viernes, 1 de abril de 2016

MALAS INFLUENCIAS. Guillermo el enfermo.


Era domingo. Yo estaba agotado y ese día no pensaba salir de la casa. Mi inquilino tampoco, iba a tener “visita”.


Eran las 11 de la mañana y me estaba preparando unas arepas, sólo cargaba los interiores puestos. Guillermo estaba en su cuarto escuchando música. De repente suena el timbre, yo casi desnudo me dirijo al cuarto a ponerme algo cuando escucho a Guillermo –Yo voy, es para mi –era la “visita”.



Un tipo como de 40 años, gordito, blanco, velludito y con candado.

–Hola, ven, pasa a mi cuarto.

Yo los veo pasar, el hombre me ve, saluda y sonríe, yo sólo muevo la cabeza y sigo con las arepas.

Le doy la vuelta a las arepas y me voy a mi cuarto a buscar la laptop. Cuando paso por la habitación de Guillermo escucho unos chillidos, me acerco y es él gimiendo y rechinando como bisagra sin aceite.

–DAME DURO, ANDA, PÁRTEME ESA CUCA, ESA CUCA ES TUYA PAPI– Casi vomito al escuchar eso. –¿TE GUSTA PERRA? ¿QUIERES QUE TE DE DURO? -Y pensar que de ese cuarto se escucha hacia los vecinos…pensarán que me estoy cogiendo a alguien. Guillermo estaba a sus anchas, desinhibido. Me sonrío y voy de nuevo a la cocina y enciendo la laptop. Cuando ya las arepas están listas, las relleno con queso amarillo rallado –bien caro por cierto- le puse mantequilla, me serví jugo de naranja y me fui a la sala. Me tiré en el sofá, puse las piernas en la mesita, la laptop sobre mi y las arepas a un lado. Abrí mi correo y ya estaban las fotos de la película. Se me paró el guebo. Verme tirando me da morbo y ver a Ernesto como se lo cogen también. Reenviar a los gemelos. En cualquier momento escribirían o llamarían.



Escucho cuando se abre una puerta, se cierra y se abre otra, la del baño, no la cierran y escucho la ducha. El macho activo se elimina el olor a sexo de su cuerpo, a lo mejor es casado y con hijos. Guillermo baja rápido antes que termine.

–Qué cogida me echaron. El tipo es casado, todo serio pero en la cama es un diablo.
–Y tú una hembra, estabas vuelta loca ahí.
–Jajaja si, es que tiene un guebo rico, gruesote, claro no tiene lo que tienes tú.
–Lo que tengo yo es marca registrada.
–¡Arrecha la marica! Ahora viene otro, en un rato.
–¿Otro?
–Si de Grindr, está cerca, yo le aviso.


Seguí revisando mi correo.
=Ya quiero tener 18 años y hacer una porno y me cojan todos= Abel.
=No joda François, estás gozando un bolón en esas grabaciones, quiero tirar así, ya quiero ser mayor de edad= Caín.

Le respondí a ambos en un correo:



=Chicos primero estudien, saquen una carrera y luego vean que van a hacer con sus vidas, hacer películas porno no es un juego, pero si se quieren dedicar a eso, también lleva trabajo y responsabilidad. Dedíquense a estudiar ahora, después se verá. Un beso, los quiero=.



El tipo salió y pasó frente a mi. Efectivamente era casado, el anillo le brillaba en el dedo. –Hasta luego. –Hasta luego.



20 minutos después suena el timbre. –Por fa François abre tú.

–Estoy desnudo chamo
–No importa.

Abro la puerta. Un chamo, moreno oscuro, una pinta de malandro que da miedo, el bluyín sucio de tierra y cemento y la franela igual, era un obrero.
–¿Tú eres Guillermo?
–No, él está en su cuarto, te está esperando. ¿Y tú, cómo te llamas?
–Yosman.
–Pasa Yosman. GUILLERMO AQUÍ ESTÁ TU AMIGO.
–Bueno, no soy su amigo puej ¿Vamos a hacer un trio?
–No, no, ustedes dos en su cuarto.
–Ah como estas en interior pensé que te apuntabas, yo también te cojo.



–Hola, ven para acá pasa.
–¿Me puedes dar agua?, vengo seco.
–Tengo cerveza.
–Si va.

Guillermo le saca una de sus cervezas que tiene en la nevera. Light
–¿No tienes una tercio?
–No.
–Esta es de jeva papá, igual me la bebo. – Cuando dijo eso no pude aguantar las ganas de reir y me volteé. El tipo se la bebió de una sentada.



Entraron al cuarto y me acerqué a oir. La puerta estaba apoyada
–No panita yo no beso a maricos, yo culeo ná’ más
–Bueno, bueno, tranquilo.
–Ponte ahí en cuatro pa’ darte, rápido que me tengo que ir pa la chamba. No tengo cordón, a rin pelao, ¿te sirve?.
–¿Condón? Yo te doy uno.




Sólo se escuchaba el golpeteo de piel con piel y luego la fábrica de chillidos.
–Ponte jevita anda.
–Si papi soy tu jeva, dame duro coño.
–Tienes esa cuquita rica mamí, mojadita. –Qué erótico lo que mis oídos escuchaban.

–Ponte perrita mami, trágate ese guebo completo, sácame la lecha, anda.

Se escucharon los golpes más duros y más chillidos.



–¿Dónde quieres la leche mamí?
–En la boca toda, échamela toda.

–AAAAH, AAAH, AAAH

Unos minutos de silencio…
–¿Te quieres bañar?
–No papa, me tengo que ir, me baño en la obra voy tarde.
–¿Repetimos en la semana?
–Mañana libro, porque trabajé hoy, yo vivo en Petare con la jeva, si quieres vas pa’llá, yo le digo a la jeva que se vaya a hacer oficio a que la suegra y te cojo en la pieza.
–Ok, yo te aviso.



Me fui a la sala y agarré la laptop.
–Chao pana, lástima que no quisiste culear.
–Si, que te vaya bien pana. –Se fue y bajó Guillermo.



–Ese negro tenía un guebote. Tira divino.
–Ese tipo era un malandro, ¿dónde estás sacando esa gente?
–De Grindr, te dije.
–Mosca, a quien traes y menos si yo no estoy.
–Tranquilo.


Se fue a su cuarto y yo a ducharme, estuve media hora bañándome, que el agua caliente me cayera, no podía pajearme así que no inventé nada. Salí, me puse un interior limpio. Busqué un vino, me lo serví en una copa y me puse a leer un libro que tenía olvidado.

Media hora después me toca la puerta Guillermo y entra.


–Mira, en un ratico viene un carajo.
–¿Qué? ¿otro? ¿Quienes son estos, los acumulados de cuando estabas casado y no podías tirar? ¿Hoy vence el plazo?
–No bueno, ando quesúo.
–¿¿¿QUESÚO??? Tienes la fábrica de PAISA dentro de ti.


Sonó el timbre y Guillermo abre la puerta. Era un chamito, tenía las cejas sacadas, flaquito, afeminado hasta el asco, 2 minutos más en la incubadora y sale niña. Irán a jugar canasta en la cama.


Entran al cuarto y yo de chismoso vuelvo a subir, tenía que escuchar.

–Dios mío pero tú no tienes tamaño para este guebote.
–Te lo voy a meter todo. -La loca es activa. No se escucha nada, supongo que Guillermo estaría mamándole el guebo a la niña.
–Acuéstate aquí. –Le dice, abre un condón y se escucha el sonido del látex cuando lo estiran, abro un poco la puerta.
–Dale despacito que me duele el culo. -¿No le va a doler? Lleva 2 tiradas

Comienzan los chillidos, la niña le dice algo pero no se escucha, lo dice muy bajito.
–Me duele, me duele.
–¿Paro?.
–No. -Qué puta.
–Quédate quieto. ¡Coooño no lo saques! No te muevas, no aprietes que me vengo. -Decía el chamito.

Después de un rato estar dándole y regañando a Guillermo, el niño se venía.
–Espérame para venirnos juntos. –Dijo Guillermo.

Lo que vino después fue un concierto de gritos de niñas histéricas en un concierto de One Direction. Las dos eyaculando a gritos.


Me bajé a ver que preparaba de almuerzo. Luego de 15 minutos veo que el niño no sale y me acerco a la puerta. ¡Estaban tirando de nuevo!.


Suena el timbre. No podía creer que fuera otro macho para tirar, se le cruzaron las horas.
–Buenas tardes. –Dice aquel tipo alto, musculoso y medio rubio, no era hermoso pero lo compensaba el resto. –¿Aquí vive Guillermo?
–Si, pasa, pero está ocupado ahora, si quieres lo esperas. ¿quieres tomar algo?
–Agua por favor.
–¿Siempre estás así? Desnudo.
–Si, es mi casa y me gusta estar así. No sé cuanto se tarde Guillermo pero si quieres calentamos tu y yo. –Se me olvidó la película porno, ya pensaba con la entrepierna.
–¿Y si se molesta?
–Tiene doble trabajo. –Le quité la franela y frente a mi 2 montañas rubias y unos brazos que parecían mis muslos.

Quítate el pantalón, ¿tienes condones?.
–Si

Se quitó el pantalón y la vista no era esperanzadora. No llenaba el interior, se lo bajé y ahí estaba, un apéndice. Lo toqué y a los segundos se puso duro pero no creció.


El tipo me vio el guevo que luchaba por salir de la asfixia del interior y me dijo:
–Prefiero que tú me cojas.
–Buena decisión.


Se puso en 4 en el sofá apoyando los brazos en el respaldar, sus nalgas duras como rocas se abrieron solas en esa posición, el hueco del culo era blanco y mínimo. Impenetrable. Me puse el condón y le eché una buena cantidad de lubricante en ese culo. Intenté meter un dedo pero fue imposible.

–Chamo relaja el culo, por ahí no va a entrar ni un alfiler.
–Es que no estoy acostumbrado a ser pasivo.

Le pasé el glande por el culo y le di 2 nalgadas. Suficiente para que aflojara. Comencé a penetrarlo, mi guebo entraba despacio abriéndose paso en esa carne apretada. El hombre volteaba y la cara la tenía roja, sus manos se aferraban a la tela del sofá, parecía que lo iba a romper. Empujé de nuevo y metí la mitad.
–Ay chamo como duele, lo tienes demasiado grande.
–Apenas va la mitad. –Tocó con su mano para verificar lo que le decía.
–Mételo todo, yo aguanto.
Le hice caso, me puse en puntillas y lo metí completo.
–AAAAAAHJJJAAAHHJ. –Acabó sobre el sofá cuando se lo enterré hasta el fondo, pero eso no me detuvo y comencé a empujar, lo sacaba y lo metía. Ese mastodonte caucásico gruñía y jadeaba cada vez que lo embestía.


Guillermo bajó con la loquita y nos vieron en pleno sexo.



–¡Victor! ¿qué haces?
–Bueno como tardabas le dije que fuéramos calentando y después él te cogía a ti.
–Es mi primo François, viene a hacer un trabajo de estadística en mi computadora.
–Ah, ok, bueno, nada, yo los dejo. –Saqué mi guebo y la loquita se quedó mirándolo.
–Mientras ellos trabajan podemos tu y yo…
–No corazón, yo soy más de tener a un carajo de pelo en pecho en mi cama, tú eres como niñito, menudito, no me gusta.



El chamo se fue y los primos se fueron a trabajar y yo a prepararme el almuerzo. Comí y me fui a mi cuarto a ver televisión pero me quedé dormido un par de horas. Al salir de mi cuarto, Guillermo le abría la puerta a un tipo. Alto, pelo negro, moreno claro.



–Me le acerqué y le dije al oído –¿Otro más?
–Si, hace un rato vino otro cuando se fue mi primo.
–Y después me dicen a mi puta. ¿No te duele el culo?
–Nada que un par de ibuprofenos no alivien.



–Mi pana, ¿le damos? No tengo mucho tiempo, tengo que buscar a mi novia en un rato.
–Si, ya vamos. Chao.


Me puse a lavar los platos cuando escucho ruidos en el cuarto de Guillermo, subo y pego la oreja.
–Agárrate de mi cuello para alzarte.
–AAAAAAAHJ AAAAAAHJ AAAAAHJ
–Que rico ese culo caliente coño.
–AAAAAAAHJ AAAAAAHJ AAAAAHJ – Definitivamente a Guillermo le gusta unos gritos, chillar, gemir como jeva.

Lo pegó al closet y se escuchaban los golpes en la madera y los gritos de La Sayona. Tumbaron más cosas y de repente se escucha un golpe ahogado, el tipo lanzó a la cama a Guillermo. –Voltéate que voy a reventarte ese culo. –Me imaginé que se lo estaba cogiendo boca abajo, ahora los gritos se escuchaban menos, tendría la cara pegada a las sábanas y eso reducía el sonido.


Me fui  a lavar los platos. Escucho la puerta y luego la otra.


–Hola. –Me asusté y volteé la cabeza.
–Hey, epa, ¿qué pasó?
–Anota mi número, me gustaría estar contigo.

Me sequé las manos y guardé el número.
–Tú no te ves jeva como este pana, me corta un poco el rollo. Te quiero coger.
–Ya cuadraremos.
–Me voy a bañar para irme.
–Si, tienes que buscar a tu novia.
–Si que ladilla.


Se fue este tipo y ya no vendrían más, Guillermo se quedó dormido luego de ducharse, no me extrañaba, la jornada fue ruda.

Yo me instalé en mi cuarto a ver películas.

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