miércoles, 5 de junio de 2013

PECADO CAPITAL 2. Soberbia

-->
–Pues sí…soy el papá de Catia y Macuto y el ex de África…¿pero más o menos tú, estás conmigo y eres novio de ella? “Y me tiro a tu hija y a tu hijo le tengo ganas…” Pensaba Tabay mientras ponía cara de sorprendido.  –Bueno, bueno, tanto como novio no…hemos salido dos o tres veces, más nada–Y te la tiraste, además Catia me dice que la tratas mal– ¿Esta carajita que está tramando? Cuando la vea la voy a joder. –La verdad que con ellos he tratado muy poco, apenas cruzamos palabra–. –Mmmmmm, bueno, vamos a creerte.–Igual voy a averiguar, Tabay es un bichito, además Catia sabe detalles muy delicados de este pana…



***
Después de varias semanas Tabay volvió a la fábrica de empaques a resolver lo de la huelga de los obreros. Le pidió a Potro que buscara en el colegio a Catia y la trajera a su oficina.
–Ven acá mi hembrita, cuéntame que has hecho– la agarró y la abrazó por la espalda para luego bajar su mano a la entrepierna de ella. –Nada, en clases, ya estamos en examenes, aburrida, seguro me raspan–Tranquila eso lo arreglamos, aquí está papá dueño del colegio para solucionar ese problemita–No mi amor, deja que yo saque las notas por mis propios medios, no te metas en eso por fa–mintió, era lo que quería que hiciera.
–No hables tonterías que sabes que yo puedo hacer eso y más. Tú eres mi hembra y me tienes que obedecer y callar. Además sé que no te estás portando muy bien que digamos, pero de eso ya hablaremos luego–Ooooookeeeeey, ¿me puedo quedar en la sala de conferencias trabajando en la compu para sacar la tarea aquí?–Claro mi reina, quédate ahí y lo que necesites se lo pides a Regina mi secretaria, marcas el cero. Si quieres comer también se lo pides–.

–Buenas tardes Regina, dile a tu jefe que estoy aquí, quiero hablar con él–Guanta, sabes que tienes que pedir cita para hablar con él, ahora está ocupado.– Dile que estoy aquí y vas  a ver que me va a recibir–No puedo Guanta, sabes que no puedo–. Guanta siguió hacia la puerta, aunque Regina intentó detenerla, no pudo.
–Lo siento señor Tabay, le advertí que no podía pero ella insistió…–Tranquila Regina, cancela mis reuniones y retírate a casa– Tabay notaba la repentina erección entre sus piernas. –Señorita Guanta, caramba sabía que ibas a volver para negociar– Guanta, le pasó el pestillo a la puerta.

Comenzó a bajarse lentamente el cierre de la braga, antes de ir a la oficina se había quitado la ropa interior. Con los pechos al descubierto, se le acercó a Tabay. –Quítate la ropa y cógeme aquí mismo si de verdad tienes los cojones para hacerlo– Maldito cabrón, cuando te coja vas a suplicar que no te deje nunca y te voy a tener en mis manos cerdo de mierda. Pensaba Guanta mientras seguía bajando el cierre y veía a su jefe desnudarse a toda velocidad.

–Tírate en el piso– le dijo en voz baja pero firme. –Que te tires al piso–Obedeció. Guanta se acercó agachándose y colocándose muy cerca del pene que ya estaba rígido, lo tomó entre sus manos y muy lentamente lo introdujo en su boca moviendo con velocidad la lengua alrededor del glande. Coño, esta perra es una demonia con esa boca, ¡como será con esa cuca no joda! Hablaba en su mente mientras soltaba algunos gemidos de placer. Mientras disfrutaba de la felación se le olvidó que Catia estaba en la sala de conferencias justo al lado en otra puerta. Guanta seguía con su extraordinario sexo oral introduciendo completamente el pene en su boca y su rápida lengua hacía el resto. Con todo el pene humedecido en saliva, los dedos de Guanta se deslizaban por todo el tronco, volvía a mamarlo, succionándolo, lamía sus testículos y se atrevió a cruzar más allá con su lengua.

–¡Epa, epa, ahí no!–Cállate y disfruta–Le dijo ella. Cuando ya tenía enloquecido a Tabay, dejó el sexo oral, sacó un condón, lo colocó y se disponía a montarse encima del pene, introducirlo y cabalgar.  En cuclillas, lentamente bajaba mientras con una mano sostenía el pene, iba bajando y poco a poco introducía aquel miembro lubricado. Una vez adentro dio dos sacudidas fuertes para hacer reaccionar a Tabay.

Comenzó a mover sus caderas y a levantar su pelvis. Tabay se estaba poniendo cada vez más excitado y ella cada vez se movía más. Cuando vió que que él ya estaba casi a punto, se detuvo, se levantó y se colocó la braga.

–Voy a levantar la huelga, ya sabes lo que tienes que hacer–¡No me puedes dejar así perra!, házme acabar–Cuando cumplas con nuestras exigencies lo haré, ahora sal y habla con la gente–

Catia sale de la sala y ve a Tabay desnudo y sentado en la alfombra. –¿Y esta pana quien es y tú que haces desnudo?–Dile a tu papá que te explique cariño. Señor Tabay, la gente lo espera abajo.
Tabay estaba agitado y con la cara enrojecida de la excitación y seguía con su pene erecto mirando a Catia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario