viernes, 29 de abril de 2016

MALAS INFLUENCIAS. Mi segunda familia.


Volvía a casa de los gemelos para ponerme al día en sus clases y bueno, ponerlos al día de todo lo que ha pasado. Cuando llegué a casa me encuentro con la sorpresa que hay 2 amigos de los gemelos que también quieren recibir clases. Eran también gemelos.
El papá de los otros gemelos me esperaba en el estudio.

–¿Y cómo lo traen aquí?.

–Bueno mi papá habló con él y dijo que podía reunirse contigo aquí, te está esperando allá. –Dijo Abel.



Entré al estudio y estaba ahí un señor de mi tamaño, corpulento, medio calvo, era guapo, tendría unos 50 años. Se presentó. Se llamaba Roberto. Casado, su esposa se la pasa viajando pues trabaja en una Trasnacional que requiere trasladarse a varios países latinoamericanos. La mayoría del tiempo se encargaba él de sus hijos.



–Prácticamente estoy solo en casa con los chicos, casi siempre solo. Duermo solo. -Me guiñó el ojo.

–Debe ser duro lidiar con eso.

–Pero lo llevo bien porque tengo amigos que me distraen y bueno, ahora que te conozco también puedes ser uno de esos amigos. -Se pasó la mano por el pantalón agarrándose el guebo.

–Que bueno. No tengo problema en darle clases a sus hijos aquí en esta casa. Estos son mis honorarios.

–No me importa lo que cobres yo voy a pagar lo que pidas. -Se me acercó poniendo su mano en mi nuca y me dio un beso en la boca.

–Vaya lo tuyo es rápido, sin preámbulos.

–Quiero culiar.

–¿Ya? ¿Ahora?

–Si, vamos a aprovechar que los chamos están ahí fuera y no se van a enterar.

El tipo comenzó a desnudarse, tenía el pecho peludo y canoso, se quedó en interiores mientras yo aún me bajaba los pantalones, cuando me quité el interior su rostro se desencajó.

–Coño, tienes tremenda verga, menos mal que te voy a coger yo.

–No te emociones porque yo soy versátil. –Su guebo era normal, promedio, se veía más pequeño de lo que era gracias al pelero alrededor.

–Agáchate y mámalo.

–No vale, con ese greñero no me gusta, cógeme de una vez. –Le di un condón y se lo puso, se llenó de saliva la mano y embadurnó su guebo y mi culo. Me coloque frente a la butaca apoyando mis manos en los posa brazos para inclinarme un poco. Lo fue metiendo, mientras lo hacía miré hacia la puerta, en el reflejo de abajo habían sombras, sabía que los gemelos estarían ahí escuchando.



Terminó de meterlo. –Tienes el culo caliente. –Dijo eso y sacó el guebo.

–¿Qué pasó?

–Ya acabé, uf tienes ese culo rico, otro día me lo cojo de nuevo.

–Pero no duraste nada.

–No, a la primera acabo rápido porque estoy muy excitado, fue rapidito pero bueno.

–Si, normal. –Le dije. Nos vestimos y salimos del estudio.



Roberto se fue dándole un beso a los chamos y me dio un cheque con el pago mensual de las clases.



Me encontré con los chicos y les dije que se acomodaran para comenzar la clase y ver donde tienen fallas.

Luego de media hora Caín me dice que los gemelos quieren verme el guebo. –Es que les dije que lo tenías grande y lo quieren ver y si pueden mamarlo. –Me sonreí. Retiré la silla y me desabroché el pantalón. –Vengan pues. –Se acercaron y me lo sacaron, al verlo sus caras eran de asombro. Ambos se pusieron a mamar. Mi mente estaba en otra parte, cerré mis ojos y apoyé mi cabeza en mi mano con el brazo apoyado a la mesa.

Mientras uno sostenía el guebo, ambos pasaban su lengua por los costados y al llegar a la cabeza se turnaban para mamarla.



–¿Te pasa algo? –Me dijo Abel al oído.

–Si, de todo, estoy mal carajito. –le puse la mano en la mejilla.

–Si quieres le digo que paren. –cerrando mis ojos le dije que sí. Los gemelos se levantaron y se volvieron a sentar.

–Disculpen chamos no son ustedes, no me encuentro bien.



Seguí con la clase, los ayudé un poco en buscar sus fallas y en la próxima clase nos pondríamos al día con eso.



Caín se acercó a mi y me abrazó. –Sea lo que sea que tengas, pase lo que pase, sabes que nos tienes a nosotros. Me voy a acostar me duele mucho la cabeza, habla con Abel y luego él me cuenta.



Me quedé a solas con Abel y le conté lo que había pasado.

–No es por burlarme François pero cargas una pava encima horrible, por donde pasas ocurre algo. Y lo de Jack es para pararle los pelos a cualquiera, ese tipo debe estar metido en un peo muy arrecho, ese hombre no te conviene.

–Demasiado tarde Abel, a ese carajo lo amo, estoy enamorado de ese tipo. –Me abrazó y luego me dio un beso en la boca que se prolongo por varios segundos largos.



–¿Qué fue eso Abel?

–Lo que yo siento por ti, tú no estás enamorado de mi, pero yo de ti sí. No sabes como quisiera que me dijeras que te quieres empatar conmigo.

–Abel, Abel…eso ya lo hemos hablado, no quiero que…

–Ya, ya, ya sé lo que me dijiste, es lo que siento, yo no sé si has tenido oportunidad de decírselo a ese tipo, pero yo tengo la oportunidad de hacerlo y ya lo hice, ya sabes lo que siento y deseo. Yo voy a estar aquí esperando que decidas lo que te conviene.



Las palabras de Abel me conmovieron pero no dejaba de ser un niño. Me dio otro beso y se fue a su cuarto. Yo me quedé en la sala y me serví un whisky. 20 minutos después llegaba Humberto con una cara que no ayudaba a reconfortarme.



Me abrazó y me dijo que quería hablar conmigo en su cuarto. –Sírveme un trago a mi y vamos para allá.



–Mi hermano desfalcó una de mis empresas, retiró fuertes sumas de dinero y logró salir del país nuevamente, estoy con los abogados y los contadores tratando de enmendar eso y viendo como saco a flote la empresa con un auxilio de las otras.

–Coño Humberto…te lo dije, tenías que haber estado pilas con eso, pero ya no te puedes lamentar sino hacer lo que estás haciendo, resolviendo y averiguando del paradero de ese estafador.

–Lo otro es que Arlindo me dejó.

–¿Qué? ¿y eso?

–Se cansó de ser pasivo y lo entiendo, yo me negué a que él me penetrara con semejante verga y él quiere tirar y antes de hacerlo por fuera prefiere terminar.

–¿Pero ustedes no tenían una relación abierta?

–Si claro pero no quería estar por fuera haciendo algo distinto a lo que hace conmigo. Bueno y aparte de eso está en conversaciones para irse del país, es algo que no está concretado pero quiere liberarse de cualquier atadura y bueno, con esto que me dijo es la excusa perfecta para dejarme.

–Que broma Humberto. -Lo abracé y comencé a contarle mi peo.



–Lo tuyo es de contarlo y no creerlo chamo, sólo a ti te pasan esas vainas. ¿Y que vas a hacer si regresa Jack como te dijo?

–No lo sé, no sé que voy a hacer. Y encima hoy se me declaró tu hijo.

–¿Abel?

–¿Cómo sabes que es él?

–Escuché una conversación que tenían los dos. Ambos sienten lo mismo, pero Caín prefiere ponerse a un lado. Dios son unos carajitos y tienen unos conflictos de gente grande. ENAMORADOS. Están en edad de tirar, salir, rumbear, joder. Voy a sentarme un día de estos a hablar con ellos de ese tema.



–¿Qué pensarías si yo me empato con Abel?

–Que estás loco y él también. Tú eres muy puto y ya dejaste claro que no quieres compromiso y Abel es un cagaleche todavía que no sabe lo que quiere.

–¿Pero lo aprobarías?

–Sé que no le harías daño a mis hijos y si estás con él lo cuidarías, pero prefiero que eso pase mucho más adelante, contigo o con otro, que viva la vida, ahora que estudien que no sean unos mantenidos porque eso es lo que será, de hecho lo es, pero es menor de edad.



–Estoy enamorado de Jack.

–¿Estás seguro que es amor? Con ese tipo no has convivido, no has estado más de 24 horas con él. ¿Qué te hace pensar que ese es el hombre de tu vida?.

–No digo que sea el hombre de mi vida, pero siento cosas que no había sentido antes.

–Solo te pido que tengas cuidado. Lo secuestraron François, es un sicario, un asesino a sueldo. ¿qué vida crees que vas a llevar? No todo es sexo.

–A veces quiero dejarlo todo e irme pal carajo.

–Hazlo, vete a Panamá o a otro sitio, pero lárgate, tienes plata, tu trabajo lo puedes hacer en otro sitio.

–Primero quiero saber de Jack.

–Se te puede ir la vida esperando saber de Jack, a lo mejor está muerto en este momento.



Aunque Humberto tenía razón, yo tenía que saber de Jack y si tenía que esperar toda una vida lo haría. Estaba decidido.

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