–Bolivia, tu hijo
lo mandé a Colombia para que le pusieran tetas y ahora debe estar en Alemania para que lo
operen y le pongan su cuquita–Bolivia levantó las cejas sorprendida, se tapo la
boca con su mano y comenzó a llorar– Pero si es menor de edad, mi niño no puede
estar haciendo eso, es una locura, eso no está bien–No está bien que te pongas
a husmear en los cuartos cuando tu jefe está tirando con su marido y tú estabas
instalada viendo como tiraba. ¿Te gustó verdad? ¿A que Orlando no te coge así
salvajemente?–Doctor no siga, esas cosas que me dan pena, yo solo quería
pedirle una ayuda para buscar a mi hijo, que me prestara dinero y yo se lo pago
con trabajo, pero necesito buscarlo–Ya...quieres que te ayude...–
***
–Ven, ven al cuarto– jaló a Bolivía por el uniforme para que lo siguiera. Entraron. Él aún de espaldas a ella se bajó el mono. Bolivia no le quitaba la mirada de encima, observó aquellas nalgas perfectas, duras y velludas. Le vino a la mente las de su marido y volvió a abrir los ojos. Tabay se había dado la vuelta. Volvió a posar sus ojos en la entrepierna, detallando todo: rasurado, los testículos afeitados y redondos. Un pene rosado, venoso, con prepucio y grueso de unos 17 centímetros. Volvió a imaginarse a su esposo desnudo y borró esa imagen de su cabeza.
–Ven, ven al cuarto– jaló a Bolivía por el uniforme para que lo siguiera. Entraron. Él aún de espaldas a ella se bajó el mono. Bolivia no le quitaba la mirada de encima, observó aquellas nalgas perfectas, duras y velludas. Le vino a la mente las de su marido y volvió a abrir los ojos. Tabay se había dado la vuelta. Volvió a posar sus ojos en la entrepierna, detallando todo: rasurado, los testículos afeitados y redondos. Un pene rosado, venoso, con prepucio y grueso de unos 17 centímetros. Volvió a imaginarse a su esposo desnudo y borró esa imagen de su cabeza.
Su entrepierna ya
estaba humedecida y ella sudando a pesar de que el cuarto estaba como una
nevera. Tabay se tumbó boca arriba en la cama. –¿Te gusta lo que ves? Bueno,
ven a disfrutarlo y tienes via libre para ir a buscar a tu hijo. Hazle cariñitos y despiértalo–Doctor,
no me haga esto...–“tengo meses que no
hago el amor con Orlando y este se pone así..me está volviendo loca“.
–Tú te pones
cariñosa conmigo y yo te llevo a Alemania–No doctor...yo no me voy a prestar
para esto–mintió–Soy una mujer casada...–Las manos le temblaban y tenía
escalofríos. –Bueno la otra opción que veo es que no quieras hacer nada, te
quedes sin este trabajo y el de mi oficina y además haga una llamada telefónica
en este momento para que traigan a tu hijo a Venezuela,–Bolivia levantó la
mirada con una media sonrisa en la cara al escuchar eso–Pero en una urna...tú
decides–.
Bolivia comenzó a
quitarse el uniforme,–no, no, no. No te lo quites, sólo las pantaletas–Obedeció,
se le vantó la falda con cuidado sin que se viera nada y se agachó para
quitarse la ropa interior.–Ahora acércate y mámalo– Se acercó a la orilla del
colchón, se agachó y tomó el pene de Tabay y se lo introdujo en la boca
tímidamente.–Sin pena, mámatelo piensa que soy tu marido aunque no soy negro y
no debe ser tan grande como el de él pero disfrútalo– “El de Orlando es chiquito...si supiera que no me complace como
quiero...“ pensaba Bolivia mientras seguí con el sexo oral subiendo y
bajando por todo el pene.
Tabay acostado
sintiendo la boca tibia de Bolivia recorriendo su miembro.–Primera vez que una
negra me mama el guevo y que me voy a coger–le decía a Tabay mientras le
acariciaba la cara.–Una madre es capaz de todo con tal de proteger a sus hijos
¿No? Eres capaz de humillarte y mamarle el guevo al hombre que te da de comer,
sigue mamando que lo haces bien hasta que te diga que te detengas.
Dos minutos
después le dijo que se detuviera–Pónme el condón y te montas encima sin
quitarte el uniforme–Se lo colocó torpemente, nunca había colocado uno, se
montó en el colchón colocando los pies a los lados de Tabay y se agachó. Tomo
el pene y lo guió hacia su vagina. Totalmente lubricada por la excitación, el
pene entró sin dificultad. Bolivia se estremecía. Tabay acostado dejando que
ella dominara la situación. –¿Todas las negras tienen la cuca así de caliente
como la tuya? Bolivia no respondió. –¿Cómo te coge Orlando?, dime, ¿te dá duro?
¿te pones perra en la cama?–No tenemos sexo desde hace años....no se le para,
tiene problemas–Çon razón estás tan mojada, tienes las sábanas empapadas y mis
piernas. Quítate el uniforme y sigue moviéndote, quiero ver tus tetas y tu
cuca–.
Se desnudó.
Bolivia estaba excitada, sus pezones estaban duros y grandes, tenía los ojos
cerrados y se movía con destreza sobre
Tabay que permanecía inmóvil. –Ustedes las negras sirven pa dos cosas:
cachifear y tirar, son unas diablas– Bolivia no le hacía caso a lo que hablaba,
sólo estaba disfrutando lo que hace tiempo no le daba su hombre.
–¿Sabes que a tu
hijo me lo cogí hace unas semanas antes de que se fuera? Es una putica, le
gusta llevar guevo por ese culo...ahora sácalo y mételo en tu culo para que
veas como disfruta tu hijo cuando se lo cogen. El pene de Tabay seguía erecto,
Bolivia lo tomó y lo llevó hacia su ano. Aunque dolió al comienzo, entró con
facilidad gracias a la lubricación. –Muévete y tócate esa cuca– Comenzó a
moverse y a estremecerse mientras estaba penetrada y se mastrubaba con sus
dedos.
Empezó gemir y a
gritar. Se agitó con más fuerza, más rápido, se aceleraba, gritaba, se le erizó
la piel y llegó; un chorro de flujo salió disparado al pecho de Tabay y ella
cayó tendida hacia un lado de la cama exhasuta. Tabay retiró el preservativo y
le dijo –Todavía no ha terminado...házme acabar, sácame la leche. Çomenzó de
nuevo a hacerle sexo oral. Taay se contuvo de gemir y soltar algún ruido, sólo
le sostuvo la cabeza a Bolivia cuando empezó a eyacular. La boca de Bolivia se
inundó de semen y tuvo que tragar, nunca había probado el semen, no le
desagradó.
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