lunes, 3 de diciembre de 2018

Y SI ME ENAMORO. Capítulos finales

Diego abría los ojos luego que un vecino lo despertara preguntándole que hacía en el pasillo.
-No sé..me duele la cabeza.
-Te ayudo a entrar
Diego se revisó los bolsillos y vio la maleta. -No tengo llaves, ¿Cómo llegué aquí?
-Yo tengo una copia, cuando te fuiste aquella vez de viaje, ya te la traigo.

El vecino le dio la llave pero lo ayudó entrar, le agradeció el gesto pero le dijo que lo dejara solo.
Al entrar, dejó la maleta en la sala y se fue a la habitación.
-Creo que no me expliqué bien anoche sobrino, no te quiero en mi apartamento.
-¡Vete de aquí! ¡Vete de mi casa!
Alfonso sacó unos documentos y se los entregó.
-Lee para que veas quién es el dueño de esto, Lee.
-Diego leyó y volvió leer, el dolor de cabeza no lo dejaba seguir, rompió las hojas y se lanzó sobre su tío ahorcándolo con todas sus fuerzas. Por más que Alfonso intentaba soltarse no podía, daba patadas pero su cara se ponía de un rojo intenso, los ojos la brillaban sus manos sostenían las de Diego que las tenía rodeando el cuello y apretando lo más fuerte que podía.

Sus ojos se quedaron fijos mirando a Diego mientras sus piernas dejaban de patear. Sus manos dejaron de hacer presión y cayeron hacia los lados. Dos lágrimas corrían por las sienes de Alfonso. Diego comenzó a llorar y darle golpes en el pecho a su tío. Se detuvo y se levantó de la cama. Con la respiración entrecortada lanzó a su tío al suelo y lo jaló por los brazos hasta llegar a la ventana que da al área interna del edificio Alzó a su tío haciendo un gran esfuerzo, lo apoyó en la ventana y lo lanzó cayendo en el contenedor de basura que estaba vació. Con la caída cayó la tapa y lo cerró. Diego se agachó evitando que algún vecino lo viera y se fue del apartamento.

Un año después...

Orlando y Arévalo dormían abrazados. El policía detrás del chico, apoyaba su enorme pene en la espalda, lo tenía erecto. Arévalo se movió y se levantó para ir al baño.
-¿Dónde vas? 
-A mear.
-Espera que voy contigo.
Llegaron al baño y Arévalo comenzó a orinar con fuerza.
-Espera, espera ¿cuál es el apuro?para.
-¿Qué, vamos a mear a la vez?
-No, me vas a orinar encima.
-¿En serio? Te vas a echar está meada de la mañana que es bien concentrada? ¿Desde cuándo te gustan esas cochinadas? No me habías dicho.
Diego se quitó el interior y se arrodilló dentro de la ducha.
-Cállate y oríname.
Arévalo tomó su pene y comenzó a orinar lo apuntando al pene del chico y comenzaba a subir, mojando los abdominales y los pectorales. El líquido de un amarillo intenso corría por la piel de Orlando.
-¿Quieres beberla?
-Si. -Orlando abrió la boca y el policía apuntó orinándole con un buen chorro. El chico se introdujo el pene en la boca que volvía a tener firmeza.
-Marico que morbo, voy a cogerte ahora, busca lubricante porque te voy a dar una revolcada.
Fueron a la habitación y Arévalo montó un puf en la cama, montó al chico ahí, embadurnó su culo de gel y comenzó a penetrarlo. Echó las piernas hacia la cabeza de Orlando mientras se moviá metiendo y sacando el enorme miembro que brillaba con tanto gel. Se apartó y sacó el puf, bajaron al piso y ahí de pie, lo volvió a penetrar mientras lo tomaba del cuello y empujaba pegados a la pared.
-Tírate al piso. -El chico lo hizo y Arévalo se acostó sobre el introdujo de una vez el pene, que ya entraba con facilidad. Lo puso de lado y de nuevo lo penetró. Orlando sudaba, Arévalo se mordía el labio y la lengua mientras se movía. Su pene se deslizaba entre el culo del chico que gemía mientras veía a los ojos al policía
-Ponte en cuatro que voy a reventarte.
Mientras Orlando estaba arrodillado, Arévalo se levantó, flexionó un poco las piernas y fue introduciendo su pene. Se movía cada vez más rápido y con más fuerza. Orlando tenía el culo lo bastante dilatado para ver hacia dentro, algo que enloqueció al policía. Lo penetró de nuevo.
-¿Dónde quieres la leche? ya me vengo.
-Ya va, ya va espérame. -comenzó a masturbarse y le avisó a Arévalo. Se puso frente al pene de su novio y el semen caía sobre la cara de Orlando mientras acababa en el piso.
Arévalo le dió una cachetada y luego restregó su mano por la cara del muchacho para luego limpiar sus dedos en su boca y probar su semen.
Orlando cayó al suelo agotado, Arévalo lo levantó y lo acostó en la cama.
-Aguantas palo mi amor, qué divino estás.
-Me dejaste cansado.
-Duerme, yo voy a preparar el desayuno. Feliz domingo mi amor.

Arévalo salió de la habitación y escuchó en el otro cuarto unos gemidos. Nelson y Pedro estaban teniendo sexo. Apoyó la oreja de la puerta y se quedó escuchando. -¡Dale papi, dale, duro!
Arévalo, que aún tenía el pene erecto lo tomó entre su mano mientras con la otra abría muy despacio la puerta. Echó la mirada hacia la cama, los chicos le daban la espalda a la puerta. Nelson lo penetraban por detrás mientras Pedro tenía la cabeza en el colchón sin parar de hablar. Arévalo entró, se montó en la cama y llenó de saliva su mano. Nelson se detuvo asustado al ver al policía que le hizo un gesto para que no hiciera ruido.
-¡No te pareees, sigue coño!
Arévalo pasó su mano por el culo de Nelson para lubricar lo con la saliva. Comenzó penetrarlo, del dolor apretaba las caderas de Pedro que no paraba de hablar excitado.
Nelson jadeaba sintiendo el enorme miembro dentro de él y sabía que no le quedaba mucho para acabar.
Arévalo le apretaba las nalgas y se las abría mientras se movía. Nelson no aguantó y acabó dentro se su novio. Gritó, Arévalo le dió un beso en el cachete y saludó a Pedro.
-¿Tú estabas aquí?
-Si
-Y yo también estaba aquí viendo el espectáculo. Gracias por invitarme. Este no era el trato que habiamos llegado.
-Mi amor es que fue de repente, escuché a este marico gritar y me entró un queso horrible, abrí la puerta y le vi el culo a este y coño no iba a pelar ese hueco.
-Ay Orlando no te molestes, la próxima lo hacemos los cuatro.
-Llevamos mas de un año juntos y solo lo hemos hecho una vez los cuatro y ahora pasa esto.
-Vístanse que voy a hacer desayuno y a hablar con este mariquito.

Arévalo sacó a Orlando de la habitación de los chicos y fueron a la cocina.
-Me dio mucho morbo verte como te cogías a Nelson.
-Bueno marico ¿y entonces? ¿Y ese show que montaste?
-Jodidiendo. Me gusta verte cuando te coges a otro que no soy yo.

Los cuatro desayunaron juntos en la cocina. Rieron hablando de lo que hicieron. Nelson y Pedro irían a casa de Hugo el papá de Pedro a visitarlo. Orlando y Arévalo a caminar a la cota mil.

Mientras caminaban por la avenida iban hablando.
-Me encantó orinarte, uf, ver cómo lo disfrutabas y luego cogerte, marico, eres el hombre de mi vida.
-Te amo mi amor,. Lo que son las cosas, yo pensaba que estaba enamorado de Diego y fíjate....
-No hablemos de ese tipo.
-Está perdido Arévalo, desde que apareció el cuerpo de su tío anda desaparecido.
-Lo mató él, seguro. Dejemos de hablar de personas negativas y cuéntame cómo te va trabajando en el negocio de comida y con mi papá.
-Superbien, he aprendido que jode pero a veces me siento raro ahí, trabajando donde lo hacía Diego.
-Coñodelamadre vale, ¿tú vas a seguir?
-Es inevitable mi amor, tú trabajas con tu papá directamente y tienes un historial con el.
-Es distinto, es mi papá y ahí no hay retorno, pero coño ahora que soy su mano derecha me ha dado carajazos aprendiendo vainas, me manda para cursos, me tiene fundido.
-Pero te paga...bien...¿Qué es eso? -Orlando miró hacia la montaña y vio un bulto, al fijarse bien era un persona boca abajo, el pelo largo y sucio.
-Amor, amor, es una persona, ven.
-No marico ¿Si está muerta? nos vamos a meter en un peo.
-Deja la vaina. ¿No eres policía? ¡Mira se mueve! -Orlando corrió hacia al hombre y Arévalo lo siguió.

-Señor, señor, ¿está bien?
El hombre se voltea, tenía una barba poblada, estaba sucio y muy delgado, la ropa que cagaba también estaba sucia y rota. Abrió los ojos y el azul intenso paralizó a Orlando. Se levantó y comenzó a temblar.
-¡Marico es mi hermano, es Diego! ¡Es Diego, hay que sacarlo de aquí!
-Yo...lo maté, era malo...malo, no me hagan daño, yo...yo soy bueno, ¿Quiénes son ustedes?
-No nos reconoce Arévalo.
-Diego, soy yo Orlando y él es Arévalo tu hermano.
-No...no me hagan nada...yo...yo me quiero quedar aquí.
-¿Aquí? Ni de vaina, párate que te vamos a llevar a una clínica. -Arévalo lo levantó para que caminara e ir hasta el carro. -Llama a tu papá que vamos a llevarlo a la clínica.
-Se repite la historia Arévalo, de nuevo a la clínica de mi papá con él.
-Aaay Orlando por favor deja la mariquera, novelero, vámonos que este pana está mal. No podemos dejarlo aquí.
Ambos lo sujetaban por los brazos mientras que Diego a duras penas caminaba.

-No te había visto así desde lo de tu madre. Estás preocupado.
-Es mi hermano Orlando, a pesar de todo es mi hermano. -Se puso a llorar.
-A mi también me duele verlo en este estado.
-Marico no me vayas a salir con que quieres volver con él.
-No digas pendejadas.
-Te conozco marico, te conozco, ven ayúdame.
Subieron al carro, Arévalo manejaba, Orlando detrás con Diego acostado en sus piernas.
El policía los veía por el retrovisor

2 comentarios:

  1. Bueno, que no me esperaba lo de la tragedia. Y como siempre, tus escenas eroticas se las traen...

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  2. mmm me hubiese gustado un poco mas de acción en la parte de la pelea con Alfonso... pero la escena de sexo excelente

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