martes, 7 de enero de 2014

PECADO CAPITAL 7. Acción. Temporada Final


<¿Cómo te preparas para tu muerte?> Un mensaje de texto enviado 10 veces al celular de Tabay estando en su despacho trabajando. Intentó responder y el mensaje rebotó, llamó al número y no existía. –Ya me encargaré yo de averiguar quien es el pendejo o pendeja que manda esto– dijo mientras seguía firmando documentos.



***

Guanta llegaba a la torre de la importadora de licores junto a su esposo Orinoco cuando de repente ambos recibieron un mensaje al mismo tiempo en su cellular: <Si recibiste este mensaje es porque estás cordialmente invitado(a) a la despedida de Tabay, es una pequeña sorpresa para él y para ti cuando llegues al lugar de encuentro. Pronto recibirás las indicaciones. Saludos>.

–¿Qué sera esto Orinoco?–No lo sé…vamos a esperar el siguiente mensaje, de momento vamos a darle nuestra sorpresa a Tabay– la abrazó y le dio un beso a Guanta.



–Buenas tardes señora Guanta, pase adelente ya le informo al señor Tabay que ustedes están aquí–Entró primero ella mientras Orinoco esperaba en la salita.

–Coño mi amor ¿por qué no me avisaste que ya venías y te mandaba a buscar al Aeropuerto? ¿Cómo está mi suegra? ¿Tu familia?–Tranquilo mi amor te quería dar una sorpresa– se sonrió y agregó –más bien tres sorpresas–Uy ¿qué será?– Se acercó a Guanta y le introdujo la mano por debajo de la falda sintiendo que estaba sin ropa interior. –¿Me vas a dar esto ahora mismo?–

Guanta le dio una cachetada –No, algo mejor–Te me pones salvaje y altanera, eso me excita, ¿Cuál es la sorpresa?–Orinoco, ya puedes pasar–Tabay arqueó las cejas sorprendido al verlo entrar, no entendía que hacían juntos ambos. –Te presento a mi esposo Orinoco, por supuesto que lo conoces–Y yo Tabay te present a la nueva dueña de toda esta mierda– decía Orinoco en voz alta –Así que ya puedes ir recogiendo tus cuatro cosas que tienes en esta oficina porque ahora Guanta es la presidenta y tú estás en la calle–.



–¿Cómo es la vaina?, se te olvida que somos socios en esto–éramos socios tu vendiste tus acciones a una empresa fantasma…mmm chico tú creyendo en Testaferros, poniendo todo a nombre de terceros y mira…me las vendiste a mi a tu socio y ahora mi esposa es la dueña, ¿ella era tu novia, cierto?– Tabay se abalanzó hacia Orinoco pero este sacó un arma, sus escoltas entraron.

–Bueno querido, ya puedes ir despejando este despacho que a partir de hoy lo ocuparé yo, pero tranquilo tú puedes seguir trabajando para la empresa, podemos crearte un cargo aquí o en una de tus empresas, perdón, de las que fueron tus empresas; asistente, analista, supervisor tu avísame–. Tabay le soltó una cachetada a Guanta, lo que ocasionó que los escoltas lo inmovilizaran en el piso dándole patadas.



–Sáquenlo de aquí y lo ponen en la calle–dijo Orinoco. –Mi amor vamos a estrenar esta oficina, quiero hacerte el amor– “Dios mio, ¿hasta cuando tengo que aguantar esto? ¿Dónde estas Cubiro?, ven a rescatarme.” Pensaba Guanta mientras Orinoco la despojaba de su ropa.

La tumbó en el escritorio y, sin quitarse el pantalón sacó su pene entre el cierre y lo acercó  a la vagina aún sin lubricar, cosa distinta del pene de Orinoco que goteaba de excitación. Lo introdujo sin llegar a penetrarla por complete, tres sacudidas bastaron para que acabara sin ni siquiera poner caliente a su mujer.

–Dios, que rica la cuca de mi hembra, esta noche te doy más, quedé picado–Claro mi amor esta noche mejor, en la cama solos, tranquilos–le dió un beso en la frente y se vistió.



Ls escoltas pidieron un taxi para que se llevara a Tabay a su casa o a dónde él dijera.

–Malditos traidores, cabrones, me las van a pagar– En el camino intent retirar dinero de sus cuentas y de las tarjetas de crédito pero todo lo tenía congelado, no había menera de utilizer su dinero, que ahora era de Orinoco. Llegó a su casa. Se lanzó en su cama y se puso a pensar sobre su plan de ataque.



–Mi amor recuerda que la semana que viene me voy a Margarita a estar con mi familia, ¿vas a venir conmigo por fin?–Ya te dije mi reina que no puedo, ve tú ya tendremos tiempo de conocer a tu gente, eso sí te vas con uno de mis escoltas, no quiero problemas allá mira que no hay que inventar. Toma esta tarjeta para que te compres y me compres cosas allá ¿ok?–Claro que si amor, pero has lo posible y vente–No puedo cariño, no puedo, en otra oportunidad–.



“Perfecto, una semana disfrutando con Cubiro solos” pensaba Guanta. –Oscar, ven acá– le decía al escolta. –Tu vendrás conmigo al viaje pero ya sabes te vas port u cuenta a hacer lo que quieras yo corro con tus gastos, pero ni una palabra al jefe–Seguro señora, usted cuente conmigo que yo soy una tumba mientras me pague– le guiñó un ojo.


–Hola amor, ya todo está listo, salimos el lunes hasta el otro lunes, no sabes las ganas que tengo de volver a verte y estar contigo–Tranquila mi amor que pronto estaremos juntos y más temprano que tarde estarás libre de tu marido para casarte conmigo– le decía Cubiro que  parecía un quinceañero,no aguantaba la emoción de volver a estar con Guanta.

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