jueves, 14 de noviembre de 2019

#serendipia Capítulo 4

Gonzalo, el hijo del abogado fallecido Gonzalo Albornóz, le había pedido permiso a su mamá para quedarse en casa de su tío Roberto y pasar el domingo juntos.



–Tío, ¿es verdad que mi papá era gay?.

–¿Por qué me preguntas eso?

–Bueno primero porque tú eres el gay de la familia je, je y segundo mi mamá me dijo que a mi papá lo consiguieron con vainas de sadomasoquismo y había sido violado…y…

–Ya va, ya va…que yo sea gay no quiere decir que sepa todo en la vida sobre eso. En cuanto a tu papá…sí, quedamos sorprendidos con la noticia, no me imaginé que Gonzalo era gay, en este caso bisexual, porque tenía novia, aunque bueno, quien sabe como era esa relación, nunca supimos. ¿Tú la conociste?

–No. Me gustan los hombres tío.

Roberto se le quedó viendo unos segundos.

–¿En serio? ¿qué te hace pensar eso?

–Me siento atraído por mis compañeros, no me gustan las mujeres pues. Cuando voy a la piscina, en los vestidores veo a los tipos desnudos y me excito. Cuando te he visto desnudo a ti..

–¿Qué coño dices carajito? Respeta–le dio un empujón.

–Coño tío, contigo es con quien puedo hablar esto vale, mi mamá no sabe nada y anda como molesta cuando se enteró lo de mi papá ahora piensa que le montó cachos con tipos…Quiero me digas cosas de este mundo, ¿qué tengo que hacer? Enséñame, soy virgen.

–¿Cómo quieres que te enseñe, a ver? Explícate.

–Bueno…no sé…como es lo del sexo y mamar un guevo, ¿cómo se besan? Yo nunca he besado a nadie…casi todos en mi clase ya han tenido sexo…

–No creas todo lo que escuchas, siempre inventan. ¿me estás pidiendo tener sexo contigo?

Gonzalo se puso rojo de la pena y luego habló.

–Bueno…sí tío, prefiero hacerlo contigo, digo, mi primera vez, que con un desconocido.

–Termina de desayunar y deja de decir semejante burrada, voy al cuarto a acomodar una ropa.



Mientras doblaba unas chemises su mente comenzó a volar imaginándose a su sobrino desnudo en su cama penetrándolo y gritando del dolor por ser su primera vez. Sacudió la cabeza y siguió doblando unas camisas. Fuera del cuarto se escuchaba ruido. Gonzalo lavaba los platos del desayuno.

 Terminó de recoger la ropa y salió del cuarto.

–Gonzalo, ven acá.

El muchcacho se acercó hasta el cuarto y entró.

Roberto se le acercó al muchacho y le dio un beso en la boca, volvió a repetirlo hasta que le tomó de la cabeza y le introdujo la lengua. Comenzó a moverla dentro de la boca de su sobrino.

Su pene comenzaba a despertar, el de su sobrino también. Gonzalo se atrevió a colocar su mano sobre el pene de su tío. Él hizo lo mismo.



El muchacho seguía besando a su tío, aunque Roberto tenía dominada la situación, y comenzó a meter su mano entre la abertura del boxer y tocar su pene. Roberto se apartó.

–Ya, hasta aquí, no sigamos.

Roberto se fijó en la entrepierna de su sobrino.

–Muchacho pero tú tienes lo tuyo.

–Yo quiero ser penetrado tío.

–Esto no está bien, ve a ducharte al otro baño, yo me ducho aquí y salimos a comprar unas cosas y te llevo a tu casa.

Gonzalo se fue a la ducha del otro baño. Roberto se quitó el boxer y la franela e iría a lo mismo. Pero antes se acercó hasta el baño donde estaba su sobrino y lo veía mientras este se masturbaba.

Luego de unos minutos el muchacho se descargaba. Roberto no pudo ver mucho pues los vidrios de la ducha estaban empañados pero la silueta de su sobrino lo excitó aún más. Se fue a su cuarto a masturbarse mientras se duchaba.



Robertó salió del baño y Gonzalo se estaba vistiendo.

–¿Por qué sales en toalla? Somos dos hombres tenemos lo mismo.

–Ay carajito quédate quieto ¿sí? Ya te enseñé como besar, hasta ahí lo demás es una locura.

–Tío vale, enseñame lo que tú sabes, no quiero llegar a mi primera vez como un torpe.

–Vístete.



Salieron del edificio rumbo a una ferretería grande a comprar varios materiales para unos arreglos en su casa. Luego de ahí almorzaron. Gonzalo insistía en tener sexo con su tío y este lo frenaba o le cambiaba la conversación. Le compró un par de pantalones y una franela por su cumpleaños que fue hace unos días y le debía el regalo.


–El mejor regalo que me puedes dar ahora es lo que te pedí.
–Pero que desespero el tuyo por tener sexo. Tranquilo que eso va a llegar, no desesperes.
–Ay si seguro tu perdiste la virginidad a los 16 y a mi me quieres joder.
–A los 21

Gonzalo se quedó impresionado–¿En serio? Verga…

No hablaron más del tema. Robertó llevó a su sobrino hasta el apartamento donde vive con su mamá.
–Pórtate bien.
–¿Tío tu crees que aparezca el que mató a mi papá?
–Va a aparecer y si no aparece lo busco yo y lo meto preso. Te juro que va a pagar por lo que hizo. Vamos, cuídate y me saludas a tu mamá.
–Nos vemos pronto–Le dio un beso en el cachete y le susurró en el oído–Me gustó el beso que me diste–.

Se bajó del carro. Roberto se quedó pensando unos instantes apoyado en el volante.

–Que mentecita la tuya Roberto, sácate esa idea de la cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario