Era sábado y me llamaron de
una casa para realizar unos arreglos de electricidad. Se comunicaron conmigo a
las ocho de la mañana y les dije que estaría a las 11 por allá.
11 de la mañana llego a la
casa donde me toca trabajr,toco el timbre. Luego de varios segundos, un
muchacho de unos 17 o 18 años me abre la puerta. Era de mi tamaño, Delgado,
blanco. Al verme el niño se queda mirándome el pecho. Llevaba una braga azul
con el cierre abierto hasta mi ombligo dejando a la vista mi pecho y parte de
mi barriga cubierto de pelos. Soy algo rubio, de 33 años con barriga pero
acuerpado con unos buenos brazos. El muchacho seguía paralizado.
–Hola, soy el electricista.
–Hola, hola, wao, no me
imaginaba a un carajo así que vendría, pensaba en un viejo canoso y de mal
humor
–Nada de eso, jejeje bueno,
vamos a comenzar, dime que tengo que acomodar.–Le extendía la mano para
presentarme– Me llamo Luis ¿y tú?.
–David.
El carajito estaba lindo,
solo cargaba un boxer, se le veía un buen culito. Lo seguí para que me enseñara
lo que tenía que hacer.
–Tienes fuerza me dejaste el
brazo y la mano adoloridos.
–Es que así hay que dar la
mano Luis, somos hombres.
–¿Tú eres así de pelúo por
todos lados?
La pregunta me dejó frío, el
chamo iba de frente y yo no me iba a quedar atrás.
–Pues sí, pelúo por todos
lados, pecho, espalda brazos, piernas, nalgas.
–Que bien, mira aquí está el
cajetín de los breaks, ¿vas a cortar la luz?
–Si claro
–Hay que acomodar todos
estos tomacorrientes y montar estas cuatro lámparas, si quieres te ayudo para
que terminemos antes.
–Claro, me encantaría.–Bajé
los breaks, el calor en la casa se intensificaba–.
–Si quieres quítate la braga
o bájatela para que no tengas tanto calor.
–El pana esta decidido a
verme desnudo y hacer algo. –Ayúdame a bajármela–le dije.
David me ayudó a bajar la
braga hasta mi cadera.
–Wao, que pelero tienes,
¿Los puedo tocar?
–No.–le dije, quería
frenarlo un poco–Vamos a comenzar a trabajar.
Comencé a quitar los
tomacorrientes viejos, estaba sentao e el piso, David para cerca de mi pero
detrás. De repente siento una mano en mi espalda.
–Tienes los pelitos suaves.
David no se cortaba, me
estaba poniendo quesúo el niñito. Bajó su mano hasta donde termina la espalda.
–Se te ve la alcancía –me
dijo, y metió más la mano. Me levanté y lo agarré por los brazos.
–Mira carajito ya me estás
poniendo mal así que ahora te toca llevar guevo. –Lo pegué contra la pared y le
bajé el boxer. Unas nalgas blanquitas y lampiñas, les di un par de nalgadas,
busqué en uno de mis bolsillos un condón y me lo puse.
–Ponte saliva en ese culito
–le dije–
–Soy virgen, nunca me han
cogido.
–¿Ah si? Pero eres bien
putica, seguro que guevo si has mamado que jode –Le abrí las nalgas y comencé a
meterlo. David se quejaba y se ponía tenso.
–Relájate, sino te va a
doler más. –Le dije eso y se lo empujé. Dolió, sé que le dolió pero no me
importó–.
–Me duele coño, despacio,
sácalo.
–Pero si todavía no lo he
metido completo, apenas va la cabecita. –David se sorprendió, lo solté y le
dije –Mira lo que te voy a meter completico–23 centímetros le iba a meter al
carajito, cuando vio aquello se agachó y se puso a mamar con todo y condón.
Lo dejé un ratico que me lo
mamara, estaba disfrutando el guevo en su boca. Lo levanté y lo alcé.
–Agárrate de mi cuello. –Lo
cargué y lo pegué de la pared– Ahora aguanta que te lo voy a meter todito.
Agarré mi guevo y lo guié a su culo y se lo metí moviendolo de arriba a abajo.
David se quejaba del dolor, pero no me detuve.
–Vamos al sofa, quiero darte
duro
–Si, dame duro.
Lo tumbé en el sofa , le
levanté las piernas y volví a penetrarlo.
–Me encantan tus pelos, tu
pecho, tu barriga. –David estaba excitado, sentía dolor pero se estremecía cada
vez que lo penetraba hasta el fondo. A estas Alturas le estaba dando con todas
mis fuerzas, él comenzaba a gritar y le tapé la boca. Comenzó a jalarme los
pelos del pecho y las tetillas y le solté una cachetada.
–Dame otra –me dijo. No lo
hice. –Ponte en cuatro–
Volví a penetrarlo, su culo
estaba dilatado y abierto. No me contuve y volví a darle duro, lo agarré por la
cabeza, con la otra mano le tapaba la boca. Duro, le dí duro. Comenzó a ponerse
tenso y me apretaba el guevo con el culo. Eso hizo que me viniera.
–¿Dónde quieres la leche?
Dime.
–En la boca.
Saqué el guevo del culo,
arranqué el condon y se lo metí en la boca. Cuando sentí que ya venía, le
agarre a cabeza y le metí todo el guevo en su boca. Sentí como llegué hasta su
garganta y derramé la leche, se la tragó a juro. Saqué mi guevo y tosió y
vomitó.
Se quedó tumbado en el sofa,
agotado. Yo estaba igual. Ambos sudados, cansados pero complacidos, desvirgué a
un carajito.
–Eres el primer hombre que
me coge y espero que seas el único que lo haga. Que seamos novios.
–Noooo carajito, tas pelao,
yo estoy casado y con chamo. Cuando quieras te cojo pero nada de noviecitos.
Terminé de acomodar las
cosas, David no volvió a hablarme hasta que me pagó y tome mis cosas para irme.
–Este es mi número, llámame
para que vengas a cogerme cuando me quede solo, siempre habrá algo que se eche
a perder en casa o yo mismo lo rompo.
–Jejeje tranquilo chamín, que estés bien. –Me fui,
nunca más lo llamé–.
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