miércoles, 18 de septiembre de 2013

PECADO CAPITAL 5. Lujuria


Aprisionado hasta el fondo, Trinidad sentía como el pene de Asuán crecía dentro de su boca al punto  que ya no le cabía por lo grueso y largo. Tuvo una fuerte arcada, se retiró y se incorporó en el asiento.

–¿Viste como engaña este guevo? Estabas pensando que tenía un pipisito ¿no?, ahora  vas a sentir por ese culito que tan grande es–No vale, esta negra es aguantaora, acuérdate que nos contaron que se la tiraron todos en una cárcel–hablaba Cairo.



–Quítate el pantalón y pónme el condón pa reventarte el orto–Trinidad se desnudó y colocó con dificultad el preservative pues tuvo que estiaralo bien para que entrara. Se se sentó encima de Asuán, tomó el pene grueso y de un tamaño más allá de los 20 centímetros. Cairo aceleró por la autopista que estaba en esos momentos solitaria.

El muchacho guió el pene hacia su ano y antes de que pudiera llevar el control, Asuán tomó su pene y lo introdujo empujando a Trinidad hacia abajo.



–AAAAAUUUUU ya vaaa despacio–se quejaba Trinidad–Aguanta golfa que ya va a entrar todito– y volvió a empujar hasta introducirlo complete. –Ahora muévete perrita que yo estoy cansado, sácame la leche–. Cairo iba moviendo el volante de un lado a otro bruscamente para que Trinidad se moviera  y tratara de tener equilibrio. Trinidad se movía de arriba a abajo aguantando el dolor tanto por el pene como por sus prótesis. Cairo frenaba la camioneta de repente y de golpe sólo para ver como el muchacho se sujetaba y aguantaba el dolor por el movimiento. –Bájate que me cansé– Trinidad no le hizo caso y siguió moviendose hasta que Asuán le dió una fuerte cachetada. –Te dije que te bajaras coño– se levantó y se puso a un lado. –Quítame el condón y mama–. A Trinidad solo le cabía parte del pene en su boca, algo que Asuán no le hizo mucha gracia y empujó su cabeza hacia abajo. –Métetelo todo carajo, todo–Le aprisionó la cabeza con las  dos manos y se corrió en su boca.

Seis abundantes chorros de semen inundaron la boca del muchacho que no tuvo más remedio que tragar para no ahogarse.

–Llegamos, acomódense–dijo Cairo. –Te gusto esta verga negrito, eres bien putica, deja que te coja en una cama para que veas lo que es dolor–. Trinidad se le acercó a darle un beso en la boca y Asuán le lanzó otra cachetada. –Epa no te equivoques, yo no beso y menos con esa boca llena de leche–. Se bajaron de la camioneta rumbo al hotel.



***

Coro se fue muy temprano al apartamento de Tabay sabiendo que él llegaría un rato después luego de su viaje al interior. Eran las 6:30am. Fue al cuarto, se puso frente al espejo y empezó a ver su cuerpo totalmente velludo, tocó su barba, se tocó el pene, metió su mano entre las nalgas. Tomó unas medias de nylon y se las colocó, se puso un hilo dental de encaje rojo y se abrochó unos ligueros. Sacó de su maletín un  pitalabios carmín y comenzó a colocárselo.



Escuchó cuando empezaron a abrir la reja y se puso debajo del marco de la puerta de la habitación. Se escuchó la puerta abrir y a los pocos segundos cerrar, esperó y luego dijo: –Ven mi amor, aquí está tu perra para que te la cojas como te gusta–



–Señor Tabay ¿es usted? AAAAAAAAAAAAHHHHH señor Corooooo, ¿qué haces usted aquí? Coro se tapó con su mano el pene. –¡Cooooño Bolivia! No sabía que trabajabas aquí también– entró al cuarto y se puso una bata. –Qué vergüenza señor, me hubiera dicho que venía y vengo más tarde...¿y por qué está vestido  asi y su boca...pintada?  “este es maricón ¿y el señor Tabay también?“ pensaba Bolivia, mientras intentaba no ver a Coro a la cara. –Nada, nada, usted ocúpese de limpiar yo espero a Tabay en el cuarto.

 Volvió a escucharse el sonido de llaves. Era Tabay. –Buenos días Bolivia, ¿cómo está?–Bien doctor, llegué hace un rato...mire...en su cuarto lo espera alguien–¿Quién?–vaya vaya, véalo usted...mire doctor ¿luego puedo hablar con usted? Es algo personal–Si, si luego, póngase a trabajar, ya vengo.



–WAAAAO que rico ¿tú qué haces aquí mi oso?...uuuuf te voy a romper esas medias y partirte el culo–Fue al armario sacó un dildo, lubricante y un látigo con tiras de cuero. Le dio una patada a la puerta para cerrarla lo que hizo que Bolivia brincara del susto, comenzó a quitarse la ropa y sonó el primer latigazo que le dio en las nalgas –AAHHH– gritó Coro. Bolivia se acercó a la puerta para escuchar.



Ya desnudo, volvió a darle otro latigazo pero esta vez en los testiculos y el pene lo que hizo que Coro se estremeciera del dolor –Eh EH EH no te muevas, aguanta. “Estos dos son unos pervertidos“ pensaba Bolivia mientras tenía la oreja pegada a la puerta.

Tomó el lubricante y embadurnó el ano para luego comenzar a introducir el dildo. Volvió a darle latigazos, uno y otro y otro mientras empujaba y sacaba el dildo del ano. –¿TE GUSTA PERRA? ¿TE GUSTA? HABLA–le gritaba Tabay–SI, SIGUE, PÉGAME, DAME MÁS DURO–ahora gritaba Coro. Sin ninguna delicadeza Tabay seguía penetrando a Coro con el dildo mientras los latigazos iban y venían; por la espalda, los testículos y las nalgas.



Bolivia tenía la mano en la boca sin dar crédito a lo que escuchaba e imaginandose lo que pasaba adentro. –BOLIVIA AJÉJATE DE LA PUERTA Y PONTE A LIMPIAR– gritó Tabay cuando vio la sombra debajo de la puerta. Bolivia se alejó pero a los minutos regresó. Retiró el dido y se montó en la cama para ahora penetrarlo con su pene.  Con una mano lo agarró del cabello y con la otra le daba latigazos por el costado. Soltó el látigo y lo agarró de la barba con todas las fuerzas que pudo. –¿Quieres que me pongs más salvaje?–Si–ponte boca arriba y agarráte las piernas– Lo que vibo fue un latigazo fuerte en la entrepierna que enrrojeció de una vez la piel del pene y un grito agudo de Coro. Bolivia abrió con cuidado la puerta dejándola apenas abierta y comenzó a ver.



Volvió a penetrarlo y se echó encima de él para besarlo. Con los labios juntos, Tabay aprovechó para morder los de Coro hasta hacerlo sangrar, le escupió la sangre que le cayó en su boca y le pellizcó con todas sus fuerzas las tetillas. Tomó el látigo y le dio en la cara. Bolivia soltó la escoba y esta hizo un ruido seco en el piso. Tabay no le hizo caso. Se bajó de la cama, le dijo a Coro que se arrodillara –Mama, perra. Bolivia entra para que veas como se mama guevo y se lo hagas a tu marido–Bolivia cerró la puerta y se fue a la cocina.



 Cuando estuvo a punto de acabar, retiró su pene y comenzó a masturbarse y darle cachetadas a Coro –¿QUIERES LECHA PUTA AH, QUIERES LECHE? ABRE ESA BOCA– una, dos, tres, cuatro cachetadas y derramó el semen en la cara y barba. Soltó un grito y de nuevo otra cachetada. Se ducharon, tuvieron sexo nuevamente. Se vistireron, Tabay se puso un mono sin interior ni franela. Coro se fue a su casa.


–¿De qué querías hablarme Bolivia?– “Usted es un enfermo“ pensaba Bolivia, mientras le veía la entrepierna a su jefe, le tela del mono se pegaba a su miembro y lo marcaba.  –Ay doctor es uno de mis hijos, uno de los gemelos, que se fue de la casa...bueno se escapó del reclusorio y ahora no sé donde está y creo que se fue del país, no sé si a Colombia. no sé nada de mi Trinidad–¿Ah Caramba....tu hijo se llama Trinidad?

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