jueves, 14 de mayo de 2015

SE ME ANTOJA QUERERTE 9


Débora y Alejo

Alejo estaba apenado por lo que había pasado la otra vez en el salón de belleza de Débora, la muchacha transexual dueña del local famoso en el barrio, tanto por su buen servicio como por su dueña.



Estaba decidido a ir al salón nuevamente y pedirle disculpas llevándole unas flores, en eso suena el timbre de su casa.

–YO ABRO–Gritó Alejo–.

Era su primo. Lo estaba invitando para ir en la noche a fastidiar a Arquímedes–como todavía le decía el grupo que siempre fastidia a Débora–Pero Alejo se negó nuevamente, no era la primera vez que lo buscaban para hacer eso.

–Ah vaina a ti como que te gusta el maricón ese, eres el único que le dice Débora –Alejo le dio un empujón y su primo, Rendel, le dio un golpe en el hombro y se abrazaron para forcejear pero todo en broma, hasta que se soltaron.

–Entonces, ¿te vienes?

–¡No coño! Dejen de fastidiar a la chama que está trabajando honestamente vale.

–Ay mariquito, jódete, nos vemos en la noche pa´ unas birras, mándale la bendición a mi tía..

 Rendel se fue y Alejo fue a cambiarse la camisa y buscar dinero.



Llegó a la planta baja del edificio y se detuvo a pensar donde podría conseguir flores cuando ya eran casi las seis de la tarde. Se fue a caminar pero la floristería que conocía ya estaba cerrada, decidió comprar unos bombones en el abasto de la siguiente cuadra. Tenía que caminar otra cuadra más para llegar al salón de belleza.

Llegó al local pero ya estaba cerrado aunque adentro las luces estaban encendidas lo que supuso que Débora seguía adentro. Tocó la puerta de vidrio con fuerza. A los segundos salió Débora y al verlo se detuvo a medio camino e hizo un gesto que fue entre sorpresa y burla. Alejo juntó sus manos como pidiendo perdón y luego le mostró la caja de bombones.



Débora se acercó y le abrió la puerta. Lo invitó a pasar quitándole la caja de chocolates, volvió a cerrar la puerta con llave y lo invitó a sentarse. Aunque ella seguía dolida por lo que le había dicho Alejo, se sentó a hablar con él.



–Discúlpame lo de la otra vez, creo que no supe explicarme, pero es que te conocí como Arquímedes, bueno te conocimos todoscomo hombre.

–Pero ahora para todos soy y seré Débora aunque en mi cédula diga lo contrario. Arquímedes murió ya, grábate eso, soy Débora.

–Ya, ya y yo te llamo Débora y lo que veo es un mujerón–Hubo un silencio incómodo, Débora bajó la mirada y Alejo cambió el tema–.

–Mira, ¿Rendel te ha seguido molestando?.

–Rendel y sus amigos malandros vienen casi todos los días a fastidiarme, me ponen nerviosa.

–No sé si sabes pero Rendel es mi primo.

Débora se quedó paralizada y se levantó del sofá. No podía creer lo que había escuchado y de la rabia le dijo a Alejo que se fuera, que todo eso era una patraña para acercarse y que su primo la atacara y él estaba de acuerdo.

–No, no, no, no quiero que pienses eso, de hecho hoy vino a decirme para venir a molestarte, pero le dije que no, me he negado todas las veces que han venidopero es mi primo¿Pero se han propasado contigo?.

–Nobueno sólo se acercan y me gritan y me insultan, me dicen maricón. Pobres ignorantesdisculpa, es tu primo pero es un animal que no piensa.



Alejo le dijo que se cuidara de la pandilla de su primo y que él hará lo que pueda para protegerla, pero que si se llegan a propasar con ella que los denuncie. Débora le agradeció pero dijo que no han hecho nada más allá de los insultos.

–Ya la gente sabe que son ellos los que me molestan pero igual no puedo confiarme.



Siguieron conversando sobre el salón de belleza y él sobre su trabajo informal. Él no estaba de acuerdo con la buhonería pero entendía que la situación no estaba como para ponerse a ver que se hace. Débora le pidió ayuda para mover unas cajas de productos y sacar otros productos para poner en la vitrina y en los puestos de trabajo. Entraron al pequeño depósito.



–Siempre me gustaste Alejo pero no sabía como decirtey en este momento no sé como fue que te dije estoque pena.

–Tranquila, ¿tú por qué crees que estoy aquí?, también me gustas.

–¿De verdad, o sólo quieres acostarte conmigo y averiguar más de lo que fue Arquímedes y luego olvidarte de

Alejo la trajo asi él y le plantó un beso en la boca que ella no rechazó y se entregó al momento. Varios segundos después se separan.

–¿Esto te dice algo?

–Lo llevo esperando desde hace varios años Alejo.

–Que bueno escuchar eso. Pero ahora quiero que sepas que no vengo a pedirte que seas mi novia, quiero conocerte, salir contigo, enamorarnos y ver que pasa.

Ahora fue ella quien lo besó a él y así estuvieron un buen rato.

1 comentario:

  1. El amor no tiene condición física que lo detenga. En la villa del Señor todos tenemos un lugar y alguien quien nos quiera.

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