Bernardo acostó a Oliver en la cama, le quitó la ropa. Al verlo
desnudo no pudo evitar excitarse, su pene crecía mientras él se quitaba
la ropa.
Volteó a Oliver poniéndolo boca abajo, se montó sobre
él. Escupió su mano y humedeció su grueso pene que estaba totalmente
rígido.
Le abrió las nalgas mientras dejaba que el pene
entrara. Haciendo presión iba penetrándolo lentamente mientras le daba
suaves mordiscos en la cabeza al muchacho que iba despertando.
-¿Qué...haces? Me siento mal...me duele.
Bernardo terminaba de penetrarlo y comenzaba a mover su cadera sin hacerle caso a Oliver.
-Bájate, bájate...me haces daño.
-Ya
va, aguanta mi amor, ya voy a acabar, aguanta. -Le habalaba al oído
mientras le pasaba la lengua por el lóbulo de la oreja metiéndoselo en
la boca. Sus caderas subían y bajaban, Oliver estaba tenso pero no tenía
fuerzas, solo lloraba. En su mente pasaban las imágenes de su edificio
cayendo sobre una nuve de polvo, gritos, estruendos, golpes, llantos. Su
cabeza iba a estallar del dolor mientras sentía a Bernardo dentro de
él.
Retiraba todo el pene y volvía a meterlo
suavemente, el sudor caía en la espalda de Oliver que se
había quedado inconsciente nuevamente. Bernardo mordía el cuello del
muchacho mientras sentía que se iba a venir. Y llegó. Apretó con fuerza
la cabeza de Oliver mientras se dejaba caer sobre el cuerpo del
muchacho. Cada chorro que salía de su pene lo quemaba y lo excitaba más.
Se relajó y se tumbó a un lado de la cama con la respiración
entrecortada.
Su celular sonó. Era Kimberly.
--Aló....hola...si, si, me ducho y te busco--.
--¿Lo vamos a hacer en tu casa?--
--Si...¿Algún problema?--
--¿Y Oliver? No quiero estar ahí cuando llegue--
-No llegará, va a estar en casa, pero tranquila, está dormido y no despertará, además sabe que lo nuestro es sexo por negocio--
--Ah, vaya...ahora si es negocio, para ti, digo--
-Eres prostituta ¿No? Pagué por un servicio. Te cojo y te vas con el pago.
--Si...no hay problema, ew que tu actitud no era esa hace unos días...en fin...te espero--
-Esta si es arrecha, ahora me va a jalar bolas a mi. Me la cojo y que se vaya, bien caro que le voy a pagar.
Regresaron a casa.
-Bonita tu casa...ya la conocía.
-¿Te acostaste con el dueño?
-Si, lo hicimos aquí una vez.
-Yo lo maté luego de acabarle.
-Me imaginé que habías sido tú, luego de conocerte y saber lo que hacías.
-Pagué por sexo, no para hablar. -Se quitó la ropa, Kimverly hizo lo mismo.
-¿Quieres que sea la pasiva?
-Si, quiero cogerte. -Bernardobse agarraba el pene y lo apretaba.
-Me acabo de coger a Oliver y sigo con ganas.
-¿Oliver está aquí? ¿Cómo sigue?. -Bernardo la agarró por los hombros y la tiró al sofá.
-Te dije que no quiero hablar, ponte en cuatro.
Kimberly se colocó lubricante y Bernardo se acercó y la penetró.
-Aaaaauuu, ¡coño despacio vale!
Bernardo
la cogió del cabello. -Ahora te aguantas puta, no quieres nada conmigo,
no quieres mi amor, pues vas a recibir sexo. -Empujó con fuerza y
terminó penetrándola.
Kimberly intentaba soltarse pero Bernardo la inmovilizó.
La
halaba del cabello mientras daba fuertes empujones. Kimberly sin
moverse su cabeza golpeaba del respaldar del sofá. Bernardo gruñía,
estiro los brazos lanzando un fuerte grito mientras acababa dentro de
Kimberly.
Bernardo dejó de gritar y bajó la
mirada. Vio como el cuerpo de Kimberly se se secaba, se iba arrugando
hasta volverse polvo. Se impresionó al ver como desaparecía frente a sus
ojos.
Bernardo quería gritar de la impotencia, llorar,
regresar el tiempo pero nada de esas cosas pudo hacer. Subió a la
habitación donde estaba Oliver para despertarlo.
Lo
sacudió varias veces, le gritó lo levantó, le dio varias cachetadas y
lo soltó. A los pocos segundos arrancó a llorar desconsoladamente. En la
calle caía un torrencial aguacero.
Afuera en la calle estaba Randy bajo la lluvia.
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