lunes, 4 de julio de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 49

 


Juan Carlos, el muchacho que hace unos meses se llamaba Ignacio hasta que se casó con la mujer más poderosa del narcotráfico en latinoamérica, seguía con su arduo entrenamiento; tiro al blanco, peleas, manejo de camiones, avionetas y helicopteros. Desde hace unos días se entrenaba en las cocinas donde se procesa la droga hasta que sale de ahí para su venta y distribución.

Bostezando a cada rato manipulaba los implementos, uno de los escoltas le dio un manotón en la cabeza. –Sin dormirte. –¿Estás clato que yo soy tu jefe y puedo botarte? -El escolta se rió y siguió caminando.
Siguió manipulando los.instrumentos vuendo a las obreras y obreros, levanta la mirada y ve llegar a Gilberto.
–¿Qué haces aquí?
–Trabajo en esta empresa ¿o ya se te olvidó?
–Si pero ahora eres exclusivo de mi esposa, casi ni la veo. Ahora te la coges.
–Y tú a tu ex, ¿Qué, ya son novios de nuevo?
–Eso no es problema tuyo. -Gilberto saca el arma y se la coloca en el cuello.
–Dispara, a ver si te atreves.
–Lo haré si sigues acostándote con ese imbécil.
–Yo puedo hacer lo mismo si te sigues acostando con mi esposa.
–Sabes porque lo hago. Lo tuyo es morbo y te sigue gustando Jorge.
–Mátame entonces. -Gilberto le quitó el arma debajo del cuello y la guardó para luego contarle que ya habíá asesinado a toda la familia de Carmen. Juan Carlos se puso pálido.
–Quita esa cara, que ahora voy por tu familia.

En un rincón del edificio en la planta baja, Castro tenía aprisionado a Agustín, él, con los pantalones en los tobillos, Castro solo había sacado su enorme pene y lo había penetrado. El hombre gruñía con cada empujón, Agustín con los ojos cerrados y apretandonlos dientes aguantaba las embestidas. 
Castro retiraba el enorme y grueso pene del culo y volvía a meterlo. Se escucha la puerta de entrada y Agustín se pone nervioso.
–¡Viene alguien, viene alguien! -Castro se apartó de Agustín sin guardarse el pene, el chico se subió rápido los pantalones. Para ocultarse, Castronse acercó más a Agustín para que no se viera la erección. La mujer los ve y Castro besa a su chico.
–Podrían irse a su casa, que vergüenza. -La mujer se sube al ascensor y se cierran las puertas.
–Mámalo.
–Subamos al apartamento.
–Mámalo coño, aquí. -Agustín se agachó pero el pene estaba manchado de sangre. El chico se levantó y Castro  lo voltea para penetrarlo nuevamente, Agustin grita, él le tapa la boca. –Calladito flaco, aguanta. -Castro empujaba con fuerza, a Agustín le temblaban las piernas, le quita la mano de la boca al chico, se pellizca las tetillas, da varios empujones y retira el pene para comenzar a eyacular en grandes cantidades cayendo al suelo. Agustín se cae al piso, pero lo sostiene y lo carga llevándoselo al ascensor.
Entra al apartamento, lanza a Agustín en el sofa, su pene aún erecto y colgando un hilo de semen del glande.
Castro se sienta al lado del chico y lo acaricia hasta que abre los ojos. –Aguantas guevo mi flaco, eres un campeón.
–¡Tú estás loco! ¿Cómo se te ocurre tirar en planta baja?
–Morbo mi flaco, no me digas que no te gustó, yo te ví ahí aguantando la pela.
–Prácticamente me violaste. -Castro le dio un beso en la boca metiéndole la lengua. Luegonde varios segundos se separa a escasos centímetros y le habla. –¿Cuándo es que nos vamos a casar entonces? ¿Mantenemos la fecha? No me has dicho nada. -Agustín se sienta en el sofá cerrando los ojos y soltando un suspiro.
–Castro hace una semana asesinaron a Ramiro y todavía tenemos que dar declaraciones en la policía ¿y tú estás pensando en la boda?
–Mi flaco, a Ramiro lommataron, punto, hay que resolver, buscamos a otro pero la fecha la tenemos encima y yo me quiero casar.
–Castro, vamos a salir de esto primero y luego nos enfocamos en la boda. -Castro dio un golpe en el sofa y se puso de pie con el oene aún erecto.
–Tú no quieres casarte, de nuevo buscando excusas para no casarte conmigo. DILO, DILO, NO QUIERES CASARTE, DÍMELO DE UNA VEZ Y ACABAMOS CON ESTA MIERDA.
-Castro, Castro, amor, calma, no te alteres, yo me quiero casar contigo, ya te lo dije pero pienso que debemos esperar.
–¿ESPERAR QUE? ¿A QUE CONSIGAN AL ASESINO?  eso fu un sicariato, deja la oendejada. Vístete que nos vamos a casra ya, en el registro.
–Ya va...Castro.
–VISTETE QUE NOS VAMOS A CASAR.

Juan Carlos se separó de Gilberto.
–Estoy jodiendo pendejo, no voy a matar a tu familia. Pero eso me demuestra que no estás listo para asumir las riendas de este negocio si la Patrona muere. Debes tener la sangre fría para soportar cualquier mierda, hasta que matem a tu madre frente a tus ojos. No eres capaz de matar a nadie en este momento si es necesario o de vida o muerte o simplemente porque te provocó matar a alguien.
–Te voy a demostrar muy pronto que soy capaz de hacerlo.
–¿Muy pronto? Demuéstramelo ahora, aquí mismo. -Sacó el arma y se la dio. –Mata a uno de ellos, al que te caiga mal, a ella, mátala, demuéstrame de que estás hecho.
Juan Carlos tomó el arma mientras veía a Gilberto a los ojos.
–Eres un cagón, no te vas a atrever a matarla, eres un pobre guevón, te tiemblan las piernas solo de oensarlo. -Juan Carlos volteó a ver a la chica y alzó el arma apuntándole, la miraba, la chica se percató que la tenían en la mira y se echó hacia atrás recibiendo un disparo en la frente. Cayó al suelo. Los escoltas sacaron sus armas y los obreros se tumbaron alnsuelo.
–NO PASA NADA, NO PASA NADA. Encárguense del cuerpo. Eso les pasa a los que traicionan a la Patrona. -Juan Carlos bajó el arma y la dejó caer, su cuerpo temblaba de pies a cabeza, tenía escalofriós. Gilberto lo llevó a la camioneta donde estaba Jorge.
–¿Que fue ese disparo?
–Nada, tu amiguito se graduó hoy. Mató a una traidora.
–¿Qué? ¿Mataste a una tipa?
–Bájate de la camioneta, yo llevo a Juan Carlos a la casona.
–Yo soy su chofer. -Gilberto lo apuntó.
–A mi no me tiembla el pulso para matarte asi que bájate y te vas con los escoltas.

Unas cuadras antes de llegar a la Casona Gilberto detuvo la camioneta y se fue al asiento trasero. Carmen estaba en la casa y no quería que los viera juntos.
–No pensé que lo harías. Tienes bolas carajito.
–Eres un desgraciado.
–Este negocio es una desgracia.
–Yo no quise estar aquí.
–Pero estás. Ahora tengo que explicarle a Carmen lo de la muerte de esa chica.
–¿Por qué?
–Esa carajita que mataste era una ahijada de Carmen. -Juan Carlos comenzó a golpearlo gritándole groserías y maldiciéndolo. Gilberto lo besó. –Tranquilo, tranquilo, le diré que la amtaste porque traicionó a la empresa. Le invento cualquier vaina. Esa carajita es sustituible, mañana hay otra persona en su puesto, deja el drama.
–¿De verdad mataste a toda la familia de Carmen?
–A toda, esa mujer quiere dejarte el negocio completo a ti, toda su fortuna y bienes.
–Está enferma, va a morir.
–Si, tiene cáncer pero a lo mejor sus enemigos se adelantan.
–Pero tiene un ejercito de escoltas y te tiene a ti.
–A lo mejor el enemigo lo tiene en casa Nacho. -Volvió a besarlo. –Todo va a estar bien.
–Me estás asustando.

–No hay tiempo para eso. Lo de hoy es el comienzo de tu nueva vida carajito. Prepárate para lo que viene.

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