Tabay se levanta del suelo, coge el teléfono. –“Potro
llévate a Catia a su casa y asegúrate que llegue sana y salva”–. –¿Y tú me vas
a dejar así sin decire nada? Te consigo desnudo y me mandas a mi casa–. –Mi
hembra así son los negocios, se cierran con sexo, con dinero, conversando…hoy
fue con sexo, mantente al margen, y ate lo dije una vez–.
Tomó a Catia por la nuca, le plantó un beso y mientras la
besaba comenzó a mastubarse hasta acabarle encima de su falda del uniforme
escolar. –Ahora baja que te espera Potro–.
***
Montados en la camioneta blindada, Catia estaba de copiloto
mientras Potro conducía. –Catia–sorprendentemente Potro habló, era la primera
vez que Catia lo escuchaba hablar y quedó impactada. –Ten cuidado con Tabay,
eres una niña, él es un veterano y un perro. Yo te voy a cuidar pero no estaré
contigo siempre–. Catia no salía de su asombro –Potro…pensaba que tu eras
mudo…¿Por qué me dices eso? Tabay no me ha hecho nada malo, me trata ien y me
complace en todo, lo único es que es el novio de mi mamá–.
–Eso es lo que tú crees niña, él no quiere a nadie y cuando
se canse de ti te va a despachar y seré yo quien te saque de este mundo. Anda
sube a casa, te espero hasta ver que tea somas al balcón. Anota este número,
solo llámama si estas en un verdadero problema–Gracias Potro– En un gesto de
complicidad Catia le dio un beso en la mejilla. Potro sonrió tímidamente.
Ya en la tarde Tabay seguía en su despacho de la fábrica de
empaques firmando documentos y respondiendo correos. –Regina, lama a la obrera
Guanta y que venga a mi oficina, pero ya–.
Tocaron a la puerta, Tabay le dió al botón para que se
abriera. –Pasa y cierra la puerta–. Se levantó de su acogedora silla y se
acercó a Guanta.La tomó de la cintura y la trajo hacia él. –Ahora vas a terminar lo que dejaste a la mitad esa mañana–. La llevo hacia una columna y la empujó. Ambos, juntos sin poder gran maniobra le bajó los pantalones a ella y el sacó su pene por entre la bragueta. –Calma deja el desespero, vamos a disfrutar esto ambos– dijo ella mientras tomaba el pene y se lo introducía.
Ella soltó un gemido de placer –mintió– él la embestía
empujándola hacia la columna con fuerza. Su vagina apretaba el pene sin darle
chance de moverse. Tabay estaba que explotaba de la excitación y tenía los
músculos tensos, las venas del cuello se le marcaban hasta que no aguantó más y
se corrió dentro de ella. Guanta lo agarro por la cabeza y lo besó. –Ya eres
mío y va a ser así siempre–.
Lo soltó, se acomodó el pantalón. Tabay se encontraba
nervioso y temblando de la excitación que le produjo el sexo salvaje y rápido.
Se le volvió a acercar y la besó. –Maldito asqueroso, vas a pagar por todo lo
que has hecho–. –No sé que coño me hiciste pero apenas te conozco y desde que
te vi me tienes mal– Se quedó unos segundos callado y volvió a besarla, su pene
ya volvía a levantarse.
–Tu vas a salir de las máquinas de allá abajo, vas a ser mi
mano derecha, mi adjunta, mi mujer.– –¿Y el señor Cristobal?, lleva años con
usted aquí–No me trates de usted que ya fuiste mía. Aese pendejo lo boto y ya,
está pa jubilarse. Una cajita feliz y que se vaya a casa.
Así me gusta…no pensé
que fuera tán rápido tu caída Tabay…tengo que ir con pie de plomo pero esto
pinta bien. Pensaba Guanta mientras seguía besando a Tabay. Te voy a quitar esta empresa y otras cosas
más, no vas a tener vida mientras me tengas a mi lado. Vas a pagar por lo que
les has hecho a mis compañeros y al legado de tus padres. Te vas a arrepentir
de haberme humillado…
–Ahora me tengo que ir, no sé como les voy a decir a ellos
que ya no estaré en su lucha, pero bueno, así es la vida, soy ambiciosa y necesito
crecer, tengo familia y ahora un novio jajajajaja–Tú eres solo mía, solo mía,
de más nadie, conmigo vas a tener lo que quieras– A Tabay le producía mucho
morbo y excitación la actitud sobrada y altiva de Guanta. Esta se agachó frente
a él, le bajó la bragueta y sacó el pene que estaba lubricando más de lo
normal. Apenas lo introdjo para mamarlo una vez más, se vino y salpicó la cara
de Guanta con aquel semen viscoso y blanco. –Se lavantó y se limpió con la
camisa de Tabay. –No me gustan los hombres que acaban rápido, creo que tienes
que trabajar en eso–. Se fue hacia la puerta y salió del despacho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario