Diez días después de la operación, Trinidad iba rumbo a
Alemania para continuar con su operación de reasignación de sexo.
Llegó a Bogotá y de ahí un vuelo directo a Sarrebruck, Alemania. Era el comienzo de una nueva vida
en un lugar totalmente desconocido para él, pero no le importaba, su sueño más
grande tenía tan sólo horas de hacerse realidad no importaba cuantas
dificultades tendría que pasar, “Ya me he
jodido mucho en mi país, esto no debe ser peor” pensaba. Pero lo que
vendría no se lo imaginaba ni en la peor de sus pesadillas.
Pisó el aeropuerto y una vez en los controles de
inmigración, lo esperaban unos rayos X, unos escáner de cuerpo entero. “Te esperará gente y federales pagados para que no tengas problema de
inmigración y aduana” Recordaba las palabras de Orinoco aunque eso todavía no lo tranquilizaba,
estaba nervioso.
Cerca del escáner
un par de perros amaestrados custodiaban la entrada, al ver a Trinidad
comenzaron a gruñir. “¿Será porque soy
negro?” Pensaba, ignorando la mercancía que cargaba.
Entró al túnel y
los perros no paraban de ladrar, al chequear los monitores vieron algo extraño
en el pecho de Trinidad. Lo jalaron de un brazo y lo sacaron del escáner – Wo bist du? Warum bringen, dass auf die Titten?–¿Qué?, no
entiendo, no hablo alemán– Wessen sind diese Drogen? Wer hat dich
geschickt?–. Trinidad estaba tembalndo de miedo y lo llevaron a un cuarto donde sólo había una mesa, dos
sillas y una lámpara que alumbraba poco. – Sit– Trinidad se quedó de pie sin
entender –Sit–volvió a decir el guardia y lo sentó empujándolo por el hombro.
–Wessen sind diese Drogen?, wessen sind diese Drogen?–I don’t speak german–El guardia
le dó un golpe en la cara con el dorso de la mano – Wessen sind diese Drogen?– Du bist mit Betäubungsmitteln
Titten, wie sie dort hingekommen?–
Puso una mano en una de las estrenadas tetas de Trinidad y se la apretó, lo que
hizo que se retorciera del dolor. En ese momento entendió de que se trataba
todo. “Soy una mula, me usaron de mula,
no tengo prótesis, Dios mio tienen droga, no puede ser me van a meter presa de
nuevo ¡¡¡no, no no!!!“ pensaba Trinidad mienras no paraba de llorar.
Justo cuando el
guardia volvió a golpearlo, entró otro guardia: – Drop it,
schickte ihn eine sehr wichtige person
und bezahlt viel
Geld für seine Versetzung, nichts
tun.–Lo levantaron de la silla y lo sacaron a empujones del cuarto. – Scheiße!– Gruñó el guardia mientras salían.
Afuera estaban dos escoltas que esperaban a Trinidad pero se entretuvieron,
uno tomándo un café y el otro en los baños del aeropuerto. –¿Quién te estaba
mamando el tallo? Casi nos cuesta la cabeza por estar de idiotas–le dijo el
escolta al que había ido al baño. –Disculpa el inconveniente, ¿tú eres
Trinidad?–Sí–Yo soy Cairo y él es mi compañero Asuán–Mientras
conversaban se dirigían al estacinamiento. Te vamos a llevar al hotel donde te
vas a quedar mientras te recuperas de la operación, ahí te vas a reunir con el
médico que va a operarte–Gracias por ayudarme a salir del problemón con los
guardias…ya pensé que de eso no saldría–No des las gracias, a nosotros nos
pagan por esto, no somos tus amigos ni queremos serlo, Porquerías latinas como
tú nos llegan a cada rato y las despachamos también a cada rato, si ahora nos
llaman para decirnos que te matemos lo haremos sin reparo. Vas a saber de
nosotros porque te vamos a vigilar para que hagas las cosas bien, de lo
contrario tenemos órdenes de desaparecerte, pero tranquilo que vagina vas a
tener–Se sonrió.
Cairo manejaba y Asuán estaba en el
asiento de atrás con Trinidad observándolo. –Oye yo me quedé a la mitad en ese
baño, el niño que me la chupaba no logró que acabara y tengo ganas de follarme
a un negro que tengo años que no lo hago–. ¿Tiene que ser ahora?, estoy cansado
y adolorido…–¿Acaso yo te dije que quería follarte a ti?–Le decía eso mientras
le apretaba las mejilals con su mano–Yo dije a un negro no a ti que no sabemos
que eres, pero ya que te ofreciste ponte que voy a clavarte–Ahora no, ¿puede
ser luego?–Asuán lo abofeteó y lo empujó, –Dije que ahora, quítame las ganas y
punto, negro de mierda–.
Asuán se sacó el pene. Estaba flácido,
le costó conseguirlo entre el calzoncillo y el pantalón. –Mámalo, pónlo duro
con esa boca de negra–Trinidad dibujó una sonrisa de burla en su cara sin que
se diera cuenta el escolta, “¿Y con esto
querrá follarme?” pensó. Se lo introdujo en la boca y este le empujó la
cabeza hasta que pegara la frente en su barriga que era firme y marcada por
unos abdominales trabajados y pinchados.
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