miércoles, 11 de septiembre de 2013

PECADO CAPITAL 5. Ira


Diez días después de la operación, Trinidad iba rumbo a Alemania para continuar con su operación de reasignación de sexo.

Llegó a Bogotá y de ahí un vuelo directo a Sarrebruck, Alemania. Era el comienzo de una nueva vida en un lugar totalmente desconocido para él, pero no le importaba, su sueño más grande tenía tan sólo horas de hacerse realidad no importaba cuantas dificultades tendría que pasar, “Ya me he jodido mucho en mi país, esto no debe ser peor” pensaba. Pero lo que vendría no se lo imaginaba ni en la peor de sus pesadillas.



Pisó el aeropuerto y una vez en los controles de inmigración, lo esperaban unos rayos X, unos escáner de cuerpo entero. “Te esperará gente y federales pagados para que no tengas problema de inmigración y aduana” Recordaba las palabras de Orinoco aunque eso todavía no lo tranquilizaba, estaba nervioso.

Cerca del escáner un par de perros amaestrados custodiaban la entrada, al ver a Trinidad comenzaron a gruñir. “¿Será porque soy negro?” Pensaba, ignorando la mercancía que cargaba.



Entró al túnel y los perros no paraban de ladrar, al chequear los monitores vieron algo extraño en el pecho de Trinidad. Lo jalaron de un brazo y lo sacaron del escáner – Wo bist du? Warum bringen, dass auf die Titten?–¿Qué?, no entiendo, no hablo alemán– Wessen sind diese Drogen? Wer hat dich geschickt?–. Trinidad estaba tembalndo de miedo y lo llevaron a  un cuarto donde sólo había una mesa, dos sillas y una lámpara que alumbraba poco. – Sit– Trinidad se quedó de pie sin entender –Sit–volvió a decir el guardia y lo sentó empujándolo por el hombro.



–Wessen sind diese Drogen?, wessen sind diese Drogen?–I don’t speak german–El guardia le dó un golpe en la cara con el dorso de la mano – Wessen sind diese Drogen?– Du bist mit Betäubungsmitteln Titten, wie sie dort hingekommen?– Puso una mano en una de las estrenadas tetas de Trinidad y se la apretó, lo que hizo que se retorciera del dolor. En ese momento entendió de que se trataba todo. “Soy una mula, me usaron de mula, no tengo prótesis, Dios mio tienen droga, no puede ser me van a meter presa de nuevo ¡¡¡no, no no!!!“ pensaba Trinidad mienras no paraba de llorar.



Justo cuando el guardia volvió a golpearlo, entró otro guardia: – Drop it, schickte ihn eine sehr wichtige person und bezahlt viel Geld für seine Versetzung, nichts tun.–Lo levantaron de la silla y lo sacaron a empujones del cuarto. – Scheiße!– Gruñó el guardia mientras salían.



Afuera estaban dos escoltas que esperaban a Trinidad pero se entretuvieron, uno tomándo un café y el otro en los baños del aeropuerto. –¿Quién te estaba mamando el tallo? Casi nos cuesta la cabeza por estar de idiotas–le dijo el escolta al que había ido al baño. –Disculpa el inconveniente, ¿tú eres Trinidad?–Sí–Yo soy Cairo y él es mi compañero Asuán–Mientras conversaban se dirigían al estacinamiento. Te vamos a llevar al hotel donde te vas a quedar mientras te recuperas de la operación, ahí te vas a reunir con el médico que va a operarte–Gracias por ayudarme a salir del problemón con los guardias…ya pensé que de eso no saldría–No des las gracias, a nosotros nos pagan por esto, no somos tus amigos ni queremos serlo, Porquerías latinas como tú nos llegan a cada rato y las despachamos también a cada rato, si ahora nos llaman para decirnos que te matemos lo haremos sin reparo. Vas a saber de nosotros porque te vamos a vigilar para que hagas las cosas bien, de lo contrario tenemos órdenes de desaparecerte, pero tranquilo que vagina vas a tener–Se sonrió.



Cairo manejaba y Asuán estaba en el asiento de atrás con Trinidad observándolo. –Oye yo me quedé a la mitad en ese baño, el niño que me la chupaba no logró que acabara y tengo ganas de follarme a un negro que tengo años que no lo hago–. ¿Tiene que ser ahora?, estoy cansado y adolorido…–¿Acaso yo te dije que quería follarte a ti?–Le decía eso mientras le apretaba las mejilals con su mano–Yo dije a un negro no a ti que no sabemos que eres, pero ya que te ofreciste ponte que voy a clavarte–Ahora no, ¿puede ser luego?–Asuán lo abofeteó y lo empujó, –Dije que ahora, quítame las ganas y punto, negro de mierda–.



Asuán se sacó el pene. Estaba flácido, le costó conseguirlo entre el calzoncillo y el pantalón. –Mámalo, pónlo duro con esa boca de negra–Trinidad dibujó una sonrisa de burla en su cara sin que se diera cuenta el escolta, “¿Y con esto querrá follarme?” pensó. Se lo introdujo en la boca y este le empujó la cabeza hasta que pegara la frente en su barriga que era firme y marcada por unos abdominales trabajados y pinchados.


–Negrito disfruta ese guevo, te va a gustar–le dijo Cairo, pero Trinidad se reía para sus adentros hasta que sintió que algo no iba bien…o sí.

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