miércoles, 6 de noviembre de 2013

PECADO CAPITAL 6. Ira. ESTRENO


Falcón estacionó la camioneta justo en el edificio donde vive Catia. –Quédate quieta–laapuntaba con el arma mientras iba a abrirle la puerta.–Abres la boca y te dejo pegada aquí mismo en la calle, vamos a subir–.



Se montaron en el ascensor y Falcón la tomó con fuerza del pelo. –Dame las llaves– Se las metió en el bolsillo y le colocó unas esposas a Catia poniendo sus manos a las espalda. Abrió la reja y la puerta y le dijo algo al oído a la muchacha: –Te vas a quedar en tu cuarto, te voy a amarrar y tapar la boca, aquí tengo cosas que resolver, después me encargo de ti–.



Le colocó una cinta adhesiva en la boca y con las esposas que ya tenía la sujetó con otras a la cabecera de la cama. Se fue directo al cuarto de África. –¡Falcón! ¿qué haces aquí? ¿tú no estabas muerto? ¿Qué te hicieron?–Que me hizo querrás decir…tu noviecito casi me mata y ahora trabajo para él, ahora vengo a cogerte pero te quedas tranquila, te amarro a la cama y regreso enseguida–Le colocó otras esposas y la dejó acostada en la cama. –Quítate la ropa, quiero verte desnuda cuando regrese– cerró la puerta y se fue al cuarto de Macuto.



–¡Epaaaaa mi pana! ¿Tú no estabas muerto, que pasó?, verga chamo que te hiciste pareces un malandro asesino–Falcón lo golpeó con todas su fuerzas en la cara partiéndole la nariz.–¡Cállate y quítate la ropa, pélame ese culo que te voy a coger maricón de mierda!–Le decía esto mientras lo apuntaba con el arma.



–Pónte en cuatro–Macuto obedeció mientras aguantaba las ganas de llorar product del dolor por la fractura. Falcón le escupió varias veces el ano, comenzó a darle varias palmadas fuertes en el ano, metió varios dedos y luego introdujo la punta de la pistola, lo que hizo que Macuto se moviera, no aguantaba el dolor e hizo que sangrara un poco. –Te vuelves a mover y te mato–Sacó el arma de aquella zona e introdujo su pene. Sin soltar el arma le abría las nalgas hasta estirar bien la piel mientras el embestia con fuerza a Macuto.



Este se agarraba de las sábanas pues el dolor era agudo, la herida que le hizo con el arma iba abriéndose y le ardía. Falcón dejó el arma a un lado y le agarró elpene y los testículos con la mano, los jaló y los apretó con todas sus fuerzas y no los soltó mientras seguía penetrándolo. –Por favor no me hagas daño me está doliendo, suéltame, yo hago lo que quieras–Falcón le soltó el pene y siguió con el sexo, más fuerte y más salvaje. Volvió a tomar el arma y Macuto respiró, se sintió de alguna manera aliviado, uno de los tres dolores había finalizado. –¿Ves? asi está mejor, asi disfrutamos más, ¿no te parece?_ dijo esto y volteó su cabeza para verle la cara a Falcón y darle una sonrisa. Falcón descargó nueve balas en el rostro y cabeza de Macuto hasta que quedó tendido en la cama. El asesino a sueldo ahora permanecia sobre el cuerpo inerte de Macuto, seguía penetrándolo y se movía con la misma fuerza de antes hasta que llegó el final que comenzó a lanzar fuertes alaridos hasta que acabó dentro de él.

Su pecho y cara estaban salpicados de sangre, pedacitos de hueso y masa encefálica. Así mismo se fue al cuarto de África. –¿QUE HICISTE ASESINO? ¡¡¡MATASTE A MIS HIJOS!!!!–Maté al maricón de tu hijo, una basura inservible, flojo, no trabaja y recibía un sueldo sin hacer nada en la empresa de tu noviecito, un parasito, te hice un favor–.

Falcón la apuntó con el arma. –Ahora acuéstate y abre las piernas que te voy  violar, eres una perra y sé que te gusta que te peguen y te voy a pegar bien  duro para que aprendas–.



Le dió un golpe en la cara con el arma, y ella quedó atontada, Falcón le introdujo por la vagina la pistola hundiendo todo el cañón. –Me estás haciendo daño–Esa es la idea, dar dolor no placer–comenzó a empujar cada vez más la pistola hacia adentro, la retiró y la penetró. Mientras lo hacía le pellizcaba los pezones con tal fuerza que África no soportaba. Le introdujo varios dedos en su boca y le apretaba la mandibula para luego darle varias cachetadas. No pararon mientras él la violaba. Volvió a acabar, la levantó de la cama y comenzó a golpearla una y otra vez hasta que África no pudo más y se desmayó.



La dejó tirada en el piso y se fue al cuarto de Catia. Estaba intentando gritar pero no podía, Falcón se acercó a ella y le susurró al oído: –Ya maté a tu hermano y a tu mamá…ahora te toca a ti, vas a sufrir mucho pequeña perra–Comenzó a golpearla y quitarle la ropa hasta que sintió en su hombro una mano fuerte que lo detuvo. Se volteó y recibió un golpe. Era Potro. Soltó a Catia y la agarró de un brazo, –toma este dinero y estas llaves, agarra un taxi abajo y que te lleve a esta dirección, espérame ahí, no te muevas de ese lugar hasta que yo llegue–.

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