martes, 11 de abril de 2017

DE REPENTE TU 3. Capítulo 7


Decisiones.



Esperanza no podía dormir luego de la tensión sexual que hubo con Clemente, le costó conciliar el sueño hasta que a las tres de la mañana cayó profunda.

A la mañana siguiente se levanta con un propósito; verse y hablar con Yovana.



Desayuna con sus padres.

–¿Cómo te fue con el muchacho de ayer mi amor? ¿Cómo es que se llama?

–Clemente. -Miró a la mamá diciéndole con un gesto que estaba su papá escuchando. Jaime leía el periódico sin prestarles atención. María Antonia le hizo otro gesto de que no le hiciera caso.

–¿Todo bien con Clemente?

–Bueno si, pero…ay mami, es que…estando con él me entraban unos calores, te confieso que tenía ganas de…hacerlo.

Jaime tosió sin bajar el periódico.

–Es demasiado bello mami, pero, me entró un desespero y casi dejo todo y me entrego, él se contuvo, debo reconocer que él se comportó a la altura, pero luego me connfesó que también quería hacerlo.

Esta vez Jaime se ahogó con el café y bajó el periódico.

–Esperanza, espero que lo siguiente que digas no sea que te acostaste con ese tipo que ni conozco.

–Noooo, no papi, no pasó nada, nos comportamos, si me besó pero no pasó de ahí. Bueno, pero que risa mamá, Clemente tuvo una erección cuando me besó la sentí cuando se acercó.

–BUENO YA BASTA, ¿OK? Con el cuento que ustedes dos son muy modernas van contándose las intimidades, información que yo no necesito escuchar. Yo espero María Antonia, espero, que no le estés contando a tu hija lo que hacemos nosostros en la habitación.

–¿Ustedes todavía lo hacen? ¡Que fuerte! Papá, Clemente se comportó bien conmigo, no se propasó, más bien yo estaba ansiosa.

–Ah que bonito, una señorita poniéndose coqueta con un hombre. Mira Esperanza, te voy a hablar claro, ese tipo quiere llevarte a la cama y luego olvidarse de ti. Ten cuidado si te estás enamorando de él y luego quedas peor. Si es seria esa relación tráelo a casa para conocerlo.

–Jaime definitivamente tu vienes del siglo antepasado, tu hija no es tonta.

–Exacto papá, deja la angustia. Hoy voy a hablar con Yovana.

–¿El travesti? ¿tú vas a seguir?

–Papáááá, no es travesti, es transexual, está en la transición de hombre a mujer y mira que engaña, es hermosa, engaña, bueno, no engaña, ella es mujer.

–Yo mejor las dejo, me tengo que ir a la oficina. Voy a investigar a esa muchacha o muchacho, a ver si es hombre o mujer. –Le dio un beso en la cabeza a su hija. –Estás loca hija y tu madre no ayuda.

–Ay Jaime, vete al trabajo, dame un beso. Te llamo luego a ver si almorzamos juntos.

Esperanza llamó a Yovana para verse al mediodía y ella no pudo estar más emocionada, le dijo que estaría encantadísima de verla y conversar sobre todo lo que ha pasado.



–Yovana, debo confesar que me tienes confundida y con esto no quiero decir que te rechazo, que no quiero verte más ni nada de eso, más bien me parece que eres una chama valiente que quiere asumir lo que es y siente y eso no puede ser reprochable, te lo aplaudo. Soy yo que no entiendo algunas cosas y no se lo que siento, estoy entre dos aguas.

–Te entiendo Esperanza, esta situación no es digerible para muchos y lo ven como una desviación o que queremos vestirnos de mujeres y somos unos enfermos fenómenos. Yo me siento mujer, nací mujer, vivo como mujer, pero me dieron este cuerpo, la naturaleza a veces no es tan sabia. Mi cuerpo como ves ha cambiado, me he hecho algunas cirugías, me puse tetas, me perfilé el rostro para hacerlo más femenino, pero no me veo del todo femenina, pero no me quejo. Ha sido un proceso duro, en todos lo sentidos, físico, mental y social, sobre todo social, hay rechazo solapado.

Tengo que quitarne el maquillaje para la foto de la cédula o pasaporte o cualquier documento, verme hombrecito, verme como Juan Carlos, tengo que lidiar en los bancos para cobrar un cheque o hacer cualquier diligencia. Voy al supermercado y entonces no soy la de la foto y me ven como una extraterrestre, la gente en la cola murmura y eso aunque algunas lo nieguen, duele y duele mucho.

Tuve la suerte de estar en una familia que me apoya y tengo el trabajo que tengo gracias al apoyo de mi familia, nadie quiere contratar a una transexual, yo no tenía trabajo, hacía cosas, me costó sacar la carrera de administración, pero lo logré y ahora trabajo con mis primos.

–Y por supuesto no puedes cambiarte legalmente el nombre.

–No y eso facilitaría mucho las cosas pero no se puede, en este país no se puede.

–Entiendo, que duro, no me imagino en los zapatos de ninguna de ustedes, uno lo ve todo tan normal, yo mujer, el otro hombre que no nos detenemos a pensar en que hay gente distinta a nosotros pero a la vez son como nosotros. Tú eres una mujer como yo, te veo y eres hermosa, claro uno te detalla y tienes rasgos fuertes pero a simple vista eres una mujer como otra, como debe ser en tu caso.

¿Puedo preguntarte algo?

–Sobre el pene, sé que por ahí viene tu pregunta, primero quiero pedirte disculpas por la manera invasiva como te dije que era transexual, no debí hacerlo de esa manera. Pues sí, tengo pene, es lo que me hace recordar que alguna vez fui Juan Carlos.

–Pero te vas a operar en algún momento.

–La operación es costosa. –Hubo un gran suspiro -Pero en este momento independientemente de eso no quiero operarme, no me interesa hacerlo, el pene no me molesta para nada, más bien ha sido un plus en mis relaciones sexuales.

Maaaricaaaaa, no le estorba el pipí, osea que lo usa, se coje a las mujeres, ¿y también a hombres? Ay dios mio, ¿le pregunto?. Ah, ok…pero…¿tú, eres heterosexual, bisexual, lesbiana? ¿qué eres?

–Soy una mujer que disfruta el sexo.

–Pero eso no reponde mi pregunta.

–Tú no sabes que etiqueta ponerte, yo no me pongo etiquetas, yo lo disfruto y ya, en este momento me gusta estar con mujeres y tú me gustas mucho.

–Yo no sé lo que quiero, ni que me gusta, bueno, más bien me gustan ambas cosas.

–¿Ambas cosas? ¿qué cosas?

–Quiero decir me gustan los hombres y me gustan las mujeres, en este caso tú, pero tú eres distinta, tienes lo que me gusta que eres mujer y tienes que tiene un hombre, su pipí.

–¿No te parece eso maravilloso?

–Me parece loco y eso que no conoces a mi papá, te quemaría en la hoguera jajaja, hablando en serio, te voy a confesar algo, he estado viendo a un muchacho y me gusta muchísimo, es encantador y anoche estuvimos a punto de hacerlo pero nos detuvimos, soy virgen, pero estaba desesperada y él bueno, con el amigo despierto te podrás imaginar.

–Jajajajaja, disfruta eso, sal con él, sal conmigo, luego ves lo que quieres, a lo mejor disfrutas tanto de hombres como de mujeres, yo te ofrezco este extra nada despreciable.

–Que complicado es todo esto.

–Lo complicas tú, déjate llevar. Acompáñame a la tienda.



Llegaron a la tienda pero Yovana aun no colgaba el cartel de abierto.

–Vamos al depósito un momento, Anoche llegaste al límite con ese muchacho pero no pasó nada, acompáñame.



Yovana la tomó de la cintura, la acercó y le dio un beso en la boca, comenzó a meterle la mano por el bluyín hasta llegar a su vagina.

–¿Qué sientes?

–Nervios. –Le metió un par de dedos.

–¿Y ahora?

–No pares.

Yovana le desabrochó el pantalón con la otra mano y se lo bajó junto con la pantaleta, se agachó y comenzó a lamer sus labios introduciendo la lengua en la vulva. Esperanza no sabía donde poner sus manos y las colocó en los hombros de Yovana apretándolos.

Yovana movía su lengua lentamente moviendo la piel de aquella frágil zona, cada lamida era una fuente de flujo que Esperanza soltaba. Comenzó a mover la lengua rápidamente introduciéndola lo más profundo que podía, Esperanza se contraía, apretaba, soltaba, aruñaba, pellizcaba.

–¿Me detengo?

–Mmmm, no, no.

Siguió, sentía como la chica lubricaba, le agarró al cara para que no saliera de ahí, pero Yovana se detuvo.

–¿Qué pasó?

–Ya, suficiente por hoy.

–No me puedes dejar así.

–Quiero que te quedes con esto que pasó y luego me dices. Yo también quería seguir, mira lo que provocaste, yo también tengo una erección.

Esa imagen la descolocó, pero seguía excitada. Yovana la besó en la boca con el aroma de su vagina en sus labios.

–Gracias por venir y escucharme, Yo no sé que vas a hacer luego de esto, si te vas con él o conmigo, pero lo que te hice hoy no lo vas a olvidar.



Esperanza salió de la tienda acalorada, excitada y como si hubiese corrido seis cuadras, estaba agotada.

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