Aprisionado hasta el fondo, Trinidad
sentía como el pene de Asuán crecía dentro de su boca al punto que ya no le cabía por lo grueso y largo.
Tuvo una fuerte arcada, se retiró y se incorporó en el asiento.
–¿Viste como engaña este guevo? Estabas
pensando que tenía un pipisito ¿no?, ahora
vas a sentir por ese culito que tan grande es–No vale, esta negra es
aguantaora, acuérdate que nos contaron que se la tiraron todos en una
cárcel–hablaba Cairo.
–Quítate el pantalón y pónme el condón
pa reventarte el orto–Trinidad se desnudó y colocó con dificultad el
preservative pues tuvo que estiaralo bien para que entrara. Se se sentó encima
de Asuán, tomó el pene grueso y de un tamaño más allá de los 20 centímetros.
Cairo aceleró por la autopista que estaba en esos momentos solitaria.
El muchacho guió el pene hacia su ano y
antes de que pudiera llevar el control, Asuán tomó su pene y lo introdujo
empujando a Trinidad hacia abajo.
–AAAAAUUUUU ya vaaa despacio–se quejaba
Trinidad–Aguanta golfa que ya va a entrar todito– y volvió a empujar hasta
introducirlo complete. –Ahora muévete perrita que yo estoy cansado, sácame la
leche–. Cairo iba moviendo el volante de un lado a otro bruscamente para que
Trinidad se moviera y tratara de tener
equilibrio. Trinidad se movía de arriba a abajo aguantando el dolor tanto por el
pene como por sus prótesis. Cairo frenaba la camioneta de repente y de golpe
sólo para ver como el muchacho se sujetaba y aguantaba el dolor por el
movimiento. –Bájate que me cansé– Trinidad no le hizo caso y siguió moviendose
hasta que Asuán le dió una fuerte cachetada. –Te dije que te bajaras coño– se
levantó y se puso a un lado. –Quítame el condón y mama–. A Trinidad solo le
cabía parte del pene en su boca, algo que Asuán no le hizo mucha gracia y
empujó su cabeza hacia abajo. –Métetelo todo carajo, todo–Le aprisionó la
cabeza con las dos manos y se corrió en
su boca.
Seis abundantes chorros de semen
inundaron la boca del muchacho que no tuvo más remedio que tragar para no
ahogarse.
–Llegamos,
acomódense–dijo Cairo. –Te gusto esta verga negrito, eres bien putica, deja que
te coja en una cama para que veas lo que es dolor–. Trinidad se le acercó a
darle un beso en la boca y Asuán le lanzó otra cachetada. –Epa no te
equivoques, yo no beso y menos con esa boca llena de leche–. Se bajaron de la
camioneta rumbo al hotel.
***
Coro se fue muy
temprano al apartamento de Tabay sabiendo que él llegaría un rato después luego
de su viaje al interior. Eran las 6:30am. Fue al cuarto, se puso frente al
espejo y empezó a ver su cuerpo totalmente velludo, tocó su barba, se tocó el
pene, metió su mano entre las nalgas. Tomó unas medias de nylon y se las
colocó, se puso un hilo dental de encaje rojo y se abrochó unos ligueros. Sacó
de su maletín un pitalabios carmín y
comenzó a colocárselo.
Escuchó cuando
empezaron a abrir la reja y se puso debajo del marco de la puerta de la
habitación. Se escuchó la puerta abrir y a los pocos segundos cerrar, esperó y
luego dijo: –Ven mi amor, aquí está tu perra para que te la cojas como te
gusta–
–Señor Tabay ¿es
usted? AAAAAAAAAAAAHHHHH señor Corooooo, ¿qué haces usted aquí? Coro se tapó
con su mano el pene. –¡Cooooño Bolivia! No sabía que trabajabas aquí también–
entró al cuarto y se puso una bata. –Qué vergüenza señor, me hubiera dicho que
venía y vengo más tarde...¿y por qué está vestido asi y su boca...pintada? “este
es maricón ¿y el señor Tabay también?“ pensaba Bolivia, mientras intentaba
no ver a Coro a la cara. –Nada, nada, usted ocúpese de limpiar yo espero a
Tabay en el cuarto.
Volvió a
escucharse el sonido de llaves. Era Tabay. –Buenos días Bolivia, ¿cómo
está?–Bien doctor, llegué hace un rato...mire...en su cuarto lo espera
alguien–¿Quién?–vaya vaya, véalo usted...mire doctor ¿luego puedo hablar con
usted? Es algo personal–Si, si luego, póngase a trabajar, ya vengo.
–WAAAAO que rico ¿tú
qué haces aquí mi oso?...uuuuf te voy a romper esas medias y partirte el culo–Fue
al armario sacó un dildo, lubricante y un látigo con tiras de cuero. Le dio una
patada a la puerta para cerrarla lo que hizo que Bolivia brincara del susto,
comenzó a quitarse la ropa y sonó el primer latigazo que le dio en las nalgas
–AAHHH– gritó Coro. Bolivia se acercó a la puerta para escuchar.
Ya desnudo, volvió
a darle otro latigazo pero esta vez en los testiculos y el pene lo que hizo que
Coro se estremeciera del dolor –Eh EH EH no te muevas, aguanta. “Estos dos son unos pervertidos“ pensaba
Bolivia mientras tenía la oreja pegada a la puerta.
Tomó el lubricante
y embadurnó el ano para luego comenzar a introducir el dildo. Volvió a darle
latigazos, uno y otro y otro mientras empujaba y sacaba el dildo del ano. –¿TE
GUSTA PERRA? ¿TE GUSTA? HABLA–le gritaba Tabay–SI, SIGUE, PÉGAME, DAME MÁS
DURO–ahora gritaba Coro. Sin ninguna delicadeza Tabay seguía penetrando a Coro
con el dildo mientras los latigazos iban y venían; por la espalda, los
testículos y las nalgas.
Bolivia tenía la
mano en la boca sin dar crédito a lo que escuchaba e imaginandose lo que pasaba
adentro. –BOLIVIA AJÉJATE DE LA PUERTA Y PONTE A LIMPIAR– gritó Tabay cuando
vio la sombra debajo de la puerta. Bolivia se alejó pero a los minutos regresó.
Retiró el dido y se montó en la cama para ahora penetrarlo con su pene. Con una mano lo agarró del cabello y con la
otra le daba latigazos por el costado. Soltó el látigo y lo agarró de la barba
con todas las fuerzas que pudo. –¿Quieres que me pongs más salvaje?–Si–ponte
boca arriba y agarráte las piernas– Lo que vibo fue un latigazo fuerte en la
entrepierna que enrrojeció de una vez la piel del pene y un grito agudo de
Coro. Bolivia abrió con cuidado la puerta dejándola apenas abierta y comenzó a
ver.
Volvió a
penetrarlo y se echó encima de él para besarlo. Con los labios juntos, Tabay
aprovechó para morder los de Coro hasta hacerlo sangrar, le escupió la sangre
que le cayó en su boca y le pellizcó con todas sus fuerzas las tetillas. Tomó
el látigo y le dio en la cara. Bolivia soltó la escoba y esta hizo un ruido
seco en el piso. Tabay no le hizo caso. Se bajó de la cama, le dijo a Coro que se
arrodillara –Mama, perra. Bolivia entra para que veas como se mama guevo y se
lo hagas a tu marido–Bolivia cerró la puerta y se fue a la cocina.
Cuando estuvo a punto de acabar, retiró su
pene y comenzó a masturbarse y darle cachetadas a Coro –¿QUIERES LECHA PUTA AH,
QUIERES LECHE? ABRE ESA BOCA– una, dos, tres, cuatro cachetadas y derramó el
semen en la cara y barba. Soltó un grito y de nuevo otra cachetada. Se
ducharon, tuvieron sexo nuevamente. Se vistireron, Tabay se puso un mono sin
interior ni franela. Coro se fue a su casa.
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