lunes, 21 de enero de 2019

ESTRENO. Venganza Infinita. Capítulo 1

EL COMIENZO. 

Finales siglo XX

Bernardo es un niño de 8 años de una familia clase media. Vive con sus padres y sus abuelos paternos. Están de vacaciones en una finca no muy lejos de la ciudad. El contacto con la naturaleza era justo lo que quería el padre del chico para que interactuara y conociera más niños, que en la finca habían varios.

Era el verano de 1982 a mitad de agosto. Una mañana luego de desayunar, Bernardo andaba inquieto, jugaba con unos muñecos de la guerra de las galaxias y las naves, corría de un lado al otro, su madre lo veía a lo lejos, se le acercó.
-Mi amor, afuera hay niños ponte el traje de baño y se van al río, uno de los empleados de la finca estará con ustedes. Ve a que te de la luz del sol.
-¿Pero me puedo bañar en el río?
-Claro mi amor, avísale a tu papá y sales.

Bernardo así lo hizo, le avisó a su padre, le dijeron a los otros niños y al señor que los acompañaría.
Eran 5 niños y Bernardo, en el grupo habían dos niñas. Las edades entre ellos era de 8 y 9 años.
Llegaron al río luego de caminar 10 minutos, los niños estaban emocionados. Se quitaron la ropa, debajo ya tenían el traje de baño. Solo una de las niñas, Monse, no se lo había puesto.
-Me tengo que poner el traje de baño ¿Donde me cambio? -Le dijo la niña al hombre que los acompañó.
-Bien vamos detrás del árbol yo te ayudo.
El hombre ayudó a la niña a quitarse el vestido, veía el cuerpo de la niña, le tocaba el hombro, se pasaba la lengua por sus labios.
A lo lejos, en el río, Bernardo veía al hombre detrás del árbol con la niña, en su posición podía ver todo lo que sucedía.
El hombre le quitó el vestido. -Qué linda eres mi amor. -Le pasaba su mano sucia llena de tierra por el pecho y barriga, bajó un poco más la mano y tocó. La niña se puso nerviosa y se echó para atrás, Bernardo se levantó intentando mirar, los otros niños gritaban y salpicaban agua. El cielo se estaba cubriendo de nubes negras, comenzaba a tronar, los niños gritaban. La niña intentaba salir detrás del árbol pero el hombre la tomó con fuerza mientras la tocaba, la niña gritó pero no sé escuchaba pues la juegos de la otros niños ahogaban los ruidos.

-Cállense un momento. -Dijo Bernardo que se levantó para salir y buscar a la niña, que en ese momento empujaba al hombre y comenzó a llorar. El niño decidió salir. Cayó un trueno y del susto se detuvo, miró al cielo y comenzó a llover, los niños volvieron a gritar. Bernardo veía como caía la lluvia y sentía las gotas caer en su cara.
Todo se puso blanco por un relámpago, los niños salían del río por órdenes del hombre, Bernardo hipnotizado con su cabeza mirando al cielo y sus ojos cerrados, seguía dentro del agua.
De pronto un rayo muy blanco, intenso y resplandeciente cayó en el río, justo sobre el niño. Los otros niños miraban hacia donde estaba Bernardo que recibía la descarga en su cabeza, sus brazos extendidos y su cuerpo totalmente blanco. El rayo permaneció sobre él varios segundos. Los niños estaban asustados. El hombre tenía tomada de las manos a la niña y a otro niño.
Se fue el rayo y Bernardo quedó flotando en el agua, se lo llevaba la corriente. El hombre corrió hacia el agua, entró y tomó al niño por un brazo y lo alzó.
Salió del río con el niño en brazos, el agua estaba caliente.
Corrió por el camino de tierra mientras los niños corrían detrás de él, unos lloraban, otros sorprendidos por lo que habían visto.
Llovía muy fuerte, la piel de Bernardo pasó de oscura a un gris pálido, estaba inconsciente, el hombre preocupado por lo que le dirían, le echarían la culpa por no estar pendiente.
Llegaron a la casa grande y los padres de Bernardo se asomaron al escuchar los gritos, los otros padres salieron.
La mamá de Bernardo comenzó a llorar y cargó a su hijo que estaba frío e inmóvil, el padre le quitó de los brazos al chico y corrió a su camioneta para llevarlo a la clínica más cercana.

Dos horas después...

-Este niño no va salir de esta, el pobre recibió una fuerte descarga.
-¿Ya le dijeron a los padres?
-El doctor está con ellos.
En el pasillo estaban los padres de Bernardo, dos papás de otros niños y con ellos el hombre que los acompañó al río.
Se acercó el médico.
-Su hijo está conectado a una máquina y respira pero sin eso no sobrevive, su hijo está cerebralmente muerto, no hay nada que hacer, lo siento mucho...recibió una descarga eléctrica muy muy fuerte, que no sé cómo su cuerpo está intacto.
-¿Quién estaba con el niño?
-Yo, yo señor, yo vi todo, el rayo era...enorme, muy blanco, no te dejaba ver, el niño estaba parado ahí en medio del agua cuando pum le cayó esa vaina en la cabeza. Duró mucho, no sé, o segundos pero parecía eterno.
Hubo un silencio, la madre de Bernardo lloraba desconsoladamente, el padre estaba igual.
-Ustedes me dicen si lo desconectamos o esperamos 24 horas, pero les digo que solo un milagro hará que ese niño abra los ojos y vuelva a ser el de antes.

Se abrió la puerta de la habitación, salía Bernardo caminando desnudo. El médico como sus padres quedaron petrificados al verlo caminando normalmente. El niño se acercó al hombre que los llevó al río y lo miró a los ojos.
-Vas a morir, lo que le hiciste a esa niña no tiene perdón.
-¿De qué habla el niño? -Decía el médico que aún no salía de su asombro.
-Vas a morir, vas a morir.
-No...sé de qué habla... este niño.
Bernardo lo miró fijamente a los ojos, el hombre entró en pánico y quedó inmóvil. De repente un fuerte dolor en el pecho lo retuerce ahí de pie, cae al piso. Lo atienden, no tiene pulso.
-Está muerto doctor.

La mamá de Bernardo ve a su hijo, él la ve a ella y a su padre, sonríe y regresa a la habitación. La madre se desmaya, el padre la levanta y la sienta en una silla, pero tiene temor a entrar a la habitación.

El médico entra a ver al chico, lo revisa, ve los monitores y todo está normal, le manda a hacer unos exámenes.

Al día siguiente en la mañana el médico le da de alta al niño diciéndole a los padres que increíblemente y sin explicación científica Bernardo estaba en perfecto estado de salud.

En la finca todos estaban en el funeral del hombre que había tenido el infarto. Bernardo tomó del brazo a la niña que habia sido abusada y la llevó al sitio donde lo velaban.
-Cuéntales a todos lo que te hizo este hombre que ahora está muerto. -Bernardo la vio a los ojos y como si le hubiese dado una orden que no podía desobedecer, la niña contó todo lo que le ocurrió en el río.
-Ese hombre que está en esa caja ahora, era un sádico, un pedófilo, abusaba de los niños y niñas. -Mientras Bernardo hablaba el ataúd estaba suspendido en el aire y por arriba de las cabezas de los niños y seguía elevándose frente a las miradas incrédulos de los presentes.
Se elevó más y más hasta que se detuvo y cayó al suelo estrepitosamente rompiéndose el ataúd y el cadáver boca abajo.
La gente se levantó de sus sillas, unas salieron del sitio, otras gritaban. La niña corrió buscando a sus papás y Bernardo de pie viendo a todos mientras sonreía.

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