miércoles, 13 de abril de 2022

Pasticho hormonal. Capítulo 40

 


La Reina Blanca, la narcotraficante más importante de Latinoamérica, esposa de Ignacio, que ahora por seguridad se llama Juan Carlos, se encontraba de viaje con varias personas y su nuevo escolta, Renato.

No la dejaba ni a sol ni a sombra, siempre a su lado.
Seis de la mañana, despertando en el hotel, Carmen dormía mientras Renato, de pie al lado de la cama, se abotonaba la camisa. Hubo un jornada intensa de sexo antes de la reunión de Carmen con sus socios mexicanos.
–Estoy agotada pero tengo que levantarme. -Carmen lo hizo y le dijo a Renato que buscara el carro y lo trajera a la puerta del hotel. El ahora escolta le dijo que si podía tomar un café.
–Si no queda más remedio...hazlo. -Renato terminó de tomar café y se fue a buscar el carro, Carmen entró al baño a ducharse.

Renato abre la puerta del carro, se sienta, acomoda los espejos, mete la llave en el suiche y al darle a la llave se activa la bomba. el carro estalla en pedazos haciendo que otros carros les ocurra lo mismo y se genere un gran incendio. Carmen, secándose el cabello escucha la fuerte explosión muy cerca del hotel.

Agustín dormía abrazado a Castro cuando de pronto se despierta de golpe y sobresaltado despertando también a Castro.
–¿Qué pasó flaco? ¿Una pesadilla?
–No...algo pasó...algo le pasó a Renato.
–¿Quién es Renato? Ah tu ex, ¿Y tú por qué coño sueñas von Renato? ¿Quieres que te coja de nuevo o te lo estás tirando? Si te lo estás tirando me lo dices.
–Amor, ya, es en serio...algonle pasó a Renato, tengo...como un vacío aqui.
–Ven que yo te lleno con mi verga. -Castro se acercó al culo de Agustín para penetrarlo pero este se apartó y se levantó de la cama.
–Coño, ahora te vas a preocupara por el guevóñ ese y no te puedo coger. ¿Es tu amante el cura frustrado ese? ¿Te lo estás tirando? Dime para ir a matarlo. -se puso se pie fuera de la cama y cogió a Agustín.
–A mi no me vas a rechazar una cogida flaco, si ese guevón te coge, te vouelvo a demostrar que yo te cojo mejor, vomo te gusta. -Volteó a Agustín para penetrarlo poniéndole la mano en el cuello mientras su pene le abría el culo.
Agustín lloraba.
–Rernato murió, Renato está muerto, Castro,
 Renato está muerto. -Castro retiró el pene, se puso un pantalón, una franela y salió de la habitación, cogió las llaves del carro y se fue del apartamento.

Agustín hizo unas llamadas mientras aguantaba el dolor en el culo.

A Gilberto lo bajaban de la cadena que lo mantenía colgado boca abajo. Tumbado en el suelo, uno de los escoltas de Carmen le quita la cadena. –Ya, te puedes ir  Gilberto, espero hayas aprendido la lección, no eres nuevo aqui y la sigues cagando.
 -Giberto no se movía del piso, el escota le dio con la pierna y el sicario se levantó como si nada.Vio a su amigo a los ojos y lo pegó contra la pared poniéndole el brazo en el cuello ahorcándolo.
–Intentas amarrarme de nuevo y voy a matarte a golpes. Te puedo perdonar lo de la colgada ¿pero electricidad en las bolas? Vas a arrepentirte por lo que hiciste. -Lo soltó y así, desnudo se fue a su habitación.
Entró y se puso un jean pero sin franela. Se fue a la habitación de Carmen y Juan Carlos.
Abrió la puerta y vio a Juan Carlos durmiendo. Gilberto se acercó y de repente Juan Carlos se levantó sobresaltado, vio a Gilberto ahí de pie muy cerca de él, lo vio a los ojos. Gilberto se echó para atrás, sintió un mareo, se asustó.
–Renato está muerto. -Gilberto abrió los ojos, se puso pálido. Juan Carlos se levantó de la cama y abrazó a Gilberto.
–¿Cómo sabes que Renato está muerto? Lo acabo de ver en mi mente muerto, tirado en el piso...quemado. -Ambos dijeron la palabra al unísono.
Sonó el celular de Gilberto.
–Activemos los protocolos. Un escolta de la organización falleció. Todos a reunión.-
–Mi hermano murió.
–¿Tú cómo estás? ¿Qué te hicieron?
–Estoy bien. No te preocupes. Una tortura no acaba conmigo...¿Como supiste lo de Renato?
–Me vino a la mente. Fue raro.
–Todo es muy raro. Tu estás raro. ¿Por qué Renato vino a tu mente?, no es nada tuyo. ¿Volviste a tener sexo con él?
–¿De que coño estás hablando?
–Tu eres mio, mientras la patrona no esté tu eres mio.

Se le acercó y beso a Juan Carlos que repondió al beso abrazandolo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario