jueves, 7 de abril de 2016

MALAS INFLUENCIAS. La iglesia a domicilio.


Ernesto y yo agachados a los pies del cura como dos hambrientos chupando tetero. Le desabotoné la sotana y terminé de desabrochar el pantalón.
Se levantó de la silla y dejó caer la sotana, nosotros seguíamos agachados. Ernesto mamaba el guebo yo le chupaba las bolas y el culo.

_¿A quien voy a crucificar primero? –Ernesto no dijo nada así que yo me levanté y fui a buscar un condón.

Se lo di y me dijo que se lo pusiera, Ernesto seguía mamando así que esperé. Se lo puse y Carlos me alzó montándome en la mesa. Se puso lubricante.

–¿Te lo meto despacio o rápido? –No terminé de responder cuando ya lo había empujado hasta el fondo, se me tensaron las piernas, Carlos me las abrió. –Asómate para que veas como lo tengo clavado. –Le dijo a Ernesto. Comenzó a cogerme duro, la mesa se estaba moviendo, tenía apoyadas sus manos en mis muslos aprisionando hacia abajo, sentía como entraba y salía aquel trozo. Me levantó y me cogió de pie. Se fue hasta el sofá conmigo en brazos y se sentó. Su verga me entró hasta el cerebro.

–Como tenía ganas de cogerte de nuevo. -Me dijo en voz baja. –Voltéate para que tu amigo te lo mame mientras te cojo.



Ernesto se acercó y comenzó a mamarme el guebo, yo estaba excitadísimo. Carlos me movía a sus anchas, yo parecía un trapo.

–Móntate tú que te quiero coger. -Le dijo a Ernesto

–No, no tranquilo, yo estoy bien.

–Coño ven. -Lo haló del brazo y lo puso en 4 en el sofá. Le escupió el culo.

–Dale despacio

–¿Así? –Aunque lo metió suavemente no hubo pausa. Ernesto cerró los ojos apretándolos. Yo le agarraba las bolas a Carlos y a Ernesto.



–¿Y tú no te habías ido? –Apareció Guillermo.

–Es que me entretuvieron ellos y bueno, aquí estoy. –Guillermo se molestó, se batió y se fue a la cocina. Habían pasado 10 minutos y Carlos no acababa, seguía cogiéndose a Ernesto pero ya su guebo perdía erección y lo sacó. –Estoy mamao. –Dijo.

–¿Y no me vas a coger a mi otra vez?

–No mi rey, estoy agotado.–Se echó en el sofá y Ernesto y yo nos sentamos y nos pajeamos mientras nos besábamos. Me levanté y me di más rápido y le acabé en la barriga, él también se vino. Carlos estiró la mano y esparció el lechero por toda la barriga de  Ernesto y luego se lamió los dedos.

–Esta dulcita esa leche de ustedes. –¿Me puedo duchar François?

–Si, usa el baño de Guillermo.

Se fue al baño y salió Guillermo de la cocina.

–¿Y le vas a decir que se duche en mi baño?

–Bueno es invitado tuyo.

–¿Y ustedes para que se lo cogen? Yo lo conocí primero.

–Perdona cariño, pero ese cura me comulgó a mi primero hace como un mes. Una buena cogida en la sacristía.

–Mira, François, esto no se trata de una competencia ni quien se tira a más hombres, pero te voy a agradecer que los tipos que yo traiga sólo me cojan a mi, no vengas tú a querer también cogértelos.

–¿Perdón? Esta es mi casa y yo me cojo aquí a quien me de la gana, si no te gusta ahí está la puerta y te largas.

–Tengo un contrato.

–Te devuelvo los reales pagados más el depósito y listo.

Guillermo se quedó callado y regresó a la cocina.

–¿Y este que le dio? -Me dijo Ernesto que se estaba poniendo el interior.

–No sé, pero que no venga a dárselas de veterana del sexo y dueña de la casa que le doy par de cachetadas y la ubico.

–Me tengo que ir.

–Vamos a vestirnos y te llevo, y llevamos al curita a su iglesia.

–Que bueno está el carajo.



Salimos los 3 de la casa, Guillermo se quedó almorzando.



–¿Cuándo me traes a los gemelos de nuevo?

–¿Te gustó Abel?

–Si un culito tiernito. Ahora tengo en la iglesia un chamo que me ayuda, tiene 18 años, todavía no me lo he tirado pero ya le he lanzado unas puntas y creo que cae en cualquier momento.

–¿Entonces es gay?

–Si claro, La mamá me lo trajo porque el chamo no sabe que estudiar y quiere que yo lo oriente, entonces me ayuda en las tardes. Me dijo que ella cree que es gay que también le quite esas ideas de la cabeza. Lo peor es que le voy a meter más cosas y no precisamente en la cabeza.

–Tremendo cura estás hecho. -Le dijo Ernesto.

–No voy a dejar de disfrutar mientras le sirvo a Dios y ayudo a la gente, lo mio no es solo sexo, también es labor social y espiritual.

–Si, si clavando la cruz a los feligreses más débiles.

–Bueno Ernesto deja la vaina, te gozaste la cogida ¿qué tanto?.

–Chico tenemos que organizar una reunioncita con varios amigos y bueno ahí vemos que surge.

–Seguro. –Carlos se echó hacia delante y le dio un beso en la boca a Ernesto, yo volteé para otro lado.

–Relájate, yo sé que te gustó la cogida, en cualquier momento repetimos para crucificarte de nuevo. –Salió del carro, se asomó por la ventana y le dio una palmada en la mejilla a Ernesto.

–Chao guapo.



–Eeeesooo, le gustaste al curita.

–Sí, qué bonito empatarme con un cura que se coge a mis amigos y unos cuantos más.

–¿Pero quien habló de empatarse? ¡A TI TE GUSTA CARLOS! MARICO TE GUSTÓ CARLOS, QUE FUERTE.

–Deja la vaina François.

–Jajajajajaja -Antes de arrancar de nuevo sonó mi celular.

–<Dale mi número a tu amigo y que me escriba>

–NO, NO, NO MIRA ESTO, El cura me escribió para que te dé su número. Anota. –Ernesto se puso nervioso que casi se le cae el celular. Lo anotó y le escribió.

–Que loca eres, desesperadita, ya le vas a escribir.

–¿Espero un rato?

–Claro mijo, un poco de emoción a la cosa.



Dejé a Ernesto en su casa y regresé a la mía.

–<Mira, le diste mi número a tu amigo? No me ha escrito>

–<Si, se lo di ahí mismo, debe estar ocupado, pero te va a escribir>

–<Me gusta el pana, ¿No te molesta eso, no?>

–<No vale tranquilo, más bien me alegro, él es bien enclosetado, se destapó hace poco pero huele a naftalina todavía, pero es buena gente, es un buen carajo>

–<Ah bueno, cuando me escriba lo invito a salir, quiero algo serio aunque echarme unos culitos por ahí me gusta mucho>

–<A él le choca un poco que seas cura, pero trabájalo, él es discreto, puedes confiar en él>

–Dale, te aviso si me escribe y gracias. Rico tu culo, que Dios te bendiga.



Hablando de culos y tiradas y luego bendiciéndome, que bizarro todo.



Guillermo tocó la puerta de mi cuarto y abrió.

–Vine a pedirte disculpas por lo de hace un rato, me dio rabia ver al cura cogiéndolos a ustedes, no sé era un tire mío, a lo mejor son guevonadas mías.

–Ya tranquilo, ven acá. –Le dije para que se echara en mi cama– vamos a ver una peli juntos. Yo la escojo y tú haces las cotufas.

–Ok. –me dio un piquito en la boca y se fue.

Mensaje. Jack. –<Abre la puerta de tu casa>

El corazón comenzó a brincarme y empecé a sudar, una taquicardia a la vuelta de la esquina. Abrir la puerta y encontrarme a Jack de nuevo era ya demasiada emoción junta.

 Abro y mis ojos se abrieron como platos. 23 rosas blancas y en el medio una roja con un sobre. “Perdóname, para que pases lo amargo de mi actitud busca detrás del ramo”. –Una caja de bombones. El corazón no dejaba de pegar brincos pero la tensión bajó, abrí la caja y comí uno. Le escribí con la emoción reflejada en mis manos que me temblaban.



–<Eres un cabeza de guevo, que bello ese ramo, te botaste, gracias por los bombones, perdonado desde mucho antes. Un beso>

–<Disfrútalos, cuando te quede uno guárdalo, que ese será para mi>.



Quería ver The Avengers 2. Regresó Guillermo con un mega tazón de cotufas y emocionado con el ramo.

–Qué bellas esas rosas, ese hombre que te las mandó te ama. ¿Qué película vamos a ver?

–La cosa más dulce.

–Ah…okey.

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