viernes, 14 de abril de 2017

DE REPENTE TU 3. Capítulo 10


La vida no es como te la pintan.



Abrió los ojos, vio hacia el techo y se estiró aprovechando que estaba solo en la cama, tomó aire y por su nariz entró el olor a arepa asada y café. El hambre se le alborota. Va al baño a orinar y lavarse los dientes, luego sale.



–¿Y usted por qué no me avisa para ayudarle a hacer el desayuno? Esto se ve muy bueno.

–Porque estabas durmiendo y además anoche tuviste jornada larga y quería que durmieras, tienes que reponer energía.

–Usted como que quiere otra ronda ¿no?

–Me dices eso y mira como me pusiste. Lo hacemos ya.

Lo monta en el mesón y le abre las piernas. Le coloca saliva y él moja su pene y comienza a penetrarlo.

–Todavía lo tienes abierto y caliente.

–Todo suyo, disfrútelo.

Lo penetró por completo, no pasó del quinto movimiento de cadera cuando se corrió dentro.

–Toda mi leche dentro de ti. –Cerró los ojos y le apretó los hombros mientras pasaba el orgasmo.

–Vamos a desayunar.

–Se sentaron a desyunar.

–¿Tú crees que lo nuestro dure para siempre?

–¿Por qué dudarlo? Apenas empieza.

–La arepas le quedaron divinas.

–Gracias bebé, las hice con amor.

–Te quería hacer una pregunta. ¿Tú sabes lo que significa soplar el bistec?

–Si claro, se refiere cuando a tu novia o novio alguien lo están rondando, posiblemente ya tuvo algo con esa otra persona, por eso le dicen que te están soplando el bistec.

–Mmmmm ok

–¿Por qué la pregunta? Rara por cierto.

–Por nada luego le explico.

Terminaron de desayunar, lavaron los platos y se fueron al cuarto.

–Yo me voy a duchar, ¿te vienes?

–No, voy a dormir un rato más.

Se acuesta arropándose hasta el cuello y se queda profundamente dormido.



Jesucristo vuelve a abrir los ojos, pero esta vez exaltado.

–¡Mi mamá le puso los cuernos a mi papá! –Mira hacia los lados y busca el reloj. Las nueve de la mañana. Ve el calendario, no se ubicaba en el tiempo. Sábado.



Se levanta y va al baño, orina y se va a la cocina. No hay nadie, en la sala tampoco.

Se dirige a la habitación de su madre y toca la puerta.

–Mami, ¿estás despierta? –Espera unos segundos.

–¿Será que salió? –Le da la vuelta al pomo para abrir la puerta y lo hace lentamente.

–Mamiii, ¿estas despierta? –habla en voz baja, el cuarto está iluminado por el sol, la persiana arriba.

Se acerca a la cama y dos cuerpos desnudos se abrazan bajo un sueño profundo. Está nervioso viendo a su madre con otro hombre que no es su padre, el cuerpo le tiembla, pero decide acercarse para ver quien es la persona.



Su cuerpo se paraliza, los músculos no le responden y lo único que hace es que sus ojos suelten lágrimas sin esfuerzo. Su amigo del alma desnudo, durmiendo con su madre en la cama que hasta hace unas semanas compartía con su padre.

Decidio echarse hacia atrás y regresar a la puerta para salir. Cerró con cuidado la puerta y se fue a la sala a llorar, ahora sí, sin reparo.

Se sienta en el sofá y se acuesta a esperar mientras sigue llorando, sin esfuerzo, si hacer ruido, llora sin parar.



María Corina, comienza a estirarse sin abrir los ojos moviendo su cuerpo hasta que siente un peso, abre los ojos y ve un brazo y se da la vuelta completa viendo a Fabián dormido.

–¡Fabián, Fabián! ¡Despierte! –Ve el reloj, son las 10 de la mañana.

–Despierte Fabián que horror, ¿dónde estará Cristo?

–¿Que pasó?

–¿QUE PASO?, QUE SON LAS 10 DE LA MAÑANA Y USTED SIGUE AQUI.

–Mierda, mierda, mierda ¿y Cristo?

–Yo que sé, vístase y se va, sale con cuidado.



Fabián se pone la ropa y sin ponerse los zapatos sale de la habitación con cuidado. Ve a los lados y no ve a nadie, se asoma a la cocina y nada. Se va con cuidado a la entrada, tiene de frente el sofá y sigue hacia la puerta. Cuando la abre oye una voz.

–Tranquilo, no tiene que irse en puntillas, estoy aquí.

Fabian se voltea con los ojos abierto y la cabeza agachada.

–Para acostarse con mi madre si es valiente pero para hablar conmigo no da la cara.

–Cristo, puedo explicarte.

–Lo vi en la cama con mi madre, en el cuarto de mis papás, ¿que me va a explicar?. Usted pasó la noche con mi madre y más que eso pues estaban desnudos ambos

–Déjame que te explique bro.

–No me llame bro ¿oyo? –Comenzó a llorar. No me llame bro, usted no es mi amigo, usted es un traidor, se va de mi casa y no vuelve más nunca para acá. Váyase. VAYASEEEE.



A Fabian no le quedó más remedio que irse. Cerró la puerta.



–Coño..que mal, que mal, que mal. ¿Ahora que hago?. -Se sentó en la escalera y se puso los zapatos. Yo vuelvo y hablo con este carajito, yo no voy a perder a María Corina porque me lo dice él.

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