Una
traición.
–No voy a negar lo evidente hijo. Es
cierto, mantengo una relación con Fabián, pero no llegamos ni al mes.
–Pero usted estaba con papá, estaba vivo y
ya se veía con él.
–Fue a días de eso.
–¿Por qué? ¿Usted no amaba a mi papá, no se
casó por amor?
–No, no me casé por amor, me casé porque
quedé embarazada y mi padre me obligó a casarme. Su padre estaba enamorado de
mi, yo estaba ilusionada, era el hombre con quien había perdido la virginidad,
por un error quedé embarazada, pero no se imagine que no lo quiero, usted es lo
más grande, desde el primer día que lo supe lo esperé con alegría e ilusión.
–Entonces no amaba a mi padre ¿y él lo
sabía?
–Si, pero aprendí a quererlo mucho, casi 20
años juntos significan algo.
–¿Y por qué Fabián? Mi mejor amigo, mi
hermano. Usted puede ser su madre. ¿Desde cuando la pretende?.
–Desde hace 4 años hijo, pero no le di
importancia y no lo alente a nada, ni siquiera le hacía caso hasta hace unos
meses, que hubo miradas, sonrisas, roces, atenciones, cosas que me hicieron
fijarme en él de otra manera.
–Y supongo que anoche no fue la primera vez
que ustedes…
–El viaje a la playa, fue la primera vez y…
–No me cuente madre, no quiero saber. ¿Y
usted piensa aprovecharse de Fabián que tiene dinero para pagar las deudas?
–Hijo por Dios, por mi mente nunca ha
pasado ese pensamiento.
–Pero pagó el entierro y el funeral.
–Pago que pienso devolver, no se preocupe.
–¿Cómo?, si no tenemos dinero, ¿con sexo?
Por primera vez en 18 años María Corina le
levantaba la mano a su hijo para darle una bofetada que le dolió hasta el alma.
–¡Usted me respeta Cristo, soy su madre!
Soy mayor de edad y yo me enamoro de quien yo quiera. En este momento soy una
mujer libre, lamentablemente, pero lo soy y tengo derecho a rehacer mi vida.
Jesucristo aún con su mano en la mejilla,
le contestó. –¿Rehacerla a días de haberse muerto mi padre? ¿Y usted me exige
respeto?. Usted y ese que dice ser mi amigo no existen.
–Hijo, que va a hacer.
–Me voy de esta casa madre.
–No te puedes ir.
–Soy mayor de edad.
–No trabajas y apenas vas a comenzar la
Universidad.
–Buscaré un trabajo de medio tiempo pero
aquí no me quedo mientras usted siga con esa relación.
–Cristo, Cristo, regrese aquí.
–No mamá, yo me voy, no se adonde pero me
voy de aquí.
Jesucristo se fue a su cuarto a hacer una
maleta para llevarse algunas cosas. Llamó a Pablo para hablar con él pero el
celular caía ocupado, entonces llamó a la única persona que podía ayudarlo en
ese momento: Esperanza, su mejor amiga.
–<Claro que te puedes quedar en mi casa,
el tiempo que quieras, mi mamá encantadísima>
Esperanza mandó al chofer para que lo
buscara.
–Hijo, piénselo, no se vaya.
–Me voy madre.
–¿Y que hay de mi felicidad, de lo que
quiero? ¿eso no vale?
–Si su felicidad depende de hacerle daño a
otros, no sirve de nada.
–¿Le hago daño a alguien por amar? ¿Por
qué? ¿porque es su mejor amigo? ¿Sería distinto si fuera otra persona? Lo que
le molesta es que Fabián no le haya hablado claro y contado, eso es lo que
pasa.
–Usted es una adúltera, madre, no le dijo a
mi padre lo que hacía, hubiese sido mejor que se divorciara para empezar otra
relación, así se hacen las cosas, no al revés. Quien sabe si mi padre se
suicidó porque se enteró de lo suyo con ese tipo.
–NO LE PERMITO…
–No se le ocurra pegarme de nuevo porque
ahí si me pierde para siempre. –Se fue pues ya había llegado el chofer que lo
llevaría a la casa de su amiga.
Jesucristo le contó a Esperanza lo que
había pasado, aunque no estuvo de acuerdo en que se fuera de su casa, entendía
el dolor que sentía.
–Cristo, el amor es así, uno no manda en el
corazón, te enamoras y listo, eso me ha dicho mi madre y es así. Tú mamá no
estaba enamorada de tu papá y consiguió a alguien que le devolvió las ganas de
vivir, de sentirse amada, eso no tiene nada de malo.
–Son unos traidores.
–A ver Cristo, sé que te sientes mal, pero
no debes tomarte para ti esa situación, es tu madre la que se enamoró de
Fabián, no es asunto tuyo, tú estás para respetar su decisión, ¿acaso tú crees
que Fabián le hará daño? Fabián es tu mejor amigo, claro yo soy tu mejor amiga
en la vida, jajaja, él no va a hacer nada para perjudicarte y hacerte daño,
tienes razón que debió hablar contigo y contarte lo que sentía, pero no es
fácil, es algo delicado, pero pasó asúmelo.
–No quiero vivir en esa casa.
–Te puedes quedar aquí, ya te dije.
Ya en la noche, no logró verse con Pablo
por más que intentó no lograba ubicarlo, eso no lo dejó dormir, pero al día
siguiente lo volvió a llamar.
Habían cuadrado verse en casa de Pablo a
las ocho de la noche. Le dijo a Esperanza que lo llevara en la noche.
–¿Este
carajito que querrá? ¿Para que quiere verme? Cristo, Cristo por qué no sales de
mi mente. Y ahora te pienso a cada momento, como si te conociera de toda la
vida, hasta he tenido sexo contigo y no nos conocemos. Y voy a meterlo en mi
casa. Pensaba Pablo mientras terminaba de hacer
unas cosas para salir y encontrarse con Jesucristo.
Pablo lo anunció en la vigilancia y lo
dejaron subir. Sonó el timbre, Pablo abrió la puerta y la reja y el muchacho
entró soltando la maleta. Pablo se quedó sorprendido al ver lo que trajo, pero
Jesucristo lo abrazó.
–Lo extrañé mucho, anoche lo extrañé, no
estuvo conmigo. -Se separó de Pablo y se miraron a los ojos. Eso bastó para
besarse y aquel beso lo transportó a aquel baño donde se besaron por primera
vez. La brisa con olor a frutas volvía a envolverlo mientras se besaban.
–Cristo, no sé como llegaste a mi vida, no
sé por qué sueño contigo. Te conozco sin saber de ti, te he visto desnudo y no
se tus mañas. He estado dentro de ti y no se si tienes hermanos.
–Porque usted no se ha dado cuenta que
somos novios. Yo he estado en este apartamento.
–No es posible llevo apenas 2 días aquí.
–Pablo vio el mesón de la cocina y recordó cuando tenía a Jesucristo montado en
el mesón penetrándolo.
–¿Puedo quedarme contigo esta noche?
–Por tu maleta parece que quieres quedarte
para siempre.
–Para siempre estaremos juntos Pablo, usted
y yo para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario