Los papás de Tomás tenían días que no
sabían de él. Al verlo demacrado su mamá no aguantó las ganas de llorar.
Luego de explicarles que ahí estaría bien
atendido -su papá quería llevarlo a una clínica– me preguntaron donde lo había
conseguido. Difícil contarles, le dije la situación de Tomás, que era gay y
tenía VIH.
El papá se sentó en una silla del pasillo
y se puso las manos en la cabeza, la mamá se abrazó a mi y volvió a llorar.
Eduardo me observaba de lejos, hablaba
con su hermano y luego se acercó.
–Están muy afectados los papás de tu
amigo.
–Es que no sabían nada de él y menos que
es gay y que tiene vih.
–Coño…que manera de enterarse.
–Si bueno, pero tenía que decirles.
Al rato, volvieron a hablar conmigo los
papás para decirme que se encargarían de Tomás internándolo en una clínica de
intoxicación y hacer que comience su tratamiento del vih. Yo les di los datos
de su médico tratante para que se pusieran en contacto con él. Les dije que
tenían todo mi apoyo.
–¿Me acompañas a comer algo? Vamos un
restaurante que está cerquita del hospital.
–Vamos. -Le dije. –Luego regresamos para
despedirme.
Cuando estábamos en el restaurante
comiendo, Eduardo levantó la mirada y me habló.
–El baño de este sitio queda al fondo del
restaurante y en un pasillo que da a la calle y no va casi nadie. –Sentí su
zapato en mi guebo y luego se levantó para ir al baño, era claro lo que quería.
Cuando vi por donde se metía, me levanté
de la mesa y fui. Cuando entré, Eduardo ya estaba con los pantalones abajo y el
guebo firme como un bate y con el condón puesto.
–Cierra la puerta y pásale el pestillo.
Quítate la pantalón.
Cuando me lo quité me dijo que me
sujetara de su cuello. Me alzó y colgado de él me pegó contra la pared. Vernos
abajo desnudos y arriba con las franelas puestas, me dio un morbo horrible. Me
penetró.
Comenzó a moverme de arriba a abajo,
sentía como entraba su guebo en mi culo. Me bajó hasta estar nuestros labios
juntos y me besó.
–Me gustas mucho François, te quiero.
–Volví a besarlo y me apoyó en el mesón del lavamanos para seguir cogiéndome,
esta vez con mis piernas en su pecho. El sudor en su abdomen y en mis nalgas
hacía que cada embestida sonara nuestra piel al chocar.
Me abrazó fuerte, empujó, soltó un gemido
y acabó. Volvió a besarme esta vez apasionadamente, retiró el guebo, me bajó
del mesón y me abrazó.
–Creo que estoy enamorado de ti, quiero
ser tu novio. -Esas palabras retumbaron dentro de mi, llegó a mi la imagen de
Jack, cerré los ojos y lo solté. Me puse el pantalón y salí del baño. Eduardo
quedó ahí parado semidesnudo.
Una vez sentado en la mesa, no sé porqué,
pero me temblaban las manos, sólo imaginarme a Eduardo viviendo conmigo siendo
mi pareja, no lo veía, pero él estaba muy entusiasmado. Llegó a la mesa.
–Creo que la cagué allá adentro. Bueno no
escogí el mejor lugar y momento para decirte lo que te dije.
–No es eso Eduardo, el lugar es lo de
menos. Yo...yo no estoy para una relación.
–Pero tenemos ya un mes saliendo.
–Exacto, un mes saliendo, más nada.
–Ah…ok, vaya, yo que pensaba que tú
también sentías algo.
–Discúlpame, debí ser claro contigo desde
el principio.
–Tranquilo, soy un tonto, me precipité.
Vamos a comer y te acompaño al hospital.
Al salir de ahí, Eduardo volvió a hablar
luego de 20 minutos en silencio.
–¿Esta noche me puedo quedar a dormir
contigo?
–Claro que puedes. -Le dije.
Entré a la habitación donde estaba Tomás,
pidió que me dejaran solo con él.
–No quiero seguir viviendo.
–No vuelvas a decir eso más nunca en tu
vida guebón, tienes toda una vida por delante.
–¿Cuál vida? ¿Esta? Que tengo vih, nadie
quiere estar conmigo, estoy sin trabajo, adicto a la cocaína y a la heroína,
cambio sexo por drogas. ¿Quieres que siga?
–Te vas a recuperar, serás el mismo de
antes y verás todo mejor, déjate ayudar.
–Tú lo dices muy fácil porque lo tienes
todo, sexo, dinero, casa, estás solvente. Y tú tampoco me paras, el hombre que
amo y no me para.
–No empieces Tomás, tus papás están
preocupados por ti y ya están tomando cartas en el asunto y yo también te voy a
ayudar.
–Gracias. –Me tomó de la mano y me la
apretó al mismo tiempo que se le salían las lágrimas, le di un beso en la
frente y me fui.
Dejé a Tomás con sus papás y me fui al
apartamento con Eduardo. Al llegar, abro la puerta y escuchamos música a todo
volumen, era Lady Gaga. Todo estaba en orden, fuimos a la cocina y ahí estaba
Guillermo, cocinando moviendo el culo y desnudo.
–¡Epa! –Guillermo se volteó y soltó la
paleta que tenía en la mano y se tapó el guebo con el trapo de cocina.
–¿Para que te tapas? No voy a ver nada
distinto. –Eduardo volteó a verme.
–Si, pero Eduardo no me ha visto…disculpa
ya vengo.
Me reí y nos fuimos a mi cuarto.
–¿Tú te lo tiraste?
–Si, eso fue hace tiempo ya.
–Vaya. Quítate todo que quiero cogerte de
nuevo.
Se montó sobre mí abriéndome las piernas
hacia los lados, me penetró y comenzó con su excitante movimiento de caderas
para luego voltearme y cogerme boca abajo. Me tomó por los hombros metiéndome
el brazo por debajo, me levantó y me puso en 4. Me cogió de una manera tan rica
que me estaba volviendo loco.
–¿A que nadie te ha cogió así? -Me agarró
del pelo y empezó a darle rápido. Me agarré el guebo, apenas lo toqué me vine.
Eduardo se dio cuenta y dejó de cogerme, se quitó el condón y me acabó entre
las nalgas para luego restregarme su verga en el culo. Y me lo metió sin condón
hasta que se le bajó y se echó a un lado de la cama con la respiración
acelerada.
Un rato después habló.
–Tú no quieres nada conmigo porque estás
enamorado de otro. –Eso me dejó perplejo.
–¿Y tú como sabes eso?
–Porque yo conozco a Jack, estaba en la
fiesta del lanzamiento de la película, te lo había dicho y allí estaba él y te
raptó, bueno, te fuiste con él.
Me senté en la cama y lo vi a los ojos.
–¿Tú lo conoces?
–Si, está enamorado de ti, me lo contó
hace tiempo. Yo le sigo los pasos desde hace años, descubrí quien era, supe de
sus crímenes investigando y metiéndome en las mafias pero no dije nada, él me
gustaba y hasta tuvimos una relación fugaz y de ahí somos excelentes amigos.
Esa noche me enteré que Jack estaba ahí cuando quiso subir a la tarima.
–Y ahora que yo sé que tú sabes de la
existencia de Jack y de nuestra relación ¿qué vas a hacer? Ya va, ¿No tendrás
que ver con el secuestro de Jack?
–No vale, Jack es mi amigo. Todo ese peo
de buscarlo, atraparlo y meterlo preso quedó en el pasado. Yo no voy a hacer nada con toda esa historia de amor
entre ustedes, yo estoy enamorado de ti, pero llegué tarde eso está claro.
Eduardo se levantó y se fue al baño. Al
escuchar la ducha me fui hacia allá.
Tenía las manos apoyadas a la pared con
los brazos estirados mientras le caía el agua caliente sobre su espalda.
–Eduardo, no te pongas así coño. –Abrí la
puerta de la ducha, estaba llorando.
–Déjame solo un momento François, por fa,
yo termino aquí y me voy a casa, pensé en quedarme pero decidí que no.
Salió de la ducha, yo estaba en la cama y
él se vestía frente a mi, ver su cuerpo era una delicia pero no era Jack, no
por el cuerpo, era todo, Jack tenía todo.
Terminó de vestirse y se acercó para
darme un beso en la boca.
–¿Te vas y ya no nos vamos a ver más?
–Eso depende de ti, yo no voy a llamarte
si tú no lo haces, tu mente está en otro sitio, en otro hombre. Sólo te digo
que quizás Jack puede estar muerto, sin ánimos de ser mala gente, pero es
probable que haya ocurrido.
–Lo sé, pienso en eso y me entra un
escalofrío en el cuerpo.
–No me cuentes eso. Me voy, que estés
bien François.
Otra excelente persona que se iba de mi
vida. Por tonto la dejé ir, pero así son las cosas.
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