jueves, 9 de enero de 2014

PECADO CAPITAL 7. Templanza.


<Si recibiste este mensaje es porque estás cordialmente invitado(a) a la despedida de Tabay, es una pequeña sorpresa para él y para ti cuando llegues al lugar de encuentro. Pronto recibirás las indicaciones. Saludos> Icoa –Trinidad cuando era hombre–recibió este mensaje en su móvil mientras organizaba con su novio Asuán su despedida de Alemania.



–¿Quién habrá mandado esto? Mira mi amor, lee–“Despedida de Tabay” eso está como raro…bueno ahora a enfocarnos en lo nuestro, luego averiguamos de que se trata–Le dijo Asuán a Icoa.



Planificaron desde hace varios días incendiar el mejor y más rentable prostíbulo de Sarrebruck, donde ambos trabajan hasta el día de hoy. Por varios dás fueron colocando pequeños explosivos en lugares estratégicos activados via remota para provocar un incendio tato en los cuartos donde tienen sexo las chicas y los clientes como en el bar, oficinas, cocina y baños. Ningún lugar quedará libre de incinerarse.



–Tranquilo que yo cuadré con ellas dos para que no fueran a trabajar, no iba a permitir que murieran, ellas me han apoyado y ya buscaré la manera de ayudarlas a salir. Igual le avisé al portero, tu amigo mi amor –Perfecto, mañana volamos esto en la madrugada y nos vamos al aeropuerto rumbo a tu país–.



Llegó la madrugada y ambos estaban en la distancia máxima donde tiene alcance el control que activa los explosivos simultáneamente. Todo un aparataje que Asuán consguió con amigos militares y policías que le debían favores. Tenían todo listo para activar y marcharse: maletas, coche y los pasajes.



–Esto que estamos haciendo me alborotó y mira como estoy– dijo Asuán señalando su abultada entrepierna. –Vamos a hacer algo, chúpamela y cuando esté justo para acabar activo el control, te acabo en la boca y nos vamos, quiero ver por unos segundos como arden estos malnacidos–Estás loco, no podemos perder tiempo–Anda házlo– y lo hizo, bajó el cierre del pantalón, sacó el pene de Asuán y comenzó a mamarlo con precisión, ya sabía como colocarse para introducirlo todo en su boca y no tener arcadas. Su boca iba y venía, el pene cada vez más rígido brillaba con la saliva y el reflejo de un poste de luz cercano. –Estoy a punto negra, estoy a punto–Icoa movía rápidamente su lengua dentro de su boca masajeando el glande de aquel enorme pene, Asuán esperó hasta último segundo antes de acabar y activó el control. Lanzó un grito estremecedor de placer y eyaculó inundando la boca de Icoa que lentamente iba tragando todo el semen mientras su novio disfrutaba viendo crecer el fuego en el local.



Desde hace varios días Asuán desactivó los aspersores de emergencia y los extintores. No había manera de controlar el fuego inmediatamente. Ica se levantó, se limpió a boca y su hombre se guardó el ahora flácido pene. Le dio un beso en la boca a su novia y se montaron en el coche rumbo a su nuevo destino.



En el prostíbulo todavía habían clientes y prostitutas que no se habían enterado del caos pese a los gritos. Muy pocos lograron salir con vida pero igual con quemaduras. La mayoría murió asfixiada y quemada, los que querían que murieran, lo lograron. El gran local se volvió una enorme bola naranja por el fuego, se consumió completamente gracias también a la ayuda de las bombonas de gas de la cocina que incrementaron el caos ya existente.



Unas horas más tarde Icoa y Asuán iban rumbo a América, a Venezuela. Esperando recibir notcias de la invitación que le llegó por mensaje de texto.

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