Falcón estacionó la camioneta justo en el edificio donde
vive Catia. –Quédate quieta–laapuntaba con el arma mientras iba a abrirle la
puerta.–Abres la boca y te dejo pegada aquí mismo en la calle, vamos a subir–.
Se montaron en el ascensor y Falcón la tomó con fuerza del
pelo. –Dame las llaves– Se las metió en el bolsillo y le colocó unas esposas a
Catia poniendo sus manos a las espalda. Abrió la reja y la puerta y le dijo
algo al oído a la muchacha: –Te vas a quedar en tu cuarto, te voy a amarrar y tapar
la boca, aquí tengo cosas que resolver, después me encargo de ti–.
Le colocó una cinta adhesiva en la boca y con las esposas
que ya tenía la sujetó con otras a la cabecera de la cama. Se fue directo al
cuarto de África. –¡Falcón! ¿qué haces aquí? ¿tú no estabas muerto? ¿Qué te
hicieron?–Que me hizo querrás decir…tu noviecito casi me mata y ahora trabajo
para él, ahora vengo a cogerte pero te quedas tranquila, te amarro a la cama y
regreso enseguida–Le colocó otras esposas y la dejó acostada en la cama.
–Quítate la ropa, quiero verte desnuda cuando regrese– cerró la puerta y se fue
al cuarto de Macuto.
–¡Epaaaaa mi pana! ¿Tú no estabas muerto, que pasó?, verga
chamo que te hiciste pareces un malandro asesino–Falcón lo golpeó con todas su
fuerzas en la cara partiéndole la nariz.–¡Cállate y quítate la ropa, pélame ese
culo que te voy a coger maricón de mierda!–Le decía esto mientras lo apuntaba
con el arma.
–Pónte en cuatro–Macuto obedeció mientras aguantaba las
ganas de llorar product del dolor por la fractura. Falcón le escupió varias
veces el ano, comenzó a darle varias palmadas fuertes en el ano, metió varios
dedos y luego introdujo la punta de la pistola, lo que hizo que Macuto se
moviera, no aguantaba el dolor e hizo que sangrara un poco. –Te vuelves a mover
y te mato–Sacó el arma de aquella zona e introdujo su pene. Sin soltar el arma
le abría las nalgas hasta estirar bien la piel mientras el embestia con fuerza
a Macuto.
Este se agarraba de las sábanas pues el dolor era agudo, la
herida que le hizo con el arma iba abriéndose y le ardía. Falcón dejó el arma a
un lado y le agarró elpene y los testículos con la mano, los jaló y los apretó
con todas sus fuerzas y no los soltó mientras seguía penetrándolo. –Por favor
no me hagas daño me está doliendo, suéltame, yo hago lo que quieras–Falcón le
soltó el pene y siguió con el sexo, más fuerte y más salvaje. Volvió a tomar el
arma y Macuto respiró, se sintió de alguna manera aliviado, uno de los tres dolores
había finalizado. –¿Ves? asi está mejor, asi disfrutamos más, ¿no te parece?_
dijo esto y volteó su cabeza para verle la cara a Falcón y darle una sonrisa.
Falcón descargó nueve balas en el rostro y cabeza de Macuto hasta que quedó
tendido en la cama. El asesino a sueldo ahora permanecia sobre el cuerpo inerte
de Macuto, seguía penetrándolo y se movía con la misma fuerza de antes hasta
que llegó el final que comenzó a lanzar fuertes alaridos hasta que acabó dentro
de él.
Su pecho y cara estaban salpicados de sangre, pedacitos de
hueso y masa encefálica. Así mismo se fue al cuarto de África. –¿QUE HICISTE
ASESINO? ¡¡¡MATASTE A MIS HIJOS!!!!–Maté al maricón de tu hijo, una basura
inservible, flojo, no trabaja y recibía un sueldo sin hacer nada en la empresa
de tu noviecito, un parasito, te hice un favor–.
Falcón la apuntó con el arma. –Ahora acuéstate y abre las
piernas que te voy violar, eres una
perra y sé que te gusta que te peguen y te voy a pegar bien duro para que aprendas–.
Le dió un golpe en la cara con el arma, y ella quedó
atontada, Falcón le introdujo por la vagina la pistola hundiendo todo el cañón.
–Me estás haciendo daño–Esa es la idea, dar dolor no placer–comenzó a empujar
cada vez más la pistola hacia adentro, la retiró y la penetró. Mientras lo
hacía le pellizcaba los pezones con tal fuerza que África no soportaba. Le
introdujo varios dedos en su boca y le apretaba la mandibula para luego darle
varias cachetadas. No pararon mientras él la violaba. Volvió a acabar, la
levantó de la cama y comenzó a golpearla una y otra vez hasta que África no
pudo más y se desmayó.
La dejó tirada en el piso y se fue al cuarto de Catia.
Estaba intentando gritar pero no podía, Falcón se acercó a ella y le susurró al
oído: –Ya maté a tu hermano y a tu mamá…ahora te toca a ti, vas a sufrir mucho
pequeña perra–Comenzó a golpearla y quitarle la ropa hasta que sintió en su hombro
una mano fuerte que lo detuvo. Se volteó y recibió un golpe. Era Potro. Soltó a
Catia y la agarró de un brazo, –toma este dinero y estas llaves, agarra un taxi
abajo y que te lleve a esta dirección, espérame ahí, no te muevas de ese lugar
hasta que yo llegue–.
No hay comentarios:
Publicar un comentario