–Bueno ya estoy aquí–¿Por qué tardaste tanto papá?– Catia
llamó a su padre para verlo y tener relaciones con él. –No me llames papá que
ya me contaron la historia…tu mamá me dijo todo antes de morir–Ah bueno ya
puedes cogerme sin remordimientos– Le dijo Catia a Coro.
–Mira lo que traje, quiero que disfrutes al máximo– Sacó del
bolso un pene de goma de 30 cms. –¿Qué estamos esperando? Vamos al cuarto, no
tenemos mucho tiempo, Potro llega en un rato–Coro se quitó la ropa lo más
rápido que pudo, llevaba un interior de cuero. –Quítamelo con la boca–Catia se
arrodilló y comenzó a bajarle el interior con sus dientes. Al dejar al
descubierto el pene de su padre, vio que tenía puesto un aro en el pene que se
lo mantenía erecto, más de la cuenta. Catia comenzó a sentir húmeda su
entrepierna.
Un avez el interior en los tobillos Coro la tomó del cabello
y l alzó hasta colocar su cara frente a su pene. –Ahora mámalo como tú lo sabes
hacer– Catia introdujo el pene en su boca y comenzo a mamarlo. Coro comenzó a
darle cachetadas mientras lo hacía. _Eres una perrita divina– le dio una
cachetada y otra y otra, cada vez más fuerte, algo que a Catia no le
desagradaba más bien la ponía más excitada.
La tomó con fuerza del pelo y la obligó que se metiera todo
el pene en la boca hasta ahogarla. Catia se le salían las lágrimas por el
esfuerzo pero siguió con el sexo oral. Las cachetadas seguían mientras Coro la
insulta: –Eres una perra, una maldita perra que voy a violar ahora– y
continuaba pegándole. Comenzó a penetrarla con fuerza sin soltarle el cabello y
seguía pegándole.
Mientras continuaba violandola sintió en su cabeza algo que
lo tocaba. –Va a ser mejor que dejes de
hacer lo que estás haciendo–Le dijo Potro mientras lo apuntaba con su arma.
Coro se detuvo y Potro lo jaló arrastrándolo hasta la pared. –¡Catia! Vete al
cuarto y no salgas de ahí, le dijo su verdadero padre. Mientras Potro estaba
distraído con Catia, Coro marcó el número de Tabay y dejó el cellular a un
lado.
–Te llegó tu hora desgraciado, enfermo, a mi hija no le vas
a poner un dedo más encima– Vete a la mierda maldito negro–Potro vio el
cellular con la pantalla iluminada y le dió un disparo que rebotó en la cadera
de Coro haciendo que este gritara del dolor. –¿A quién llamaste? ¿a tu amante
Tabay?–Si, que es tu jefe y va a acabar contigo–.
Coro estaba sangrando por la herida en la cadera y no podía
moverse. –Sí me cogí a tu hija y lo volvería a hacer cada vez que quiera porque
a ella le excita que se la cojan y la tarten como la perra que es–Potro cmenzó
a disparar su arma directo a la cara de Coro. Uno, dos, tres y hasta seis balas
que destrozaron su cabeza.
Se deshizo del cadáver con la ayuda de dos escoltas de Tabay
que eran aliados de Potro. Se llevó a Catia a otro apartamento al otro lado de
la ciudad, ya donde estaban no era seguro. En la camioneta Potro iba con las
venas en la sien brotadas y muy molesto con Catia. _¿Cómo es posible que
llamaras al tipo ese para que viniera a cogerte, me provoca darte unos
correazos, los que no te dí cuando niña…Ese tipo vino a matarte, quería acabar
contigo sabiendo que no eras su hija, lo trajista para que te matara–. Catia
estaba muda mirando por la ventanilla del coche, corrían las lágrias por sus
mejillas.
Potro frenó de repente y la llamó. –Ven acá, dame un abrazo
mi niña– Se abrazaron, retomaron el camino rumbo al Nuevo escondite.
“Tu final está cerca
Tabay…no sabes lo que te viene” Pensaba Potro.
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