The
Bachelorette.
Esperanza no podía concentrarse en nada,
cada vez que cerraba los ojos llegaba a su mente el momento que Yovana le hacía
sexo oral. Se ponía a leer algunos papeles y se distraía pensando en Yovana y
su juguetona lengua. Comía y se erizaba solo de pensar en Yovana agachada
frente a ella comiendo su vulva.
Llamó a Clemente para salir. Él la fue a
buscar a su casa y como siempre se bajó del carro y le abrió la puerta.
–¿Quieres ir al cine? Vamos temprano para
luego cenar. ¿te parece?
–Si, me gusta la idea, ¿puedo escoger la
película?
–Claro preciosa.
Una comedia romántica fue la elegida.
Durante toda la película tuvieron sus manos entrelazadas, de vez en cuando
Clemente le ponía la mano en la pierna y la acercaba a la parte interna del
muslo. Esperanza se estremecía, le entraba un calor que le subía por la columna
y enrrojecía sus orejas.
Clemente se le acercó al oído. –Yo no se tú
pero esta noche luego de cenar quiero hacerte el amor.
Esperanza lo vio, se sonrrió y agachó la
mirada, Él le levantó la mejilla con dos de sus dedos y le dio un beso en la
boca.
–¿Esa sonrisa en un sí? –Esperanza movió la
cabeza afirmando.
Terminó la película y salieron de la sala
tomados de la mano y se fueron directo al auto. Todavía era de día pero el sol
ya había bajado.
–Vamos a ir a un restaurancito pequeño pero
muy rico, te va a gustar y así podemos estar más cómodos y con privacidad.
–Que bueno. -Esperanza le volvió a sonreir
mordiéndose el labio inferior.
–Eres hermosa Esperanza. -Le tocó la
mejilla.
Llegaron al restuarante. Era, en efecto,
pequeño, no llegaba a 10 mesas, escogieron una apartada del resto, aunque el
restaurante tenía poca luz, la mesa que escogieron apenas se veía, la iluminaba
una vela que encendieron apenas se sentaron.
–¿Que quieres beber?
–Un jugo natural.
–¿En serio? No quieres un vinito, un
coctel, algo con alcohol?
–Bueno, ok, un vino pero blanco.
Pidieron una botella, luego de serviles la
primera copa, una mujer se acerca a la mesa.
–Así que por esta fue que me dejaste. Esta
es la perra que ayudaste en el estcacionamiento. -Era Úrsula, la exnovia de
Clemente.
–¿Disculpa? Yo seré perra pero tú una
inmadura que no supera una ruptura y viene a montar una escenita. –Le dijo
Esperanza.
–Hola Úrsula, te voy a pedir que te
retires, estamos ocupados.
–Te trajo al mismo restaurante que a mi
cuando nos hicmos novios. Cenamos y luego se acostó conmigo.
Clemente se levantó de la mesa. –Basta
Úrsula no te pongas intensa, vete a tu mesa y quédate tranquila.
–Yo también tengo novio, está conmigo aquí,
es un empresario de mucho dinero, no como tú.
–Que bien, que te aproveche el nuevo novio.
Ahora vete que debe estar extrañándote.
Úrsula se fue y volvieron a quedar solos.
–¿Y tú estabas empatado con esa niña?
–Una sifrinita. Un error lo comete
cualquiera.
–¿Y es verdad que la trajiste aquí y luego
se acostaron? Lo mismo que estás haciendo conmigo.
–No le hagas caso.
–No me respondiste.
–No, eso lo dijo para molestarte, en serio,
ella es una carajita, está sangrando por la herida.
–Pero si vamos a hacer el amor ¿no? –Bien bello, que se de cuenta que estás
desesperadita.
–Yo quiero hacerlo preciosa, pero como te dije, es tu decisión, eres
virgen y no quiero que lo hagas con el primero que se te aparezca, no quiero
que después te arrepientas de haberte entregado. Yo quiero que lo disfrutes y
sientas que vale la pena.
–Yo quiero hacerlo y quiero contigo.
Tranquilo que no me voy a arrepentir ni voy a sentir que como perdí la
virginidad contigo eres mi principe azul y me quiero casar contigo.
–jajajaja que linda eres, me gusta como
piensas. Pero igual no quiero faltarte el respeto.
–No vale, es mi decisión. –Si lo que quiero es que me faltes el
respeto, me agarres y me lances en esa cama y me hagas de todo.
Cenaron, pidieron un postre y café para
luego irse, ya Úrsula se había marchado. Entraron al auto y Clemente la besó en
la boca.
–¿Estás segura del paso que vas a dar?
–Sí, estoy segurísima. –Termina de encender el carro y vamos al
hotel ¡Dios mio que ganas tengo de quitarme la santidad de encima!.
Fueron a un hotel cerca de una Universidad
que está al extremo este de la ciudad, un hotel con cabañas.
Llegaron a la taquilla sin bajarse del
carro. Pidieron una habitación con yacuzzi.
–Son 40 mil. Dijo el de la taquilla.
Clemente dio un suspiro, abrió su
billetera, tenía 3 tarjetas de crédito y estaba decidiendo con cuál pagar.
Entregó la dorada.
–Que
pase por favor, que pase, que pase.
Esperanza lo veía mientras jugaba con sus
dedos, nerviosa.
–Firma y cédula. Cabaña 33 tercera calle a
la izquierda.
Entraron a la cabaña.
–Aquí todo es clandestino, nadie se entera
que estás aquí.
–Esa es la idea preciosa. Entremos.
De pie a escasos pasos de la cama se
besaron.
–Estás a tiempo de dejar todo aquí
preciosa, ¿estás segura?. –Coño que me
diga que si, acabo de pagar 40 palos.
–Pero
bueno, el virgen parece él. ¿Este hombre será del Opus Dei? Que tanta
preguntadera, desnúdate y házlo. Estoy segura Clemente, me voy a entregar a
ti. Ahora fue ella quien lo besó.
La acostó en la cama y comenzó a
desnudarla, el roce de sus manos con su piel la excitaba y sentía como se
humedecía su entrepierna. Comenzó a besarla y recorrer su cara, con sus labios
recorrió las orejas, el cuello hasta llegar a sus pechos para luego lamer los
pezones hasta endurecerlos, fue bajando al ombligo y, al llegar a su vagina,
Esperanza volvió a sentir aquel calor por su espalda. –Chúpala, chúpala, anda, métele la lengua chúpala. Clemente respiraba
encima de su vulva y sus labios apenas rozaban los pocos vellos que tenía.
Volvió a subir al ombligo para luego bajar.
–Ahora
sí chúpamela, chúpamela anda, como lo hizo Yovana. ¡CHÚPALA COÑO! –Grito.
Clemente se detuvo. –No me gusta preciosa,
pero deja que te haré algo mejor.
–Sí, dale. Cógeme de una vez, me va a dar algo aquí, cooooñoooo métemelo.
Clemente mojó sus dedos índice y medio, los
acercó a la vagina de Esperanza, los apoyó en los labios en la parte superior y
comenzó a moverlos rápidamete haciendo presión e introduciéndolos. Esperanza
comenzó a lubricar. Toda su piel se erizó mientras su cuerpo se retorcía. Comenzó
a gemir fuerte y a ratos gritaba que era cuando Clemente más movía sus dedos.
El muchacho ya tenía el pene erecto, solo
esperaba un instante más para colocarse el condón y penetrarla. Esperanza estaba
enloquecida, apretaba las sábanas y la almohada y seguía gritando y de repente,
Clemente se detuvo.
–¿Qué pasó? Sigue, no pares, me gusta.
–Te lo voy a meter. –Se colocó el condón y
se puso algo de lubricante, delicadamente apartó a los lados las piernas de la
muchacha y se puso sobre ella. Muy lentamente fue introduciendo su pene.
–Shhh, tranquila, lo voy a hacer despacio,
relájate, estás tensa, relááájate, así, tranquilo, voy despacito, despacito,
disfrútalo, así, así, ¿ves? Ya estoy dentro de ti.
–Me duele.
–Es normal, tranquila. –Clemente comenzó a
sacarlo lentamente, Esperanza alzó la cabeza para ver el pene, al verlo se
impresionó, nunca había visto algo tan grande.
–¿Todo eso me lo metiste?
–Si.
–Es enorme.
–No chica, es normalito. Voy de nuevo.
Volvio a penetrarla pero esta vez un poco
más rápido. –Ya está adentro de nuevo. -Comenzó a moverse, levantando sus
caderas. Cada vez que volvía a subir, bajaba con más fuerza, cada vez más
rápido, más fuerte, más rápido, más rápido hasta que Esperanza comenzó gritra
de nuevo y Clemente no se detuvo.
–AJH AJH AJH AJH AJH. –Clemente respiraba
fuerte y gruñía. La agarró d ela cabeza
y la besó mientras seguía moviéndose y Esperanza intentado gemir.
Ela movía la cabeza desesperada pero
rogando que aquello no acabara nunca.
–¿Te gusta?
–Sí, sí, sí, no pares Clemente, sigue,
sigue, sigue SIGUE, SIGUEEEE. –Esperanza no paraba de lubricar.
–Estoy a punto, estoy punto, aprieta,
aprieta mi guevo.
–¿cómo?
–Como si detuvieras las ganas de orinar.
Coño así, así, así, así, mantelo así. AAAAAAH, AAAAAH , AAAAAH, AAAAAAH. La
tomó de nuevo la cabeza apretando los dientes y los ojos. Esperanza también
gritó. Clemente no aguantó más y se echó a un lado con la repiración agitada.
Ambos se quedaron dormidos 20 minutos.
Clemente abrió los ojos y acarició el
pelo de Esperanza que ya abría sus ojos también
–Hola, preciosa, buenas noches.
–Hola, bello.
–Estuviste maravillosa, fue algo demasiado
rico.
–No sabía que esto era así tan divino, me dejaste
loca, literalmente, eso que hiciste con tus dedos…no sé, no sé como explicar lo
que sentí.
–Me alegra mucho que te haya gustado porque
yo lo disfruté al máximo, mira, ya se me paró de nuevo.
–Tu pipí es enorme.
–Jajajaja no vale, es normal, algo grueso.
–¿No te gusta el sexo oral?
–No preciosa, no me gusta hacerlo, pero si
quieres hacermelo tú buenísimo.
–Con tus dedos me basta.
Se quedaron un rato besándose hasta que
Clemente habló.
–Ahora que estamos aquí desnudos, luego de
lo que pasó, que fue hermoso, ¿quieres ser mi novia?
Esperanza abrió los ojos y se levantó de la
cama. –No estaba preparada para esta
pregunta, ¿qué digo? Yo ni sé lo que quiero, está Yovana que me gusta también,
que horrible todo.
–Me encantaría Clemente, pero…es que…no sé…yo…ay, ¿cómo te digo? Yo,
estoy saliendo con una muchacha. -Ahora fue Clemente que abrió los ojos y se
levantó tomándole las manos a la muchacha.
–Ya va, a ver, no estoy saliendo, la conocí
y hemos salido 2 o 3 veces, lo mismo que tú y yo.
–¿Me estás diciendo que eres lesbiana?
–Noooo, no, bueno, sí y no, o sea, aaaay,
es que estoy confundida Clemente.
–El confundido soy yo, explícame.
–Me gustan las mujeres y los hombres, soy
bisexual.
Clemente tuvo una erección y Esperanza lo
notó.
–¿Ya va, entonces, no quieres nada conmigo?
¿No podemos ser novios?.
–Bueno, sí, yo quiero, me gustas mucho,
muchísmo, pero no puedo darte una respuestas todavía.
–¿Te acostaste con ella? –Mierda me acaba de entrar una arrechera pero
a la vez morbo, te imaginas Clemente, las dos en la cama y te las cojas?.
–No, no ha pasado nada, solo unos besos
y…más nada.
–Me estás pidiendo tiempo porque te quieres
acostar con ella a ver que tal.
–Ay Clemente, discúlpame, yo sé que esto es
muy loco, yo quiero estar contigo, me encantas, me gustas pero es que…
–Preciosa, tranquila, tranquila, no te
estreses. Es normal, a veces uno está saliendo con dos personas a la vez
decidiendo con quien se queda, en este caso compito con una mujer pero bueno,
así es ahora en esta vida moderna, me cayó un balde de agua fría, no te lo
niego, pero bueno que se hace. A mi tú me gustas, así que yo haré lo que sea
para conquistarte y que te quedes conmigo.
–Es que hay un detalle Clemente…que no te
he dicho aún.
–Dime. –Clemente le acariciaba el pelo.
–Ella, Yovana, es transexual.
Clemente dejó de pasarle los dedos por el
cabello y se quedó inmóvil unos segundos.
–Ya va, ¿es un tipo? Es un carajo, entonces
no eres lesbiana, sino que estás saliendo con otro carajo.
–No, es una mujer en plena transición,
pasar de hombre a mujer, es una mujer, tiene sus tetas, un cuerpazo, pelo
largo.
–Y cuca, ¿ya se operó?
Hubo un silencio de varios segundos.
–No…de hecho, no quiere operarse, dice que
no le estorba eso, que hasta lo usa en sus relaciones sexuales.
–Ya va, ya va, ya va. Me perdí. Es una
mujer con pipí y a ti te gusta eso. Eres bisexual, te gustan las mujeres y los
hombres pero estas saliendo con 2 personas que tienen guevo. ¿de qué estamos
hablando?.
–Es complicado, cuando la conocí pensé que
era una mujer, es decir como yo, mujer biológica, que nací mujer. Luego supe
que era trans y luego me enteré que aun conserva el pipí.
–Y aún sí te gusta eso.
–Si, como dijo ella, tiene lo mejor de un
hombre en el cuerpo de una mujer.
Clemente cerró los ojos, sentía un fuerte
dolor de cabeza.
–Mejor vamos a ducharnos que es tarde y te
llevo a tu casa.
Llegaron al edificio, en todo el trayecto
no volvieron a hablar.
–Discúlpame todo lo malo Clemente, hoy fue
un día maravilloso, de verdad hacerlo contigo me abrió otro mundo, fue
alucinante. Yo no quisiera perderte, que no nos viéramos más y siento que eso
va a suceder.
–Preciosa, hoy no puedo darte una
respuesta, tengo que asimilar toda esta información que me lanzaste. Yo te voy
a llamar eso no lo dudes, pero ahora no, no me escribas ni me llames, yo lo voy
a hacer, tenlo por seguro. Que descanses.
Esperanza le dio un beso en la boca.
Clemente se bajó del carro para abrirle y acompañarla a la entrada.
–Yo también disfruté esta noche, hacerte el
amor fue lo mejor que me ha pasado en años, es en serio. Pero como te dije, no
me llamas ni me escribas, déjame analizar todo esto. -Otro beso en la boca y se
fue al carro.
Unos instantes sentado dentro del carro,
apoyó la cabeza en el volante y dio un fuerte resoplido. Encendió el carro y se
fue a su casa.
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