miércoles, 7 de agosto de 2013

PECADO CAPITAL 4. Gula


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Coromoto se tumbó a un lado de Macuto, exhausto, con el corazón palpitando a mil por minuto. Coro, a cientos de metros de ahí, se encontraba en las mismas condiciones acostado a un lado de Catia, boca arriba.
Se abrió la puerta y se encntraron dos cuerpos semidesnudos. –¿Qué hacen ustedes aquí?–En el depósito preguntaba el supervisor de limpieza del piso 16. En casa de África preguntaba ella misma al entrar  a su cuarto.

Coromoto agarró al hombre y con dos golpes lo dejó en el piso. Se vistieron y salieron. África sacó a empujones a los dos del cuarto y los sacó también del apartamento. –¡No los quiero ver más aquí enfermos!.

***
–Pasa Coromoto–le decía Tabay, que estaba en su oficina de la importadora. –Quiero que lleves a una persona al aeropuerto y lo esperes mientras se chequea y se va, te voy a dar un pase para que entres a la zona de espera para abordar, ¿entendido?–Si jefe no hay hay problema, ¿quién es el individuo que hay que escoltar?–Ya va a llegar, espéralo en la sala de espera y te lo llevas, toma esta plata pa ti pa los gastos en Maiquetía y esto por el servicio. Te llevas mi camioneta, la blanca. Cuidas al tipo como a tu vida–“¿Coño quién sera el mamagüevito que tego que llevar? Que ladrillo…”–

Trinidad llegaba junto con su hermano al edificio. –Negrito ¿y qué le voy a decir a mis papas?–Dile la verdad negrito, pero cuando ya esté en Colombia, mañana le dices–Se montaron en el ascensor, al cerrar las puertas Tobago abraza a su hermano, –Ay negrito te voy a extrañar mucho– le dió un beso en la boca que Trinidad respondió introduciendo su lengua en la boca de su hermano. Ambos comenzaron a llorar.
 Tobago se quedó en el piso 14, Trinidad siguió al 16.

–Buenos días, busco al señor Tabay–Buenos días, ¿de parte de quién?–Trinidad–Ah muy bien, entra en la salita donde está esa puerta, ahí te esperan–. Abrió la puerta y se encontró con Coromoto, –Heeey mi putico, ¿qué haces aquí? Estas repartiendo papeles en este piso?–¿Perdón?, creo que estás confundido…–A la verga tú eres el morocho de Tobago, pana son igualitos, ¿también tienes el culo rico como tu hermano?–Le dijo eso dándole una nalgada.
–Tú eres el que me vas a llevar al aeropuerto?–Así es chamín, así que arranquemos–. Cuando comenzaba a bajar hacia el Aeropuerto, a Coromoto se le ocurrió algo, –¿Por qué no me mamas la verga mientras manejo carajito? Sácala y te la metes en la boca–.

Trinidad se acercó a Coromoto y le bajó la cremallera, metió su mano y al tocar su miembro se dio cuenta de lo grueso y grande que era. Lo sacó y comenzó a pasar su lengua por todo el pene hasta que lo introdujo en su boca poco a poco. Coromoto le empujó la cabeza para que lo tragara todo –Métetelo todo sin pena papá que no estan grande– A Trinidad le dio una arcada pero se contuvo y siguió con la felación. Salivaba y por la comisura de la boca se escurría la saliva mojando los testículos y el pantalón del motorizado. Trinidad lo sacaba completamente de su boca y volvía a introducirlo y comenzó a hacerlo más rápido. De repente Coromoto accionó los frenos de manera brusca lo que hizo que Trinidad pegara la cabeza del volante y se levantara; Un Guardia Nacional los detuvo. No tuvo tiempo de acomodarse y el funcionario se dio cuenta de lo que hacían.
–Bájense del carro ciudadanos, papeles del carro y cédula de ambos–

Al otro lado de la ciudad en el galpón abandonado, estaba Falcón tirade en una cama amarrado pies y manos. Los dos escoltas que lo vigilaban estaba dormidos luego de beberse una botella de tequila, estaban cerca de Falcón. Estaba en la cama forcejeando y retorciéndose para poder soltarse las manos, después de 40 minutos logró soltarse, se desamarró los pies.
Estaba desnudo, con el cuerpo lleno de rasguños y moretones, casi no podía moverse y colocarse derecho, pero las ganas de irse de ahí le daban fuerzas. Consiguió su calzoncillo y se acercó a los matones para buscar las llaves de un carro. Las consiguió en la chaqueta de uno de ellos. Había un arma, la tomó y apuntó a uno de ellos en la cabeza. “No eres un asesino, no lo hagas” decía en su interior. La mano le temblaba sosteniendo el arma, con los nervios controlando sus movimientos, hicieron que apretara el gatillo.

–Así que haciendo actos lascivos en la vía pública…eso acarrea cárcel y una buena multa…la cárcel se las puedo perdonar– Sacó su arma de reglamento y los apuntó.         –Entren a la garita–Bueno panita pero no es pa’ tanto, vamos a calmanos y ponenos serios–Le dió con la culata del arma en la cabeza–Cállate la boca y que el negro este se quite la ropa–Asustado como estaba comenzó a quitarse el pantalón. –Mámale el guevo a tu amigo mientras yo te cojo–

Coromoto se colocó frente a Trinidad para de nuevo repetir lo del carro. El Guardia Nacional se colocó detrás del muchacho para penetrarlo. “Te lo coges y te voy a quebrá mamaguevo” decía en su cabeza Coromoto. El tipo dejó el arma en la mesa y agarró a Trinidad por las caderas, le escupió el ano y lo penetró. El motorizado se le hincharon las venas del cuello.

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