Rodrigo, el hermano de Adriano
se sentó a hablar con él en su habitación. Se iba a enterar de varias cosas.
–Ajá, ¿me vas a contar? ¿qué te pasó?
–¿Estamos solos?–Sí, mamá no ha llegado, la estoy esperando, pero llega y me voy a mi casa.
Adriano se armó de valor y
comenzó desde el principio. Le confesó que era gay para luego contarle de
Américo, en su casa ya lo conocían pues lo había llevado para almorzar en plan de amigo. Le dijo que tenían ocho meses de relación y
que todo iba bien hasta que le dijo que se habían conocido hace 10 años en un
baño público donde tuvieron sexo pero que más nunca lo había visto de nuevo,
pero Américo si sabía de él y hasta tenía una pared con las fotos de Adriano.
Su actitud cambió al momento de confesarle la historia 10 años atrás.
–Mira estos mensajes que me envió viniendo para acá
<<Aún somos novios mi amor, nos vemos mañana, te amo>>
–¡Verga ese pana está loco! ¿Pero tú tiraste en un baño? ¿Que es eso guevón? Marico por eso es que a los maricos le dicen lo que le dicen, verga sexo en un baño público…Tengo un hermano gay, que arrecho, yo me lo imaginaba pero esperaba que me lo dijeras.
–¿Ya lo sabías? Pensé que no se lo imaginaban.
–Bueno, mi mamá no sé, pero yo sí. Pana nunca trajiste una novia, siempre era un “amigo” era rara la vaina, pero tranquilo hermanito que yo te apoyo y te apoyaré pero esa vaina de estar tirando como loco por ahí no está bien. ¿te estás protegiendo?
–Si vale, eso fue hace 10 años, era joven y no me importaba nada, pero ahora no hago eso.
Luego de preguntas sobre el
tema gay y las relaciones de Adriano comenzaban a hablar de Américo y sobre lo
que iban a hacer.
–Bueno, no, obvio que no lo
volveré a ver, cambiaré mi línea, boté el celular.
–¿Tiene manera de contactarte?
–Correo, facebook, pero lo bloquearé.
–No lo hagas, deja que te consiga y te escriba, de hecho no deberías botar tu línea, necesitamos obtener pruebas. Ni se te ocurra decirle a Dayana que eres gay, es homofóbica pero mal.
–No joda, tu esposa es la que menos me preocupa, me sabe si se entera y me odia…
–¿Tiene manera de contactarte?
–Correo, facebook, pero lo bloquearé.
–No lo hagas, deja que te consiga y te escriba, de hecho no deberías botar tu línea, necesitamos obtener pruebas. Ni se te ocurra decirle a Dayana que eres gay, es homofóbica pero mal.
–No joda, tu esposa es la que menos me preocupa, me sabe si se entera y me odia…
Adriano se le erizó la piel
saber que su exnovio había llegado hasta su lugar de trabajo, que nunca lo
había hecho en los ocho meses de relación.
Uno de los cubículos estaba
ocupado, Adriano se colocó en uno de los urinarios. Mientras orinaba sintió que
alguien estaba detrás de él y lo escuchó hablar.
–¿Por qué no respondes mis
mensajes ni llamadas?
Adriano se volteó de golpe mojándose el pantalón y preso de
los nervios.
–¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?–Shhhh no hagas ruido, espera –Fue a cerrar la puertan con el pestillo y regresó–Entra ahí–.
–¿Estás loco?
Américo sacó una navaja y se la
puso al cuello–Entra en la poceta, no quiero hacerte daño, yo te amo.
Adriano entró y Américo entró
con él cerrando la puerta con el pasador.
–¡Bájate el pantalón! ¡BÁJATELO
Adriano desabrochó el pantalón
y lo dejó caer, Américo lo empujó hacia la pared –Quédate quieto que quiero
hacerte mio de nuevo, me la debes–Adriano temblaba, tenía en ese momento
sentimientos encontrados, jugaba en su contra la adrenalina que sentía, estaba
entre el miedo y el morbo de estar en su oficina teniendo sexo.
Américo colocó la navaja en el
bolsillo y sacó su pene por el cierre del pantalón, dejó caer de su boca una buena
cantidad de saliva sobre su pene, se escupió la mano y la metió entre las
nalgas de Adriano que al sentirla se tensaron.
–Estás nervioso, te siento
temblar, yo no te voy a hacer daño–Comenzó a penetrarlo, cuando apenas
comenzaba a introducirlo, lo tomó con fuerza del cabello y lo penetró de golpe.
–Relájate para que no te duela,
como aquella vez en ese baño, te pusiste flojito–Mientras le susurraba al oído
seguía empujando con fuerza–.
El calor se apoderaba de ambos.
Estaban sudando y más Adriano que llevaba corbata. Mientras, Américo sentía su
pélvis húmeda, Adriano estaba igual en sus glúteos.
Adriano estaba rojo y sudado
aguantando el dolor, ya no volvieron a tocar la puerta y le quitó la mano de la
boca. Siguió dándole empujones, Adriano gemía.
Adriano no contestó y Américo
se vino dentro de él. Apretó con fuerza a Adriano y al relajarse se quedó
apoyado a él pegado a la pared.
–Te amo mi amor, te amo, que rico es tirar contigo.
Te dejo ahora y nos vemos esta noche en casa.–Se acomodó y salió del cubículo.
Se lavó la cara y las manos y salió del baño. Adriano se quedó dentro del
cubículo, se sentó en la poceta, seguía temblando y se puso a llorar.
–¿Dónde estabas? Te está
buscando el jefe y nadie sabía de ti, fuimos al baño y nadie abría, salió un
tipo de ahí.
–Si…estaba en el baño, me siento mal del estómago.<<Disculpa si te asusté, quería sorprenderte. Tienes un culo rico mi amor, te espero en casa esta noche>>.