miércoles, 21 de agosto de 2013

PECADO CAPITAL 4. Soberbia


Potro llegó al galpón y consiguió a los hombres tal cual como los había dejado Falcón. Uno de ellos muerto, el otro dormido y borracho. Le disparó en la cabeza e incendió el lugar pero antes los roció a ellos con gasolina y les prendió fuego.



*** 
Guanta entraba a la oficina de Tabay que tiene en la empaquetadora. –Necesito un carro, ahora tengo más responsabilidades y quiero movilizarme con tranquilidad–Agarra el que quieras de la empresa, están a tu disposición amor–No, quiero uno para mi y sé que me lo vas a dar– se acercó a Tabay y le dió un beso en la boca mientas toca su entrepierna haciendo que comenzará a elevarse su pene dentro del pantalón.

Guanta apartó un poco la silla del escritorio y se montó encima de Tabay, ella estaba sin ropa interior y sacó por el cierre del pantalón de él, su pene y lo introdujo en su vagina.

–Si no me vas a comprar un carro quiero la camioneta azul de la empresa que está blindada, pónla ya a mi nombre– Apretó con su vagina el pene de Tabay, éste se estremeció y eyaculó de inmediato, inundando la vagina de Guanta. –Haces conmigo lo que quieras, ve a Consultoría, que te hagan el documento y eso sí, te hago una autorización y vas a la Policía Técnica para la inspección del carro y te vas a tránsito, tu harás el papeleo–Tranquilo mi amor, déjame eso a mi– se bajó de las piernas de Tabay, pasó su mano por su vagina y recogió parte del semen de su amante, –¿Te gusta esto?–le metió los dedos en su boca para que probara de su propio líquido. –Me gusta tú y lo perra que eres, ahora vete porque sino te cojo de nuevo–.



“Maldito enfermo, lo vas a pagar caro” pensó –Gracias  mi amor, en la noche te desquitas–.



Estaba en la Policía Técnica entregando los documentos para que lo firmara del director –Mami, esto va a tener que esperar porque el director está en un levantamineto de un siniestro en la autopista– le decía uno de los policías. “Que ordinario” penasaba mientras lo miraba a los ojos. –Paso en dos horas por el documento firmado–Mi reina yo creo que mejor pa mañana–Yo creo que tú no has entendido papi, esto lo necesita hoy el señor Tabay, ¿tú sabes quién es el señor Tabay?–El policía arqueó las cejas –Ok, ok pase al final de la tarde y yo le tengo esto firmado–.



Guanta salía de la comisaría y se tropieza con un jóven que venía corriendo y sin ropa, solo estaba tapado con un interior, al cruzarse le tumbó una carpeta que traía en la mano. –Ciudadano quieto ahí, no puede entra aquí así–Acabo de escapar de un secuestro señor, vengo a  poner una denuncia–Siéntese y búsquenle ropa al ciudadano, hay damas presentes–Sé quien lo hizo, ayúdenme por favor, ayúdenme fue Tabay, el empresario, Tabay ordenó mi secuestro, ayúdenme. Habla Falcón con miedo y temblando. –Ay panita, esto está grave ese tipo es un pesa’o no sabes con quien te estás metiendo–.



Guanta retrocedió al escuchar el nombre de su amante. –Disculpen oficiales, usted ya sabe de lo que le hablé ¿cierto?, muchacho, ven conmigo, acompáñame, te voy a ayudar–. Falcón terminó de vestirse con las chivas que le entregaron y, dudando un poco, con el miedo todavía en su cuerpo se fue con Guanta. –Dios te puso en mi camino muchacho, ¿cómo te llamas?–Falcón–¿Tú eres el novio de Catia o de su madre jejeje no?-Eeeeh si, bueno, si si, ¿quién es usted?–Soy amiga de tu madre y amante de Taba, pero tranquilo, tranquilo, a Tabay lo quiero ver preso o muerto o sufriendo por todo lo que ha hecho. Te voy a ayudar–.



–Potro, estoy viendo la noticia del incendio de la camioneta y no hay cadáver, NO HAY CADÁVER. ¿Qué coño pasó?–Le dió un cachazo en la cabeza que lo único que le hizo fue moverla unos centímetros hacia un lado. Potro cerró un puño con ganas de golpearlo hasta verlo morir, pero se contuvo. Tabay le ha hecho muchísimos favores a él y a su familia; sacó de la cárcel a un hermano y a un tío, detuvo el embargo de la casa de su madre, le pagó todo el tratamiento de un extraño cáncer de su padre en el exterior y le dió trabajo y un excelente sueldo para que fuera su mano derecha y su brazo asesino cuando nadie le daba trabajo por ser exconvicto, drogadicto y con un leve retraso por una meningitis cuando era niño.



–Busca a ese maldito maricón y me lo traes muerto aquí Potro, lo quiero muerto aquí, en mis pies–.


Falcón le contó todo a Guanta desde el romance con África, hasta la persecución y el secuestro ordenado por Tabay. “Esto me va a servir para que Tabay se enloquezca por mi y no sepa estar sin mí. Lo siento Falcón pero mi venganza tiene daños colaterales y tu eres no de ellos” pensaba mientras hablaba con Falcón.

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