Coro permaneció detenido 72 horas hasta que su hija Catia
rindió declaración. A pesar que dijo quien cometió el crimen, Potro se encargó
de esconder muy bien al jóven para que no lo consigan, de momento. Catia seguía
viviendo en un pequeño apartamento que tiene oculto Potro. –…esa es toda la
historia mi amor, yo soy tu padre, he estado cerca de ti siempre aunque a veces
no he podido y has hecho desastres, siempre he estado cerca–Catia abrazó a
Potro un buen rato, ambos lloraron. Por primera vez en mucho tiempo, aquel
hombre grande y fuerte volvía a sabee que era llorar. –Seguirás viendo a Tabay
evitando contacto con él, luego nos encargaremos de ese imbécil.–
***
–Por el poder que me confiere la ley, los declaro marido y
mujer–Era la voz del alcalde de la ciudad. Guanta había cumplido uno de sus
objetivos, casarse, ser poderosa y con dinero para luego destruir al peor
hombre que ha conocido en su vida.
–Mi amor ahora tenemos que celebrar nuestro matrimonio por
todo lo alto, nos espera el avión privado para irnos a París y luego a Dubai,
te espera la mejor luna de miel de tu vida– Guanta le tocó fingir felicidad y
entregarle su mejor beso por tanta felicidad.
Una vez en París, cenaron y se hospedaron en la suite del
Hotel Four Season George V a todo lujo. Ya en la habitación, era el momento de
hacer el amor para sellar esa union. Guanta estaba dispuesta a hacerlo por el
simple hecho de hundir a su peor enemigo. Cerró los ojos y dejó que Orinoco
hiciera el resto.
Guanta conoció hace
tres meses a Orinoco en una de las tantas reuniones de negocios de Tabay con
sus socios. Él desde que vió a Guanta se deslumbró lo enamoró su juvenil
belleza y su actitud altanera, comenzaron a salir; un almuerzo, unas copas, una
cena. Guanta no permitió que la tocara, solo besos; no iban más allá de eso.
Cuando se sintió más
en confianza con Orinoco le contó lo que quería hacer con Tabay, cosa que el
narco no le desagradó para nada pues también quería sacar del camino a su socio
dejándolo en la calle. Con la mayor carga accionaria por parte de Orinoco en
las empresas de Tabay y con un poco de manipilación y venta de acciones oculta,
Guanta pasaría a ser la dueña de last res más grandes empresas de Tabay,
dejándolo practicamente en bancarrota.
Iba quitándole cada pieza de ropa lentamente hasta tenerla
frente a él totalmente desnuda. Guanta abrió los ojos y Orinoco también estaba
desnudo, una barriga prominente que no dejaba ver su pene aún flácido. Él le
tomó sus manos y las llevó hacia su espalda, –tócame las nalgas y apriétamelas–
dijo Orinoco. Tocó y apretó. Una piel flácida que colgaba, a pesar de nos ser
un señor mayor, era un hombre que no hacía ejercicios y sucuerpo lo delataba. –Por lo menos Tabay tiene un cuerpazo, pero
esto hombre es horrible y baboso–pensaba Guanta mientras retiraba sus manos
de aquella zona.
Orinoco se tumbó en la cama, su barriga se expandió hacia
los lados dejando al descubierto su diminuto pene que aún no experimentaba
erección. –Mámalo, pónlo duro–Todo sea
por el maldito Tabay, esto va a ser por ti, te voy a ver en la miseria
desgraciado–pensaba Guanta mientras introducía en su boca aquel pene
dormido y arrugado.
Dentro de su boca comenzó a crecer pero Orinoco la detuvo,
–Para, para que me vas a hacer acabar–ella no se detuvo. Él la apartó de un
empujón. –No quiero acabar, te quiero coger, pónme el condón y te montas– Su
pene no media más de 10 cms, era algo grueso, al preservativo le sobraba goma.
Lo puso y se sentó, apenas iba penetrando la vagina de su esposa, el hombre se
vino. –Coño no joda, no aguanté– arrancó el preservativo y se volvió a tumbar
en la cama. Para no quedar mal con el hombre ella fue a hacerle sexo oral de
Nuevo y la volvió a apartar de un empujón. –Ahora no, estoy cansado, déjame
dormir, toma dinero y ve a comprarte un vestido para mañana–Guanta se vistió y
tomó todo el dinero que había encima de la maleta.
Ya en el lobby estaba indecisa si salir o tomarse primero
algo en el bar. Decidió lo segundo. Un hombre solo sentado en la barra la
observó entrar, ella se sentó junto a él y comenzaron a charlar. También
hablaba español. –Mucho gusto, me llamo Cubiro, eres muy hermosa para que estes
sola en esta ciudad–Estoy con mi marido, recien casados, ahora duerme y yo
vengo a tomar algo, mucho gusto Guanta–Yo estoy solo en viaje de negocios,
soltero y te invito a tomarnos el trago en mi habitación–. Coversaron un rato
más en el bar y luego subieron a su habitación.
Hicieron el amor como nunca lo había hecho Guanta en su
vida, toda la noche, la sorprendió el amanecer entre las sábanas con otro
hombre. Comenzó a vestirse y el se despertó. –Supongo que tienes que ir a
reunirte con tu marido–Así es y creo que voy a tener bronco–¿Hasta cuando te
quedas aquí?– una semana, luego nos vamos a Dubai otra semana–Caramba que
casualidad, o también voy a Dubai, toma mi número, sino nos volvemos a ver aquí
nos vemos allá, ¿te parece?–No lo sé, esto me ha puesto muy nerviosa, yo te
aviso–.
Regresó a su habitación, eran las seis de la mañana y
Orinoco seguía dormido. Con cuidado se quitó la ropa y se metio a la cama y así
estuvieron hasta las nueve de la mañana que despertaron ambos.
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