disputa que tienen no me interesa, no soy un trozo de carne. Chao.
Yovana se rió y Clemente la vio
desconcertado.
–¿Por qué te ries? Esta situación es
bastante bizarra.
–Si lo dices por mi, no le veo el chiste,
no soy un fenómeno.
–No lo digo porque seas trans, sino esta
situación, un hombre y una mujer peleando por el amor de otra mujer y conociéndonos así, casi que te echo los
perros. Eres hermosa.
–Muchas gracias Clemente pero te recuerdo
que soy lesbiana.
–¿Es verdad que no estás operada?
–No.
Clemente se le queda viendo, levanta la
mano al mesonero. –Dos cervezas por favor.
–Tengo que ir a trabajar.
–Por media hora no va a pasar nada. Vas con
ventaja y eso me deja no fuera de juego, pero con menos chance.
–¿Te parece?
–Eres un mujerón, buenas tetas, buen culo,
un bombón para una mujer lesbiana y además con pene, eso ya es el paraíso
lésbico. ¿cómo compito con eso?
–Eres hombre, cazador por naturaleza, sabes
llegarle a las mujeres, eres guapo, caballero, la indiscresión de Esperanza me
hizo saber que la pasó excelente contigo, ¿crees que no tienes chance? Te
recuerdo que Esperanza es bisexual. Tenemos las misma posibilidades ambos.
–Me caes bien.
–Jajajajaja, tu también y de nuevo gracias
por el pago. No le hagamos daño a Esperanza es una niña apenas mayor de edad y
está confundida.
Esperanza tomó un taxi para su casa, el
taxista no paraba de hablar, era un señor mayor.
–Señor, usted que se ve que ha vivido
muchas cosas, ¿ha estado alguna vez entre dos amores? Ha estado enamorado de
dos personas a la vez?
–De dos mujeres, si claro, antes de casarme
con mi esposa, estaba ella y otra que que me gustaba mucho, ambas me gustaban.
–Yo estoy en la misma situación pero estoy
entre un homnbre y una mujer.
El hombre la vio por el retrovisor.
–Ah vaina, pero eso está complicado.
–Terrible señor y disculpe la confianza
pero con ella estuve haciendo ciertas cosas que me gustaron pero cuando me
acosté con el hombre aquello fue alucinante, algo del más allá, fue mi primera
vez y vi cohetones.
El hombre volvía a ver a la muchacha por el
retrovisor. –¿Qué edad tienes niña?
–18 años.
Cerró los ojos y los volvió a abrir.
Yo no sé si a usted le va a funcionar, pero
a mi me resultó y llevo 30 años casado con mi esposa. Ponga en una balanza a
ambos sujetos y vea los pro, los contra si los conoce bien, claro. Cuando tenga
todo eso bien separado quédese con el que menos enamorada esté. Todo lo que es
perfecto que te deslumbra te pone mariposas en la panza y todo es una
maravilla, por algún lado cojea y anda mal.
Piénselo hija. Sea el hombre o la mujer,
haga ese ejercicio.
–Gracias, ¿cuánto le debo?
–Son 5.000 pero deme la mitad, me cayó bien
y muchas gracias por la confianza.
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