Enfrentando
realidades.
Esperanza necesitaba hablar con alguien,
quería hablar con su mamá, pero nos sabía como lo iba a tomar, pensó en Sara
que es lesbiana y fue la que de alguna manera puso en su camino a Yovana, pero
también estaba Clemente un muchacho que también conoció de repente y se ha
desvivido en atenciones con ella.
–Ay
me voy a volver loca, ¿será que voy a un psicólogo? Yo creo, necesito
centrarme, a ver, me gustan dos personas, los dos son hombres pero uno de ellos
es mujer físicamente se ve mujer, hasta que se quita la ropa y tiene un pipí y
un buen pipí para ser sincera. Esperanza concéntrate en lo que realmente es
importante.
Técnicamente
son hombres pero a mi me gustó Yovana, la mujer, hasta que le vi eso colgando.
Clemente es beeeeello y caballeroso y es un hombre hombre. Me estoy volviendo
locaaaaaa. –Sonó su celular. Era Clemente.
–<Hola bella, ¿cómo estas?>
–<Hola, bien y tu?>
–<Con ganas de verte, ¿puedo?>
–<Si claro, ¿a que hora?>
–<Después de las 5 de la tarde, yo te
busco donde tú me digas>
–<Por mi casa, yo te paso la dirección
por WhatsApp>
–<Ok preciosa, un beso>
–Ay como no enamorarse de este hombre.
Fue al cuarto de su madre que estaba
visitiéndose para irse a la oficina.
–Mamá, necesito hablar contigo de algo
importante.
–Tú papá está en el baño, ¿quieres que él
esté presente?.
–Igual se va a enterar.
–Por cierto, Keiny y José Arturo vienen el
mes que viene a Caracas.
–Ay que finooooo mami, ya voy a tener con
quien salir.
–¡Hey Esperanza!
–¡PAPÁÁÁÁ tápateeeee!
Jaime salió del baño con un toalla.
–¿Qué haces aquí hija?
–Vine a hablar con ustedes.
–Ay Dios, ¿ahora que pasó?
–Papás, soy bisexual.
María Antonia se sentó en la cama y a Jaime
se le cayó la toalla.
–AY PAPA POR DIOS QUE VERGÜENZA. -Se dio
media vuelta.
–Jaime colócate bien la toalla o vístete.
Esplícate mi amor.
Esperanza suspiró.
–Bueno, resulta que conocí a esta chama, ¿se
acuerdan la de la fiesta que me besó?, bueno, resuuuulta que la chica es chico,
o sea es transexual, no se ha operado, tiene…pipí ahí abajo. Me lo mostró, me
tenía que contar y se bajó el pantalón y le vi aquello. Y eso me descolocó.
–Yo me estoy mareando, me tengo que sentar.
-Dijo Jaime. –¿Y por eso piensas que eres bisexual?
–No, ya va, no he terminado. Conocí a un
muchacho la otra vez que me ayudó en un incidente y bueno, muy respetuoso, un
caballero, tenía novia y la dejó, no por mi, ojo, pero ahora es soltero y me
gusta mucho pero…
–NO ME DIGAS QUE ES TRANSEXUAL Y TIENE
VAGINA PORQUE AHI YA ME DA EL INFARTO AQUI.
–¡Papá!
–¡Ay Dios mio yo pensaba que con mi primer
esposo ya me había casado con un troglodita, pero tú lo superaste! Te gustan
ambas personas, una es una mujer que está en su transición y el otro un hombre.
Hija, analiza bien la situación, que es realmente lo que quieres , lo que te
atrae y te vas por ahí, si es la muchacha pues mira, ¿te haces feliz eso? A mi
también, que es el muchacho, buenísimo, aquí lo importante es que seas feliz
tú.
–Me gustan ambos, me gustan los hombres y
las mujeres, acabo de tener una revelación.
–Yo me voy al baño hija, yo seré un
troglodita pero yo no puedo con toda esta información.
–Mi amor no sé cómo ayudarte, que quieres
que te diga, eres bisexual, pues eres así, lo que tienes que manejar que eso no
sea un conflicto para ti cuando tengas una pareja sea hombre o mujer, ten
cuidado con eso. Tengo una lista de psicólogos y sexólogos que pueden ayudarte
si quieres.
–Gracias mamá. Hoy me voy a ver con ambos,
por separado claro está. Luego te cuento.
–No le hagas caso a tu padre. Es un
dinosaurio, déjalo en mis manos.
Eran las seis de la tarde pasadas y
Clemente llegaba al edificio donde vive Esperanza, casualmente llegaba su
madre, que el chofer la dejó en la entrada del edificio y ella la llamó.
–Mami, él es Clemente, el muchacho que te
hablé.
–Buenas tardes señora Vollmer, un placer
conocerla en persona aunque la he visto en televisión.
–Muchas gracias joven, un gusto conocerlo,
no la traiga tarde mire que la ciudad está peligrosa y esta niña no quiere
escoltas.
–No se preocupe, la traeré tal cual la ve
ahora.
–¿Me
pedirá que tiremos? Yo llevo condones porsia, dejaré de ser virgen hoy, ay Dios
mio pero es como pronto que yo me le entregue así de buenas a primeras, pero es
que yo quieeeero, estoy tomando pastillas, embarazada no voy a quedar tampoco,
no soy bruta, ay mi hermana quedó embarazada a mi edad, perdón, perdón, bueno,
bueno, bueno, ya que sea lo que Dios quiera si es hoy genial, si no…..yo quiero
que sea hoooooy.
–Esperanza, mi amor, ya se van, te abrió la
puerta. Pásenla bien.
–¿Estas bien preciosa? Te noto dispersa.
–Tengo
unas ganas de que me cojas que no sabes, yo no quiero cenar ni nada quiero
estar en una cama contigo, ¿te quedó claro?. No nada, es que estoy algo
cansada, pero bien, ¿dónde vamos?.
–Esta noche usted es la dueña de este
esclavo, usted decide donde quiere ir.
–A un hotel.
–¿Perdón? ¿Oí bien?
–Si, a un hotel, al Meliá, quiero comer
sushi y ahí es buenísimo.
Llegaron al resaurante y Clemente le pidió
a Esperanza que escogiera del menú para los dos.
Çuando trajeron los rolls tempurizados con
topping, Clemente los vio con cara de pocos amigos. Comenzó a comer y al probar
el primer roll, lo masticó sin mucho ánimo.
–¿No te gusta el sushi verdad?
–Vamos a ponerlo de esta manera, no es mi
comida favorita, pero esta noche no es para mi, es tuya y tú mandas, yo como lo
que tú comas.
–Ay
Dios mio, le voy a pedir que tiremos, ya que es mi noche.
–Clemente… ujum, ¿te puedo preguntar algo?
–Claro preciosa, lo que quieras.
–¿Eres virgen?
–Trágame
tierra, debo tener en la frente escrita la frase quiero sexo.
–Vaya, no me esperaba esa pregunta y menos
de una mujer, pero no, no soy virgen. Esperanza, no sé que tienes en mente, que
pasa por tu cabecita en este momento pero no te invité a cenar ni te estoy
cortejando para llevarte a la cama de una vez y olvidarme de ti. Tienes un
regalo sagrado en tu cuerpo que es tu virginidad y quiero que te entregues
cuando realmente estés preparada y sea con la persona correcta, sea yo u otro.
No te apresures.
–Ese
es el detalle mi amor que estoy desesperada por quitarme eso de encima, no me
interesa si eres el indicado o no, me gustas que jode. No, no es eso, no
quiero apresurarme, creo que te juzgué mal, discúlpame. –Más falsa y me muero aquí intoxicada con este pescado medio crudo.
–Vamos a seguir saliendo y ver donde nos lleva esto, yo no estoy
apurado, te esperaré.
–¿Cómo
vas a estar apurado si hasta hace nada tenías novia y seguro tiraban como
conejos?
–Mi relación anterior no hubo sexo, bueno,
no dio chance pero ella era virgen o por lo menos eso me dijo y yo respeté eso,
pero no se dio la relación y aquí estamos ahora tú y yo.
–Me
estoy aburriendo, ¿será que por lo menos me besa?. Cuéntame de tu trabajo,
de tu familia, tu día a día.
La conversación fluyó amena y a ratos muy
divertida, Clemente se aventuraba a tomarle la mano y a veces le ponía la mano
en la pierna. Pagó la cuenta y se comieron el postre para luego irse al carro.
En el estacionamiento, él la tomó de la
mano y la trajo hacia él. La besó.
–Coño
se me está parando, piensa en otra cosa, piensa en otra cosa, mierda, necesito
sexo, pero no Clemente respeta a la chama se ve depinga, es bella, no la
cagues. Se me paró y se dio cuenta.
–Ay
Dios mio, a este hombre se le paró el pipí, claro que quiere tema, pero yo como
muerta, no es conmigo.
–Discúlpame hermosa, que pena contigo.
–Tranquilo, eso es normal en lo hombres
¿no? –Ay ¿pero que tiene él ahí dentro?
¡Se ve enorme!
–Vamos a montarnos en el carro que ya es tarde y mi futura suegra me
va a regañar.
Llegaron al edificio. Apagó el carro.
–Preciosa, tengo que decirte algo. En
realidad si quiero hacer el amor contigo y hoy, me gustas mucho, sé que eso no
se debe… -Esperanza se le lanzó encima a darle un beso en la boca.
–Yo también tengo ganas desde que me
buscaste, era pura estupidez lo que dije, te deseo y quiero salir de esta
virginidad.
–Ya va, ya va, pero aquí no podemos y hoy
tampoco, vamos a calmarnos.
–NO, NO, NOOOO, ay Dios mio, perdona, ya,
ya, me calmo, perdóname Clemente.
Clemente salió del carro acomodándose la
entrepierna y fue a abrirle la puerta.
La acompañó hasta la puerta de su
apartamento.
–Ya llegará el momento, disculpa lo malo.
–Gracias por esta velada, la pasé genial.
Se dieron un beso en la boca, esta vez sin
lengua. Esperanza entró y él se fue.
Llegó al carró y aún seguía teniendo la erección. Desabrochó su pantalón
y se masturbó.
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