<Si recibiste este mensaje es porque estás cordialmente
invitado(a) a la despedida de Tabay, es una pequeña sorpresa para él y para ti
cuando llegues al lugar de encuentro. Pronto recibirás las indicaciones.
Saludos> Icoa –Trinidad cuando era hombre–recibió este mensaje en su móvil
mientras organizaba con su novio Asuán su despedida de Alemania.
–¿Quién habrá mandado esto? Mira mi amor, lee–“Despedida de
Tabay” eso está como raro…bueno ahora a enfocarnos en lo nuestro, luego
averiguamos de que se trata–Le dijo Asuán a Icoa.
Planificaron desde hace varios días incendiar el mejor y más
rentable prostíbulo de Sarrebruck, donde
ambos trabajan hasta el día de hoy. Por varios dás fueron colocando pequeños
explosivos en lugares estratégicos activados via remota para provocar un
incendio tato en los cuartos donde tienen sexo las chicas y los clientes como
en el bar, oficinas, cocina y baños. Ningún lugar quedará libre de incinerarse.
–Tranquilo que yo
cuadré con ellas dos para que no fueran a trabajar, no iba a permitir que
murieran, ellas me han apoyado y ya buscaré la manera de ayudarlas a salir.
Igual le avisé al portero, tu amigo mi amor –Perfecto, mañana volamos esto en
la madrugada y nos vamos al aeropuerto rumbo a tu país–.
Llegó la madrugada
y ambos estaban en la distancia máxima donde tiene alcance el control que activa
los explosivos simultáneamente. Todo un aparataje que Asuán consguió con amigos
militares y policías que le debían favores. Tenían todo listo para activar y
marcharse: maletas, coche y los pasajes.
–Esto que estamos
haciendo me alborotó y mira como estoy– dijo Asuán señalando su abultada
entrepierna. –Vamos a hacer algo, chúpamela y cuando esté justo para acabar
activo el control, te acabo en la boca y nos vamos, quiero ver por unos
segundos como arden estos malnacidos–Estás loco, no podemos perder tiempo–Anda
házlo– y lo hizo, bajó el cierre del pantalón, sacó el pene de Asuán y comenzó
a mamarlo con precisión, ya sabía como colocarse para introducirlo todo en su
boca y no tener arcadas. Su boca iba y venía, el pene cada vez más rígido
brillaba con la saliva y el reflejo de un poste de luz cercano. –Estoy a punto
negra, estoy a punto–Icoa movía rápidamente su lengua dentro de su boca
masajeando el glande de aquel enorme pene, Asuán esperó hasta último segundo
antes de acabar y activó el control. Lanzó un grito estremecedor de placer y
eyaculó inundando la boca de Icoa que lentamente iba tragando todo el semen
mientras su novio disfrutaba viendo crecer el fuego en el local.
Desde hace varios
días Asuán desactivó los aspersores de emergencia y los extintores. No había
manera de controlar el fuego inmediatamente. Ica se levantó, se limpió a boca y
su hombre se guardó el ahora flácido pene. Le dio un beso en la boca a su novia
y se montaron en el coche rumbo a su nuevo destino.
En el prostíbulo
todavía habían clientes y prostitutas que no se habían enterado del caos pese a
los gritos. Muy pocos lograron salir con vida pero igual con quemaduras. La
mayoría murió asfixiada y quemada, los que querían que murieran, lo lograron.
El gran local se volvió una enorme bola naranja por el fuego, se consumió
completamente gracias también a la ayuda de las bombonas de gas de la cocina
que incrementaron el caos ya existente.
Unas horas más
tarde Icoa y Asuán iban rumbo a América, a Venezuela. Esperando recibir notcias
de la invitación que le llegó por mensaje de texto.
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