viernes, 29 de mayo de 2015

SE ME ANTOJA QUERERTE 5


Rodrigo, el hermano de Adriano se sentó a hablar con él en su habitación. Se iba a enterar de varias cosas.

–Ajá, ¿me vas a contar?  ¿qué te pasó?
–¿Estamos solos?
–Sí, mamá no ha llegado, la estoy esperando, pero llega y me voy a mi casa.

Adriano se armó de valor y comenzó desde el principio. Le confesó que era gay para luego contarle de Américo, en su casa ya lo conocían pues lo había llevado para almorzar en plan de amigo.  Le dijo que tenían ocho meses de relación y que todo iba bien hasta que le dijo que se habían conocido hace 10 años en un baño público donde tuvieron sexo pero que más nunca lo había visto de nuevo, pero Américo si sabía de él y hasta tenía una pared con las fotos de Adriano. Su actitud cambió al momento de confesarle la historia 10 años atrás.


–Mira estos mensajes que me envió viniendo para acá
<<Me dejaste solo aquí y herido mi amor>>
<<Aún somos novios mi amor, nos vemos mañana, te amo>>
–¡Verga ese pana está loco! ¿Pero tú tiraste en un baño? ¿Que es eso guevón? Marico por eso es que a los maricos le dicen lo que le dicen, verga sexo en un baño públicoTengo un hermano gay, que arrecho, yo me lo imaginaba pero esperaba que me lo dijeras.
–¿Ya lo sabías? Pensé que no se lo imaginaban.
–Bueno, mi mamá no sé, pero yo sí. Pana nunca trajiste una novia, siempre era un amigo era rara la vaina, pero tranquilo hermanito que yo te apoyo y te apoyaré pero esa vaina de estar tirando como loco por ahí no está bien. ¿te estás protegiendo?
–Si vale, eso fue hace 10 años, era joven y no me importaba nada, pero ahora no hago eso.

Luego de preguntas sobre el tema gay y las relaciones de Adriano comenzaban a hablar de Américo y sobre lo que iban a hacer.


–Bueno el pana no te ha amenazado, estamos claros que está chiflado pero no hay nada que lo incrimine para que lo puedas denunciar. ¿Terminaste con él?
–Bueno, no, obvio que no lo volveré a ver, cambiaré mi línea, boté el celular.
–¿Tiene manera de contactarte?
–Correo, facebook, pero lo bloquearé.
–No lo hagas, deja que te consiga y te escriba, de hecho no deberías botar tu línea, necesitamos obtener pruebas. Ni se te ocurra decirle a Dayana que eres gay, es homofóbica pero mal.
–No joda, tu esposa es la que menos me preocupa, me sabe si se entera y me odia


Adriano iba a llegar tarde al trabajo para llevar su carro a hacerle el servicio. Al llegar a la oficina, la secretaria le informó que una persona lo vino a buscar, el señor Américo pero como iba a llegar tarde se tuvo que ir.

Adriano se le erizó la piel saber que su exnovio había llegado hasta su lugar de trabajo, que nunca lo había hecho en los ocho meses de relación.


Se fue directo a su puesto y encendió la computadora. Se dirigió un momento al baño mientras cargaba el programa de administración de la empresa. Entró, estaba vacío, en apariencia, cinco cubículos y cinco urinarios.

Uno de los cubículos estaba ocupado, Adriano se colocó en uno de los urinarios. Mientras orinaba sintió que alguien estaba detrás de él y lo escuchó hablar.

–¿Por qué no respondes mis mensajes ni llamadas?

Adriano se volteó de golpe mojándose el pantalón y preso de los nervios.
–¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?
–Shhhh no hagas ruido, espera –Fue a cerrar la puertan con el pestillo y regresó–Entra ahí–.
–¿Estás loco?

Américo sacó una navaja y se la puso al cuello–Entra en la poceta, no quiero hacerte daño, yo te amo.

Adriano entró y Américo entró con él cerrando la puerta con el pasador.

–¡Bájate el pantalón! ¡BÁJATELO

Adriano desabrochó el pantalón y lo dejó caer, Américo lo empujó hacia la pared –Quédate quieto que quiero hacerte mio de nuevo, me la debes–Adriano temblaba, tenía en ese momento sentimientos encontrados, jugaba en su contra la adrenalina que sentía, estaba entre el miedo y el morbo de estar en su oficina teniendo sexo.

Américo colocó la navaja en el bolsillo y sacó su pene por el cierre del pantalón, dejó caer de su boca una buena cantidad de saliva sobre su pene, se escupió la mano y la metió entre las nalgas de Adriano que al sentirla se tensaron.

–Estás nervioso, te siento temblar, yo no te voy a hacer daño–Comenzó a penetrarlo, cuando apenas comenzaba a introducirlo, lo tomó con fuerza del cabello y lo penetró de golpe.
–Relájate para que no te duela, como aquella vez en ese baño, te pusiste flojito–Mientras le susurraba al oído seguía empujando con fuerza–.

El calor se apoderaba de ambos. Estaban sudando y más Adriano que llevaba corbata. Mientras, Américo sentía su pélvis húmeda, Adriano estaba igual en sus glúteos.


Alguien comenzó a tocar la puerta del baño intentando entrar. Américo le tapó la boca con fuerza–No grites, quédate quieto, no quiero hacerte daño, y ponte flojito–.

Adriano estaba rojo y sudado aguantando el dolor, ya no volvieron a tocar la puerta y le quitó la mano de la boca. Siguió dándole empujones, Adriano gemía.


–Ya me vengo, ya me vengo, ¿dónde la quieres? Dime, dime, ¿dónde la quieres?

Adriano no contestó y Américo se vino dentro de él. Apretó con fuerza a Adriano y al relajarse se quedó apoyado a él  pegado a la pared.
–Te amo mi amor, te amo, que rico es tirar contigo. Te dejo ahora y nos vemos esta noche en casa.–Se acomodó y salió del cubículo. Se lavó la cara y las manos y salió del baño. Adriano se quedó dentro del cubículo, se sentó en la poceta, seguía temblando y se puso a llorar.


10 minutos después salió del baño y fue a su puesto.

–¿Dónde estabas? Te está buscando el jefe y nadie sabía de ti, fuimos al baño y nadie abría, salió un tipo de ahí.
–Siestaba en el baño, me siento mal del estómago.


Luego de reunirse con su jefe, por fin se sentó en su escritorio para ponerse a trabajar, tenía un mensaje en su celular.


<<No me dijiste nada mientras te hacía el amor, sabes que te amo>>
<<Disculpa si te asusté, quería sorprenderte. Tienes un culo rico mi amor, te espero en casa esta noche>>.

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