Amadeo y Andrés.
En la terraza
de un restaurante estaba sentado Adrián esperando a su hijo Amadeo para conversar
con él. Estaba un poco nervioso y ya había desecho con sus manos un par de servilletas.
Estaba tomando una cerveza.
Amadeo llegaba,
estaba algo serio pero también nervioso, no se veían desde el funeral de Adriano,
ya habían pasado dos semanas.
–Hola papá
–Adrián se levantó de la silla y lo abrazó, Amadeo se sintió extraño, tenía meses
que su padre no lo abrazaba de manera cariñosa.
–Hola hijo,
gracias por venir, me alegro verte, ¿cómo estás?
–Bien papá,
estudiando full y trabajando ¿y tus cosas?
–Todo bien,
trabajando también aunque han estado flojas las ventas. Tú mamá bien.
–Lo sé, siempre
hablo con ella, o yo la llamo o ella me llama –Adrián bajó la mirada.
–Me he portado
muy mal contigo...no debí echarte de casa –una pausa de varios segundos –se que
te estás cuidando y haciendo tus cosas y que tienes novio y se preocupa por
ti...y bueno, viven juntos.
–Creo que mamá
te tiene al día de mis cosas.
Otra pausa y lo
vio a los ojos –Siempre le pregunto por ti, desde que te fuiste.
–¿Y por qué no
me llamas y me lo preguntas a mi?
–Por orgullo,
por no dar mi brazo a torcer, por estúpido.
–¿Y que te hizo
cambiar de opinión? Creo que es por eso que estamos aquí hoy.
–Sí...me voy a
divorciar de tu mamá
–¿QUÉÉÉ? ¿Qué
pasó, por qué?
–Ya tenemos
mucho tiempo mal...incluso desde antes que te fueras de casa.
–Me botaras.
–Bueno, si,
desde antes de eso ya estábamos mal.
–¿Y no hay nada
que pueda revertir eso?
Adrián se quedó
callado unos segundos y comenzó a llorar. Tapó su cara con sus manos.
–¿Qué pasa papá?
¿te pasa algo?
–Me da mucha
vergüenza hablarte de esto
Amadeo abrió
los ojos mientras su papá levantaba la cabeza y se limpiaba los ojos. Respiró hondo
y soltó un suspiro.
–No sé
si...creo que me gustan...Estoy hecho un lío.
–¿No sabes si
eres gay? -Amadeo soltó la pregunta con ganas de recorgerla, se imaginó que era
eso pero se arrepintió de adelantarse a su padre.
–Sí –Amadeo
quedó sorprendido y un frío le recorrió el cuerpo y echando la película hacia
atrás recordaba como su padre lo botaba de su casa justamente por ser gay.
–A ver, si no
sabes si eres gay, osea que tienes dudas, es porque te pasó algo, ¿tuviste sexo
con un hombre?
–NO, no, no,
comencé a sentir atracción, curiosidad, en un baño, el gimnasio, en la calle
ver al los hombres. Lo último fue cuando estuve con el muchacho este que murió,
cuando fuimos a su casa y al verlo ahí en la cama indefenso, me entraron unas
ganas de protegerlo...besarlo, estar con él, no sé.
–¿Y se lo
dijiste a mi mamá? Papá tú necesitas ayuda, ir a terapia, de verdad.
–Tu mamá no
sabe nada, nuestra separación es por el desgaste, pero lo que me pasa ha acelerado
la situación.
–¿Y quieres
experimentar con hombres? –Adrián volvió agachar la cabeza y afirmó con la cabeza.
Amadeo suspiró y le puso una mano en el hombro.
–Ay papá...¿qué
quieres que te diga?
–Estoy saliendo
con una persona...sólo salir, lo conocí en la funeraria, no hemos tenido más nada.
–Lo único que
te puedo decir, es que vivas tu vida, la que te hace feliz, no la que te dicen
los demás. En este momento te sientes confundido y perdido pero necesitas
buscar el norte y necesitas ayuda, busca ayuda. Yo salí de casa, si, pero ahora
soy feliz y con el hombre que amo y lo vivimos a plenitud. Haz lo mismo papá,
es el consejo que te doy yo que apenas
tengo 22 años.
Yo te voy a apoyar en todo y ayudarte hasta donde me alcance.
Hablaron un
rato más y luego se fueron cada uno por su lado.
Amadeo se fue
al apartamento donde lo esperaba Andrés con una noticia.
Luego de
contarle lo de su papá y Andrés quedara impactado, le dijo que se sentara a su lado
en el sofá.
–Caramba la
cosa es seria, me sentaré y escucharé. –Andrés abrió su maletín y sacó un
sobre blanco y
se lo entregó a Amadeo.
–¿Qué es esto?
–Ah pues,
ábrelo para que sepas.
Abrió el sobre,
habían dos boletos de avión, revisó uno. Buenos aires.
–¿Nos vamos de
viaje?
–Que manera de
deducir las cosas chico je, je, je sí, pero no es un viaje de placer cualquiera.
–¿Ah no? ¿Nos
vamos a vivir allá?
–Mmmmmm bueno,
no de momento, vamos a hacer otra cosa.
–Dios pero que
misterio.
–Busca adentro
un papel amarillo y ábrelo. –Sacó el papel y lo abrió.
<<Te voy
a llevar a Buenos aires para que te cases conmigo>>
Amadeo le comenzó
a latir el corazón muy rápido y la mano que sostenía el papel le temblaba y
comenzó a llorar.
–¿Pero, pero
esto es verdad? Digo, ¿nos vamos a casar? Pero esto es la semana que viene y yo
no he arreglado nada y, y, y yo creo que tengo el pasaporte vencido.
–Tranquilo, ya
tenemos todos los papeles arreglados y los pasaportes al día, me encargué de hacer
todo eso.
Vino una pausa en la que Amadeo aprovechó y le dio un
beso en la boca a su novio.
–Lo único que
tienes que hacer es la maleta, el resto me encargo yo.
–Pero yo tenía
otros planes.
–Aaaah pero yo
me adelanté. Y hay algo más, tu madre nos va a acompañar.
Amadeo se
limitó a mirarlo y quedarse ahí, boquiabierto. Andrés le dijo que la cerrara.
–Tú me tienes
engañado y si ves, sino no me explico.
Ocho días
después estaban en una jefatura en Buenos aires vestidos de smoking negro casándose,
de testigos unos amigos que vivían en la ciudad. La mamá de Amadeo no paraba de
llorar, él tampoco.
Al momento de
ponerse los anillos, Amadeo se volvió lío, estaba nervioso y llorando, la mano
le temblaba pero logró ponérselo a Andrés.
La juez los
declaró maridos oficialmente y se besaron, los testigos no paraban de tomar
fotos del acontecimiento. La mamá de Amadeo seguía llorando.
Un par de días
después, la mamá de Amadeo se había ido. Los recién casados estaban en la habitación
del hotel.
Andrés estaba
en el balcón de la habitación, en interiores y con una taza de café en su mano.
Eran las ocho de la mañana y ya pegaba fresco pero no sentía frío. Amadeo se
levantó, estaba desnudo, se le acercó por detrás y lo abrazó quitándole la taza
y tomando
un sorbo de
café.
–Que asco, sin
azúcar.
–Así lo tomo,
lo sabes, Buenos días mi amor.
–Buenos días
esposo. Si vieras la vista que estoy viendo estarías emocionado, que belleza.
–Llevo media
hora aquí en el balcón, lo tengo en mi mente lo que hay frente a mi.
Ambos se
quedaron un rato ahí mismo abrazados. A Amadeo sentía como su pene se erectaba
nuevamente.
–Estoy
sintiendo algo ahí atrás
–Si, eso es
algo que vas a sentir pero adentro en un rato. –Andrés se rió y Amadeo siguió hablando.
–Mi amor, ¿este
matrimnio durará para toda la vida? No quiero pasar por lo que están pasando
mis padres.
–No te
angusties por el tiempo, preocúpate porque ese tiempo que dure sea lo mejor
para tu vida, para la mía y para la nuestra.
–No me quiero
ir de aquí.
–Vamos a
trabajar en eso para vivir en este país, ¿te parece?
–Me parece muy
bien esposo mío. Acompáñame a la cama que quiero follarte de nuevo.
Volvieron a
besarse y Amadeo cargó a su esposo para llevarlo a la cama.
:'(
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