Alonso y Amado.
Amado estaba lidiando con la enfermedad
de su esposa y con su nieto Amadeo que ya no le hablaba. No sabía que hacer. El
amor de su vida se le estaba esfumando y ya no quedaba tiempo, tenían que irse
del apartamento de Alonso.
Ya había conseguido un apartamento tipo
estudio pero tenía que esperar por unos arreglos que haría el antiguo dueño,
además de ponerse al día con el condominio que lo tenía retrasado y así no podía
hacerse efectiva la compra-venta.
Era sábado y Alonso estaba cocinando para
el almuerzo, Amado terminaba de acomodar a su esposa para que duermiera un
rato.
–¿Mi amor, qué nos pasó? ¿qué le pasó a
nuestra relación?, todo iba bien antes de todo esto.
–¿Tú todavía me preguntas qué nos pasó?
Coño Amado a veces pienso que yo me empaté con un carajito, es más que me
empaté con tu nieto Amadeo.–Te lo cogiste por cierto.
–Eso no viene al caso, él es mayor de edad. Todo los que nos ha pasado y tú todavía preguntándote esa estupidez. Divórciate de tu mujer, y dile a su familia que se encargue de ella y comencemos a vivir nuestra vida.
–No es fácil ahora.
–No es fácil, no es fácil ahora, en estos momentos no se puede. Nunca va a ser fácil y no será el momento Amado, tienes que lanzarte.
–Ya me voy a mudar de aquí, ya conseguí apartamento.
–Que bueno, eso va a ser beneficiosos para todos.
–¿Qué cocinas? ¿Te puedo ayudar?
–Estos medallones de lomito. Pícame dos cebollas por fa, si quieres luego haz el jugo de guayaba.
Compartir nuevamente con Amado despues de
varias semanas de tensión, reconfortó a Alonso que aún pensaba como decirle a
Amado lo de su esposa.
–¿Qué pasó con la enfermera nueva?.
–No he conseguido, están cobrando carísimo.
–Bueno no es fácil atender a una persona en las condiciones de Daira
–¿Tú y yo seguimos juntos? Digo, ¿somos novios?
–Ja, ja, ja ay Amado, pareces un quinceañero. No somos unos carajitos que tenemos que preguntarnos eso. Si necesitas una respuesta lo haré, mientras estés con Daira nosotros seremos sólo amigos. ¿te sirve?.
–Estás siendo cruel conmigo, me siento solo.
–JA, ¿cruel? Pero ¿de que estamos hablando? Todo esto es bien cruel, absurdo y descabellado, no me vengas ahora que yo soy el malo de la historia.
–Bueno, creo que hoy no es el momento de conversar, ayúdame con Daira por favor.
–Espera, déjame servirme un café y bajarle el fuego a esto.
Llegó al cuarto y Amado estaba buscando
un vestido para su esposa. Alonso se acercó
a la cama y se sentó en el borde de la cama justo al lado de las piernas
de Daira.
–¿Quieres café Daira? –Le susurró. Volteó
la taza sobre las piernas de ella, lo que hizo que gritara.–AAAAHH ¡Quema!
Amado se volteó hacia la cama y vio a su
esposa sentada en la cama aguantando el dolor en las piernas por el líquido
caliente que le quemaba la piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario