lunes, 15 de junio de 2015

SE ME ANTOJA QUERERTE 6

Alonso y Amado

La mañana que Daira y Alonso iban a la casa de la playa, se enteraron que Amado había sufrido un infarto y lo trasladaron al hospital del pueblo para luego llevarlo a la capital donde fue internado en Terapia Intensiva.

Daira se había ido en la ambulancia mientras le avisaba al hijo de Amado, Alonso iba en su carro llorando.
Al llegar a la clínica Daira se le acerca a Alonso que está apartado de la familia de Amado.

–Si le pasa algo a Amado tú vas a ser el responsable por haberlo metido en esta retorcida relación.
–Si le pasa algo es sólo culpa de él por no asumir su realidad y ser sincero con todo el mundo. No pretendas Daira responsabilizarme y ponerme en contra, soy culpable de mantener esta relación estando tú con él pero te dije que a él siempre le dije que hablara contigo y te digo otra cosa, estábamos peleados, por eso no vino a casa este fin de semana.
–Nada de esto estuviera pasando si lo hubieses dejado cuando te enteraste que era casado y le gustan las mujeres.
–Mira Daira, no voy a discutir eso contigo ahora. Cuando Amado salga de la clínica nos reuniremos los tres. ¿Quieres un café? Voy a la fuente de soda. -Se fue de ahí a comprar la bebida. Ella no quiso nada.

15 días después Amado regresaba a su casa de la playa con Daira y su hijo Adrian. Ya estaba recuperado pero le mandaron reposo, una dieta baja en grasas y sodio y chequeo médico cada 6 meses.
Una semana después los tres acordaron una reunión, para no forzar a Amado, Alonso decidió ir a la casa de la playa.

–Bueno llegó el momento de sentarnos a hablar -Dijo Alonso mientras veía a los ojos a Amado.
–Yo no quería que esto llegara hasta aquí, yo quería hablar contigo Daira.
–Pero llegó Amado, llegamos hasta aquí y con infarto de por medio, ahora hay que aclarar todo.
–¿Quieren tomar lago? -Les dijo Daira.
–Jugo.
–Yo un whisky Daira y sírvete uno tú también  -Le dijo Alonso.

Cada uno sentado en un sofá y con su bebida en la mano comenzaron hablar. Daira comenzó preguntando desde cuando tenían la relación, Amado le respondió que tenían casi ocho meses de relación pero que se conocían desde hace más de un año.
Amado también confesó, sin levantar la mirada viendo sus manos, que siempre sintió atracción por los hombres, en ambos matrimonios tuvo relaciones con hombres en paralelo. A Daira le corrían las lágrimas sin esfuerzo.
Alonso comenzó a hablar y dar su punto de vista, le pedía a Daira que aceptara el divorcio y dejara libre a Amado para que ambos fueran de una vez por todas felices. Daira se cubría la cara con sus manos, ahora le tocaba a ella hablar.

–Yo no me quiero divorciar, pero sé que igual ustedes estarán juntos. Sólo te digo Amado que vas a dejar toda esta tranquilidad, toda esta vida serena y organizada por una relación que a lo mejor dura tres meses y ya porque así es la gente como ustedes…los gays…Pero bueno, no me queda más remedio que firmar, pero con una condición.
–Ya sabía que esto no iba a ser tan fácil.
–Cállate Alonso, deja que Daira hable.
–Me quiero quedar con todo, la casa, el carro y una pensión de por vida.
–Te volviste loca, eso lo repartirán en partes iguales.
–Bueno entonces se hará por las malas, que introduzca la demanda de divorcio y negociemos y que todo se prolongue más y mientras yo le cuento a todos que mi esposo es…gay.
–Quédate con todo Daira, no me fastidies. Si lo que tienes es rabia y quieres joderme pues quédate con todo y yo me voy a casa de Alonso.
–Pero de pensión nada, que te ayuden tus hijos.

Daira no discutió más y aceptó firmar y quedarse con la casa y el carro. Al levantarse del sofá les pidió a los dos que se fueran de una vez de la casa y se llevara todo lo que pudiera, lo que no, se lo quedaba ella pero se tenían que ir ya.

Alonso se fue hasta el pueblo a buscar a alguien que tuviera un camión para poder llevarse varias cajas y un par de maletas y muebles.
Luego de una hora consiguió a un señor. Montaron todo en el camión y otras cosas en el carro y se fueron a la capital.

En el trayecto, Amado sólo veía por la ventana, no hablaba.

–¿Qué te pasa?
Amado se volteó a ver a Alonso mientras se reía –¿Y todavía vas a preguntar qué me pasa?–.
–Sí, no has dicho ni una sola palabra desde que salimos.
–¿Te parece poco? Acabo de dejar a mi mujer sola en ese caserón, me siento mal muy mal. Me siento extraño que todo va a cambiar, mi vida, mi rutina, mis cosas todo queda atrás.
–Bueno tú sabías que eso tarde o temprano iba a ocurrir. Además estabas sumido en un aburrimiento en esa casa, siempre haciendo lo mismo, toda la semana agendada, cada día una cosa que se repetía una y otra vez todas las semanas por casi 20 años.
–Pero me sentía cómodo así Alonso.

Alonso giró el volante hacia la derecha y en un escampado frenó el carro. Le hizo señas al del camión para que hiciera lo mismo.
–No te detengas aquí que es peligroso.
–Amado, estás a tiempo de echar para atrás todo esto y volver con tu mujer y quedarte en esa vida a que ahora extrañas. Porque no quiero que llegues a mi casa te instales y luego comiences con el arrepentimiento, no eres un carajito tienes 65 años.
–Exacto amor, tengo 65 años ¿tú crees que yo estoy para cambios bruscos en mi vida? Me voy a sentir extraño en tu casa todo el día solo mientras tú trabajas, ¿y yo qué?.

Alonso tomó el volante con las dos manos y apoyó la cabeza –Tú qué…tú te vas  a la casa de la playa y yo me quedo en mi casa Amado–. Alonso frenó el carro, abrió la maleta y metió las cosas en  la camioneta.
–¿Qué fue señor? ¿Ya no vamos pa´ la capital pues?
–No, me temo que no, el señor se regresa con usted, aquí tiene el resto del dinero por las molestias ocasionadas y muchas gracias.

–Alonso, espera, pero no te vayas así coño, pareces un carajito.
–Mira Amado, yo no se tú pero yo no estoy para perder más tiempo con gente que no sabe que quiere ya estoy grandecito y tú más, así que piensa en tu casa lo que quieres y luego de pensarlo decides venir conmigo, me llamas y veremos si yo estoy disponible. Hasta luego.

Alonso se montó en el carro y arrancó. Todo el trayecto pasó pensando en el día que se conocieron y la primera vez que hicieron el amor. Amado luego de 15 minutos de recorrido llamó a Daira.

–<<Hola Daira, me estoy regresando…sí, sí, me quedo en la playa…nos vemos ahora>>
Daira cerró la llamada y se sonrió, dejó de lavar los platos y fue a ducharse para acomodarse y esperar a su esposo.

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