viernes, 7 de diciembre de 2018

CAPÍTULO FINAL. Y si me enamoro.

5 años después...

-Los declaro marido y marido, pueden besarse.
Arévalo abrazó a Orlando y le dió un beso metiéndole la lengua. Orlando se sorprendió un poco pero lo abrazó. Nicolás, el amigo de Orlando, se puso rojo, su esposa se reía.
Nelson y su novio aplaudían mientras se veían a los ojos.
-Ahora que lleguemos a la posada te quiero coger. -Le dijo Esteban, el novio de Nelson, un hombre de 35 años, robusto, velludo y de barba poblada.
-Coño mi amor llevamos tres días aquí y no hemos conocido Santiago me gasté un dineral y he estado encerrado en el cuarto tirando.
-Vinimos a una boda, en otra ocasión venimos de turismo, ahora quiero reventarte ese culo. -Le decía Esteban al oído.
-Lo que queda de culo, lo tengo accidentado.
A Esteban le daba morbo escuchar eso y se levantaba el pene.

Nicolás y la esposa abrazaban a los recién casados, se acercaba Nelson y Esteban para hacer lo mismo.
-Me hubiese encantado que viniera Pedro, a pesar de todo es nuestro amigo.
-Yo si me alegro que no viniera, no quiero verlo.
-¿Ese es tu ex?
-Si, cómo lo vea lo coñaceo.
-Pero es que él no está en Venezuela, está en Europa con...-Nelson vio a los ojos a Nicolás.
-¿Qué pasa? Todos aquí sabemos con quién está no pongas esa cara. Yo creo que regresa pronto.
-Bueno, bueno vamos a celebrar esta boda no joda, no vinieron a Chile para hablar de esos dos guevones.

-¿Qué te tiene preocupado amor, desde que llegamos al restaurante tienes una cara y no haces más que revisar el celular. -Le decía Orlando a Arévalo que ya estaban en la enorme mesa del restaurante con los ocho invitados.
-Coño papi, mi papá puso a Edgar de Gerente de Recursos Humanos y ese pana no sabe un coño, me está jodiendo la vaina, Diego pasó por encima de mí que soy el Gerente General.
-A ver mi amor, tú entraste a la empresa por tu papá, y ahora eres Gerente General.
-Si pero yo fui escalando, no me pusieron de una vez en una gerencia. Coño yo quiero mucho a Edgar pero carajo...me va a traer problemas eso.
-Ayúdalo.
-Bueno, no nos preocupemos por eso. Celebremos nuestro matrimonio y tus dos franquicias.
-Yo si estoy preocupado Arévalo, estoy endeudado hasta el culo.
-Marico hay que mojarse el culo para tener las vainas, tienes apenas 27 años y ya eres dueño de dos locales, coño tu marido el muerto te dejó plata y con lo que has ganado y el préstamo sacaste la vaina. Yo te apoyo mi amor, estamos casados, le echamos bola los dos. Además tienes dos socios, tú tienes la mayoría de acciones pero bueno que arrimen el hombro ellos también.
-¿Te recuerdo quienes son los socios?
Arévalo le dió un beso en la boca. -Deja de preocuparte, yo estoy contigo en lo bueno, en lo malo y en lo desastrozo. No te voy a dejar morir.
-Han sido seis años maravillosos contigo.
-Y serán seis décadas juntos, viejos y con los guevos como dos pellejos. ¿Te imaginas mi verga colgando como un moco e pavo sin ponerse duro? Tomaré Viagra® pero de qué te cojo te cojo.
Orlando se rió, se puso de pie y pidió un brindis haciendo sonar la copa con el cuchillo.
Cuando comenzó a hablar entraba al restaurante Orlando padre que al ver a su hijo sonrió y el muchacho comenzó a llorar.
-¡Llegaste! -Se abrazaron.
-Tarde pero llegué, hubo retraso en el vuelo. Ven acá pendejo para felicitarte. -Le dijo a Arévalo. -Me permiten un momento, voy a hablar con los recién casados unos minutos, ahora hacemos el brindis.
-Toma este sobre.
-Papááá, no tenías que darnos dinero.
-Abre el maldito sobre.

Orlando abrió el sobre y sacó las dos hojas que contenía, las desplegó.
Arévalo vio las hojas y se puso a leer. Abrió los ojos. -Maaaaaricoooo.
-¿Qué significa esto papá?
-Lo que lees, el crédito está pagado eres dueño de tu negocio.
Orlando se puso a llorar sin todavía entender bien.
-Ya se lo que me vas a decir, pero le dices a tus socios que paguen su parte y listo.
-Te pasaste papá, te pasaste.
-Se pasó suegro, se pasó. -Arévalo le guiñó el ojo y levantó el pulgar.
-Esto lo hice pero con una condición. Que me den un nieto.
-No joda, no podemos adoptar, pero yo tengo un culito que no se va a negar.
Orlando guardó el sobre y miró al policía.
-¿Un culito?

-No quisiera regresar, me quiero quedar aquí.
-Pero es que vamos a volver, ¿Por qué crees que vinimos? Yo monté el negocio en Valencia es por algo, para venirnos a vivir aquí y dejar el país, tengo que volver a terminar unos asuntos.
-¿Cuándo regresemos a España nos casamos?
-No sé Pedro, no me presiones. Cuando nos instalemos veremos.
-Si pero yo estaré en este país ilegal, tú no.
-Te dije que yo cubriría tus gastos mientras que arreglamos tus papeles.
-Pero casándonos es más fácil.
-Pedro, ya lo hemos hablado.
-Ay está bien Diego, voy a terminar de arreglar la maleta. ¿Vamos a cenar fuera?.
-Sí. -Cuando lleguemos a Caracas no te quiero ver cerca de mi hermano.
-Ay por favor Diego, ya han pasado años de eso, yo...no siento nada por Arévalo ni por Nelson.
-¿Y Orlando?
-Orlando es mi mejor amigo, estamos distanciados pero yo lo quiero mucho.
-Se casaron en estos días.
Pedro tragó saliva. -Si, les deseo lo mejor, les compré un regalo de bodas.
-Se lo envías por correo.
-No seas infantil, se lo entregamos los dos.


-Coño Edgar llevas cinco meses en Recursos Humanos y lo que has hecho es cagarla, pon de tu parte.
-No joda Papi ¿De mi parte? Yo no sé nada de esa mierda y me pones a trabajar ahí, yo no entiendo un coño. Yo no quiero ese puesto.
-¿Y qué quieres? ¿Volver a la calle? Ya no eres un carajito, no te van a querer, a esos viejos como yo que te tirabas le gustan jovencitos. Ponte las pilas, pregunta, estudia, aprende, te estoy dando la oportunidad.
-Lo que quieres es joderme, sabes que no puedo con esa gerencia, me quieres botar.
Diego se sentó en su butaca, suspiró.
-Quiero tu renuncia en mi escritorio mañana mismo y te vas de la casa, no voy a seguir manteniéndote y no quieras superarte, te doy plata, te compro todo lo que quieres y no recibo nada cambio.
-Te cojo bien rico cada vez que quieres.
-No me coges como me lo hacía Arévalo. No es suficiente. Te mando un camión para que te lleves todas tus cosas.
-¿Dónde voy a vivir? Sabes que no tengo casa.
-¿No tienes casa? Te di las llaves de un apartamento de los que da el gobierno, ¿sabes lo que me costó conseguirlo?, te mudas ahí.
-Eso es un hueco.
-Tienes plata para ponerlo a tu gusto. Me has chuleado por cinco años, si fuiste inteligente debes tener una buena cantidad en tu cuenta.
Edgar lo vio a los ojos y extendió la mano. -Dame las llaves de ese apartamento.


-¡Qué rico es estar en casa!
-¡Y casados! 
-Estoy feliz. -Dijo Orlando.
-Yo no. -Dijo Arévalo en tono de queja.
-¿Y eso?
-Coño cinco días en Santiago y no me diste culo ni un día marico, me dejaste prensao y ya llevamos cinco en Caracas y tampoco.
Orlando se rió -¿Tu viste todo lo que hicimos apenas llegamos? En la noche llegábamos al hotel mamaos y nos quedábamos dormidos.
-Si, bueno coño pero tú sabes que me pasas la mano por la pierna y ya tengo el mástil listo pa cogerte.
-Ya estamos en casa así que estamos relajados.
-¿Me vas a dar culito ahorita? Sí, mira ya me prensé.
-Te voy a hacer lo que me pidas. -Orlando comenzó a desvestirlo, el interior de Arévalo colgaba aguantando su enorme miembro. El muchacho terminó de bajarle el pantalón y luego le bajó el interior. El pene salió y le golpeó en la cara, lo tomó entre sus manos y comenzó a mamarlo mientras veía a los ojos a su esposo.
Llevó sus manos hacia las nalgas de Arévalo, las apretaba y las estiraba, mientras éste le empujaba la cabeza para que le entrara todo el pene en la boca de su esposo.
-¿Quieres tragarte la orina?
-¿Y puedes mear con el guevo así parado?
-Yo puedo todo, ponte. -Arévalo comenzó a orinar dentro de la boca de Orlando que lo seguía viendo a los ojos.
Terminó de orinar y Orlando sacó el pene de su boca, se agachó más y comenzó a lamerle los testículos para luego chuparle el culo.
-¿Qué haces?
-Algo que te va a gustar. -Su lengua recorría desde los testículos hasta donde terminaban las nalgas para luego regresar y con la lengua penetrarlo.
Arévalo estaba sorprendido y a la vez excitado, sentía las ganas de eyacular pero aguantaba. No aguantó. Chorros de semen caían en el piso mientras Arévalo gritaba.
Orlando se salió debajo de su esposo y logró atajar las últimas gotas de semen que salían del pene.
-Ahora vas a cogerme.
-Con gusto.
Orlando se levantó y Arévalo lo alzó para cargarlo. Lo penetró y lo pegó a la pared.
-Pón tus piernas en mi hombro... así.
-!Coño de la madre que dolor me tienes clavado hasta el fondo!
Arévalo lo besó mordiéndole el labio mientras se movía metiendo y sacando su enorme pene. Orlando gritaba, Arévalo le daba con fuerza y gruñía viendo con morbo a su esposo que lo apartó de la pared y lanzó en el sofá -Ponte en cuatro y ábreme ese culo. -Lo penetró, lo agarró del cabello y puso su otra mano en el cuello de Orlando haciendo presión. Golpeaba con fuerza las nalgas del muchacho que se aferraba al respaldar del sofá.

Arévalo se bajó del sofá y se sentó pidiéndole a su esposo que se sentará sobre el metiéndose todo el pene poco a poco.
-Me tienes el culo inflamado.
-Y lo que falta, ahora muévete tú como una perra.
Orlando volvió a sujetarse del respaldar y comenzó a moverse de arriba a abajo. El enorme miembro entraba y salía, el culo del chico estaba dilatado. Orlando gritaba. Arévalo se mordía la lengua junto con el labio inferior viendo a su esposo disfrutar.
Varios minutos moviéndose, ambos estaban sudando. Arévalo esperó hasta estar a punto de acabar de nuevo para decirle que se lo mamara.
Orlando se bajó y comenzó la felación.
Sintió el primer chorro en su boca y tragó mientras Arévalo gritaba a todo pulmón. El chico succionaba, Arévalo se retorcía.

Arévalo cerró los ojos agitado al igual que Orlando que se sentó al lado de él.
-Marico cada día lo haces mejor.
-Tú me inspiras marido mío Ja ja ja.
Sonó el timbre. -Coño ¿Quién será? Atiéndelos tú qué me voy a duchar huelo a tigre.
-Ah coño yo, que también ando sudado.
Orlando se puso el interior y la camisa a medio abotonar. Abrió la puerta.

-Eeepaaa ¿Cómo están? ¿Qué hacen aquí? -Orlando se enderezaba luego de quitarse el calcetín derecho.
-Sorpresa chamo je je je vinimos para felicitarlos y darles nuestro regalo de bodas.
Orlando les abrió la reja y ambos entraron.
-Discúlpame la pinta es que estábamos acomodando.
Pedro vio la ropa en el piso y se sonrió. -Si, ya...acomodando. Pedro abrazó a Orlando felicitándolo por la boda. Luego Diego lo abrazó con fuerza y le dió un beso en la mejilla.
-Lo hago por eduación pero sabes lo que pienso de esto. -Orlando lo separó sonriendo. Diego se echó para atrás preguntando por Arévalo, le dijo que se estaba duchando. Se fue hasta la habitación para hablar con el.

Diego apoyado en el marco de la puerta del baño mientras Arévalo terminaba de ducharse. Cerró la llave del agua, se sacudió el pelo, eructó y sacudió su enorme pene. Diego observaba la silueta. Abrió la puerta de la ducha.
-Coño ¿Qué haces ahí parado? Qué susto.
-En que estarías pensando hermanito. Felicidades por esa boda, te saliste con la tuya. -Se le acercó y lo abrazó.
-Gracias hermano, ¿Sigues con reconcomio? Chamo han pasado cinco años, te han pasado miles de vainas, supéralo coño.
-Vine justamente a eso, para agradecerte todo lo que hiciste por mi hace unos años.
-Si pero ya marico, haz tu vida con Pedro y sé feliz.
-Pedro sigue pendiente de ti.
-Espérame en la sala que me voy a vestir.
-Déjame usar el baño.

-Y al fin te casaste con el carajo.
-Si, al fin.
-Yo también me voy a casar con Diego.
-Todavia no puedo entender esa junta con Diego.
-¿Estas celoso? Porque yo tampoco entiendo cómo te casaste con un tipo que se ha tirado a tus amigos y a su padre.
Llegaba Diego y Pedro se fue a la habitación pese a la negativa de Orlando.
-Déjalo que se desahogue, llevo cuatro años con eso.
Orlando se encogió de hombros.
-Aún te amo Orlando.
Orlando se tapó la cara. -Aaay Diego, Diego.


-Hola
-Mierda Pedro, hola, parecen gatos.
-Todavia espero el día que vuelvas cogerme.
-Te vas a secar esperando porque eso no va a suceder.
-Yo te amo.
-Y amas a Nelson y a Orlando, todo el que te coge lo amas, debes estar enamorado de Diego.
-No se le para, bueno, no mantiene la erección cuando me va a coger, cada vez que se lo mano parece que tuviera en la boca un globo desinflado.
-¿No han ido al médico?
-No quiere ir, a veces si quiere, otras no, dice que se le va a pasar, debe haber sido tanta droga que se metió.
-Ayúdalo, llevan tiempo juntos.
-¿Quién me ayuda a mi? -Se le acercó a Arévalo. -Cógeme, necesito que alguien me coja y tú tiras divino.
-Búscate un macho que te de.
-Nelson no quiere verme.
-Marico pero tú estás mal. Sal de ese círculo, conoce gente, si no quieres estar con Diego déjalo.
-Me mantiene, yo no trabajo.
-Sal de aquí Pedro.
-Ponte a trabajar contigo y somos amantes de nuevo.
-Vamos a salir.

Los cuatro en la sala, Orlando les ofreció algo de beber que no fuera alcohol.
-Yo quiero whisky.
-Hermanito tú no puedes beber.
-Ya estoy curado.
-Diego no.
-Sírveme un trago Orlando.
Orlando le hizo señas a Arévalo que lo dejara, sirvió refresco para los tres y el whisky a Diego

Diego se bebió el vaso de un tirón y le entregó el sobre a Orlando.
-NUESTRO REGALO PARA LOS RECIEN CASADOS. LOS MALDITOS RECIEN CASADOS.
-Diego...por favor. -Diego le lanzó un golpe a Pedro para que se callara.
Pedro cayó al suelo y Arévalo se le fue encima a Diego cogiéndolo del cuello de la camisa. Lo empujó a la pared.
Delante de mí no vuelvas a pegarle a Pedro.
-Arévalo déjalo, siempre se pone así cuando...bebe.
-Cállate Pedro, así que sigues bebiendo, no te dejas ayudar, no quieres servir para nada.
-Ya le contaste a mi hermanito que no se me para...verga no puedes estar callado, te voy a joder.
-Se van de esta casa los dos y no vuelvan a poner un pie aquí, se llevan su regalo.
Lanzó la puerta cerró los ojos y vio a Orlando.
-No debí darle el trago.
-No te eches la culpa, voy a hablar con mi papá para que esté al tanto y a ver qué hacemos con él.
-Eres demasiado noble, por eso te amo.
-No quiero verte cerca de Pedro y mucho menos de Diego.
-Ellos se van a ir a España a vivir, pronto.

-Ay, ay, ay, ay, ay.
Esteban tenía a Nelson agarrado por el cabello mientras lo penetraba con fuerza dándole rápido. Le apretó más fuerte el cabello y acabó dentro de él.
Comenzó a retirar el pene. Un miembro de 18 centímetros y extremadamente grueso. Cuando lo sacó le vio el culo a su novio, estaba dilatado.
-Uuuf ese hueco está divino mira como sale la leche.
-Coño papá ya basta, no me cojas más por lo que más quieras, ya me duelen hasta las cejas.
-Coño es que tú culo me encanta y tú aguantas.
-¿Aguanto? Si me tienes inmovilizado, podría denunciarte por violación.
-Sabes que te gusta como te cojo.
-Si, pero déjame descansar dos días te lo suplico.
-¿Y qué, me hago la paja? Me tendré que coger otro culo.
-No exageres, te podría decir que te cogieras a Pedro pero se va a enamorar de ti.
-A ese marico ni de vaina se lo meto.
-Mira lo reventé, ¿Para que me llama?
-No le contestes.
-Él sabe que no quiero hablar con él, debe haber pasado algo.
-<Aló>
-<Nelson, Diego me cayó a coñazos estoy en su edificio, me escapé porque está borracho y se durmió, búscame por fa>
-<Mierda, voy> Acompáñame a buscar a Pedro, su novio le cayó a coñazos.
-Maldito, lo voy a coñacear yo.
-Está borracho Esteban. Parece que recayó.
-Vamos a buscar ayuda. Te acompaño pero me das culo luego.
-Coño que obsesión con tirar, te voy a internar a ti, métete en un equipo de rugby y drenas ahi, mejor no, seguro te coges al equipo completo. Vámonos.


Arévalo se incorporaba al trabajo, pasó por la oficina de Edgar y estaba una mujer.
-Bueno días disculpe, ¿el señor Edgar?.
-Buenos dias, lo siento no sé quién es Edgar, soy la directora de Recursos Humanos, ¿Usted?
-Arévalo Hernández Director General.
-Ay señor Hernández que pena, mucho gusto Clara Inés Soto, llevo tres días aquí.
-Encantado, me reúno con el presidente y luego con usted para ultimar unos detalles.
-Seguro. Qué guapo este hombre y que elegante.
-Coño esta tipa está cogible. Deja de decir pendejadas, tú estás con Orlando te gustan los tipos. -Tocó la puerta del despacho de su papá y entró.
-¡Arévalo estás de regreso hijo! Felicidades. -Le dio un beso en la boca y Arévalo se apartó.
-Papááá por favor. ¿Qué pasó con Edgar, por qué no está en su oficina.
-Lo boté. Estaba haciendo las cosas muy mal.
-¿Y qué vas a hacer con él? 
-Lo saqué de mi vida. Soy todo tuyo.
-Coño de la madre, pero es que estás como tu otro hijo y el novio, enfrascados en un mismo peo. ¡Soy tu hijo papá!
-Les compré un regalo de bodas, pero te lo doy con una condición.
-¿Qué será?
-Que me hagas tuyo nuevamente, llevo cinco años esperando que te decidas.
-De verdad papá que....quédate con el regalo, no voy a complacerte en eso.
Diego abrió la gaveta y sacó unas llaves.
-Toma tonto una camioneta del año para ustedes. Está en el sótano.


Nelson, Esteban y Pedro llegaron a un acuerdo, vivirían juntos, cuando Nelson no pudiera complacer sexualmente a Esteban, Pedro lo relevaba. Ese acuerdo lo harían de manera legal. Firmaron un documento que luego notariaron. Pedro trabajaría con Esteban en sus tiendas de electrónica. En ese documento no especificaron que no podría tener sexo por separado algo que hacía Pedro y Esteban cada vez que podían en a parte de atrás de la tienda.


Diego se recuperó nuevamente y se fue a España para encargarse de su negocio, se casó con un valenciano y se hicieron socios.
Diego padre seguía buscando en cada jovencito el calor que no le daba Arévalo.
Orlando padre estaba arreglando todo para repartir en vida su parte accionaria de la clínica a Orlando. Quería retirarse a Europa.


-Mi amoooor saaaal te tengo una noticia.
-Voooy. -Orlando salió desnudo, al ver a la mujer con la que estaba Arévalo se tapó y se fue a vestir.
-Coño ¿por qué no avisas? 
-Tranquilo, ella está acostumbrada a ver a hombres desnudos y con cuerpos bien escoñetados. El tuyo es un colirio.
-Arévalo por favor...-Carolina le reclamaba el poco tacto.
-Te presentó a Carolina, la mujer que nos va a dar a nuestro primer hijo.
Orlando se sorprendió y comenzó a preguntar de todo hasta que su esposo lo detuvo.
-Espeeeera calma que la sorpresa no termina ahí. Ella ya tiene tres meses de embarazo, todo va bien, no me la cogí, la inseminaron con tu esperma. Vas a ser papá. Más adelante seré yo.
Orlando no pudo contener las lágrimas y le tocó la barriga.
-Una vez que nazca el bebé es tuyo, te doy la patria potestad a ti, yo me desentiendo, no tengo ninguna responsabilidad con el niño.
-Claro, me bajé con unos buenos dolares.
-Ay Arévalo no le quites lo bonito a este momento chico, mira la cara de tu esposo, no me presenté soy Carolina.
Orlando le dió un beso a la chica y luego un beso en la boca a Arévalo.
-Me has hecho el hombre más feliz de mi vida.
-Y lo que falta esposo mío. Porque ahora nos vamos de luna de miel. Tarde pero seguro. A Grecia.


Arévalo recogía su escritorio mientras que le daba las últimas instrucciones a su asistente que se quedaría sola por 10 días.
-Chica, sal de la oficina que tengo que hablar con mi hijo.
-¿Qué  pasó ahora papá? Cuando vienes a mi oficina es que pasó algo. ¿Ya botaste al otro bebé?
Diego cogió del cabello a su hijo y le apretó con la otra mano la entrepierna. Lo besó en la boca metiéndole la lengua.

-Tú vas a estar en mi cama de nuevo así sea lo último que haga. Quiero morir cogido y feliz.

1 comentario:

  1. WOW! tremendo capitulo... aunque el final me dejó: y luego?... pero estuvo bueno! por un momento pensé que Diego traería una bomba o algo por el estilo... o los iba a matar a todos y luego a el!

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