miércoles, 10 de abril de 2013

PECADO CAPITAL. Temporada 1: Soberbia

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–Me estaba orinando profesora– le dijo con voz temblorosa. –¿Qué estaría haciendo este negro marginal y encima maricón en el baño de las niñas? No sé como el dueño permite que ingrese gentuza a este colegio, a esta escoria deberían sacarla de aquí no es como uno.–¿Y que hacías en el baño de damas?– le gritó la Directora mientras entraba al baño.


Tomó del brazo a Trinidad como quien agarra algo que está sucio o con mal olor, para que lo acompañara, revisó los 3 cubículos hasta que vió a la muchacha en el piso. –Esto me lo vas a explicar en la dirección jovencito–. Llamaron a una ambulancia y a los padres de la muchacha y de Trinidad.



***

Tabay se antojó de supervisar hoy su empresa de empaques. Al llegar se encuentra que hay una huelga de obreros. Tres días parados. Detuvieron las máquinas hoy.



–¿PERO ESTA GENTE QUE SE CREE?, YO SOY TABAY UZCÁTEGUI A MI NADIE ME DETIENE EL TRABAJO CARAJO– le gritaba al director general de la empresa. –Tabay, esta gente reclama por el contrato colectivo y por el aumento de sueldos que se le prometió hace 6 meses–Le dijo.



–A mi me sabe a mierda su contrato colectivo, aquí se viene a trabajar porque si no se produce no se le paga a estos marginales, que enciendan las máquinas o los boto a todos y contrato gente capaz–.



Bajó al galpón para hablar con los obreros. –¿Quién es el cabecilla de esta revuelta?, que de la cara y me explique por  qué coño detuvieron la fábrica– Las 120 obreros y obreras que trabajan en la fábrica lo miraban con rabia y sin ánimos de ceder hasta que cumplieran sus reclamos.



Del fondo de la multitud, pidiendo paso para acercarse donde estaba Tabay, aparece una señora de unos 35 años, de mediana estatura, cabello castaño, largo hasta los hombros y ojos verdes, muy bella.–Yo soy la cabecilla señor Uzcátegui,  me llamo Guanta Chacón, yo los organicé junto con el sindicato para parar la fábrica, exigimos nuestros derechos, lo que por ley nos corresponde y esta empresa no lo está cumpliendo– hablaba pausadamente pero firme.



Coño, que buena está esta tipa, ¿desde cuándo trabajará aquí que no la había visto?–pensaba Tabay. –Ok, ¿usted qué hace en la empresa, desde cuando trabaja aquí?– habló con indiferencia. –Trabajo en el área de armado y pegamento, llevo 15 años en la empresa y durante 13 años no habíamos tenido ningún tipo de problema en cuanto a beneficios para los empleados y obreros. Estos últimos 2 años han empezado los problemas y fallas a todo nivel–. Seguía hablando pausado y firme.



Muy bien, como comprenderán soy una persona muy ocupada y no sólo tengo esta empresa, normalmente de estos asuntos domésticos se encargan los Gerentes de esta empresa y Recursos Humanos pero ya que estoy aquí voy a sentarme a conversar largo y tendido con usted y sólo con usted, la vocera. Luego el sindicato se reunirá con Recursos Humanos, pero de momento quiero reunirme con usted para saber que pasa. –A esta me la cojo, porque sí, que buena está la perra–.



Tabay estaba en su amplia oficina, llena de lujo por donde se viera. Esperaba a Guanta, que en ese momento tocaba la puerta. –Adelante, por favor cierra la puerta y siéntate en el sofá– Le dijo con una amplia sonrisa y de manera cariñosa.





–Señor Uzcátegui, nosotros sólo pedimos que cumplan con lo que nos prom…–Un momento, un momento Guanta-la interrumpió colocándole una mano en su hombro.–No me vengas con quejas preciosa, tú levanta la huelga, seguimos trabajando y aquí no ha pasado nada–. –Eso no lo puedo hacer, ellos están dispuestos a todo, hasta ir a Tribunales, Ministerio del Trabajo, lo que sea–.



–Vamos a aclararte las cosas preciosa, eres muy guapa para ser revoltosa, mi primo es el Ministro de Trabajo ok, si tú no me levantas esta huelga mañana están botados de esta empresa, la cierro y me encargo de que ninguno consiga trabajo en este país, ¿te quedó claro? Aquí el del dinero soy yo y yo decido.



Guanta comenzó a ponerse nerviosa. –Señor Uzcategui, usted no puede hacer eso, son 120 personas que quedan sin empleo y tienen familia. Y hasta yo, soy madre soltera, tengo 5 hijos, no tengo a nadie quien me ayude y me apoye, por favor, yo sé que podemos llegar a un acuerdo favorable para ambas partes–.



–¿Y por qué crees tú que a mi me puede interesar tus problemas?– Se levantó del sofá–Yo no tengo la culpa que le abras las piernas a todos los machos que metes en tu cama y te monten una barriga– Guanta se levantó y le cruzó la cara con una fuerte cachetada –Usted no me va a venir a ofender por muy dueño de esta empresa–Tú te vas de esta vaina y no vas a recibir ni un centavo, tu liquidación de 15 años no la vas a ver–Tabay lo dijo con el odio en su mirada.



Guanta rompió a llorar y se arrodilló.– Por favor señor Tabay no lo haga, tengo 5 hijos que mantener, mi mamá está enferma y no tengo a más nadie, si me botan no sé dónde voy a trabajar–Su humillación rozaba lo insospechado cuando arrodillada bajo la cabeza hasta el piso rogando que no cerrara la empresa. Seguía llorando.



Tabay se bajó la bragueta y sacó su pene que ya estaba erecto. –Hay una manera de que yo no cierre esta empresa y le de lo que pide la cuerda de marginales que tienes de compañeros–Guanta levantó la mirada y se encontró con el pene de su jefe casi en su cara, cuando intentó levantarse Tabay la detuvo. –Eh eh eh, quieta ahí preciosa, hazme feliz y mámate esta verga y con eso bastará para que yo les de todo lo que piden y más.



Guanta tenía los ojos abiertos más de lo normal y era el momento de decidir. Si quedarse sin empleo y sin dinero pero digna y orgullosa de no caer en propuestas indecorosas o agachar la cabeza y ahogar el orgullo en el fondo de su alma.

–Tus cinco hijos son de 4 hombres distintos preciosa, que más te dá otro guebo en tu lista. Mámalo y vas a tener lo que quieras–.

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