Potro llegó al galpón y consiguió a los hombres tal cual
como los había dejado Falcón. Uno de ellos muerto, el otro dormido y borracho.
Le disparó en la cabeza e incendió el lugar pero antes los roció a ellos con
gasolina y les prendió fuego.
***
Guanta entraba a la oficina de Tabay que tiene en la
empaquetadora. –Necesito un carro, ahora tengo más responsabilidades y quiero
movilizarme con tranquilidad–Agarra el que quieras de la empresa, están a tu
disposición amor–No, quiero uno para mi y sé que me lo vas a dar– se acercó a
Tabay y le dió un beso en la boca mientas toca su entrepierna haciendo que
comenzará a elevarse su pene dentro del pantalón.
Guanta apartó un poco la silla del escritorio y se montó
encima de Tabay, ella estaba sin ropa interior y sacó por el cierre del
pantalón de él, su pene y lo introdujo en su vagina.
–Si no me vas a comprar un carro quiero la camioneta azul de
la empresa que está blindada, pónla ya a mi nombre– Apretó con su vagina el
pene de Tabay, éste se estremeció y eyaculó de inmediato, inundando la vagina
de Guanta. –Haces conmigo lo que quieras, ve a Consultoría, que te hagan el
documento y eso sí, te hago una autorización y vas a la Policía Técnica para la
inspección del carro y te vas a tránsito, tu harás el papeleo–Tranquilo mi
amor, déjame eso a mi– se bajó de las piernas de Tabay, pasó su mano por su
vagina y recogió parte del semen de su amante, –¿Te gusta esto?–le metió los
dedos en su boca para que probara de su propio líquido. –Me gusta tú y lo perra
que eres, ahora vete porque sino te cojo de nuevo–.
“Maldito enfermo, lo
vas a pagar caro” pensó –Gracias mi
amor, en la noche te desquitas–.
Estaba en la Policía Técnica entregando los documentos para que
lo firmara del director –Mami, esto va a tener que esperar porque el director
está en un levantamineto de un siniestro en la autopista– le decía uno de los
policías. “Que ordinario” penasaba
mientras lo miraba a los ojos. –Paso en dos horas por el documento firmado–Mi
reina yo creo que mejor pa mañana–Yo creo que tú no has entendido papi, esto lo
necesita hoy el señor Tabay, ¿tú sabes quién es el señor Tabay?–El policía
arqueó las cejas –Ok, ok pase al final de la tarde y yo le tengo esto firmado–.
Guanta salía de la comisaría y se tropieza con un jóven que
venía corriendo y sin ropa, solo estaba tapado con un interior, al cruzarse le
tumbó una carpeta que traía en la mano. –Ciudadano quieto ahí, no puede entra
aquí así–Acabo de escapar de un secuestro señor, vengo a poner una denuncia–Siéntese y búsquenle ropa
al ciudadano, hay damas presentes–Sé quien lo hizo, ayúdenme por favor,
ayúdenme fue Tabay, el empresario, Tabay ordenó mi secuestro, ayúdenme. Habla Falcón
con miedo y temblando. –Ay panita, esto está grave ese tipo es un pesa’o no
sabes con quien te estás metiendo–.
Guanta retrocedió al escuchar el nombre de su amante.
–Disculpen oficiales, usted ya sabe de lo que le hablé ¿cierto?, muchacho, ven
conmigo, acompáñame, te voy a ayudar–. Falcón terminó de vestirse con las
chivas que le entregaron y, dudando un poco, con el miedo todavía en su cuerpo
se fue con Guanta. –Dios te puso en mi camino muchacho, ¿cómo te
llamas?–Falcón–¿Tú eres el novio de Catia o de su madre jejeje no?-Eeeeh si,
bueno, si si, ¿quién es usted?–Soy amiga de tu madre y amante de Taba, pero
tranquilo, tranquilo, a Tabay lo quiero ver preso o muerto o sufriendo por todo
lo que ha hecho. Te voy a ayudar–.
–Potro, estoy viendo la noticia del incendio de la camioneta
y no hay cadáver, NO HAY CADÁVER. ¿Qué coño pasó?–Le dió un cachazo en la
cabeza que lo único que le hizo fue moverla unos centímetros hacia un lado.
Potro cerró un puño con ganas de golpearlo hasta verlo morir, pero se contuvo.
Tabay le ha hecho muchísimos favores a él y a su familia; sacó de la cárcel a
un hermano y a un tío, detuvo el embargo de la casa de su madre, le pagó todo
el tratamiento de un extraño cáncer de su padre en el exterior y le dió trabajo
y un excelente sueldo para que fuera su mano derecha y su brazo asesino cuando
nadie le daba trabajo por ser exconvicto, drogadicto y con un leve retraso por
una meningitis cuando era niño.
–Busca a ese maldito maricón y me lo traes muerto aquí
Potro, lo quiero muerto aquí, en mis pies–.
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