miércoles, 6 de abril de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 39

 


–Tú y yo tenemos una conversación pendiente Castro.

–¿Sobre qué flaco? Lo que tenemos que hablar es de nuestra boda.
–Si, pero yo me refiero a lo que pasó con el tatuador. Tienes una citación en fiscalía, otra vez y sabes lo que eso significa.
–Significa que tu papá ya resolvió el problema.
Agustín cerró los ojos y soltó un suspiro. –Castro, habíamos quedado en tendríamos una relación abierta, que podíamos tener sexo con otros y te apareces en el local, lo destrozas y le caes a golpes a este carajo.
–Acompáñame a casa de la señora Gladys en el piso uno.
–Castro estamos hablando.
–Ya vaaaa, ahora seguimos vente. -Lo cogió del brazo y asi, ambos en boxer y franelilla bajaron al piso uno. Castro iba a buscar unos documentos de la señora para entregárselo a su suegro.
–¿Para qué tengo que ir yo?
–Para que la conozcas. -Tocó el timbre. –Buenas tardes señora Gladys, ¿Cómo está? Vine por los documentos.
–Ay mijo, pasa, no los tengo todos a mano, no me avisaste, déjame buscarlos.
–Le presento a mi esposo.
–Ah...¿esposo? ¿Hombre?
–Si.
–Ah ok... ¿Quieren un café mientras yo busco los documentos?
–Si, ¿Me presta el baño por fa?
–Claro, ya sabes donde queda.

Castro le tomó la mano a Agustín. –¿Qué vamos a hacer? 
–Cogerte.
–¿Aquí? ¿En el baño de la vieja?
–Si, entra, es rápido. -En.la.puerta de la ducha había una pantaleta faja que destilaba agua, Agustín se le quedó viendo. Castro buscaba algo que sirviera de lubricante. Vio en la ducha un champú. –Entra.
–¿Qué? ¡Estás loco!
–Por tí, vamos. -Entraron a la ducha se quitó la ropa y se la quitó a Agustín.
–Te vilviste loco.
–Cállate. -Abrió la llave y comenzaron a.mojarae mientras Castro besaba a Agustín y le metía un dedo por el culo. Tomó el pote de champú y derramó una generosa porción en su mano para luego echarlo todo en el culonde su novio introduciendo los dedos. Lo besó y lo cargó enpujándolo en la pared. –Levanta tus piernas, aja, así, ponlas en mi pecho. -Agustín lo hizo y luego sintió como el enorme pene de Castro le abría el culo. Un fuerte grito invadio el pequeño baño pero Castro le tapó la boca. Su pene entraba y salía con velocidad mientras Agustín gritaba con la boca tapada.
–Señor Castro ¿Todo bien?
–SIIIIII YA SALGO, VAYA BUSCANDO LOS PAPELES. -No grites Flaco, coño.
–Me duele.
–Ee el mismo guevo que te metes todos los días. -Castro seguía empujando, levantaba su cadera mientras sostenía en peso a su novio. Lo bajó. -Voltéate. -Volvió a echarle champú en el culo, se agachó y volvió a penetrarlo. Lo abrazó por la cintura y comenzó a.moverse con fuerza, Agustín seguía gritando, el pene de Castro entraba y salía lleno de espuma. Su novio comenzó a masturbarse. Volvieron a tocar la puerta.
-¿Todo bien? Oigo ruidos?
–SIIII, YA SALGO, ESPERE. Coño que vieja tan fastidiosa. -Sacó el pene y comenzó a pellizcarse las tetillas , le dijo a su novio que le mamara el pene para acabarle en la boca. Castronle enpujaba la cabeza para que su pene le entrara por completo en la boca. De repente, le jala el cabello, se pone tenso y lanza un fuerte grito. Fue eyaculando dentronde la boca de Agustín que iba tragando. Salió de la ducha y cogió la toalla.
–Te quedas aqui mientras yo resuelvo londe los papeles. -Se secó como pudo y se vistió
Salió del baño entre sudado y mojado. Agustín se quedó adentro bañándose para tambien salir.

–Mijo ¿qué le pasó en el baño?
–Ay señora Gladys que pena, estamos mala del estómago y bieno luego me tomé el atrevimiento de ducharme, disculpe.
–Tranquilo, aqui está el café, debe estar frio. ¿Y su esposo?
–En el baño tambien, con lo mismo. ¿Los papeles?
–Aquí están. Ay cuanto te agradezco que me ayudes con esto para que a mi hijo le salga el permiso.
–No se preocupe, estamos para ayudarla.
–Me da pena contigo pero quería saber si me puedes ayudar arreglando la poceta y el lavamanos, tienen goteras y fugas. ¿Lo viste?
–Si, tranquila, la semana que viene le traigo los repuestoby se lo arreglo.
–Luego me dices cuanto te debo.
–Quédese tranquila. -Se bebió el café viendo hacia el baño que Agustín no salía.
–Mijo, me voy a recostar un ratico, ya sabes la salida y me avisas cuando vienes a arreglarme el baño.
–Seguro, vaya a descansar que ya me voy. -Entró al baño y Agustín estaba desmayado en la ducha y el agua corriendo.
–Flaco, flaco, ¿Que tienes? -Le dio dos palmadas y se despertó. –Tenemos que irnos, párate, ¿Estas bien? -Cerró la lave del agua.
–Estoy mareado. -Castro lo secó como pudo, le puso el boxer y lo sacó del baño, y así salieron de la casa.
Al llegar al ascensor, esperó que llegara, al entrar lo acostó en el piso. Al verlo ahí indefenso, detuvo el ascensor, se desnudó, se agachó y volvió a penetrarlo.
–Lo siento flaco, me pones quesúo. -Le sujetaba las piernas con fuerza mientras su pene entraba y salía con rapidez, de la boca de Agustín salian gemidos ahogados, aun estaba mareado y débil. Castro no paraba de moverse, volvió a pellizcarse las tetillas y nuevamente acabó, esta vez dentro de su chico que seguía tumbado sin abrir los ojos.
Se levantó, se vistió y echó a andar el ascensor, mientras le ponía el boxer al chico. Abrió la puerta del apartamento con Agustín en su hombro, lo llevó a la habitación y lo tumbó en la cama.

–Creo que ya entendiste que solo yo te voy a coger y solo yo te dejo pleno, solo yo te dejo reventado flaco, no te van a quedar ganas de meterte otro guevo por ese culo.

Se fue a la cocina a.preparar comida. Su pene seguía erecto, al terminar de cocinar, volverí a a tener sexo con Agustín, despierto o no.




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