jueves, 13 de abril de 2017

DE REPENTE TU 3. Capítulo 9


Reorganizando la vida.



María Corina estaba revisando todos los papeles concernientes a Diógenes; documentos, contratos, cuentas, hipotecas.

Estaba reunida en el apartamento de Fabián con su abogado y el de Diógenes.

Las deudas sobrepasaban el capital actual de María Corina, estaba visiblemente angustiada y nerviosa. Los abogados se encargarían de arreglar varios asuntos así que se llevaron copias de los documentos para agilizar todo. Se fueron y ellos quedaron solos.



–Hoy mismo ponemos al día lo de la hipoteca, no te vas a quedar sin casa, pago la deuda y te pago el mes que corre, tranquila.

–No Fabián usted ya ha hecho mucho por mi, no se procupe yo veré como pago, pido un préstamo en la empresa, pido mis prestaciones pero yo pago.

–No seas tonta, yo te voy a ayudar, te quiero ayudar.

Luego de quedarse unos segundos callada, volvió a hablar.

–Gracias Fabián, gracias por todo. No quiero que  Jesuscristo se entere de todo esto, aunque lo leyó en la carta de su padre no quiero que vea lo que realmente pasa.

–De mi boca no saldrá ni una palabra. Te invito a cenar.

–Muero de hambre, pero es que Cristo debe estar en la casa y no tendrá que comer.

–Ese niño es inteligente, sabrá que comer.



Los llevaba el chofer a un restaurante pequeño y acogedor donde podrían hablar sin interrupciones.



–La otra vez Cristo me preguntó que significaba soplar el bistec, me hizo gracia pero me angustié. Yonaikel el motorizado de la empresa le dijo que a Diógenes le estaban soplando el bistec.

–¿Y como el motorizado sabe eso?

–Vio la tarjeta de el ramo de flores.

–Ah, caramba, discúlpame esa mi amor, no quería meterte en problemas.

–Tranquilo. El caso es que se fue de imprudente y le dijo a Cristo eso, él no sabe que significa pero en cualquier momento lo sabrá.

–¿Y si hablamos con él? Lo entenderá.

–¿Qué? ¡Usted está loco! Será para que nos odie.

–Ya va María Corina, Cristo les contó que era gay y la gran mayoría lo tomó bien, ahora que tú estás nuevamente ilusionada, amándome, porque me amas, como lo estoy yo, ¿se va a molestar? Es preferible que sea yo a que sea un extraño, ¿no crees?

–No es una buena idea.

–¿Vamos a ocultarnos entonces?  A vernos a escondidads como dos adolescentes, como Romeo y Julieta.

–No diga tonterías, usted y yo no somos nada, apenas unos besos y… -Recordo aquella noche en la playa y cerró los ojos.

–Y nos entregamos María, esa noche fue inolvidable y no, todavía no somos nada. –Fabián volteó hacia la barra y le hizo una seña a alguien. Se encendieron las luces y aparecieron caminando 3 personas tocando unos violines y una cuarta persona trayendo un pequeño cojín con una cajita.

Los demás comensales dejaron de comer para levantarse y acercarse

Le entregó el cojín a María Corina y sosteniendo ella el pequeño cojín, él abrió la cajita.

–¿Usted quiere ser mi novia? Ahora que nada ni nadie la ata, que es una mujer soltera.

–Anda di que sí. –dijo una de los tantos comensales y comenzó replicarse entre todos y hasta que todas a la vez lo dijeron con música.

–Diiiiileeeeeeee queeeeeee sííííí.

Se cayaron y María Corina comenzó a llorar. –¿Qué estoy haciendo? Te volviste loco.

–Responde y no me dejes como un tonto.

–Si, seré tu novia, aunque esto me parece una total locura.

Todos aplaudieron  y apareció confeti por todos lados.



–Si todo esto lo hizo solo para pedirme que seamos novios no me quiero imaginar cuando me pida…-Se detuvo antes de decir la palabra, sabía que iba a hablar  demasiado y su rostro se ruborizó.

–¿Pedirte que te cases conmigo? Eso son palabras mayores, pero me encantaría, de momento no va a suceder mi bella dama, quiero ser su novio de momento.



Cenaron, pidieron una botella de champán para celebrar y antes de irse, Fabián le dio un beso en la boca como nunca se lo había dado. María Corina estaba petrificada y erizada.

–Fabián aquí hay gente.

–Gente contratada que está en lo suyo. Tengo ganas de besar a mi novia ¿no puedo?

–Sí, si puede. ¿Tú crees que Diógenes esté molesto conmigo? y con usted claro.

–Si estás feliz no veo porque tendría que estar molesto. Pero ya se enteró que ambos estuvimos juntos estando tu aún casada con él, eso sí que no debe estar muy bien.

–Me siento culpable.

–Eso se te quita haciendo el amor conmigo.

–Estoy algo borracha y como usted siga diciéndome esas cosas caeré.

–¿Pido una botella para llevar?

–No, lléveme a la casa, ya es tarde.

–Apenas las 10 de la noche, vamos a mi casa y luego te llevo.

–No, no, no Fabián, es tarde.

–Entonces me quedo contigo en tu casa.

–No, menos, usted quiere meterme en problemas.

–Esperamos que Cristo se acueste y yo me voy bien temprano.

­–Bueno ya veremos.

–Subo contigo para saludarlo y decirle lo que estábamos haciendo.



Llegaron al apartamento y Jesucristo estaba aún despierto así que los vio llegar.

–Hola ¿y ustedes que hacen juntos todavía?

–Hola bro, bueno es que la jornada con los abogados fue larga e invité a tu mamá a cenar.

–¿Qué, mi papá dejó muchos pendientes?

–Digamos que si, nada grave lo que pasa es que hay un desorden, hay que ver las cuentas, hay miles de papeles, le dije a tu mamá que ponía a mi abogado a la orden y así ayudar al de Diógenes.

–Muchas gracias amigo por ayudar a mami, yo con todo esto d ela universidad no he podido, pero lo haré.

–Tranquilo chamo que aquí estoy yo para ayudarlos, seré tu nuevo papá.

María Corina abrió los ojos como platos y Jesucristo arrugó la cara.

–¿Y usted de que habla? ¿Acaso se va a casar con mi mamá o qué? Jajajajajaja que loquito.

Fabián vio a María Corina. –No chico jajajaja lo digo por la ayuda y bueno estaré pendiente de ambos.

–Esta bien, me voy a acostar, quisiera quedarme con usted y hablar de muchas cosas Fabián pero estoy cansado.

–Tranquilo que nos vemos pronto, yo reviso un par de cosas con María y me voy que el chofer anda asustado allá abajo.

Jesucristo se asomó por la ventana.

–Allá abajo no está Bruno.

Fabián vio a María Corina. –Debe ser que fue a dar una vuelta o echar gasolina.

–Hasta mañana.



–Le dije que esto no estaba bien, que ganas de compicar las cosas, es mejor que se hubiese ido caramba. –Hablaba en voz baja.

–Tranquila mi bella dama. –La volvió a besar. –Vamos al cuarto que le prometí algo para celebrar el noviazgo.



Entraron a la habitación y comenzaron a besarse y Fabián a desvestirla y hacer lo mismo él. Una vez desnudos el muchacho comenzó a acariciar a María Corina pasando su mano lentamente por el pecho y el abdómen, luego por el costado, rozar una nalga y con la otra mano acariciar su vagina para luego juguetear con la vulva e introducir unos dedos que ya se humedecían.

–No se que tiene usted pero me deja sin voluntad, haga conmigo lo que quiera.

La llevó a la cama y la empujó para luego colocarse encima de ella y comenzar a lamer los pezones y bajar a su abdómen, detenerse en el ombligo y seguir bajando lentamente hacia su vagina para quedarse ahí y disfrutarla con su boca.

Su lengua recorría cada rincón de aquella cálida y húmeda vulva. Mordía los labios con suavidad y se atrevía a meter un par de dedos que se chocaban con su lengua. Cada vez que los dedos se sacudían para excitarla, lubricaba. María Corina no paraba de gemir y soltar gritos ahogados, estaba en un momento que no sabía donde estaba y si la escuchaban. Su alma se había separado del cuerpo, su mente volaba por algún recoveco. Su cuerpo brillaba por el sudor, erizado y enrrojecido.

Llegó un momento que la mujer no pudos más, su cuerpo ya se retorcía de placer pero se separó de Fabián. Excitada y agotada le pidió que se detuviera.

Fabian lo hizo y acercó su boca a la de ella y disfrutar del aroma que despide su sexo.

–Buenas noches mi amor, voy a dormir a tu lado abrazados. Descansa y sueña conmigo.



Fabián la dejó dormir y se fue al baño a ducharse. Su pene erecto no lo iba a dejar dormir, así que se masturbó para liberar la tensión acumulada.

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