sábado, 11 de abril de 2015

SERENDIPIA 8

Luego de varios interrogatorios exámenes forenses y consultas de expedientes, por fin Gonzalo terminaba, su madre, llorando desconsolada llegaba a la comisaría para irse a casa

–No se preocupen, este caso vamos a investigarlo desde ya. El instituto del menor le dará apoyo psicológico a ambos y trabajarán conjuntamente con nosotros para que el responsable pague por lo que hizo.
–Señor agente, ese hombre es mi cuñado, yo no sé que le pasó, nos llevábamos bien a pesar de haberme divorciado de su hermano, es un enfermo.

Gonzalo no hablaba sólo miraba de frente sin decir nada.

Al día siguiente, en su apartamento, Roberto, se levantaba con una pesadez en la cabeza que no le dejaba abrir los ojos. Por un momento dudó en donde se encontraba, unos segundos después reaccionó y al ver su habitación se sintió aliviado, fue a la cocina por un vaso de agua.

Se acordó que estaría con su sobrino en su apartamento pero no lo vio y comenzó a llamarlo y buscarlo por la casa. Llamó a su celular pero lo tenía apagado igualmente el de su cuñada y en la casa no atendían. Se volvió a tumbar en la cama.
Pasados unos minutos suena su celular. Lo atiende.

–<<Aló…>
–<<Hola, ¿Cómo estás? ¿estabas durmiendo>>?
–<<Mmmm si, pero tranquilo me tenía que parar, dime>>
–<<Me quería disculpar por haberme ido la otra vez de tu casa sin avisarte, ¿puedo visitarte ahora?>>
–<<Si, claro,¿a qué hora vienes?>>
–<<Estoy abajo>>
Roberto pegó un brinco de la cama y le dijo que ni siquiera se había lavado los dientes ni bañado, pero Sebastián le dijo que no importaba que se bañaban juntos. Y así subió al apartamento.

Le abrió la puerta, Robero aún tenía el aspecto de recien levantado, Sebastián se le acercó y lo besó en la boca –Te quiero coger ya–.
–No me he duchado.
–Cállate.
Sebastián le arrancó la camisa del piyama saltando los botones por todos lados. Se bajó el pantalón y le bajó el piyama a Roberto y lo volteó tumbándolo en el sofá.
Le escupió tres veces en el culo y lo penetró. Robero sintió un fuerte dolor pero Sebastian no dejó que se moviera.
–Quédate quieto que ya entró, releajate.
Lo tomó del cabello y comenzó a darle con fuerza, el golpeteo de sus muslos con las nalgas de Roberto hacía un sonido seco como untrapo mojado golpenado una pared que a Roberto le excitaba.
–Me está doliendo.
–Aguanta que ya voy a acabar –Cuando estaba a punto de correrse, retiró su pene y le dijo a Roberto que se volteara. Tres chorros de semen cruzaron su pecho hasta llegar a la boca. Sebastián  le pasó la mano por el pecho restregando todo el semen, se detuvo y le metió los dedos en la boca a Roberto para que probara de su fluído. Roberto comenzó a masturbarse, cuando ya se venía, Sebatián se lo metió a la boca y recibió todo el líquido tragándoselo por completo.

Se fueron a duchar, al salir se tumbaron en la cama desnudos unos miutos.

–¿El sexo contigo siempre va a ser así? Violento, salvaje.
–¿No te gusta?
–Si, claro que me gusta, me da mucho morbo, pero también me gusta algo más pausado, romántico.
–Conmigo no vas a tener eso. Pero lo puedo hacer así si quieres un día. Lo mio es salvaje y sé que te gusta.

Roberto se volteó hacia él y le dio un beso. –Me gusta y me excita como lo haces–.

–Voy a preparar desayuno, ¿qué quieres comer?
–Lo que quieras darme bello.
Roberto tomó su celular y así desnudo como estaba se fue a la cocina. Su celular sonó.

–<<Aló>>
–<<Buenos días, señor Albornóz, le habla el comisario Pérez el que lleva el caso de su hermano>>
–<<Aja dígame comisario>>
–<<Como me dijo que lo llamara a usted antes que a sus padres, le informo que tenemos más evidencias y nombres de los presuntos asesinos>>
–<<¿Quiénes son?>>
–<<Prefiero que venga personalmente y hablemos>>
–<<Voy para allá>>

–Sebas me tengo que ir a la comisaría, hay nuevos datos sobre el caso de mi hermano.
Sebastiián se le tensaron los músculos y se puso pálido pero antes que se diera cuenta Roberto, habló.
–Bueno, entonces yo me voy a casa.
–No, no, no quédate aquí, yo voy y vengo prepárate el desayuno, ve una peli, yo regreso ahora, voy rápido. Chao, chao.
–Pero, es que yo… “Tengo que decirle hoy, hoy le digo, hoy le digo todo”

Cuando estaba llegando a la comisaría recibe una llamada. Era su cuñada.
–<<Aló>>
–<<Maldito enfermo, vas a ir preso por lo que le hiciste a mi hijo maricón desviado>>
–<<¿Pero qué te pasa? Que le hice a Gonzalo, ¿dónde está él que tenía que estar en mi casa?>>
–<<La policía está por buscarte para meterte preso, van por ti>>
–<<No sé de que hablas, ahora no puedo hablar contigo>>.
 Colgó la llamada y entró a la comisaría.

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