miércoles, 18 de diciembre de 2013

PECADO CAPITAL 6. Avaricia. FINAL de TEMPORADA


Federico cogió rumbo al lugar donde estaba seguro que lo apoyarían; las oficinas de Tabay.  Como pudo se detuvo la hemorragia en la nariz y se la cubrió con adhesive y gasa. Esta vez subió con su arma, nadie lo revisó.



En el piso del despacho se consiguió con Falcón que también esperaba para hablar con su jefe. “A este yo lo conozco pero ¿de dónde?” pensaba el muchacho. Se anunció con la secretaria y esta avisó a Tabay. –Van a entrar los dos cuando les avise– les sonrió pero no recibió respuesta de ambos.



–¿Y este pana quién es que me parece conocido?– Le preguntó Federico a Tabay. –Él era el novio de la carajita con la que yo salía, que por cierto está desaparecida y la quiero encontrar…me tiene que responder algunas cosas. ¿Tú sabes algo Falcón?– Falcón se encongió de hombros negando con la cabeza, aunque sabía que Potro la tenía pero no dijo nada.



–¿Y a ti que te pasó en la nariz?–De eso vengo a hablarte, necesito tu ayuda. Orinoco me dejó en la callle, no me va a dar lo que me corresponde de la herencia de mis padres, necesito recuperar ese dinero y matar a ese viejo. Me dijo que no me iba a dar nada y su matón me cayó a coñazos luego de cogerme–.



–Bueno yo también te voy a coger ahora y luego hablamos de negocios, yo igual quiero sacar del camino a Orinoco­–. Se apretó el pene entre el pantalón y le hizo una seña a Federico para que se desvistiera. –Falcón, acércate, ven pa que te cojas a esta pasiva que es bien perra y aguantadora–Yo no soy gay jefe, hágalo usted–Pero ponlo a que te mame el guevo mientras yo me lo cojo–. Tabay scó su pene por el cierre del pantalón mientras Federico estaba desnudo y de pie con la espalda echada al frente esperando ser penetrado. Falcón se acercó e hizo lo mismo; por entre el pantalón dejó salir su miembro y puso a Federico a hacerle sexo oral.



Tabay se colocó un condón. –Te vy a coger con capucha porque tu debes de tener más infecciones que el río Guaire– Le colocó lubricante y lo penetró hasta el fondo. Falcón lo tenía tomado del cabello y lo aprisionaba hacia su pene sin dejarlo respirar mientras Tabay lo penetraba con fuerza. Abría sus nalgas y empujaba cada vez más duro. Sacaba completamente su pene y lo volvía a meter. –Ven acá, cógetelo≤ este culito está divino– Falcón no le hizo caso, disfrutando de la felación que le daba el muchacho.



Falcón estaba a punto de correrse y se estremeció. Hizo el intento de salirse pero Federico lo agarró por sus nalgas  dejó que el semen inundara su boca para luego tragar todo el líquido. Tabay retiró su pene y se sacó el condón, fue hasta la cara deL jóven mientras seguía disfrutando del pene del matón y acabó en la cara de Federico, algo que el muchacho disfrutó. Pasó su mano por la cara y lamió todo el semen que se quitó. Federico se vistió y le habló a Tabay. –Aja, ¿me vas a yudar o no? ya me cogiste ahora quiero tu ayuda–.



–Bueno carajito, te vas a ir con Falcón, el te va a llevar al banco y va a darte una fuerte cantidad de dinero, yo voy a llamara hora para que hagan el desembolso. Luego te escoltará a tu casa, ya hablaremos tu y yo de lo que vamos a hacer con Orinoco, ahora déjame solo con Falcón y espéralo afuera.



Se quedaron solos y Tabay vió a los ojos a Falcón. –Mátalo, me sabe a mierda cómo, simplemente mátalo y desaparece el cuerpo. Este niñato no me va a quitar el dinero que  he invertido con Orinoco jeje, esa herencia nos cayó de perla, un dineral que no pienso compartir con meas nadie–. Falcón salió y se reunió con Federico.

–Yo te sigo, traje carro, bueno, me lo robé pero no me voy contigo, voy detrás de ti– Falcón no estaba muy convencido pues ya tenía planes para matarlo pero ya encontraría la manera de hacerlo.



Cada uno en su carro, Falcón iba delante del muchacho pensando cómo deshacerse de él y de repente se topa con una pick up cargada de materiales y en la parte de arriba unas cabillas de acero inclinadas hacia abajo y sujetas a la baranda del camion con un mecate. Comenzó a seguirlo, Federico seguía atrás. En una de las tantas vueltas que dió el camion giró en una calle que era en subida, una pendiente muy pronunciada y a Falcón se le ocurrió una idea. “vas a morir de la peor manera imbécil” pensaba. La calle estaba sola, solo ellos tres y un par de carros que estaba a unos cuantos metros alejados de Federico. Falcón se acercó lo más que pudo al camion.  Con un rápido movimiento sacó medio cuerpo de la camioneta y disparó justo en el mecate. Giro bruscamente la camioneta hacia la derecha, la pick up frenó al escuchar el disparo y las cabillas comenzaron a deslizarse. Federico frenó en seco y puso el freno de mano. Cuatro cabillas atravesaron el parabrisas del carro robado. Las cabillas atravesaron el pecho de Federico que quedó aprisionado en el asiento. Aún vivo, agonizando y sangrando.



Los dos vehículos que venían atrás pasaron lentamente pero no se detuvieron. El chofer de la pick up se bajó y vió el desastre. –Mierda ¿qué pasó? ¿y ahora? ¿qué hago? ¡Hay que llevar al muchacho a una clínica!– Falcón se acercó al hombre apuntándolo con su arma –Usted no va a hacer nada, va a garrar las cabillas que faltan, las monta y sigue su camino o si prefiere se queda aquí y van a ser dos los muertos–. Se sacó del bolsillo un fajo de billetes. –Tome esto por las molestias ocasionadas y lárguese, usted no ha visto nada–.


Se acercó al carro donde estaba Federico. –Sigues vivo…estas sufriendo ¿verdad?– Federico no podía hablar pero en su cara se reflejaba el dolor que estaba sintiendo. Miró por toda la calle a ver si había gente y como pudo le quitó las cuatro cabillas, lo sacó del carro. El muchacho comenzó a sangrar a borbotones. Falcón lo montó en su camioneta en la maleta. Bajó a la costa y en uno de los acantilados, lo desnudó y lanzó el cuerpo. Federico ya estaba muerto, desangrado.

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