–Pues sí…soy el papá de Catia y Macuto y el ex de
África…¿pero más o menos tú, estás conmigo y eres novio de ella? “Y me tiro a tu hija y a tu hijo le tengo
ganas…” Pensaba Tabay mientras ponía cara de sorprendido. –Bueno, bueno, tanto como novio no…hemos
salido dos o tres veces, más nada–Y te la tiraste, además Catia me dice que la
tratas mal– ¿Esta carajita que está
tramando? Cuando la vea la voy a joder. –La verdad que con ellos he tratado
muy poco, apenas cruzamos palabra–. –Mmmmmm, bueno, vamos a creerte.–Igual voy a averiguar, Tabay es un bichito,
además Catia sabe detalles muy delicados de este pana…
***
Después de varias semanas Tabay volvió a la fábrica de empaques a resolver lo de la huelga de los obreros. Le pidió a Potro que buscara en el colegio a Catia y la trajera a su oficina.
–Ven acá mi hembrita, cuéntame que has hecho– la agarró y la
abrazó por la espalda para luego bajar su mano a la entrepierna de ella. –Nada,
en clases, ya estamos en examenes, aburrida, seguro me raspan–Tranquila eso lo
arreglamos, aquí está papá dueño del colegio para solucionar ese problemita–No
mi amor, deja que yo saque las notas por mis propios medios, no te metas en eso
por fa–mintió, era lo que quería que hiciera.Después de varias semanas Tabay volvió a la fábrica de empaques a resolver lo de la huelga de los obreros. Le pidió a Potro que buscara en el colegio a Catia y la trajera a su oficina.
–No hables tonterías que sabes que yo puedo hacer eso y más. Tú eres mi hembra y me tienes que obedecer y callar. Además sé que no te estás portando muy bien que digamos, pero de eso ya hablaremos luego–Ooooookeeeeey, ¿me puedo quedar en la sala de conferencias trabajando en la compu para sacar la tarea aquí?–Claro mi reina, quédate ahí y lo que necesites se lo pides a Regina mi secretaria, marcas el cero. Si quieres comer también se lo pides–.
–Buenas tardes Regina, dile a tu jefe que estoy aquí, quiero
hablar con él–Guanta, sabes que tienes que pedir cita para hablar con él, ahora
está ocupado.– Dile que estoy aquí y vas
a ver que me va a recibir–No puedo Guanta, sabes que no puedo–. Guanta
siguió hacia la puerta, aunque Regina intentó detenerla, no pudo.
–Lo siento señor Tabay, le advertí que no podía pero ella
insistió…–Tranquila Regina, cancela mis reuniones y retírate a casa– Tabay
notaba la repentina erección entre sus piernas. –Señorita Guanta, caramba sabía
que ibas a volver para negociar– Guanta, le pasó el pestillo a la puerta.
Comenzó a bajarse lentamente el cierre de la braga, antes de
ir a la oficina se había quitado la ropa interior. Con los pechos al
descubierto, se le acercó a Tabay. –Quítate la ropa y cógeme aquí mismo si de
verdad tienes los cojones para hacerlo– Maldito
cabrón, cuando te coja vas a suplicar que no te deje nunca y te voy a tener en
mis manos cerdo de mierda. Pensaba Guanta mientras seguía bajando el cierre
y veía a su jefe desnudarse a toda velocidad.
–Tírate en el piso– le dijo en voz baja pero firme. –Que te
tires al piso–Obedeció. Guanta se acercó agachándose y colocándose muy cerca
del pene que ya estaba rígido, lo tomó entre sus manos y muy lentamente lo
introdujo en su boca moviendo con velocidad la lengua alrededor del glande. Coño, esta perra es una demonia con esa
boca, ¡como será con esa cuca no joda! Hablaba en su mente mientras soltaba
algunos gemidos de placer. Mientras disfrutaba de la felación se le olvidó que
Catia estaba en la sala de conferencias justo al lado en otra puerta. Guanta
seguía con su extraordinario sexo oral introduciendo completamente el pene en
su boca y su rápida lengua hacía el resto. Con todo el pene humedecido en
saliva, los dedos de Guanta se deslizaban por todo el tronco, volvía a mamarlo,
succionándolo, lamía sus testículos y se atrevió a cruzar más allá con su
lengua.
–¡Epa, epa, ahí no!–Cállate y disfruta–Le dijo ella. Cuando
ya tenía enloquecido a Tabay, dejó el sexo oral, sacó un condón, lo colocó y se
disponía a montarse encima del pene, introducirlo y cabalgar. En cuclillas, lentamente bajaba mientras con
una mano sostenía el pene, iba bajando y poco a poco introducía aquel miembro
lubricado. Una vez adentro dio dos sacudidas fuertes para hacer reaccionar a
Tabay.
Comenzó a mover sus caderas y a levantar su pelvis. Tabay se
estaba poniendo cada vez más excitado y ella cada vez se movía más. Cuando vió
que que él ya estaba casi a punto, se detuvo, se levantó y se colocó la braga.
–Voy a levantar la huelga, ya sabes lo que tienes que
hacer–¡No me puedes dejar así perra!, házme acabar–Cuando cumplas con nuestras
exigencies lo haré, ahora sal y habla con la gente–
Catia sale de la sala y ve a Tabay desnudo y sentado en la
alfombra. –¿Y esta pana quien es y tú que haces desnudo?–Dile a tu papá que te
explique cariño. Señor Tabay, la gente lo espera abajo.
Tabay estaba agitado y con la cara enrojecida de la
excitación y seguía con su pene erecto mirando a Catia.
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